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CRÍTICA – Star Wars: Visions
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hace 3 añosel
La idea de “Star Wars: Visions” me encanta: darle las riendas de la franquicia a diferentes artistas del anime, para que interpreten y reinterpreten a la galaxia muy, muy lejana de diferentes maneras. Es muy similar a lo que las Hermanas Wachowski hicieron con “The Animatrix”, y en aquel caso, trajo consigo resultados innegablemente intrigantes. Lo mejor, además, es que en el caso de “Star Wars”, ni siquiera tienen que ceñirse al canon; sí, pueden tratar de enlazar estas nuevas historias a las trilogías principales para cine o al universo expandido de Disney, pero también pueden hacer lo suyo propio, sin preocuparse demasiado por la continuidad. No es una exageración decir que las posibilidades son infinitas.
Es por todo eso que “Star Wars: Visions” terminó siendo una ligerísima decepción. No me tomen a mal; en general, lo que tenemos son nueve historias originales, que utilizan todo tipo de influencias para mostrarnos lugares de la galaxia que no se habían visto antes (al menos no de esta manera). Pero el problema, para vuestro servidor, está en la calidad de los guiones: un par de episodios cuentan historias verdaderamente emotivas y llenas de potencial, que hasta me gustaría fuesen expandidas en series de streaming propias, mientras que otros solo sirven como entretenimiento puro y ligero… y unos cuantos no logran convencer para nada. Es una mezcla de lo bueno, lo malo y lo feo; perspectivas diferentes, pero no igual de satisfactorias.
Vale la pena, entonces, comentar cada episodio de manera individual y breve, como para que se den una idea de lo que pueden esperar de “Star Wars: Visions”. Eso sí, por más de que este crítico haya visto la temporada entera de un tirón, no le recomendaría a mis lectores que hagan lo mismo. Creo que es mejor disfrutar de estos episodios de manera individual, como para que no se entremezclen y uno no confunda una historia con otra. No es algo que debería tomarles demasiado esfuerzo, además; cada episodio dura entre 14 y 22 minutos, por lo que si se dedican a ver uno o dos episodios al día, con calma y tratando de absorberlos bien, tampoco deberían demorarse demasiado en terminar la serie.
Episodio 1: El Duelo
“Star Wars: Visions” comienza de manera sólida, con un episodio que le rinde tributo a las historias de samurái y al periodo medieval japonés. El estilo de animación es sublime —me encanta la estética con trazos evidentes y animación no siempre perfecta—, y aunque la historia es algo previsible, tener a un shogun de este tipo como protagonista, resulta en una trama que mezcla de manera satisfactoria a las referencias principales de la saga —Kurosawa y el cine japonés en general siempre estuvieron en la mente de Lucas al crear “Star Wars”—, junto con elementos más tradicionales de ciencia ficción. Un episodio entretenido y visualmente impactante.
Episodio 2: Tatooine Rhapsody
Este es posiblemente el episodio que menos me gustó —la idea de un grupo de rock tipo Blink 182 desenvolviéndose en la galaxia de “Star Wars” no carece de potencial, pero la manera en que es ejecutada en este episodio es demasiado superficial, dándole más espacio a las canciones —lo cual es entendible… hasta cierto punto— que a los personajes o a la trama. El estilo de animación es un poco más jovial e infantil, lo cual va bien con el tono de la narrativa, y me gustó que incluyan varios personajes reconocibles de las películas, pero en general, no se trata de un episodio esencial, o que siquiera nos presente una historia particularmente entretenida o llena de momentos chocantes. La música es suficientemente pegajosa… y eso es lo mejor que se puede decir del episodio.
Episodio 3: Los Gemelos
Este es uno de los episodios más curiosos de “Star Wars: Visions”. La idea de una suerte de historia alternativa, protagonizada por dos gemelos creados a través del Lado Oscuro de la Fuerza, es realmente intrigante, y de hecho resulta en un episodio que, por momentos, se asemeja a algo que las Secuelas hubieran podido hacer para satisfacer a los fanáticos más acérrimos de la Saga. Sin embargo, donde este episodio sufre es en el diálogo y las caracterizaciones: las frases que tienen que decir Neil Patrick Harris y Alison Brie son frecuentemente absurdas y exageradas, y el final es innegablemente explosivo, pero algo previsible. Una mezcla de buenas ideas y animación atractiva, con una ejecución algo fallida.
Episodio 4: La novia de la aldea
Lo más interesante de este episodio está en la exploración de una cultura nunca antes vista, en un pequeño planeta con costumbres muy específicas. Se trata de un episodio de poca acción, que se siente como una suerte de respiro entre historias un poco más frenéticas, y reconocibles como algo similar a lo visto en las películas. El estilo de animación es suficientemente vistoso, y las actuaciones de voz logran darle personalidad a los protagonistas. El desarrollo de la narrativa, donde un héroe tiene que salvar a una aldea de una maldad inimaginable, es cliché puro, pero a la vez, funciona para desarrollar los temas anteriormente mencionados. Nada mal.
Episodio 5 – El noveno Jedi
Este es EL mejor episodio de “Star Wars: Visions”, y el único con el potencial de ser expandido en una nueva serie. “El noveno Jedi” se lleva a cabo después de los eventos del Episodio IX, “El ascenso de Skywalker”, y involucra a un grupo de Sith que quiere robarle los últimos sables láser de la galaxia a un herrero —una premisa que resulta en una historia que me hizo pensar: “¿por qué las secuelas no pudieron ser así?” Desde la acción hasta la construcción de los personajes (los Jedi sin Maestro, los Sith, la hija del Herrero), este quinto episodio me dejó encantado, y se sintió como algo distinto… y sin embargo, suficientemente familiar, como para que merezca pertenecer a la Saga Galáctica. Verdaderamente genial.
Episodio 6 – T0B1
Si alguna vez quisieron saber qué pasaría si trataran de meter a Astro Boy en la Galaxia de “Star Wars”, lo podrán averiguar en este sexto episodio. Al igual que el segundo, se siente un poco más infantil y naive, y sin embargo funciona debido a lo rápido que se mueve, y a lo encantadores que terminan siendo los personajes principales —el pequeño robot del título, y su padre, un científico que me recordó a cierto Doctor en los juegos de “Mega Man”. Sí, hay bastante lore que es explicado de manera algo torpe y frenética, pero entre el protagonista adorable y una batalla final suficientemente espectacular, “T0-B1” logra superar cualquier expectativa que uno pueda tener.
Episodio 7 – El anciano
Este episodio es, en general, bastante soso y depende demasiado del diálogo… hasta que llega, por supuesto, al duelo final con el personaje del título. Siendo justos, disfruté de la relación entre el Maestro Jedi y su Padawan, pero ciertas escenas protagonizadas por dichos personajes terminaron resultando en nada, como si hubieran sido insertadas únicamente porque necesitaban matar algo de tiempo. Sin embargo, el enfrentamiento final está sublimemente animado, y me hizo recordar, al igual que otros episodios, al cine clásico de samuráis. Además, me gusta que este episodio le rinda tributo a la época de las precuelas —algo que el resto de la serie, por alguna razón u otra, no se animó a hacer.
Episodio 8 – Lop y Ocho
Este es el episodio para los furries…. pero felizmente va más allá de eso. Lo que hace “Lop y Ocho” es contar una historia de rebeldía, en donde un padre de principios muy claros tiene que decidir entre dos hijas que han tomado dos caminos muy distintos en relación a la presencia del Imperio Galáctico en su humilde planeta. Fuera de que la protagonista sea una conejita aguerrida (nuevamente: los furries estarán felices), el episodio se lleva a cabo de manera conmovedora e intrigante, desarrollando de manera eficiente la relación entre personajes, y el enfrentamiento final entre estos. Además, tiene algo que decir sobre el efecto que tiene el Imperio en ciertos planetas, lo cual es transmitido de manera más entretenida que en otros episodios. Lo disfrutarán aunque no sean furries.
Episodio 9 – Akakiri
Lo que tenemos acá es una interesante historia de venganza y traición, con secciones bellamente animadas –especialmente las visiones (heh) del protagonista—, pero una narrativa de ritmo algo irregular. Al igual que un par de episodios anteriores, la mayor parte de la historia resulta algo sosa y monótona, tornándose interesante recién hacia el final, con el violento enfrentamiento entre héroe y villano. En todo caso, tiene mucho qué decir sobre las difíciles decisiones que se tienen que tomar a la hora de elegir entre el Lado Luminoso y el Lado Oscuro de la Fuerza, lo cual es más de lo que se puede decir de la mayoría de episodios de “Star Wars: Visions”. Un final decente para un show de calidad variante, pero en general, entretenido.
De todo un poco
Como se deben haber dado cuenta, “Star Wars: Visions” es un show que nos trae diferentes perspectivas de la Galaxia Muy, Muy Lejana, con protagonistas hombres y mujeres, humanos y alienígenas, jóvenes y viejos. No todas las historias son igual de satisfactorias, pero la mayoría están sublimemente animadas, especialmente en lo que se refiere a los movimientos de los personajes, y los duelos con sables de luz (o katanas de luz). No se puede dejar de admitir que resulta refrescante ver historias tan diferentes en la Galaxia de “Star Wars” —y en todo caso, el show trae consigo el potencial de desarrollar algunas de estas de forma expandida, quizás en la tele o hasta en el cine. ¡Vale la pena soñar!
Cofundador y editor en NoEsEnSerie.com. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP, y miembro de la APRECI—Asociación de Prensa Cinematográfica. Integra el staff de la revista MasGamers, las webs de Nintendo Pe y Fans de Zelda Perú, el portal web Cinencuentro, y el portal de cine peruano FotografiaCalato.com. Adicionalmente, es YouTuber para el canal Aprieta Start, y formó parte del staff de prensa del 18 Festival de Cine de Lima. También trabaja como fotógrafo para Star Wars Fan Club Perú. Desde enero del 2012 publica críticas y comentarios de cine en el blog Proyectando Ideas (el cual forma parte de la Asociación de Blogs de Cine). Crítico oficial de RottenTomatoes.com. Cinéfilo y seriómano empedernido.
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CRÍTICA: La vida sexual de las universitarias – Temp 3, Ep 1
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hace 2 díasel
22 noviembre, 2024**** sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
Si son fanáticos de las primeras dos temporadas de “La vida sexual de las universitarias”, seguramente ya sabrán que Reneé Rapp aparecerá menos en la tercera, habiendo decidido que prefiere dedicarle tiempo a su carrera de cantante en vez de actuar. Esto, claramente, resultará en la eventual desaparición de su personaje, Leighton, en la serie. ¿Pero cómo? Pues eso es algo que no nos demoramos en averiguar en el primer episodio. Resulta que su novia, Alicia (Midori Francis) se quiere ir de la Universidad de Essex para trabajar en Boston. Y (no tan) casualmente, el profesor de matemáticas de Leighton le ofrece hablar con un colega en MIT (¡en Boston!) para que se pase a dicha universidad a estudiar matemáticas, su verdadera pasión.
Conveniente, ¿no? O sea sí, pero es lo que la serie necesita —simplemente dará mucha pena ver a Leighton irse del show. Fuera de eso, sin embargo, este primer episodio hace un buen trabajo actualizándonos con las vidas de las chicas. Kimberly (Pauline Chalamet) y Whitney (Alyah Chanelle Scott) comienzan la historia peleadas debido a que la primera se metió con el ex de la segunda, Canaan (Christopher Meyer), pero felizmente terminan amistándose para el final. Whitney, además, tiene que acostumbrarse en la vida de una sorodidad. Y por su parte, Bela (Amrit Kaur) parece encontrar una nueva motivación para mejorar como persona, luego de enterarse de que no puede cambiarse de universidad por tener un GPA demasiado bajo: convertirse en mentora para los alumnos y alumnas de primer año.
Es bastante, especialmente considerando que el episodio es relativamente corto, pero como siempre, “La vida sexual de las universitarias” se mueve rápido y sin hacerse problemas, incluyendo todo tipo de diálogos graciosos y referencias a la cultura popular. Obviamente no todos los chistes funcionan, pero ninguno es demasiado estúpido, y ciertamente se ven beneficiados por el carisma de las protagonistas. Pero lo más importante de las dos temporadas anteriores, felizmente, sigue intacto: las buenas actuaciones, la química palpable y realista entre las actrices, y la franqueza con la cual temas relacionados a sexualidad y amistad son tratados por la creadora Mindy Kaling y sus guionistas. ¡Me muero por seguir con la temporada!
****½ sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
Llegamos al final de lo que podría considerarse como una de las mejores series del 2024. Y felizmente, “El Pingüino” ha concluido de manera satisfactoria —más que satisfactoria, de hecho. El personaje del título (Colin Farrell) por fin se ha convertido en el verdadero villano que siempre debió ser; Sofia Gigante (Cristin Milioti) ha regresado al asilo de Arkham, para volver a vivir su peor pesadilla. Pero más importante: lo que tanto nos teníamos, terminó pasando. Vic (Rhenzy Feliz), el eterno aliado de Oswald, es asesinado por este último luego de que tienen una breve conversación, en la que el primero le confiesa que lo considera como familia. El último cuchillazo en el corazón (no literal). El último paso que Oz tenía que dar para convertirse en lo que debía ser.
De hecho, lo que postula este último episodio de “El Pingüino”, es que Oz siempre fue así. Desde pequeño. No solo porque terminó matando a sus dos hermanos, como vimos en otro flashback, si no también porque siguió viviendo con su mamá después de eso, como si nada hubiese pasado. Para él, sus hermanos eran como obstáculo que le impedían estar con su madre, y que debían ser eliminados. Quería a su madre solo para él. Quería su aceptación. Quería darle la vida que siempre quizo tener. Pero como Oz no puede obtener todo lo que quiere, y mucho menos lo más importante para él, su madre termina teniendo un derrame, el cual la deja en estado vegetativo. Todo por lo que luchó, todo por lo que mató… se esfumó en pocos minutos. Y todo lo que queda es un Oz destruido, que lo tiene todo pero a la vez nada.
Es así, pues, que “El Pingüino” nos deja con una de las mejores construcciones de un villano que haya visto en un buen tiempo. A diferencia de lo que está haciendo Sony, la serie nunca trata de redimir a su personaje central ni mucho menos. No trata de convertirlo en un antihéroe. Lo que ha hecho es obligarnos a seguir a un personaje nefasto, a un psicópata al que entendemos, pero al que nunca llegamos a justificar. Es fascinante, y se cuelga de las excelentes actuaciones de Farrell, Milioti y Feliz. De hecho, si tengo una sola queja, es que “El Pingüino” no logra insertar suficientes referencias al mundo en el que sucede (¿cómo es que Batman ha ignorado todo lo que pasa en el show?) Y aunque me encantó la aparición de la Batiseñal al final, creo que pudieron haber puesto… más. Pero eso es lo único, ¡lo juro! Por lo demás, “El Pingüino” ha concluido muy bien, y ha demostrado ser, nuevamente, de lo mejor que hemos podido ver este año en streaming.
****½ sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
Ya nos vamos acercando al final. En el sétimo episodio de “El Pingüino”, llamado “El Jefe”, las cosas se tornan más complicadas para el personaje del título. Su madre, Francis (Deirdre O’Connell) ha sido capturada por Sofia Gigante (Cristin Milioti), y cuando llega a su casa en busca de Vic (Rhenzy Feliz), más bien se encuentra con Sal Maroni (Clancy Brown), quien le pide lo lleve a su base de operaciones en las alcantarillas. Después de todo, se quiere vengar de Oz por haber matado a su esposa, y de paso se quiere quedar con su operación de producción y distribución de drogas para compartirla con Sofia.
Es una situación compleja, pues, de la cual, para variar, Oz logra salir. Con la ayuda de un secuaz, logra apagar las luces de su base, se escapa de las garras de sus enemigos, y termina asesinando a Maroni… bueno, más o menos. Pelean, y este parece morir de un infarto, lo cual frustra a Oz, quien siempre quiere demostrar que es el ganador y es mejor de lo que el resto cree. Pero por su parte, en una conversación con Francis, Sofia se da cuenta de algo: todo este tiempo, quizo hacer algo nuevo, ser distinta. Pero ha estado jugando el mismo juego que su padre. Por ende, cuando Oz le pide que vaya a su base para entregar a su madre, hace algo diferente: le manda una bomba. Y aunque el Pingüino sobrevive (obviamente), para variar, los que pagan las consecuencias de la explosión son los residentes más pobres de la superficie. Al igual que con la inundación del Acertijo en “Batman”, son los más necesitados los que sufren por las acciones de estos villanos.
Es así que “El Pingüino” se va acercando a su final, sorprendiéndonos con giros narrativos interesantes y demostrando que ya se está acercando a un clímax potencialmente intrigante. Disfruté del flashback a la infancia de Oz con su madre (pues resulta que el pequeño Pingüino fue el responsable de la muerte de sus hermanos… o al menos eso parece), y disfruté de la escena entre Francis y Sofia, y de la intervención del Doctor Rush (Theo Rossi) en toda la situación. Sofia sigue siendo una antagonista formidable, dejando a Oz más solo que nunca. Aparentemente sin Vic (por el momento, asumo) y con un ejército muerto. ¿Qué pasará en el último episodio de la próxima semana? Tengo mis teorías, pero como siempre, estoy seguro que “El Pingüino” logrará sorprenderme.