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CRÍTICA – Euphoria (Temporada 2, Episodio 8, FINAL)

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Euphoria ha llegado al final de temporada consolidada como la serie del momento y candidata a ser la serie del año -cuando aún nos quedan diez meses del 2022-. Su fandom se ha extendido descomunalmente, su director, Sam Levinson, es adorado y odiado en redes sociales cada domingo, su reparto está conformado por actores que han sido elevados a la categoría de estrellas (excepto Zendaya que ya tenía mayor reconocimiento, comparativamente) y sus nuevos episodios generan las tendencias de la semana en Twitter y Tiktok. Un fenómeno global de tamaña dimensión, como tenemos muchos casos en el pasado, nunca dejará satisfecha a la totalidad de sus espectadores.

Sin embargo, Euphoria nunca ha perseguido la aceptación popular. De hecho, la tiene y se siente cómoda con ella, pero prefiere alborozarse en la rebeldía adolescente de sus protagonistas para que su objetivo principal sea hacerse notar, sin importar mostrar un rostro agradable o la más trágica historia. Es que allí donde su público reclama un final feliz, la trama hará lo posible para truncarla. Y allí donde pidamos un poco de discreción, capítulo a capítulo incrementará su crudeza.

Quedaban pocos asuntos por resolver en este episodio de final de temporada titulado «All My Life, My Heart Has Yearned for a Thing I Cannot Name«, aunque pocos no significa que esos asuntos sean menores. En efecto, la obra de Lexi (que se llama «Our Life», no «Oklahoma» como muchas personas se confundieron) quedó inconclusa en el capítulo anterior, con Cassie, montada en cólera, mirando hacia el interior del auditorio. Si el número musical de Ethan imitando a Nate había sido inconmensurable, lo que sucede inmediatamente luego es para quedarse estupefacto. Cassie invade el escenario para reclamarle a Lexi que su obra es un fiasco que solo sirve para degradar a las personas, mientras desde las butacas el público empieza a participar activamente. Primero la madre de las hermanas Howard y luego Maddy y Kat también suben al escenario, lo que deriva en una gresca con la que -admito mis culpas- me he reído a carcajadas. Ahora, si nos detenemos a reflexionar, en principio, me pareció un abuso que haya incluido la escena de la primera temporada en la que Cassie realiza contorsiones sexuales subida en un carrusel. Cassie le reclama a Lexi que solo hace esta obra porque se siente moralmente superior, ya que como ella no ha «vivido nada» entonces no ha tenido que tomar decisiones que la hayan hecho sufrir. El episodio, posteriormente, se encarga de desmentir a Cassie, pues Lexi ha sufrido tanto como cualquiera de las otras chicas. En varios saltos en el tiempo, vemos a Lexi tomar muy personalmente los problemas con las drogas de Rue y también la conflictiva relación de su padre con el resto de su familia. La cuestión es que la menor de las Howard no exterioriza sus sentimientos de la manera en la que otros personajes lo hacen generalmente y por ello, asumen que tiene todo resuelto.

La obra continúa en el episodio aunque pasa a un segundo plano hasta el cierre de este. Eso sí, tendremos varios saltos en el tiempo en los que Sam Levinson nos sube a una montaña rusa y requerimos un esfuerzo adicional para enterarnos si estamos en alguna remembranza, en la actualidad o en alguna escena posterior a «Our Life». Lo que seguramente es la parte más impactante del capítulo está muy lejos de la obra y es la trama de Fez y Ash. Inicialmente, Faye se las arregla para hacerle saber a Fez que Custer quiere delatarlos. Ash reacciona intempestivamente y asesina al ex compañero de Faye, pero la suerte ya está echada para los hermanos. La policía está afuera de su casa y, aunque Fez le dice a Ash que se aleje y no se involucre, el menor se atrinchera en un baño de la casa en el que finalmente es asesinado tras dar batalla a los hombres armados (una secuencia algo parecida a la trágica escena de Slumdog Millionaire). Esta ha sido la primera muerte de alguno de los personajes recurrentes y ha llegado tras un cruento fuego cruzado propio de una película de acción, como para que Sam Levinson añada algún registro del género a su historial. Fez queda reducido, y aunque sabemos poco de su futuro real, si sabemos su idílico futuro por una conversación muy íntima que tiene con Lexi, en la que hablan de sus sueños y cómo imaginan sus vidas. Era evidente que aquellos recuerdos solo nos estaban preparando para la tragedia: Fez no llega a la obra de Lexi y no se vuelven a ver.

La trama si ha tenido más piedad con Rue, quien se nota recuperada, pero batallando día a día con sus fantasmas. No obstante, le han dado el espacio para cerrar todos sus pendientes. Bueno, casi todos. El error más grande -que tiene pocos- del guion ha sido olvidarse por completo de Laurie, la dealer a quien Rue aún le debe dinero. Lógicamente, la mujer narcotraficante no va a darle una amnistía, pero no la volvimos a ver tras la fatídica noche en la que Rue toca fondo. Por otro lado, ha terminado su amistad con Elliot, un personaje que pudo haber sido omitido sin mayor inconveniente, si no fuera porque me agrada la teoría no oficial que el personaje es, en verdad, invención de la mente de Rue, además que ha pagado su presencia con la dedicatoria de una canción a Rue que merece ser escuchada nuevamente. Rue también ha cerrado su relación con Jules, injustamente apartada de los momentos gruesos de la temporada, aunque se han dado un final más que decente y sin resentimientos.

Tras el final de la obra, observamos una tregua entre Maddy y Cassie, coincidentemente en el baño de damas, un escenario que se ha utilizado recurrentemente en esta temporada y creo acertar cuando aprecio que este simboliza la intimidad de la complicidad femenina. Aquí se han exteriorizado desavenencias, pero también se ha llegado a la paz actual. La frase de Maddy que cierra este arco es  un «este es solo el comienzo» en alusión a lo que le espera soportar de Nate, aunque me parece entender que Maddy, entre líneas, le ofrece ayuda para enfrentarlo.

Hablando de Nate, tras su salida intempestiva de la obra, ha decidido denunciar a Cal ante la policía, quien lo arresta por haber tenido relaciones sexuales con menores de edad. Igual me ha parecido un poco extraño el devenir de este personaje, pues ha pasado de ser un villano frío y calculador a dejarse llevar por sus impulsos emocionales, incluso entregando a su padre solo por desear venganza cuando aquello puede afectar la imagen de la empresa y por tanto, afectarlo económicamente a él mismo.

Ha sido, resumiendo en pocas palabras, un final frenético para una temporada que ha convertido a Euphoria en un monstruo de la televisión como ya no los hay. Y eso que hoy ni siquiera hemos tocado el punto de la producción, en el que la musicalización, fotografía y edición, agregados a recursos narrativos impecables, encumbran a la serie a una dimensión en la que no tiene quien le haga sombra. Lamentablemente, no tendremos nueva temporada hasta el siguiente año, como mínimo. Aunque podríamos tener algunos episodios especiales como tuvimos tras la primera parte de la serie. Ojalá que así sea.

Estudié Economía en la Udep, pero mi película favorita no es Wall Street ni mi serie favorita es Billions. En realidad no tengo ninguna favorita, por eso dedico todo el tiempo posible a ver la mayor cantidad de series y películas que pueda, y porque me gusta. Escribo también en estrimin.pe.

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CRÍTICA: Star Wars: Skeleton Crew – Episodios 1 y 2

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****½ sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

La galaxia desde la perspectiva de los niños. Eso es lo que nos ofrece “Skeleton Crew”. Mezclando referencias a películas como “The Goonies” o “E.T.”, con un estilo visual que me recordó bastante a las precuelas (en el buen sentido), estos dos primeros episodios de “Skeleton Crew” se desarrollan como una aventura encantadora, entretenida y visualmente impactante. Alejándose de los Skywalker y los Stormtroopers, la serie comienza en un planeta idílico, como una suerte de suburbio enorme, de casas bonitas y jardines amplios, para luego meterse de lleno en una galaxia peligrosa y llena de criminales y piratas. “Skeleton Crew” lidia con contrastes, y lo hace muy bien.

Nuestros protagonistas son Win el humano (Ravi Cabot-Conyers) y su mejor amigo, Neel el elefantito adorable (Robert Timothy Smith), unos niños que viven en la planeta ya mencionado, yendo a la escuela y preparándose para el futuro. El primero, sin embargo, vive en las nubes, soñando con los Jedi y jugando con sus juguetes en casa, mientras su padre, Wendle (Tunde Adebimpe) trabaja todo el día. Por otro lado, el segundo parece tener una buena vida familiar. Las cosas cambian, sin embargo, cuando se meten en una nave abandonada junto a dos chicas del colegio, la aguerrida Fern (Ryan Kiera Armstrong) y la fría KB (Kyriana Kratter). Es así que terminan en el espacio exterior, completamente perdidos, únicamente con la ayuda de un robot llamado SM 33 (voz de Nick Frost).

Como se deben imaginar, al menos en estos primeros episodios, la serie se centra en los niños tratando de regresar a casa. Luego de establecer bien sus relaciones y el tipo de planeta del que vienen, son arrojados a lo desconocido, a su primera gran aventura. Y es primero con SM 33, y luego a través de sus aventuras en un puerto espacial llenos de piratas, que se enteran de algo extraño: al parecer, mucha gente en la galaxia cree que el planeta del que vienen es un mito, una suerte de lugar legendario lleno de tesoro. Es por eso que nadie les puede dar direcciones, y que se maravillan cuando ven el dinero que tienen (básicamente, créditos de la Antigua República, como los que trató de usar Qui-Gon Jinn con Watto en Tatooine muchas décadas atrás).

¿Por qué es que nadie conoce su planeta? ¿Cómo es que terminó la nave enterrada cerca a sus casas? ¿Y cómo es que los chicos regresarán a casa? “Skeleton Crew” nos lanza varios misterios y preocupaciones, los cuales seguramente irán siendo resueltos a lo largo de la temporada. Pero también se logra desarrollar como una suerte de homenaje a las clásicas películas de aventuras infantiles de los ochentas, incluyendo varias referencias a filmes ya mencionados como “The Goonies” o “E.T.”, pero también a otras producciones de “Star Wars”, como las precuelas de Lucas (¡dicen la palabra “wizard” dos veces!), el Holiday Special (nadie se esperaba esa), series como “Rebels”, y más. Incluso hay un personaje terciario que hace referencia al personaje de Harrison Ford en “American Grafitti”, la segunda película de George Lucas! Ahora, ese es un deep cut.

Pero fuera de los homenajes, lo que me terminó de convencer de estos episodios fue el tono: se sienten como una verdadera aventura, divertida, inocentona y llena de encanto. Me gustan las caracterizaciones de los chicos (el adorable Neel, lógicamente, viene siendo mi favorito), los efectos visuales son geniales (el desarrollo visual del planeta de los niños es sublime, especialmente para los estándares de una serie de streaming), y nos han dejado suficientes interrogantes como para mantenernos en suspenso y con ganas de ver más. Y por supuesto, está el final, con la primera gran aparición de Jod Na Nawood (Jude Law). ¿De verdad será un Jedi, o será todo un truco? Porque también parecía ser el capitán pirata del prólogo. Supongo que lo averiguaremos pronto. En todo caso, hasta el momento, “Skeleton Crew” me ha encantado, incluso más que otras series más tradicionales y con más fanservice de “Star Wars”.

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CRÍTICA: La vida sexual de las universitarias – Temp 3, Ep 2

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**** sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

Y llegamos al momento mucho más rápido de lo que esperaba. Leighton (Reneé Rapp) ha sido aceptada para estudiar en MIT, y tiene que empacar lo antes posible para poder irse. Sin embargo, no se atreve a contarle nada de esto a sus amigas —Kimberly, Bela y Whitney—, por miedo a que se sienta demasiado real. Lógicamente, ellas eventualmente igual se enteran de la verdad, lo cual resulta en una escena bastante emotiva, que se siente como la verdadera despedida de la serie, tanto del personaje como de la actriz. Pero por supuesto, el cuarteto con el que tanto nos hemos encariñado deciden tener una última noche juntas —una noche de fiesta y solo amigas.

Como a la mayoría de fanáticos de “La vida sexual de las universitarias”, me da pena que Rapp haya decidido irse. Y sí, es un poco confuso que esté sucediendo todo tan rápido, en el segundo episodio de la nueva temporada. Pero dentro de todo y con lo difícil que es deshacerse de uno de los personajes más importante del show, creo que “La vida sexual de las universitarias” está haciendo un buen trabajo con esto. Además, la despedida de Leighton no es lo único que nos ofrece este episodio. También tenemos a Kimberly enamorándose de un chico potencialmente bisexual, a Bela tratando de lidiar con la británica Taylor (Mia Rodgers) en su nuevo trabajo de supervisora de estudiantes, y a Whitney (Alyah Chanelle Scott) tratando de rechazar a un chico increíblemente atractivo y millonario.

Es así, pues, que el segundo episodio de esta nueva temporada de “La vida sexual de las universitarias” se desarrolla casi como cualquier otro, mezclando momentos hilarantes con una narrativa interesante, y por supuesto, escenas emotivas, la mayoría involucrando a Leighton, lógicamente. El show le da la importancia debida a su despedida, no solo con la escena ya mencionada con sus amigas, si no también a través de una escena que comparte con su padre, sentados debajo de su árbol favorito del campus. Extrañaremos a Leighton (y por ende, a Rapp), pues, pero “La vida sexual de las universitarias” tiene una última sorpresa para nosotros. La última escena (¡el último plano!) deja muy en claro que las tres chicas que quedan tendrán una nueva roommate… pero recién nos enteraremos de quién es la próxima semana. ¡A aguantar no más!

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CRÍTICA: La vida sexual de las universitarias – Temp 3, Ep 1

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**** sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

Si son fanáticos de las primeras dos temporadas de “La vida sexual de las universitarias”, seguramente ya sabrán que Reneé Rapp aparecerá menos en la tercera, habiendo decidido que prefiere dedicarle tiempo a su carrera de cantante en vez de actuar. Esto, claramente, resultará en la eventual desaparición de su personaje, Leighton, en la serie. ¿Pero cómo? Pues eso es algo que no nos demoramos en averiguar en el primer episodio. Resulta que su novia, Alicia (Midori Francis) se quiere ir de la Universidad de Essex para trabajar en Boston. Y (no tan) casualmente, el profesor de matemáticas de Leighton le ofrece hablar con un colega en MIT (¡en Boston!) para que se pase a dicha universidad a estudiar matemáticas, su verdadera pasión.

Conveniente, ¿no? O sea sí, pero es lo que la serie necesita —simplemente dará mucha pena ver a Leighton irse del show. Fuera de eso, sin embargo, este primer episodio hace un buen trabajo actualizándonos con las vidas de las chicas. Kimberly (Pauline Chalamet) y Whitney (Alyah Chanelle Scott) comienzan la historia peleadas debido a que la primera se metió con el ex de la segunda, Canaan (Christopher Meyer), pero felizmente terminan amistándose para el final. Whitney, además, tiene que acostumbrarse en la vida de una sorodidad. Y por su parte, Bela (Amrit Kaur) parece encontrar una nueva motivación para mejorar como persona, luego de enterarse de que no puede cambiarse de universidad por tener un GPA demasiado bajo: convertirse en mentora para los alumnos y alumnas de primer año.

Es bastante, especialmente considerando que el episodio es relativamente corto, pero como siempre, “La vida sexual de las universitarias” se mueve rápido y sin hacerse problemas, incluyendo todo tipo de diálogos graciosos y referencias a la cultura popular. Obviamente no todos los chistes funcionan, pero ninguno es demasiado estúpido, y ciertamente se ven beneficiados por el carisma de las protagonistas. Pero lo más importante de las dos temporadas anteriores, felizmente, sigue intacto: las buenas actuaciones, la química palpable y realista entre las actrices, y la franqueza con la cual temas relacionados a sexualidad y amistad son tratados por la creadora Mindy Kaling y sus guionistas. ¡Me muero por seguir con la temporada!

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