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CRÍTICA – Hacks (Temporada 2)
Publicado
hace 2 añosel
De vez en cuando, la televisión nos regala alguna serie de la que nos podemos hacer “hinchas” y desearle que todo lo bueno le suceda. Básicamente esa sensación se traduce en querer que, en la temporada de premios, se lleve la mayor cantidad de reconocimientos posibles. Particularmente, esto me ha sucedido más veces con alguna comedia que con un drama -a pesar de que consumo más de este segundo tipo de programas-, tanto así que el último año tuve una disyuntiva personal muy fuerte por las nominaciones que habían conseguido tanto Ted Lasso (AppleTV+) como Hacks (HBO Max). Finalmente, fue la serie de Apple TV la que consiguió mayores distinciones, pero esto no implica de ninguna manera que la segunda no tenga argumentos suficientes ser considerada como una de las mejores series de comedia en la actualidad. Especialmente tras el estreno segunda temporada, que ya se encuentra disponible en su totalidad en HBO Max.
Hacks retoma los hechos desde donde los dejó pendientes al cierre de su primera parte. Ava (Hannah Einbinder) ha regresado a trabajar para Deborah Vance (Jean Smart), la veterana y excéntrica comediante que se encuentra escribiendo un nuevo especial que llevará de gira tras habérsele cerrado las puertas en Las Vegas. Sin embargo, el error de Ava al haber contado infidencias -hecho del cual se encuentra arrepentida- sobre Deborah tendrán una dura represalia por parte de su jefa, quien tomará acciones legales contra la joven, aunque ello no implique finalizar la relación laboral. De hecho, ambas emprenden un viaje por carretera en una lujosa pero incómoda casa rodante, en el que comparten distintos puntos de vista y alguno que otro momento muy emotivo.
Solo han sido ocho episodios en esta reciente entrega de Hacks, dos menos que en su primera temporada, aunque la serie, cocreada por la pareja de esposos Lucia Aniello y Paul W. Downs, no ha decaído ni un poco en lo que cuenta, ni mucho menos en como lo cuenta, pues respeta a sus personajes por encima de cualquier otro interés, sabiendo que cuando ello sucede, se puede equilibrar momentos realmente entretenidos con la exploración emocional de sus protagonistas, tan opuestas como divertidas a su manera. Ya podrá uno imaginarse como es que conviven, en el día a día, dos personas que tienen pendiente la resolución de una demanda legal entre ambas, aunque esta situación se ve potenciada por el carácter tan particular de cada una de ellas.
Esta en ello, definitivamente, la cualidad más generosa de la serie. No se trata únicamente de la forma de ser Ava y Deborah, sino de la diferencia generacional, de lo que cada una ha logrado en sus carreras y de los problemas que se tornan relevantes de manera personal. Por ello es por lo que, por ejemplo, tenemos uno de los mejores episodios cuando Deborah es invitada a presentar su unipersonal en un crucero exclusivo para personas de la comunidad LGBT, lo que da pie a varias discusiones amigables sobre la sexualidad y como es que ambas encuentran definiciones distintas para esta. Eso sí, siempre con el humor sarcástico que dominan a la perfección. En esta convivencia, en la que Deborah aprovecha para hacerle la vida imposible a Ava en cada oportunidad que encuentra, se produce la lenta construcción de una amistad que va desapegándose de sus egos para comenzar a interesarse por la otra persona, permitiendo de esta manera que el viaje sea parte de la sanación propia y la consolidación de una inesperada amistad. Viéndolo de esa manera, hasta podría considerarse como una road movie de ocho partes de media hora.
Por otro lado, las tramas secundarias no son tan brillantes ni tampoco imprescindibles, pero dan un respiro con también alguno que otro gag construido correctamente, además de que exploran, a modo de parodia, el intrincado mundo de los representantes de estrellas del espectáculo, por lo que no podría haber quejas sustanciales contra la inclusión de estos. Quizá se pudo hacer algo más con el personaje de Marcus (Carl Clemons-Hopkins), pues parece algo abrupto el arco que tiene desde el despecho hasta la estabilidad, pero tampoco afecta tanto al desarrollo de la serie.
La serie no tiene confirmada una tercera temporada y posiblemente su agridulce final en el octavo episodio sea un buen cierre para la historia de Deborah y Ava, dos personajes que, desde sus diferencias, se complementaron incluso mejor que en su primera temporada. Hannah Einbinder, en efecto, logra transmitir mucho mejor los matices de su personaje que lo que pudimos ver en la primera parte, en la que quien se lucía era Jean Smart. Sea como fuere, Hacks es una propuesta tan fresca como emotiva, profunda cuando necesita serlo y divertida de principio a fin. Un acierto completo de HBO que merece todo el reconocimiento que obtenga.
Estudié Economía en la Udep, pero mi película favorita no es Wall Street ni mi serie favorita es Billions. En realidad no tengo ninguna favorita, por eso dedico todo el tiempo posible a ver la mayor cantidad de series y películas que pueda, y porque me gusta. Escribo también en estrimin.pe.
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CRÍTICA: La vida sexual de las universitarias – Temp 3, Ep 1
Publicado
hace 4 díasel
22 noviembre, 2024**** sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
Si son fanáticos de las primeras dos temporadas de “La vida sexual de las universitarias”, seguramente ya sabrán que Reneé Rapp aparecerá menos en la tercera, habiendo decidido que prefiere dedicarle tiempo a su carrera de cantante en vez de actuar. Esto, claramente, resultará en la eventual desaparición de su personaje, Leighton, en la serie. ¿Pero cómo? Pues eso es algo que no nos demoramos en averiguar en el primer episodio. Resulta que su novia, Alicia (Midori Francis) se quiere ir de la Universidad de Essex para trabajar en Boston. Y (no tan) casualmente, el profesor de matemáticas de Leighton le ofrece hablar con un colega en MIT (¡en Boston!) para que se pase a dicha universidad a estudiar matemáticas, su verdadera pasión.
Conveniente, ¿no? O sea sí, pero es lo que la serie necesita —simplemente dará mucha pena ver a Leighton irse del show. Fuera de eso, sin embargo, este primer episodio hace un buen trabajo actualizándonos con las vidas de las chicas. Kimberly (Pauline Chalamet) y Whitney (Alyah Chanelle Scott) comienzan la historia peleadas debido a que la primera se metió con el ex de la segunda, Canaan (Christopher Meyer), pero felizmente terminan amistándose para el final. Whitney, además, tiene que acostumbrarse en la vida de una sorodidad. Y por su parte, Bela (Amrit Kaur) parece encontrar una nueva motivación para mejorar como persona, luego de enterarse de que no puede cambiarse de universidad por tener un GPA demasiado bajo: convertirse en mentora para los alumnos y alumnas de primer año.
Es bastante, especialmente considerando que el episodio es relativamente corto, pero como siempre, “La vida sexual de las universitarias” se mueve rápido y sin hacerse problemas, incluyendo todo tipo de diálogos graciosos y referencias a la cultura popular. Obviamente no todos los chistes funcionan, pero ninguno es demasiado estúpido, y ciertamente se ven beneficiados por el carisma de las protagonistas. Pero lo más importante de las dos temporadas anteriores, felizmente, sigue intacto: las buenas actuaciones, la química palpable y realista entre las actrices, y la franqueza con la cual temas relacionados a sexualidad y amistad son tratados por la creadora Mindy Kaling y sus guionistas. ¡Me muero por seguir con la temporada!
****½ sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
Llegamos al final de lo que podría considerarse como una de las mejores series del 2024. Y felizmente, “El Pingüino” ha concluido de manera satisfactoria —más que satisfactoria, de hecho. El personaje del título (Colin Farrell) por fin se ha convertido en el verdadero villano que siempre debió ser; Sofia Gigante (Cristin Milioti) ha regresado al asilo de Arkham, para volver a vivir su peor pesadilla. Pero más importante: lo que tanto nos teníamos, terminó pasando. Vic (Rhenzy Feliz), el eterno aliado de Oswald, es asesinado por este último luego de que tienen una breve conversación, en la que el primero le confiesa que lo considera como familia. El último cuchillazo en el corazón (no literal). El último paso que Oz tenía que dar para convertirse en lo que debía ser.
De hecho, lo que postula este último episodio de “El Pingüino”, es que Oz siempre fue así. Desde pequeño. No solo porque terminó matando a sus dos hermanos, como vimos en otro flashback, si no también porque siguió viviendo con su mamá después de eso, como si nada hubiese pasado. Para él, sus hermanos eran como obstáculo que le impedían estar con su madre, y que debían ser eliminados. Quería a su madre solo para él. Quería su aceptación. Quería darle la vida que siempre quizo tener. Pero como Oz no puede obtener todo lo que quiere, y mucho menos lo más importante para él, su madre termina teniendo un derrame, el cual la deja en estado vegetativo. Todo por lo que luchó, todo por lo que mató… se esfumó en pocos minutos. Y todo lo que queda es un Oz destruido, que lo tiene todo pero a la vez nada.
Es así, pues, que “El Pingüino” nos deja con una de las mejores construcciones de un villano que haya visto en un buen tiempo. A diferencia de lo que está haciendo Sony, la serie nunca trata de redimir a su personaje central ni mucho menos. No trata de convertirlo en un antihéroe. Lo que ha hecho es obligarnos a seguir a un personaje nefasto, a un psicópata al que entendemos, pero al que nunca llegamos a justificar. Es fascinante, y se cuelga de las excelentes actuaciones de Farrell, Milioti y Feliz. De hecho, si tengo una sola queja, es que “El Pingüino” no logra insertar suficientes referencias al mundo en el que sucede (¿cómo es que Batman ha ignorado todo lo que pasa en el show?) Y aunque me encantó la aparición de la Batiseñal al final, creo que pudieron haber puesto… más. Pero eso es lo único, ¡lo juro! Por lo demás, “El Pingüino” ha concluido muy bien, y ha demostrado ser, nuevamente, de lo mejor que hemos podido ver este año en streaming.
****½ sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
Ya nos vamos acercando al final. En el sétimo episodio de “El Pingüino”, llamado “El Jefe”, las cosas se tornan más complicadas para el personaje del título. Su madre, Francis (Deirdre O’Connell) ha sido capturada por Sofia Gigante (Cristin Milioti), y cuando llega a su casa en busca de Vic (Rhenzy Feliz), más bien se encuentra con Sal Maroni (Clancy Brown), quien le pide lo lleve a su base de operaciones en las alcantarillas. Después de todo, se quiere vengar de Oz por haber matado a su esposa, y de paso se quiere quedar con su operación de producción y distribución de drogas para compartirla con Sofia.
Es una situación compleja, pues, de la cual, para variar, Oz logra salir. Con la ayuda de un secuaz, logra apagar las luces de su base, se escapa de las garras de sus enemigos, y termina asesinando a Maroni… bueno, más o menos. Pelean, y este parece morir de un infarto, lo cual frustra a Oz, quien siempre quiere demostrar que es el ganador y es mejor de lo que el resto cree. Pero por su parte, en una conversación con Francis, Sofia se da cuenta de algo: todo este tiempo, quizo hacer algo nuevo, ser distinta. Pero ha estado jugando el mismo juego que su padre. Por ende, cuando Oz le pide que vaya a su base para entregar a su madre, hace algo diferente: le manda una bomba. Y aunque el Pingüino sobrevive (obviamente), para variar, los que pagan las consecuencias de la explosión son los residentes más pobres de la superficie. Al igual que con la inundación del Acertijo en “Batman”, son los más necesitados los que sufren por las acciones de estos villanos.
Es así que “El Pingüino” se va acercando a su final, sorprendiéndonos con giros narrativos interesantes y demostrando que ya se está acercando a un clímax potencialmente intrigante. Disfruté del flashback a la infancia de Oz con su madre (pues resulta que el pequeño Pingüino fue el responsable de la muerte de sus hermanos… o al menos eso parece), y disfruté de la escena entre Francis y Sofia, y de la intervención del Doctor Rush (Theo Rossi) en toda la situación. Sofia sigue siendo una antagonista formidable, dejando a Oz más solo que nunca. Aparentemente sin Vic (por el momento, asumo) y con un ejército muerto. ¿Qué pasará en el último episodio de la próxima semana? Tengo mis teorías, pero como siempre, estoy seguro que “El Pingüino” logrará sorprenderme.