Opinión
CRÍTICA – Modern Love: El amor, sentimiento imprescindible para la autosuperación
Publicado
hace 5 añosel
Cada día me convenzo más de que lo que somos, como actuamos, e inclusive lo que sentimos tiene una directa relación con nuestra evolución como raza humana. En este contexto me pregunto ¿Para qué sirve el amor? ¿Por qué como humanidad lo necesitamos? En Homo Deus, Yuval Noah Harari adjudica la supremacía del ser humano a que fue la única raza que pudo cooperar en grandes masas y que esto le permitió evolucionar hasta convertirse en el gobernante absoluto del mundo. Para que podamos cooperar debemos querer estar juntos por tiempos relativamente largos, para ello debe existir un sentimiento de afecto y apego, algo en nuestros genes que nos diga “me siento muy bien con esta persona, voy a quedarme con él o ella”, quizás ese algo que conocemos como “amor”, en sus diferentes formas y perspectivas, sea el gran responsable de nuestra evolución, de nuestra autosuperación.
The New York Times viene publicando hace 15 años la columna llamada “Modern Love”, ensayos acerca del amor en sus diferentes dimensiones y tipologías; amores nostálgicos, platónicos, incondicionales, inclusive el amor propio. Es tan exitosa la columna que hace algunos años se convirtió también en un pódcast y recientemente John Carney y AMAZON decidieron llevarla a la televisión. La serie, que ya tiene confirmada una segunda temporada, incluye en su primera a actores de gran renombre como como Anne Hathaway, Tina Fey, Andy García, Dev Patel y Catherine Keener entre otros.
La primera temporada contiene ocho historias de amor, todas ellas ambientadas en la ciudad de Nueva York, aparentemente no relacionadas una con otra, sin embargo, se siente como una sola película, y para esto existen tres puntos claves:
Primero, la cinematografía de Yaron Orbach (Sing Street, Begin Again), que juega un papel fundamental en el desarrollo de la serie, pues cada historia representa una pieza de una gran fotografía, expresada consistentemente por Orbach, intuyo influenciado por Woody Allen. Disfrute tanto la serie que lamento que la cinematografía no haya sido “perfecta”, sobre todo teniendo a la hermosa ciudad de Nueva York como lienzo y que siento no fue explotado al 100%.
Sin llegar al nivel de Gordon Willis en Manhattan, la cinematografía es estupenda. Foto: AMAZON.COM
Segundo, la musicalización (podemos encontrar el soundtrack en Spotify) pues pareciera que cada una de las piezas está compuesta única y exclusivamente para una serie que se desarrolla en la Gran Manzana, cuidadosamente seleccionada para cada historia, inclusive Anne Hathaway interpreta una pieza, transportándonos a los años 80s. El intro es realmente hermoso, me sorprendió mucho que John Carney (en colaboración con Gary Clark) tenga entre sus talentos la composición musical.
Y, por último, los guiones adaptados de John Carney, Sharon Horgan, Tom Hall y Audrey Hells, que tienen origen en los inspiradores ensayos de los diferentes escritores de The New York Times, contados en diferentes secuencias temporales y perfectamente vinculados en el capítulo final; los cuales finalmente nos enseñan que “All you need is Love”.
Ilustración de Brian Rea, THE NEW YORK TIMES
La serie se presta para ver en pareja, con amigos, o con quien te sientas cómodo de hablar de amor. Asimismo, para reflexionar y recordar sentimientos, amores, y decepciones que quizás experimentamos en nuestras vidas, siempre con un mensaje de aprendizaje. Obviamente, y debido a que estoy en mis cuarentas, me conecté más con algunos capítulos que otros, algunos los vi con nostalgia, otros con identificación y otros desde una perspectiva más de espectador.
Seamos honestos, todos queremos romance y sobre todo si supera todas las barreras, como el de “Cuando cupido es una periodista curiosa” (escrita por John Carney y basado en el ensayo de Deborah Copaken). Romántica hasta los huesos, Joshua (Dev Patel), un joven CEO de una empresa de tecnología es entrevistado por la veterana Julie (Catherine Keener) hasta profundizar en sus experiencias con el amor de sus vidas, ese amor intenso y salvaje que se siente cuando te encuentras en tus veintes, y que si nunca fue consumado siempre te preguntaras ¿Qué hubiera pasado si…?
AMAZON PRIME
Sin embargo, algunas veces queremos calma. Muchos de nosotros tenemos ese amigo, con el cual no tenemos nada en común, ni siquiera la edad generacional, sin embargo, es un amor que es tan falto de complicaciones que nos reconforta y nos da paz, y que sabemos que siempre estará presente cuando lo necesitemos. Un amor como este vemos en “Cuando el portero es tu mejor amigo” (escrita por John Carney y basado en el ensayo de Margaret Hogben) que narra la historia de Maggie (Cristin Milioti de How I met your mother) y la relación que tiene con el conserje de su edificio Guzmin. Carney y Hogben muestran un amor incondicional de padre no impuesto, un amor simple y práctico.
Otras veces solo nos necesitamos a nosotros mismos. “Acéptame como soy, sea quien sea” (escrita por John Carney y basado en el ensayo de Terri Cheney) cuenta la historia de Lexi (efusiva y deprimentemente interpretada por Anne Hathaway), una mujer independiente e inteligente que finalmente entiende que el amor propio es el fundamento esencial para que otros amores puedan florecer. Un paso importante en tu vida es descubrir que aceptarse y amarse a sí mismo no solo te hace feliz, sino también te hace mejor.
AMAZON PRIME
Con “La carrera mejora cuando te acercas a la meta” (Escrita por John Carney y Tom Hall y basado en el ensayo de Eve Pell) no pude dejar de preguntarme que hubiera pasado si mi madre, luego de la temprana muerte de mi padre (hoy en mis cuarentas y que me siento aun joven, tengo una mejor perspectiva de la longevidad durante una vida) se hubiera vuelto a enamorar, y disfrutara quizás veinticinco años de conversaciones, caricias y amor sin prisa…de esos amores como los de Fermina Daza y Florentino Ariza, quizás en pareja estos tiempos se sobrelleven con menos cólera.
AMAZON PRIME
Uno de los propósitos principales de la serie es transmitir que el amor en todas sus expresiones, enseña, nos hace ser mejores, nos hace superarnos…así que, amemos más, ya que, además, de esto depende la evolución de la humanidad. La serie completa es obligatoria para románticos, amantes de la fotografía, apreciadores de buenos guiones y soundtracks, y por su puesto para New York lovers.
Cocinero autodidacta y amante del cine, la música y la pintura. Recientemente publica en Medium ensayos de variados derivados de películas (https://link.medium.com/QzYF4Gjsw6). Ingeniero Civil de profesión y Co fundador de Cheespoint. Enamorado de mi familia y la vida. MBA Tulane University / Ingeniero Civil por la PUCP Miembro CIP / Lean Institute / BNI
****½ sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
Llegamos al final de lo que podría considerarse como una de las mejores series del 2024. Y felizmente, “El Pingüino” ha concluido de manera satisfactoria —más que satisfactoria, de hecho. El personaje del título (Colin Farrell) por fin se ha convertido en el verdadero villano que siempre debió ser; Sofia Gigante (Cristin Milioti) ha regresado al asilo de Arkham, para volver a vivir su peor pesadilla. Pero más importante: lo que tanto nos teníamos, terminó pasando. Vic (Rhenzy Feliz), el eterno aliado de Oswald, es asesinado por este último luego de que tienen una breve conversación, en la que el primero le confiesa que lo considera como familia. El último cuchillazo en el corazón (no literal). El último paso que Oz tenía que dar para convertirse en lo que debía ser.
De hecho, lo que postula este último episodio de “El Pingüino”, es que Oz siempre fue así. Desde pequeño. No solo porque terminó matando a sus dos hermanos, como vimos en otro flashback, si no también porque siguió viviendo con su mamá después de eso, como si nada hubiese pasado. Para él, sus hermanos eran como obstáculo que le impedían estar con su madre, y que debían ser eliminados. Quería a su madre solo para él. Quería su aceptación. Quería darle la vida que siempre quizo tener. Pero como Oz no puede obtener todo lo que quiere, y mucho menos lo más importante para él, su madre termina teniendo un derrame, el cual la deja en estado vegetativo. Todo por lo que luchó, todo por lo que mató… se esfumó en pocos minutos. Y todo lo que queda es un Oz destruido, que lo tiene todo pero a la vez nada.
Es así, pues, que “El Pingüino” nos deja con una de las mejores construcciones de un villano que haya visto en un buen tiempo. A diferencia de lo que está haciendo Sony, la serie nunca trata de redimir a su personaje central ni mucho menos. No trata de convertirlo en un antihéroe. Lo que ha hecho es obligarnos a seguir a un personaje nefasto, a un psicópata al que entendemos, pero al que nunca llegamos a justificar. Es fascinante, y se cuelga de las excelentes actuaciones de Farrell, Milioti y Feliz. De hecho, si tengo una sola queja, es que “El Pingüino” no logra insertar suficientes referencias al mundo en el que sucede (¿cómo es que Batman ha ignorado todo lo que pasa en el show?) Y aunque me encantó la aparición de la Batiseñal al final, creo que pudieron haber puesto… más. Pero eso es lo único, ¡lo juro! Por lo demás, “El Pingüino” ha concluido muy bien, y ha demostrado ser, nuevamente, de lo mejor que hemos podido ver este año en streaming.
****½ sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
Ya nos vamos acercando al final. En el sétimo episodio de “El Pingüino”, llamado “El Jefe”, las cosas se tornan más complicadas para el personaje del título. Su madre, Francis (Deirdre O’Connell) ha sido capturada por Sofia Gigante (Cristin Milioti), y cuando llega a su casa en busca de Vic (Rhenzy Feliz), más bien se encuentra con Sal Maroni (Clancy Brown), quien le pide lo lleve a su base de operaciones en las alcantarillas. Después de todo, se quiere vengar de Oz por haber matado a su esposa, y de paso se quiere quedar con su operación de producción y distribución de drogas para compartirla con Sofia.
Es una situación compleja, pues, de la cual, para variar, Oz logra salir. Con la ayuda de un secuaz, logra apagar las luces de su base, se escapa de las garras de sus enemigos, y termina asesinando a Maroni… bueno, más o menos. Pelean, y este parece morir de un infarto, lo cual frustra a Oz, quien siempre quiere demostrar que es el ganador y es mejor de lo que el resto cree. Pero por su parte, en una conversación con Francis, Sofia se da cuenta de algo: todo este tiempo, quizo hacer algo nuevo, ser distinta. Pero ha estado jugando el mismo juego que su padre. Por ende, cuando Oz le pide que vaya a su base para entregar a su madre, hace algo diferente: le manda una bomba. Y aunque el Pingüino sobrevive (obviamente), para variar, los que pagan las consecuencias de la explosión son los residentes más pobres de la superficie. Al igual que con la inundación del Acertijo en “Batman”, son los más necesitados los que sufren por las acciones de estos villanos.
Es así que “El Pingüino” se va acercando a su final, sorprendiéndonos con giros narrativos interesantes y demostrando que ya se está acercando a un clímax potencialmente intrigante. Disfruté del flashback a la infancia de Oz con su madre (pues resulta que el pequeño Pingüino fue el responsable de la muerte de sus hermanos… o al menos eso parece), y disfruté de la escena entre Francis y Sofia, y de la intervención del Doctor Rush (Theo Rossi) en toda la situación. Sofia sigue siendo una antagonista formidable, dejando a Oz más solo que nunca. Aparentemente sin Vic (por el momento, asumo) y con un ejército muerto. ¿Qué pasará en el último episodio de la próxima semana? Tengo mis teorías, pero como siempre, estoy seguro que “El Pingüino” logrará sorprenderme.
destacado
CRÍTICA: Agatha en todas partes – Episodios 8 y 9 (FINAL)
Publicado
hace 3 semanasel
31 octubre, 2024EPISODIO 8
****sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
El octavo (¡y penúltimo!) episodio de “Agatha en todas partes” comienza con el breve retorno de Alice (Ali Ahn), quien al encontrarse con la Muerte (Aubrey Plaza) se entera de que ya cumplió con su misión en la Tierra; al ser una Bruja de Protección, murió protegiendo a alguien. Luego de eso, retornamos a donde Billy (Joe Locke) y Jennifer (Sasheer Zamata) escapando de la prueba anterior, y del sacrificio de Lilia (Patti LuPone). Eventualmente, se reencuentran con Agatha (Kathryn Hahn), y aunque tratan de avanzar por el Camino de las Brujas, al final se dan cuenta de que este es un círculo, y regresan a donde comenzaron.
¿O no? Porque sí terminan llegando a la última Prueba, donde Agatha se da cuenta que cada una de las brujas ha llegado al momento en donde puede (¿debe?) recibir lo que está buscando. Jennifer recupera sus poderes (resulta que era la mismísima Agatha las que los estaba bloqueando), Billy encuentra la manera de meter la consciencia de su hermano en el cuerpo de un niño que está a punto de morir, y Agatha… bueno, logra crear vida a partir de la tristeza, lo que la lleva a enfrentarse a la Muerte y, para sorpresa de muchos, autosacrificarse. ¡Resulta que no era taaaan mala después de todo!
Todo va culminando, pues, tal y como asumíamos que culminaría, pero lo más interesante ha sido reservado para el final del episodio. Ya de vuelta en casa (y luego de haber adquirido su propio traje de superhéroe y todo), Billy se da cuenta de algo, y el público es testigo de un giro bastante chocante. El Camino de las Brujas nunca existió; siempre estuvo basado en las experiencias y cosas que Billy tenía en su cuarto. Como buen hijo de Wanda Maximoff, creó su propia realidad, y trajo consigo a las brujas para meterse en ella (lo cual explica cómo es que la Muerte se va del Camino simplemente cortando un agujero en una pared falsa en el fondo… huh). Es un “twist” que funciona, pero que sí me dejó con una desagradable sensación, parecida a la del estereotípico final de “todo fue un sueño”. Y así termina, lo cual, por supuesto, me lleva a…
EPISODIO 9 (FINAL)
**** sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
…el último episodio de “Agatha en todas partes”, por supuesto. Es aquí, pues, que nos enteramos —a través de un flashback bastante extenso— de la vida de Agatha entre 1750 y 1756, primero cuando dio a luz a su hijo Nicky, y luego cuando vivió con él hasta el día que la Muerte se lo llevó, engañando a brujas para luego matarlas. Pero más importante, es aquí que se complementa lo revelado en el episodio anterior, mostrándonos que la Balada del Camino de la Bruja nunca fue real —simplemente era la adaptación de una canción que al pequeño Nicky se le ocurrió mientras caminaba con su madre cerca al bosque.
Por ende, es Agatha quien se inventó todo el rollo del Camino, y como se muestra en un montaje bastante memorable, quien engañó por literalmente siglos a brujas, diciéndoles que les mostraría el Camino, para luego extraerles todo su poder. Es eso, de hecho, lo que planeaba hacer con Alice, Jennifer y Lilia al inicio de la temporada, en el sótano de su casa… hasta que Billy, con su propio poder, creó el Camino por primera vez en la historia. Es así, pues, que este episodio final nos muestra claramente el arco de personaje de Agatha: comenzó la temporada como alguien que simplemente quería seguir engañando a otras brujas, como siempre, y la terminó sacrificándose por Tommy, y convirtiéndose en una fantasmita.
Es ya en el presente que la vemos así, y que llegamos al final de la serie: con Agatha y Billy saliendo a la luz, en busca de Tommy. ¿Veremos el desarrollo y desenlace de dicha aventura? Sospecho que sí, pero no sé si en una segunda temporada de “Agatha en todas partes”, o en alguna otra serie. En todo caso, se puede decir que este show terminó siendo mejor que lo que muchos esperaban; correcto, en términos generales, y en el caso de algunos episodios un poco repetitivo, pero en el caso de otros, bastante memorable. No la he pasado mal con “Agatha en todas partes”, y ahora que el personaje del título es un fantasma, me gusta la idea de seguir a Billy Maximoff en la búsqueda de su hermano. ¡Apúrense y háganlo realidad, Marvel!