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CRÍTICA – Maldita (Primera Temporada)
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hace 5 añosel
La leyenda del Rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda ha sido contada incontables veces, en medios tan diversos como la literatura, el cine y la televisión. Artistas desde Sean Connery hasta Clive Owen han sido capaces de interpretar al famosísimo personaje, y cada una de estas versiones ha traído contigo algo distinto, alguna novedad que las convierte en una experiencia única. Algunas series o películas son bastante fieles a la fuente de inspiración original, mientras que otras toman decisiones propias, tratando de adaptar la historia de forma moderna o supuestamente interesante, para que no se sientan como simples refritos, o remakes de una leyenda que hemos podido disfrutar ya demasiadas veces.
Lo cual me lleva, lógicamente, a “Maldita”. Lo que tenemos acá es una nueva serie para Netflix de la mente de Frank Miller, quien la ha basado en un libro del mismo nombre, e incluso ha logrado sacar una novela gráfica, como para que sirva de acompañamiento al show. Se trata de la leyenda del Rey Arturo, sí, pero desde la perspectiva de la Dama del Lago, quien acá encuentra la legendaria espada Excalibur —aunque nunca mencionan dicho nombre— para acabar con una secta religiosa extremadamente peligrosa. Lo que hace la serie es utilizar los elementos de la leyenda que todos conocemos como base, para desarrollar algo completamente distinto —original, sí, pero no del todo exitoso. Esta primera temporada de “Maldita” resulta tanto fascinante como frustrante, pero sí lo deja a uno con ganas de ver más, al menos (y con suerte, con la esperanza de que la segunda temporada será mejor).
Nuestra protagonista es Nimue (Katherine Langford, de “13 Reasons Why”, “Entre navajas y secretos”, y una escena eliminada de “Avengers Endgame”), una joven Fey que vive en una aldea en medio del bosque, en una versión fantástica de la Inglaterra del Medioevo. Los Fey son una raza de personas con algunas características mágicas, quienes en el mundo de “Maldita”, son discriminadas y hasta maltratadas. Sin embargo, Nimue es tratada de manera particularmente cruel —luego de sufrir un accidente de niña, tanto ella como su madre fueron abandonadas por su padre, y el resto del pueblo trata a la joven como una marginada, ya que creen que lleva consigo una maldición prácticamente diabólica.
Las cosas cambian (y no necesariamente para bien), sin embargo, cuando la Iglesia ataca el pueblo de Nimue, acabando con medio mundo, y obligándola a escapar. El Padre Carden (el gran Peter Mullan) está obsesionado con acabar con todos los Fey —y en realidad con todo aquel que vaya en contra de los ideales de la Iglesia—, y más importante, con encontrar la legendaria Espada de Poder (o sea, Excalibur). Pero él no es el único: el Rey Uther Pendragon (Sebastian Armesto) también quiere la espada, y recurre a la ayuda del mago Merlín (Gustaf Skarsgard, el hermano mayor de Alexander) para cumplir sus objetivos. Mientras tanto, Nimue huye de todos sus enemigos, encontrándose con Arturo (Devon Terrell), sin saber que está a punto de cumplir su destino como Reina de los Fey.
El mayor problema de “Maldita” es que no parece estar segura de qué tipo de serie quiere ser. Debido a la edad de sus protagonistas y algunos de los elementos románticos que resaltan durante la segunda mitad de la temporada, muchos de los episodios del show manejan un tono más bien ligero, aprovechando bastante bien el carisma de sus actores y utilizando con cierta efectividad los elementos mágicos de la historia. Al mismo tiempo, sin embargo, la serie está llena de momentos de violencia extrema; la mayoría de combates son inesperadamente sangrientos, y hasta cuenta con secuencias de tortura en donde vemos a más de un personaje sufrir terriblemente. Si “Maldita” fuese una película, sería para mayores de 18 años, lo cual llama la atención, considerando que, al menos a nivel narrativo, cuenta con varios de los clichés que uno relacionaría con la literatura Young Adult (para adultos jóvenes).
Todo esto resulta en una serie que parece tener doble personalidad. Los momentos de ligereza, humor y romance contrastan terriblemente con las escenas de tortura y decapitaciones, y los elementos más absurdos de magia y fantasía, no combinan del todo con la violencia y los debates políticos y sociales entre el Rey, Merlín y los miembros de la Iglesia. Sí, el hecho de que Carden y sus asociados resulten tan intimidantes definitivamente ayuda a convertirlos en contrincantes formidables, pero por momentos parecen estar participando en una serie completamente distinta; más realista, y no muy relacionada que digamos a la leyenda del Rey Arturo y su Espada de Poder.
Lo cual no quiere decir que el producto final no funcione del todo. De hecho, si uno decide ignorar estos súbitos cambios de tono, se encontrará con un show perfectamente cumplidor, el cual logra desarrollar un mundo creíble e interesante con un presupuesto limitado, llenándolo de personajes coloridos como fanáticos religiosos, caballeros, reyes, una raza de humanos con cuernos de venado (por qué no), y hasta vikingos. Las secuencias de batalla, las cuales involucran espadas, arcos y flechas, puñetazos y demás, están bien coreografiadas, y resultan particularmente emocionantes cuando involucran a alguno de los personajes importantes. No hay duda de que los creadores de “Maldita” se esforzaron por entregarnos un producto bien realizado, que resulta visualmente impresionante, y que nunca llega a romper su lógica interna.
Si están buscando una historia que sea fiel a la leyenda original del Rey Arturo, sin embargo, no la encontrarán acá. La protagonista de “Maldita” es Nimue, y aunque Arturo es uno de los personajes más importantes del show, no ha sido caracterizado como uno esperaría inicialmente. De hecho, poco a poco se va revelando la presencia del resto de los caballeros de la Mesa Redonda en este universo, pero en contextos que uno jamás se hubiera imaginado —asumo que la idea es ir sacándolos poco a poco de los lugares en los que se encuentran, para que eventualmente se junten en la Mesa Redonda y cumplan con el destino que ya todos conocemos. El cambio de perspectiva ha hecho que “Maldita” se sienta como una propuesta más fresca e imprevisible, pero a la vez, no se puede negar que mientras uno ve esta primera temporada, se va dando cuenta de que poco o nada tiene que ver con la historia original de Excalibur.
Katherine Langford no está mal como Nimue. Sí, puede que por momentos hable de manera demasiado “moderna” —considerando que la historia se lleva a cabo en una versión ficcionalizada de la edad media—, y sí, el hecho de que su maquillaje esté siempre perfecto le quita algo de realismo a sus caracterización —siendo justos, esto último no es culpa de ella—, pero en general, la joven actriz caracteriza a Nimue como una chica fuerte e inteligente, quien ha pasado por varios momentos trágicos y dolorosos a pesar de ser tan joven, y que está decidida a cumplir su destino, por más que muchos traten de convencerla de hacer lo contrario. Es cierto que no siempre toma las decisiones más astutas, y también es cierto que sufre un poco en comparación a los actores más experimentados, pero especialmente hacia el final de esta primera temporada, Langford logra convertir a Nimue en una protagonista creíble, fuerte e interesante, a quien dará gusto seguir en una siguiente temporada.
El Arturo de Devon Terrell, por otro lado, es igual de intrigante. Lo que tenemos acá es a un “proto Arturo”, una versión joven del personaje que todos conocemos, que todavía está tratando de encontrarle un propósito a su vida. Terrell lo interpreta como un chico terco, a quien todavía le queda mucho por aprender. Eso sí, su química con Langford es palpable, lo cual resulta en momentos de tensión sexual bastante creíbles. El gran Peter Mullan —uno de los mejores actores y directores del Reino Unido— interpreta al Padre Carden como un verdadero monstruo; Gustaf Skarsgard está genial como una versión borracha y despreocupada de Merlín; Lily Newmark logra introducir algo de humor y levedad como Pym, la mejor amiga de Nimue; y Sebastian Armesto (“El despertar de la Fuerza”) sobreactúa de lo lindo como el Rey Uther Pendragon. Digamos, no más, que el personaje es el total opuesto al Padre Carden.
“Maldita” es un comienzo decente para una historia que, espero, vaya a desarrollarse de manera interesante e imprevisible en temporadas futuras. De hecho, esta primera temporada acaba con un cliffhanger alucinante, por lo que espero que la siguiente logre resolverlo de manera lógica y entretenida. Pero incluso si este termina siendo el final de la historia de Nimue, al menos se puede decir que la serie nos logró entregar varias horas de fantasía, violencia y romance que, a pesar de no funcionar del todo, y de no estar completamente ligadas a la leyenda original de Excalibur, están lo suficientemente bien realizadas como para resultar inofensivamente entretenidas. “Maldita” no es la mejor serie fantástica que jamás haya visto, pero tampoco es la peor; de hecho, está llena de potencial sin explotar, el cual espero aprovechen en el futuro. Si pueden ver más allá de sus considerables defectos, y si son fanáticos de la fantasía medieval, no estaría mal que le den una oportunidad a “Maldita”. ¡Puede que la terminen pasando bien!
La primera temporada de “Maldita” está disponible en Netflix.
Cofundador y editor en NoEsEnSerie.com. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP, y miembro de la APRECI—Asociación de Prensa Cinematográfica. Integra el staff de la revista MasGamers, las webs de Nintendo Pe y Fans de Zelda Perú, el portal web Cinencuentro, y el portal de cine peruano FotografiaCalato.com. Adicionalmente, es YouTuber para el canal Aprieta Start, y formó parte del staff de prensa del 18 Festival de Cine de Lima. También trabaja como fotógrafo para Star Wars Fan Club Perú. Desde enero del 2012 publica críticas y comentarios de cine en el blog Proyectando Ideas (el cual forma parte de la Asociación de Blogs de Cine). Crítico oficial de RottenTomatoes.com. Cinéfilo y seriómano empedernido.

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CRÍTICA: Andor – Temporada 2, Episodios 10, 11 y 12 (FINAL)
Publicado
hace 4 díasel
14 mayo, 2025
Episodio 10: Haz que se detenga
****½ sobre *****
Pues por fin pasó lo que tenía que pasar. Luego de años de espionaje, secretos, engaños, mentiras y trabajar en secreto, Luthen Rael (Stellan Skarsgard) falleció. Y falleció de la forma en que siempre hubiese querido: por su propia mano, luego de haber sido descubierto por Dedra Meero (Denise Gough) y revelado como el líder de la rebelión en Coruscant. Pero curiosamente, no se trata de una muerte inmediata. De hecho, apenas se acuchilla, los Imperiales se lo llevan a un hospital —después de todo, Dedra lo necesita vivo para que pueda confesar. Pero lamentablemente, la ISB tiene otros planes.
Es así que el décimo episodio de la segunda temporada de “Andor” se enfoca casi completamente en Luthen y Kleya (una increíble Elizabeth Dulau), con la segunda infiltrándose en el hospital como enfermera para encontrar a Luthen, quien todavía está vivo (con las justas) en una habitación climatizada. Pero no para encontrarlo y rescatarlo, si no más bien para sacarlo de su miseria —para que, nuevamente, muera como a él le hubiese gustado, sin confesarle nada a nadie, sin decirle a Dedra que, gracias a su ahora fallecido agente doble, sabe de la existencia de la Estrella de la Muerte. Y más importante, ahora Kleya es la única que sabe las palabras clave que serán de suma importancia para el futuro de la Alianza Rebelde: Jedha, Kyber y Erso.
Obviamente, cualquier fanático que se sepa al Episodio IV de la saga original y, más importante, a “Rogue One” de memoria, reconocerá estas palabras. Pero fuera de aquellas conexiones a las películas posteriores, lo mejor de “Andor” está en la forma en que humaniza la relación entre Luthen y Kleya. Los eventos del presente son intercalados con flashbacks que nos muestran como aquellos personajes se conocieron y, por supuesto, cómo Luthen fue radicalizando a una joven Kleya, demostrándole cómo el Imperio debía ser combatido. Todo esto resulta en un episodio emotivo, que concluye de forma apropiadamente solemne, pero a la vez, satisfactoria. Puede que Luthen esté muerto, pero sus ideales viven en Kleya —solo esperemos que a esta última no le pase nada malo en los siguientes dos episodios.
Episodio 11: ¿Quién más sabe?
****½ sobre *****
El Episodio 11 de la segunda temporada de “Andor” es de lo más tenso que nos ha entregado la serie. No solo porque involucra a Kleya tratando de comunicarse con los rebeldes con un código secreto, si no también porque nos muestra a los Imperiales tratando de descifrar dicho código, mientras Cassian (Diego Luna) eventualmente lo recibe en Yavin, y decide ir con Melshi (Duncan Pow) y K2-SO (Alan Tudyk) a Coruscant. Es así que la segunda mitad del episodio se siente como una carrera contra el reloj: ¿quién encontrará primero a Kleya, los Imperiales o Cassian? ¿Y qué decidirá hacer ella una vez que le transmita su conocimiento a nuestro protagonista?
Pero eso no es todo. También tenemos una excelente escena de interrogación, en la que el Director Krennic (Ben Mendelsohn) hace puré a la pobre Dedra, quien intenta ser honesta luego de que la acusan de ser una espía rebelde. Esto culmina en ella siendo trasladada a una celda —un destino bastante triste para un personaje que se había estado deleitando por años de ser despiadada y eficiente, pero que al esconderle información a sus superiores y tratar de atrapar a Luthen por sí sola, termina por acabar con su propia carrera. Después de todo, lo ÚNICO que le importa a Krennic y los Imperiales es mantener el proyecto de la Estrella de la Muerte en secreto. Todo lo demás es secundario. Nada más (ni nadie más) importa.
Es por todo eso que verdaderamente se comienza a sentir que estamos llegando al final. Que la serie de “Andor” está presentando de forma magnífica los últimos días de su protagonista antes de los eventos de “Rogue One”, enfatizando la importancia del proyecto de la Estrella de la Muerte para los Imperiales. Pero fuera de eso, este segundo episodio dirigido por el mexicano Alonso Ruizpalacios está lleno de detalles interesantes: desde el hecho de que vemos inmediatamente cómo K2 es considerando más como un amigo que como un droide por Cassian y los demás (aawww), hasta cómo ciertos elementos narrativos de episodios anteriores llegan a su culminación acá. ¿Lo único malo? “¿Quién más sabe?” termina con un cliffhanger inaguantable, y hasta ahora no sabemos qué es lo que pasará con Kleya. ¡No puedo creer que solo quede UN episodio para que “Andor” acabe para siempre!
Episodio 12: Jedha, Kyber, Erso
***** sobre *****
Y llegamos al final. ¡Pero qué final! Si hay algo que “Andor” en general, pero específicamente este último episodio han hecho, es, lo crean o no, mejorar a la película de “Rogue One”. Es decir, han hecho lo que pocas precuelas logran hacer: elevar el material al que preceden, haciendo que, en este caso, la “trilogía” de la Primera Temporada de “Andor”, la Segunda Temporada de “Andor”, y “Rogue One” funcionen bellamente como un todo. Pocas veces me he sentido tan emocionado, tan tocado y tan satisfecho con el final de una serie. Tony Gilroy, Alonso Ruizpalacios y el resto del equipo se han lucido de forma tremenda; el final de “Andor” no decepciona para nada. Ni está cerca de hacerlo.
¿Y qué es lo que pasa acá? Uf. Dedra termina en prisión, todo el trabajo que había hecho para el Imperio, eliminado. Partagaz (Anton Lesser) prefiriere suicidarse antes que ser castigado por sus superiores. Cassian logra rescatar a Aleya y, junto con Melshi, son salvados por K2-SO, quien se baja de la nave para acabar con todos los Imperiales que los estaban rodeando. Y más importante: el grupo logra regresar a Yavin IV, donde Cassian logra contarle a Mon Mothma (Genevieve O’Reilly, ahora sí con su peinado y look de “Rogue One”), el General Draven (Alistair Petrie), Bail Organa (Benjamin Bratt), y a la Senadora Pamlo (Sharon Duncan-Brewster) y el Senador Jebel (Jonathan Aris), a quienes habíamos visto en “Rogue One”, toda la información que recibió por arte de Kleya.
Inicialmente no le creen, pero como sabemos lo que eventualmente pasará en la película, al final, Cassian logra salir de Yavin IV junto a K2 para ir al Anillo de Kafrene. Es así que el episodio termina por empalmar PERFECTAMENTE con “Rogue One”, tanto así que, al terminar, lo primero que hice fue entrar a YouTube para buscar, apropiadamente, la escena de la película en el Anillo de Kafrene. Pero fuera de eso, el episodio nos deja con una sensación agridulce de esperanza; con el feeling de que hemos sido testigos de una serie que enfatiza las pequeñas acciones de gente rebelde de toda importancia, y que complementa bellamente a la película del 2016. En pocas palabras: este final deja en claro que “Andor” es literalmente LO MEJOR que Disney ha hecho con “Star Wars” y que, al menos para Vuestro Servidor, esta serie, junto con “Rogue”, es superior a las Secuelas. Lo he dicho, y dudo que me vaya a arrepentir.
Ah, y la cereza sobre el pastel: la escena final. Bix (Adria Arjona) y el hijo de Cassian. Un hijo al que sabemos nunca conocerá; ni siquiera sabrá de su existencia. La serie nos deja con ese pensamiento triste, pero también sabiendo que su legado quedará intacto, con Bix e incluso con B2-EMO (¡sí, sale al final!). Un desenlace más hermoso no podríamos pedir.
Ay, cómo te extrañaré, “Andor”.

**** sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
Aunque este episodio de “The Last of Us” no es necesariamente ni el más emocionante ni el más chocante, es gracias a la forma en que concluye que uno termina con la sensación de que las cosas cambiarán a partir del siguiente. ¿Spoilers? Pues sí: el quinto episodio de la segunda temporada termina con Ellie (Bella Ramsey) torturando a Nora (Tati Gabrielle) es un sótano en Seattle lleno de esporas que podrían infectar a cualquiera. A cualquiera como Nora, quien comienza toser como si no hubiese un mañana, pero definitivamente no a la inmune de Ellie. Es ahí que sale a tallar el lado oscuro de nuestra protagonista, quien aparentemente será capaz de hacer cualquier cosa con tal de llegar hasta donde Abby (Kaitlyn Dever).
Fuera (y antes) de eso, nos centramos en Ellie y Dina (Isabela Merced) tratando de pasar sin ser detectadas por entre las fuerzas de WLF, para así poder llegar al hospital donde supuestamente está Abby. Pero como las cosas no pueden ser tan fáciles, eventualmente son encontradas por los enemigos, lo cual las obliga a meterse en un parque lleno de Scars. Es ahí donde son testigos de un suceso terrible —básicamente, unos Scars destripando a un tipo mientras recitan sus líneas de fanáticos religiosos—, pero también donde se unen a Jesse (Young Mazino), quien las rescata momentos antes de un grupo de infectados inteligentes. Resulta que salió con Tommy del pueblo un día después de las chicas, y ha llegado para traérselas de vuelta a casa.
El episodio concluye, entonces, con Ellie y Dina separadas —la primera torturando, como se ha dicho ya, a Nora, y la segunda escapando con Jesse de sus enemigos. Quienes hayan jugado “The Last of Us: Parte Dos” sabrán exactamente lo que se viene, pero los demás se entretendrán con lo que este episodio tiene para ofrecer: como (casi) siempre, una buena mezcla de suspenso, gore, diálogos inteligentes, y uno que otro desarrollo interesante de la trama. Y como toque final, por razones más emocionales que narrativas, el episodio termina con una escena (¿un flashback, un sueño?) entre Bella y Joel (Pedro Pascal); una representación de lo que perdieron, y de lo que podrían haber tenido si es que las cosas hubiesen salido mejor. Una verdadera pena.

Episodio 7: El mensajero
****½ sobre *****
Para variar, el primer episodio de “Andor” de esta semana comienza un año después de los eventos del episodio 6. Sin embargo, a diferencia de comienzos previos, “El mensajero” no se demora nada en establecer en qué situación se encuentran los personajes. Cassian (Diego Luna) y Bix (Adria Arjona) están viviendo en Yavin IV, cerca a la base rebelde, esta vez trabajando para un grupo más organizado e ignorando a Luthen. Y Dedra (Denis Gough) por fin recibe las órdenes que todos estábamos asumiendo ya llegarían: Ghorman debe ser destruida, y debe suceder pronto.
Una noticia que no le da explícitamente a Syril (Kyle Soller), pero que este último ya comienza a sospecha. Es así, pues, que el episodio comienza a poner a los personajes centrales en posiciones interesantes: Cassian decide viajar junto a Wilmon a Gohrman, convencidos de que tendrán la oportunidad de asesinar a Fedra, obviamente sin sospechar que se viene una masacre. Bix se queda en Yavin pero tiene una conversación importante con Vel (Faye Marsay), quien también ha dejado de trabajar con Luthen. Y Syril trata de comunicarse con los rebeldes de Gohrman, sin mucho éxito. Adicionalmente, unos cadetes nuevos (y demasiado jóvenes) del imperio llegan al planeta anteriormente mencionado, lo cual preocupa a sobremanera a Dedra.
Puede que sea obvio, pero lo mejor de “Andor” es que se siente como la acumulación de una tensión casi inaguantable que sabemos explotará pronto. La atmósfera de suspenso y vacío deprimente en Ghorman es palpable, y aunque esto se ve balanceado con la sensación de esperanza (aunque sea sutil) en Yavin IV, igual el espectador sabe que lo que se viene en los episodios será terriblemente trágico. Y bueno, también sabe que, a pesar de estar a Ghorman, a Cassian no le pasará nada, porque por algo ya vimos “Rogue One”. ¿Pero Dedra, Syril, y los rebeldes del planeta? Pues habrá que ver los siguientes dos episodios para ver quién sobrevive, y quien termina llegando al fin de su agitada existencia.
Episodio 8: ¿Quién eres?
***** sobre *****
Y llegó el momento que todos teníamos miedo de que llegara: la masacre de Ghorman. Y con eso, el mejor episodio no solo de la segunda temporada de “Andor” hasta ahora, si no también de toda la serie. Un episodio que se deleita en mantener al espectador en la más inaguantable tensión, ansioso mientras ve como el suspenso aumenta y aumenta y aumenta hasta explotar de la forma más violenta posible, colocando a sus figuras más importantes en puntos de absoluta vulnerabilidad. “¿Quién eres?” me dejó con el corazón en la garganta, totalmente afectado luego de haber visto como “Andor” desarrolló una marcha y eventualmente masacre de forma tan cruenta, tan emotiva.
Cassian está en Ghorman, listo para matar a Dedra. Dedra está trabajando junto a Capitán Kaido (Jonjo O’Neill), totalmente consciente de lo que tendrá que hacer. Wilmon sigue del lado de los rebeldes, y Syril recién se va dando cuenta de lo que está pasando. De hecho, me animaría a decir que Syril es la estrella, por así decirlo, del episodio —Kyle Soller hace un estupendo trabajo transmitiendo, con lenguaje corporal y expresiones faciales, el gradual cambio en el personaje, mientras se va dando cuenta de lo que Dedra está haciendo y de lo que le pasará a la gente de Ghorman. Y sí, hacia el final del episodio, Syril muere —asesinado luego de haber intentado matar a Cassian. El fin de un personaje verdaderamente patético, que obviamente contribuyó con las acciones fascistas de un Imperio totalitario, pero que termina siendo más triste que verdaderamente villanesco. Eso queda claro luego de que, antes de ser asesinado, Cassian le pregunta: “¿quién eres?”. Nada peor que morir como un anónimo, cuyo trabajo no valió nada.
En relación a la masacre, pues “Andor” nos entrega una de las secuencias más tensas que haya visto en un buen tiempo. La escenificación perfecta de lo que el Imperio es capaz de hacer, asesinando a todo un grupo de personas únicamente porque quieren un recursos importante para… bueno, construir una estación espacial gigante que se encargará de matar a millones de personas más. Personajes secundarios mueren luego de conmovernos con sus cánticos e himnos de rebelión, y Cassian sobrevive con las justas, llevándose consigo a un terrible droide imperial que asumimos eventualmente se convertirá en K2SO. Mucho se pierde, pero la pelea sigue adelante, por más de que Dedra y el Imperio se hayan salido con la suya —con terribles consecuencias.
Episodio 9: Bienvenidos a la Rebelión
***** sobre *****
Al final del día, la historia de Cassian Andor es una tragedia. Lo sabíamos desde que fuimos testigos del desenlace de “Rogue One”, y es algo que hemos estado viendo desarrollándose a lo largo de las dos temporadas de “Andor”. No obstante, es en este noveno episodio de la segunda temporada que se comienza a sentir más. No solo por la manera en que mezcla victorias con derrotas; un tono trágico con un tono esperanzador. Si no también por la forma en que Bix se despide de Cassian con un video, prometiéndole que se verán una vez que las cosas sean resueltas y la Rebelión gane. Algo que, lamentablemente, por la forma en que Cassian fallece en la película anteriormente mencionada, sabemos que nunca pasará. Una tragedia.
La manera, pues, en que se van respondiendo algunas de las preguntas que teníamos respecto a Cassian y la Rebelión en este episodio es magistral. Más que simplemente llenar huecos, lo que ha hecho el guionista Dan Gilroy es otorgarle motivaciones adicionales y creíbles a sus personajes, y obligaros a interactuar y tomar decisiones difíciles. Consideren, si no, el discurso de Mon Mothma en el Senado, donde denuncia el genocidio de los Ghorman frente a toda la galaxia, mientras la IBS conspira para asesinarla. O cómo finalmente se encuentra con Cassian, quien la ayuda a escapar del Senado para que eventualmente pueda llegar a Yavin IV y convertirse en la lideresa de la Rebelión.
Las piezas van colocándose en su lugar, y en vez de sentirse como algo obligatorio, cansado, se siente más bien como la culminación de todo lo que hemos estado viendo en estos episodios. Como el clímax emocional, tensional y narrativo de todo lo que hemos estado experimentando con estos personajes. Algunos casos, como el de Bix, se sienten inevitables. Y otros, como el de Luthen, quien al menos hasta ahora sigue vivo, no dejan de sorprender. Pero lo mejor de “Bienvenidos a la Rebelión” es que no deja de lado a Cassian, enfocándose en él y su rol de suma importancia en la Rebelión. Y por qué no, culminando con el nacimiento, por así decirlo, de K2-SO, quien asumimos tomará un rol grande en los tres episodios que saldrán la próxima semana. De verdad que no podría estar más contento con lo que “Andor” está haciendo con la franquicia de “Star Wars”.

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