Opinión
CRÍTICA – Black Summer (Primera Temporada)
Publicado
hace 5 añosel
Sí, sí, otro show de zombies. Puede que muchos estén ya algo saturados de este subgénero, pero claramente sigue siendo lo suficientemente popular, como para que más y más historias se sigan desarrollando para diferentes medios. Después de todo, se puede hacer bastante con una historia de zombies —desde comedias, hasta dramas realistas, filmes de acción, series de suspenso, y la mescolanza en la que se ha convertido “The Walking Dead”. Se trata, pues, de un subgénero maleable, el cual puede ser interpretado de diferentes formas, a través de distintas perspectivas, y haciendo uso de varios —y variados— recursos.
Es así que llegamos, entonces, a “Black Summer”, una suerte de spin-off de la relativamente satírica “Z Nation”, una serie para el canal SyFy de la cual no había escuchado hasta ahora. No importa, realmente. Por lo que he podido averiguar, “Black Summer” no es más que una precuela de dicho show, y ni siquiera comparten personajes o situaciones, por lo que no es necesario haberlo visto para entender esta nueva producción. Lo cual es genial, porque terminé disfrutando bastante de “Black Summer”. Se trata de una serie relativamente minimalista, que favorece la tensión y el suspenso por sobre el desarrollo de personajes o incluso el diálogo, en donde las imágenes y la reacción emocional por parte del espectador ante ellas terminan siendo lo más importante. Honestamente, “Black Summer” me sorprendió gratamente.
La serie comienza en plena pandemia de zombies: el mundo está siendo consumido por un virus (asumimos) que transforma a los muertos en criaturas veloces, intimidantes, y sedientas de sangre, pero todo lo vemos desde la perspectiva de un grupo de personajes que viven en un pequeño suburbio americano (aunque el show se grabó en Canadá, y por momentos se nota). Nuestra protagonista es Rose (una genial Jaime King), una madre de familia que pierde a su hija durante un control militar, y que ahora tiene que sobrevivir para poder llegar, eventualmente, a un estadio donde la pequeña la estará esperando, y donde supuestamente serán rescatadas.
Adicionalmente, tenemos a Spears (Justin Chu Cary), un soldado con un pasado turbio; Kyungsun (alias Sun), interpretada por Christine Lee, una chica coreana incapaz de hablar en inglés; William Velez (Sal Velez Jr.), un hombre latino en busca de su familia; Lance (Kelsey Flower), un chico nervioso; y Carmen (Erika Hau) y Manny (Edsson Morales), una pareja algo violenta. Al principio, vamos siguiendo a todos estos personajes por separado, enterándonos de algunos detalles sobre su pasado o sobre el estado de su vida justo antes de la pandemia, hasta que finalmente todos se reúnen, para tratar de sobrevivir en grupo, y llegar al casi mitológico estadio, donde con suerte, encontrarán algo de esperanza.
Una de las características que diferencia a “Black Summer” de otras series de similar corte es la estructura. Cada episodio está dividido en sub-episodios, cada uno con título propio. A veces nos cuentan una misma escena desde diferentes perspectivas, o a veces simplemente sirven para incluir una elipsis en el capítulo, o informar al espectador sobre lo que está a punto de suceder (el penúltimo episodio, por ejemplo, tiene un sub-episodio llamado “El atraco”). Se trata de un recurso que no he visto con demasiadas frecuencia en la televisión (o en este caso, el streaming), pero que funciona para darle su espacio a cada personaje o grupo de personajes, haciendo que veamos diferentes eventos desde perspectivas muy particulares. Puede que esté asumiendo mucho, pero es algo que, por ejemplo, seguramente Tarantino haría si llegase a incursionar en el mundo de las series.
Por otro lado, está el tono y el estilo visual de “Black Summer”. A diferencia de “The Walking Dead”, por ejemplo, que se concentra bastante en las relaciones entre personajes y el drama que se va llevando a cabo entre ellos, así como el desarrollo del mundo en el que se desenvuelven, “Black Summer” maneja un estilo bastante más minimalista. El show no se preocupa mucho que digamos en explicar la causa del virus o el estado del planeta. Todo lo que sabemos es lo que viven y ven los personajes, por lo que la historia termina teniendo un alcance (voluntariamente) limitado. Esto, por supuesto, ayuda a la tensión y el misterio, ya que el espectador va descubriendo detalles sobre la presencia de los militares en la ciudad, por ejemplo, al mismo tiempo que Rose, o sobre la existencia de grupos de personas escondidas en lugares insospechados.
A pesar de que esto le permite al espectador empatizar rápidamente con la mayoría de personajes, esto también hace que el desarrollo de los mismos se vea limitado. Rose es la única con una suerte de arco de personaje —el cual se cumple de manera inesperadamente poética durante el último episodio de la temporada—, pero el resto se mantiene como un misterio. Sabemos, por ejemplo, que Spears no es quien dice ser, o que Velez, a pesar de tener tendencias violentas, es un hombre de familia… pero eso es todo. Como los personajes se la pasan tratando de sobrevivir, corriendo (y corriendo bastante) y matando zombies por doquier, no tienen mucho tiempo para conversar o interactuar de manera significativa entre ellos.
Felizmente, el reparto hace un buen trabajo, como para tratar de darle algo de personalidad a sus respectivos papeles. Jamie King es particularmente creíble, desarrollando a Rose como alguien que comienza la historia como una mujer común y corriente, y la termina casi como una heroína de acción, despiadada y capaz de hacer cualquier cosa para llegar hasta donde su hija. También disfruté de Justin Chu Cary como Spears; sí, su personaje es casi un lienzo en blanco, pero le otorga suficientes momentos de humanidad, como para que resulte, por lo menos, intrigante. Y me encantó, también, la Kyungsun de Christine Lee; es el personaje que comienza de manera más inocente, para luego convertirse en un miembro invaluable del grupo. Además, demuestra que es capaz de comunicarse y desarrollar amistades, a pesar de no hablar el mismo idioma que el resto de sus compañeros.
Por otro lado, la propuesta visual de “Black Summer” es muy específica, lo cual también la diferencia de otras series de zombies. El primer episodio comienza con un plano secuencia bastante impresionante, el cual, además, sirve como una suerte de pista para lo que se mostrará en el resto de la temporada. Después de todo, muchas de las escenas en “Black Summer” son resueltas con un solo plano, haciendo uso de una cámara que se mueve constantemente, siguiendo a sus personajes de cerca, mostrándonos este mundo hecho pedazos desde su perspectiva. Los movimientos de cámara son fluidos durante los momentos de calma o de tensión, y caóticos y violentos durante las escenas de más acción. Consideren, si no, la secuencia del “Atraco” en el penúltimo episodio, o la escena de Lance escapando de zombies en una tienda de grifo. Si “Black Summer” logra desarrollar tanto suspenso y emoción, es gracias a la manera en que ha sido dirigida, sin utilizar cortes rápidos, y mostrando todo lo que puede (de manera realista) en el encuadre.
Si “Black Summer” funciona —y para mí, definitivamente funcionó—, es porque nos muestra un mundo verosímil, en medio de una suerte de apocalipsis, lleno de personajes que se sienten reales, y que todo lo que quieren hacer es escapar y sobrevivir. Pero esta ventaja es, curiosamente, también la razón por la cual podría terminar alienando a ciertos espectadores: como se concentra tanto en suspenso, acción y movimiento —acá tenemos a algunos de los zombies más rápidos que jamás haya visto—, el guion termina por sacrificar el desarrollo de sus personajes, muchos de los cuales acaban la temporada casi de la misma manera —a nivel de personalidad— que como la comenzaron. “Black Summer” es una experiencia corta (¡sólo 8 episodios!), visceral e intensa, como una suerte de antídoto fallido para quienes se hayan cansado ya de “The Walking Dead”. ¿Y lo mejor? ¡Ya confirmaron la segunda temporada! Así que sabrán, al menos, que no estarán comenzando esta nueva historia “por las puras”.
“Black Summer” es una serie original de Netflix.
Cofundador y editor en NoEsEnSerie.com. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP, y miembro de la APRECI—Asociación de Prensa Cinematográfica. Integra el staff de la revista MasGamers, las webs de Nintendo Pe y Fans de Zelda Perú, el portal web Cinencuentro, y el portal de cine peruano FotografiaCalato.com. Adicionalmente, es YouTuber para el canal Aprieta Start, y formó parte del staff de prensa del 18 Festival de Cine de Lima. También trabaja como fotógrafo para Star Wars Fan Club Perú. Desde enero del 2012 publica críticas y comentarios de cine en el blog Proyectando Ideas (el cual forma parte de la Asociación de Blogs de Cine). Crítico oficial de RottenTomatoes.com. Cinéfilo y seriómano empedernido.

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*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
Episodio 5 – ****½ sobre *****
Lo divertido de ver series antes de la época del streaming, es que no todos los episodios tenían que avanzar con la trama general de forma explícita. De hecho, el chiste estaba en tener algunas historias que se podían sentir casi como secundarias, en donde el o la protagonista se veía involucrada en situaciones aisladas. Esa es, precisamente, la sensación que me ha dado el quinto episodio de “Daredevil: Born Again”, el cual se centra en el atraco a un banco en el que se encuentra Matt (Charlie Cox), quien había llegado para intentar sacar un préstamo con la ayuda del administrador asistente, nada más y nada menos que Yusuf Khan (Mohan Kapur), el papá de Kamala Khan / Ms Marvel.
Es así que el episodio se desarrolla como una historia que se puede disfrutar casi por sí sola, pero que contiene referencias como la anteriormente mencionada que dejan muy en claro que esta serie sí se lleva a cabo explícitamente en la MCU. Pero fuera de eso, tenemos un episodio emocionante y tenso, en el que Matt se ve obligado a usar sus poderes —básicamente, su súper sentido del oído— sin que nadie se de cuenta, actuando como un verdadero ciego y sin ponerse su traje de Daredevil. Esto resulta en un episodio increíblemente entretenido, que aprovecha bien la fecha en la que se lleva a cabo —el Día de San Patricio— así como la peligrosa situación en la que se encuentran nuestros personajes. No es un episodio mega importante, pues, pero igual lo disfruté mucho, y además, da la sensación de que establece a una misteriosa figura —el jefe de los criminales— como un villano potencial en el futuro. Habrá que esperar.
Episodio 6 – ****½ sobre *****
Es en el episodio 6 de “Daredevil: Born Again”, entonces, donde la trama comienza a avanzar un poco más —a diferencia del anterior, quienes busquen un mayor desarrollo de las líneas narrativas principales de la serie quedarán más contentos con este episodio. Es aquí que vemos como se descubre la forma en que Muse, un asesino serial/grafitero, está haciendo pintas aparentemente imborrables en las calles de Nueva York. Y también es aquí que vemos, por fin, a Matt regresar a sus andanzas, poniéndose el traje de Daredevil nuevamente, esta vez para rescatar a Angela (Camila Rodríguez) de las garras del asesino ya mencionado.
Resulta fascinante, además, ver a Wilson Fisk (Vincent D’Onofrio) formar un escuadrón anti-justicieros, lo que me imagino le traerá problemas más adelante tanto a Daredevil como a personajes como El Castigador. Pero lo que el episodio parece estar más interesado en decirnos es que, al convertirse de nuevo en justiciero, nuestro protagonista no se diferencia demasiado de su archienemigo. Es así que vemos como, en paralelo, Fisk y Matt se ven involucrados en peleas, con el primero sacándole la mugre al ex de Vanessa, y el segundo tratando de acabar con Muse. Entre eso, y la aparición inesperada de Jack Duquesne / El Espadachín (Tony Dalton), quien apareció por primera vez en la serie de “Hawkeye”, es que el sexto episodio de “Daredevil: Born Again” se desarrolla de forma emocionante, satisfactoria y violenta, mezclando contenido temático potente con referencias para los fans. Es decir, tanto este episodio como el anterior son de lo mejor que el show nos ha ofrecido hasta el momento.

**** sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
Si este se siente como un episodio menor, es porque los tres primeros capítulos de “Daredevil: Born Again” han sido extremadamente buenos; es decir, la valla está alta. Sin embargo, hay mucho para disfrutar en el cuarto episodio de “Daredevil: Born Again”, desde un caso muy particular que le toca atender a Matt Murdock (Charlie Cox), hasta los esfuerzos del alcalde Fisk (Vincent D’Onofrio) por comenzar a cumplir con sus promesas de campaña y, por supuesto, el muy esperado retorno de Frank Castle / El Castigador (Jon Bernthal).
De hecho, esto último es de lo mejor que tiene el episodio para ofrecer, incluyendo una magnífica escena protagonizada por dos grandes actores dando interpretaciones fascinantes. El diálogo entre Matt y Frank hace un excelente trabajo resumiendo las posturas de ambos personajes, y más importante, dejando en claro que la muerte de Foggy será lo que siempre terminará motivando al primero en esta temporada. Puede que él se mienta a sí mismo o diga que está trabajando únicamente porque es su deber, pero todo lo que hace —especialmente ahora lo relacionado a la muerte de su último cliente, así como sus enfrentamientos con policías corruptos que usan el logo del Punisher— lo hace por Foggy. Es Frank quien le hace ver la realidad a Matt, lo cual parece traerá consigo ciertas consecuencias; ¡me muero por ver a Daredevil de regreso, con traje y todo!
Pero regresando al tema de los policías. Me encanta que “Daredevil: Born Again” no tenga miedo de meterse en temas potencialmente controvertidos, dejando en claro que buena parte de los policías que operan en la Nueva York de Fisk son corruptos y violentos, capaces de matar hasta por venganza. Va a ser interesante ver cómo el show continua desarrollando esto, especialmente ahora que Frank ha regresado. Lo mismo se puede decir sobre Wilson Fisk —algo de progreso se está haciendo con sus terapias de pareja, pero el que tenga encerrado al ex de Vanessa, Adam (Lou Taylor Pucci) en un calabozo nos dice, nuevamente, que Fisk no ha cambiado tanto. Puede que sea capaz de perdonar a Daniel (Michael Gandolfini) luego de haber cometido un error, pero igual parece que no ha terminado de esconder sus violentas tendencias. Habrá que ver qué sucede con él, y claro, de qué forma Daredevil se verá obligado a detenerlo.

****½ sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
“Daredevil: Born Again” continua con un episodio que, por lo menos, se siente igual de satisfactorio y sorprendente que los dos primeros, siendo incluso, en ciertos aspectos, superior a ellos. Lo que tenemos acá es un capítulo dedicado casi enteramente al juicio de Hector Ayala (Kamar de los Reyes), en el que Matt (Charlie Cox) se encarga de defenderlo. Esta semana, pues, no tenemos a nuestro protagonista poniéndose el traje del personaje del título, pero eso no importa —da gusto tener un episodio enfocado en su identidad de civil, mostrándonos como a través de su trabajo como abogado también tiene que lidiar con muchos de los problemas éticos con los que se encuentra al actuar como superhéroe.
No hace falta decir, entonces, que el enfoque en el juicio funciona muy bien, permitiéndole al episodio desarrollar breves —pero intensos— momentos de palpable tensión. Resaltan el viaje por parte de un testigo importante al lugar del juicio, las revelación pública por parte de Matt de la identidad alterna de Hector (el Tigre Blanco), y por supuesto, la conclusión del juicio. Si algo de gusto acá, es ver cómo Hector es establecido y desarrollado como un buen tipo; como alguien que ha estado ayudando tanto a civiles como a policías, y que claramente sería incapaz de matar a alguien a sangre fría. Kamar de los Reyes (Q.E.P.D.) hace un estupendo trabajo interpretando a Hector, mostrándolo como alguien que simplemente se dedica a hacer lo correcto, incluso cuando eso puede traer consigo graves consecuencias.
Y eso es precisamente lo que termina sucediendo acá. Ver como Hector es finalmente asesinado, y encima por alguien que lleva el símbolo del Castigador en su ropa, resulta desgarrador. Al igual que ver a Matt hablar por fin sobre Foggy (Elden Henson) con su su cuasi novia, Heather (Margarita Levieva). Y hasta la trama secundaria con Wilson Fisk (Vincent D’Onofrio) resulta intrigante, especialmente cuando hacia el final lo vemos dando una entrevista en la que se queja del resultado del juicio a Hector. Ver como se discute y maneja el tema de los “vigilantes” a nivel político es más interesante de lo que suena, y es lo que hace que “Daredevil: Born Again” sea algo más que un simple show de personajes en spándex dándole a palazos. Si “Daredevil: Born Again” comenzó con el pie derecho con los primeros dos episodios, este tercero sirve para establecerlo como una serie con harto potencial que espero no vaya a ser desperdiciado.

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