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CRÍTICA – Moon Knight (Episodio 6, FINAL)

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Aún con una siguiente temporada sin confirmar, me animo a decir que Moon Knight puede haber sido una especie de “conejillo de indias” para Marvel Studios. Con una saga cinematográfica que cada vez acopla elementos más ostentosos para unificarlos en una sola estructura gigantesca, estrenar una serie que no logra encontrar una relación directa con el eje principal de su universo podría haber sido una mala decisión. Sin embargo, los potenciales colaterales negativos estaban bastante medidos por Kevin Feige y su compañía, por lo que no era un riesgo significativo lanzar una producción con un protagonista no tan popular que le iba a permitir explorar otro tipo de historias dentro de géneros muy distintos.

En palabras sencillas era “arriesgar poco con posibilidad de ganar mucho” y ha sucedido algo tan simple como ello. El MCU ha presentado un argumento bastante atractivo por su propuesta muy cercana al thriller psicológico, ha ganado un par de actores de renombre como Oscar Isaac e Ethan Hawke con una capacidad interpretativa enorme y, por si fuera poco, ha sumado uno de los personajes femeninos más prometedores para la continuación de la franquicia con Layla interpretada por May Calamawy.

Lo que personalmente esperaba de este último capítulo era que pudiera elaborar las conexiones hacia el MCU, pero esto no ha ocurrido. Se ha enfocado en mantener los saltos entre las realidades de las que aún tras el final, y aún más tras la sorprendente escena post crédito, no se tiene la suficiente claridad para resolver el misterio de la serie y esto es quizá lo que mantuvo la atención durante las seis semanas. Aún así, este episodio ha estado mucho más cercano a un desarrollo típico de un tercer acto de la saga y en ello tampoco ha decepcionado. Hemos tenido muy buenas secuencias de acción y un cierre emotivo, aunque para ello los guiones de las producciones de Marvel suelen tener la mala costumbre de ir en detrimento del enemigo de turno. Este caso no ha sido la excepción y Ammit ha pagado las consecuencias de ello.

Obviando aquello, que Moon Knight sea la mejor serie de Marvel Studios para Disney+ es un tema que se puede discutir. Lo que es inobjetable es que ha tenido suficientes elementos para sorprender capítulo a capítulo -me reafirmo en que mucho han tenido que ver las actuaciones del reparto, las que han logrado realzar el libreto- y que la compañía se ha anotado un triunfo importante para sumar alternativas a la saga. Por ello, la aparición de una tercera personalidad para el protagonista, que ya se veía venir en episodios anteriores, supondrá un impulso interesante y nuevas oportunidades para explorar nuevos recursos técnicos y narrativos. En cuestiones de franquicia, veremos si las siguientes series tienen el mismo nivel de atrevimiento para ensayar innovaciones de este nivel. Ojalá que sí.

Estudié Economía en la Udep, pero mi película favorita no es Wall Street ni mi serie favorita es Billions. En realidad no tengo ninguna favorita, por eso dedico todo el tiempo posible a ver la mayor cantidad de series y películas que pueda, y porque me gusta. Escribo también en estrimin.pe.

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CRÍTICA: Andor – Temporada 2, Episodios 10, 11 y 12 (FINAL)

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Episodio 10: Haz que se detenga

****½ sobre *****

Pues por fin pasó lo que tenía que pasar. Luego de años de espionaje, secretos, engaños, mentiras y trabajar en secreto, Luthen Rael (Stellan Skarsgard) falleció. Y falleció de la forma en que siempre hubiese querido: por su propia mano, luego de haber sido descubierto por Dedra Meero (Denise Gough) y revelado como el líder de la rebelión en Coruscant. Pero curiosamente, no se trata de una muerte inmediata. De hecho, apenas se acuchilla, los Imperiales se lo llevan a un hospital —después de todo, Dedra lo necesita vivo para que pueda confesar. Pero lamentablemente, la ISB tiene otros planes.

Es así que el décimo episodio de la segunda temporada de “Andor” se enfoca casi completamente en Luthen y Kleya (una increíble Elizabeth Dulau), con la segunda infiltrándose en el hospital como enfermera para encontrar a Luthen, quien todavía está vivo (con las justas) en una habitación climatizada. Pero no para encontrarlo y rescatarlo, si no más bien para sacarlo de su miseria —para que, nuevamente, muera como a él le hubiese gustado, sin confesarle nada a nadie, sin decirle a Dedra que, gracias a su ahora fallecido agente doble, sabe de la existencia de la Estrella de la Muerte. Y más importante, ahora Kleya es la única que sabe las palabras clave que serán de suma importancia para el futuro de la Alianza Rebelde: Jedha, Kyber y Erso.

Obviamente, cualquier fanático que se sepa al Episodio IV de la saga original y, más importante, a “Rogue One” de memoria, reconocerá estas palabras. Pero fuera de aquellas conexiones a las películas posteriores, lo mejor de “Andor” está en la forma en que humaniza la relación entre Luthen y Kleya. Los eventos del presente son intercalados con flashbacks que nos muestran como aquellos personajes se conocieron y, por supuesto, cómo Luthen fue radicalizando a una joven Kleya, demostrándole cómo el Imperio debía ser combatido. Todo esto resulta en un episodio emotivo, que concluye de forma apropiadamente solemne, pero a la vez, satisfactoria. Puede que Luthen esté muerto, pero sus ideales viven en Kleya —solo esperemos que a esta última no le pase nada malo en los siguientes dos episodios.

 

Episodio 11: ¿Quién más sabe?

****½ sobre *****

El Episodio 11 de la segunda temporada de “Andor” es de lo más tenso que nos ha entregado la serie. No solo porque involucra a Kleya tratando de comunicarse con los rebeldes con un código secreto, si no también porque nos muestra a los Imperiales tratando de descifrar dicho código, mientras Cassian (Diego Luna) eventualmente lo recibe en Yavin, y decide ir con Melshi (Duncan Pow) y K2-SO (Alan Tudyk) a Coruscant. Es así que la segunda mitad del episodio se siente como una carrera contra el reloj: ¿quién encontrará primero a Kleya, los Imperiales o Cassian? ¿Y qué decidirá hacer ella una vez que le transmita su conocimiento a nuestro protagonista?

Pero eso no es todo. También tenemos una excelente escena de interrogación, en la que el Director Krennic (Ben Mendelsohn) hace puré a la pobre Dedra, quien intenta ser honesta luego de que la acusan de ser una espía rebelde. Esto culmina en ella siendo trasladada a una celda —un destino bastante triste para un personaje que se había estado deleitando por años de ser despiadada y eficiente, pero que al esconderle información a sus superiores y tratar de atrapar a Luthen por sí sola, termina por acabar con su propia carrera. Después de todo, lo ÚNICO que le importa a Krennic y los Imperiales es mantener el proyecto de la Estrella de la Muerte en secreto. Todo lo demás es secundario. Nada más (ni nadie más) importa.

Es por todo eso que verdaderamente se comienza a sentir que estamos llegando al final. Que la serie de “Andor” está presentando de forma magnífica los últimos días de su protagonista antes de los eventos de “Rogue One”, enfatizando la importancia del proyecto de la Estrella de la Muerte para los Imperiales. Pero fuera de eso, este segundo episodio dirigido por el mexicano Alonso Ruizpalacios está lleno de detalles interesantes: desde el hecho de que vemos inmediatamente cómo K2 es considerando más como un amigo que como un droide por Cassian y los demás (aawww), hasta cómo ciertos elementos narrativos de episodios anteriores llegan a su culminación acá. ¿Lo único malo? “¿Quién más sabe?” termina con un cliffhanger inaguantable, y hasta ahora no sabemos qué es lo que pasará con Kleya. ¡No puedo creer que solo quede UN episodio para que “Andor” acabe para siempre!

 

Episodio 12: Jedha, Kyber, Erso

***** sobre *****

Y llegamos al final. ¡Pero qué final! Si hay algo que “Andor” en general, pero específicamente este último episodio han hecho, es, lo crean o no, mejorar a la película de “Rogue One”. Es decir, han hecho lo que pocas precuelas logran hacer: elevar el material al que preceden, haciendo que, en este caso, la “trilogía” de la Primera Temporada de “Andor”, la Segunda Temporada de “Andor”, y “Rogue One” funcionen bellamente como un todo. Pocas veces me he sentido tan emocionado, tan tocado y tan satisfecho con el final de una serie. Tony Gilroy, Alonso Ruizpalacios y el resto del equipo se han lucido de forma tremenda; el final de “Andor” no decepciona para nada. Ni está cerca de hacerlo.

¿Y qué es lo que pasa acá? Uf. Dedra termina en prisión, todo el trabajo que había hecho para el Imperio, eliminado. Partagaz (Anton Lesser) prefiriere suicidarse antes que ser castigado por sus superiores. Cassian logra rescatar a Aleya y, junto con Melshi, son salvados por K2-SO, quien se baja de la nave para acabar con todos los Imperiales que los estaban rodeando. Y más importante: el grupo logra regresar a Yavin IV, donde Cassian logra contarle a Mon Mothma (Genevieve O’Reilly, ahora sí con su peinado y look de “Rogue One”), el General Draven (Alistair Petrie), Bail Organa (Benjamin Bratt), y a la Senadora Pamlo (Sharon Duncan-Brewster) y el Senador Jebel (Jonathan Aris), a quienes habíamos visto en “Rogue One”, toda la información que recibió por arte de Kleya.

Inicialmente no le creen, pero como sabemos lo que eventualmente pasará en la película, al final, Cassian logra salir de Yavin IV junto a K2 para ir al Anillo de Kafrene. Es así que el episodio termina por empalmar PERFECTAMENTE con “Rogue One”, tanto así que, al terminar, lo primero que hice fue entrar a YouTube para buscar, apropiadamente, la escena de la película en el Anillo de Kafrene. Pero fuera de eso, el episodio nos deja con una sensación agridulce de esperanza; con el feeling de que hemos sido testigos de una serie que enfatiza las pequeñas acciones de gente rebelde de toda importancia, y que complementa bellamente a la película del 2016. En pocas palabras: este final deja en claro que “Andor” es literalmente LO MEJOR que Disney ha hecho con “Star Wars” y que, al menos para Vuestro Servidor, esta serie, junto con “Rogue”, es superior a las Secuelas. Lo he dicho, y dudo que me vaya a arrepentir.

Ah, y la cereza sobre el pastel: la escena final. Bix (Adria Arjona) y el hijo de Cassian. Un hijo al que sabemos nunca conocerá; ni siquiera sabrá de su existencia. La serie nos deja con ese pensamiento triste, pero también sabiendo que su legado quedará intacto, con Bix e incluso con B2-EMO (¡sí, sale al final!). Un desenlace más hermoso no podríamos pedir.

Ay, cómo te extrañaré, “Andor”.

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CRÍTICA: Andor – Temporada 2, Episodios 7, 8 y 9

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Episodio 7: El mensajero

****½ sobre *****

Para variar, el primer episodio de “Andor” de esta semana comienza un año después de los eventos del episodio 6. Sin embargo, a diferencia de comienzos previos, “El mensajero” no se demora nada en establecer en qué situación se encuentran los personajes. Cassian (Diego Luna) y Bix (Adria Arjona) están viviendo en Yavin IV, cerca a la base rebelde, esta vez trabajando para un grupo más organizado e ignorando a Luthen. Y Dedra (Denis Gough) por fin recibe las órdenes que todos estábamos asumiendo ya llegarían: Ghorman debe ser destruida, y debe suceder pronto.

Una noticia que no le da explícitamente a Syril (Kyle Soller), pero que este último ya comienza a sospecha. Es así, pues, que el episodio comienza a poner a los personajes centrales en posiciones interesantes: Cassian decide viajar junto a Wilmon a Gohrman, convencidos de que tendrán la oportunidad de asesinar a Fedra, obviamente sin sospechar que se viene una masacre. Bix se queda en Yavin pero tiene una conversación importante con Vel (Faye Marsay), quien también ha dejado de trabajar con Luthen. Y Syril trata de comunicarse con los rebeldes de Gohrman, sin mucho éxito. Adicionalmente, unos cadetes nuevos (y demasiado jóvenes) del imperio llegan al planeta anteriormente mencionado, lo cual preocupa a sobremanera a Dedra.

Puede que sea obvio, pero lo mejor de “Andor” es que se siente como la acumulación de una tensión casi inaguantable que sabemos explotará pronto. La atmósfera de suspenso y vacío deprimente en Ghorman es palpable, y aunque esto se ve balanceado con la sensación de esperanza (aunque sea sutil) en Yavin IV, igual el espectador sabe que lo que se viene en los episodios será terriblemente trágico. Y bueno, también sabe que, a pesar de estar a Ghorman, a Cassian no le pasará nada, porque por algo ya vimos “Rogue One”. ¿Pero Dedra, Syril, y los rebeldes del planeta? Pues habrá que ver los siguientes dos episodios para ver quién sobrevive, y quien termina llegando al fin de su agitada existencia.

 

Episodio 8: ¿Quién eres?

***** sobre *****

Y llegó el momento que todos teníamos miedo de que llegara: la masacre de Ghorman. Y con eso, el mejor episodio no solo de la segunda temporada de “Andor” hasta ahora, si no también de toda la serie. Un episodio que se deleita en mantener al espectador en la más inaguantable tensión, ansioso mientras ve como el suspenso aumenta y aumenta y aumenta hasta explotar de la forma más violenta posible, colocando a sus figuras más importantes en puntos de absoluta vulnerabilidad. “¿Quién eres?” me dejó con el corazón en la garganta, totalmente afectado luego de haber visto como “Andor” desarrolló una marcha y eventualmente masacre de forma tan cruenta, tan emotiva.

Cassian está en Ghorman, listo para matar a Dedra. Dedra está trabajando junto a Capitán Kaido (Jonjo O’Neill), totalmente consciente de lo que tendrá que hacer. Wilmon sigue del lado de los rebeldes, y Syril recién se va dando cuenta de lo que está pasando. De hecho, me animaría a decir que Syril es la estrella, por así decirlo, del episodio —Kyle Soller hace un estupendo trabajo transmitiendo, con lenguaje corporal y expresiones faciales, el gradual cambio en el personaje, mientras se va dando cuenta de lo que Dedra está haciendo y de lo que le pasará a la gente de Ghorman. Y sí, hacia el final del episodio, Syril muere —asesinado luego de haber intentado matar a Cassian. El fin de un personaje verdaderamente patético, que obviamente contribuyó con las acciones fascistas de un Imperio totalitario, pero que termina siendo más triste que verdaderamente villanesco. Eso queda claro luego de que, antes de ser asesinado, Cassian le pregunta: “¿quién eres?”. Nada peor que morir como un anónimo, cuyo trabajo no valió nada.

En relación a la masacre, pues “Andor” nos entrega una de las secuencias más tensas que haya visto en un buen tiempo. La escenificación perfecta de lo que el Imperio es capaz de hacer, asesinando a todo un grupo de personas únicamente porque quieren un recursos importante para… bueno, construir una estación espacial gigante que se encargará de matar a millones de personas más. Personajes secundarios mueren luego de conmovernos con sus cánticos e himnos de rebelión, y Cassian sobrevive con las justas, llevándose consigo a un terrible droide imperial que asumimos eventualmente se convertirá en K2SO. Mucho se pierde, pero la pelea sigue adelante, por más de que Dedra y el Imperio se hayan salido con la suya —con terribles consecuencias.

 

Episodio 9: Bienvenidos a la Rebelión

***** sobre *****

Al final del día, la historia de Cassian Andor es una tragedia. Lo sabíamos desde que fuimos testigos del desenlace de “Rogue One”, y es algo que hemos estado viendo desarrollándose a lo largo de las dos temporadas de “Andor”. No obstante, es en este noveno episodio de la segunda temporada que se comienza a sentir más. No solo por la manera en que mezcla victorias con derrotas; un tono trágico con un tono esperanzador. Si no también por la forma en que Bix se despide de Cassian con un video, prometiéndole que se verán una vez que las cosas sean resueltas y la Rebelión gane. Algo que, lamentablemente, por la forma en que Cassian fallece en la película anteriormente mencionada, sabemos que nunca pasará. Una tragedia.

La manera, pues, en que se van respondiendo algunas de las preguntas que teníamos respecto a Cassian y la Rebelión en este episodio es magistral. Más que simplemente llenar huecos, lo que ha hecho el guionista Dan Gilroy es otorgarle motivaciones adicionales y creíbles a sus personajes, y obligaros a interactuar y tomar decisiones difíciles. Consideren, si no, el discurso de Mon Mothma en el Senado, donde denuncia el genocidio de los Ghorman frente a toda la galaxia, mientras la IBS conspira para asesinarla. O cómo finalmente se encuentra con Cassian, quien la ayuda a escapar del Senado para que eventualmente pueda llegar a Yavin IV y convertirse en la lideresa de la Rebelión.

Las piezas van colocándose en su lugar, y en vez de sentirse como algo obligatorio, cansado, se siente más bien como la culminación de todo lo que hemos estado viendo en estos episodios. Como el clímax emocional, tensional y narrativo de todo lo que hemos estado experimentando con estos personajes. Algunos casos, como el de Bix, se sienten inevitables. Y otros, como el de Luthen, quien al menos hasta ahora sigue vivo, no dejan de sorprender. Pero lo mejor de “Bienvenidos a la Rebelión” es que no deja de lado a Cassian, enfocándose en él y su rol de suma importancia en la Rebelión. Y por qué no, culminando con el nacimiento, por así decirlo, de K2-SO, quien asumimos tomará un rol grande en los tres episodios que saldrán la próxima semana. De verdad que no podría estar más contento con lo que “Andor” está haciendo con la franquicia de “Star Wars”.

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CRÍTICA: Andor – Temporada 2, Episodios 4, 5 y 6

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Episodio 4: ¿Alguna vez has ido a Ghorman?

****½ sobre *****

Tal y como se había prometido meses antes de la salida de la nueva temporada, ha pasado un año entre los primeros tres episodios y los de esta semana. Por ende, al comenzar el Episodio 4 de la segunda temporada de “Andor”, vemos a los protagonistas de la serie en situaciones ligeramente distintas. Cassian (Diego Luna) y Bix (Adria Arjona) están viviendo escondidos en un departamento en Coruscant; el primero está paranoico y no deja que la segunda pueda vivir una vida regular. Syril (Kyle Soller) está ahora en Ghorman trabajando como supervisor, tratando de conectarse con los rebeldes locales. Y Dedra (Denise Gough) maneja el proyecto de Ghorman desde Coruscant, en secreto —aunque el doble espía de Luthen (Stellan Skarsgård) en el Imperio ya se ha enterado de la verdad.

Pero eso no es todo. El episodio también se concentra por un momento en Mon Mothma (Genevieve O’Reilly), a quien vemos ahora trabajando en el Senado en Coruscant, tratando de ganar votos para oponerse a una ley instaurada por el Emperador Palpatine. Es así, pues, que el episodio mueve todas sus fichas, dejando en claro que Cassian es incapaz de vivir una vida normal, Bix no puede dejar de tener pesadillas con el Doctor Gorst (Joshua James), Mon no tiene la influencia de antes en el Senado, y Syril se ha convertido en un espía decente, trabajando de lleno a favor del Imperio y sus ideas fascistas en un planeta que ya ha pasado por días terribles. De hecho, se hace una referencia inesperada a una Masacre de Tarkin (¡!), en la que el Gran Moff asesinó a más de quinientas personas en la plaza de la Capital.

Puede que la narrativa desarrollada por el episodio escrito por Beau Willimon no suene a mucho, pero lo que tenemos acá es de lo más intrigante que el show nos ha presentado hasta ahora. El desarrollo de la relación entre Cassian y Bix; los intentos por parte de Mon para combatir al Imperio desde el Senado; la forma en que la gente de Ghorman es caracterizada como los suizos del espacio, hablando en un idioma que parece ser una mezcla de francés y alemán; todo tiene paralelismos a hechos reales, pero se siente también suficientemente humano y complejo. Vemos cómo el contexto en el que los personajes se desenvuelven va cambiando para dar pie a los eventos de películas posteriores, incluyendo, incluso, a un Saw Gerrera (Forrest Whitaker) interactuando con Wilmon (Muhannad Bhaier) en la base de D’Qar que vimos en el “El despertar de la Fuerza”. El Episodio 4 de la segunda temporada de “Andor” está muy bien, y estoy seguro que nos llevará a cosas incluso mejores.

 

Episodio 5: Tengo amigos en todas partes

****½ sobre *****

El Episodio 5 continua con todo lo establecido en el anterior, aumentando la tensión y dejando en claro que nuestros protagonistas, en su mayoría, están en problemas. Cassian se ve obligado a abandonar a Bix en Coruscant para ir a Ghorman y ayudar a los revolucionarios. Bix, por su parte, parece entrar en un cuadro de depresión, drogándose en las madrugadas mientras ve televisión (o holovisión basura) – “¡buenos días, Coruscant!”. Y Wilmon es testigo del mundo violento en el que vive Saw Gerrera, eventualmente acompañándolo a lo que asumo es robar rhydon, un tipo de combustible para naves espaciales. Esto culmina en otro excelente discurso por parte del guionista Beau Willimon, con el que uno termina por entender mejor a Saw, su visión de la revolución, y la forma en la que vive (parece que es medio drogadicto el tipo…)

Fuera de eso, tenemos a Luthen en aprietos; su socia, Kleya (Elizabeth Dulau) descubre que uno de los tantos micrófonos que han escondido en las piezas falsas que venden en su tienda está a punto de ser descubierto, lo cual motiva al primero a quejarse de que están haciendo demasiado. Están plantando demasiados micrófonos, tejiendo demasiadas redes de mentiras, usando demasiada gente; se están ahogando, y estas son las consecuencias. Y Syril, por supuesto, regresa a Coruscant no solo para ver a su madre, si no también para reportarle sus avances a la ISB. ¿El resultado? Lo que considera es el mejor día de su vida, ya que termina por confirmar que será capaz, en teoría, de manipular a sus contactos de la revolución en Ghorman gracias a su condición como doble espía.

O quizás no. Porque Cassian le dice al líder de dicha revolución, Carro Rylanz (Richard Sammel) que en teoría podrían atacar los transportes imperiales que quieren robar, pero que no lo recomienda. Esto podría resultar en planes frustrados, no solo para los locales de Ghorman, si no también para lo que Syril está proponiendo. Y es ahí, precisamente, donde radica lo mejor de este episodio de “Andor”: en que todo se siente interconectado, como piezas de un dominó que afectan la una a la otra, y que nos mantienen en tensión precisamente por lo que podrían terminar causando en el siguiente episodio. Es todo muy tenso y entretenido, demostrando que “Andor” es de lo mejor que “Star Wars” ha hecho en un buen tiempo, manteniendo un tono serio y lleno de suspenso y similar al de cualquier buena película contemporánea de espías. ¡Solo un episodio más esta semana!

 

Episodio 6: Qué noche tan festiva

***** sobre *****

Si ya de por sí “Andor” ha manejado un nivel bastante alto esta temporada, el Episodio 6, llamado “Qué noche tan festiva”, logra sentirse como la culminación de todo lo que ha sucedido hasta ahora. Haciendo que la mayor parte de narrativas introducidas en los dos episodios anteriores converjan, lo que tenemos acá es de lo mejor que se ha hecho con “Star Wars” hasta ahora. No solo a nivel temático o narrativo, si no también emocional. Después de todo, luego de ayudar a la revolución de Ghorman junto al amor de su vida, Vel Sartha (Faye Marsay), la guerrera Cinta Kaz (Varada Sethu) termina muriendo. Y no como una fuerte revolucionaria, si no más bien de la manera más estúpida, asesinada de casualidad por uno de los Ghorman.

Con esto, Tony Gilroy y Beau Willimon nos dicen mucho sobre la inevitabilidad de la muerte, manifestando que no toda muerte es heroica, por más de que la persona en morir sea efectivamente una heroína. La muerte de Cinta se siente como un desperdicio, pero precisamente por eso resulta desgarradora; de lo más emotivo que el show ha hecho hasta ahora. Además, el episodio entrelaza dicho suceso —en el contexto del robo de los transportes imperiales en Ghorman— con Kleya y Luthen en una fiesta senatorial en Coruscant, donde deben quitarle el micrófono escondido a la pieza mencionada en el episodio anterior. Con esas dos secuencias siendo presentadas en paralelo, el episodio llega a un nivel de tensión casi inaguantable, aprovechando al máximo el interés que el espectador tiene en la narrativa y en los esfuerzos increíbles que hacen los personajes.

Resulta, pues, casi deprimente pensar que luego de este episodio volveremos a tener un salto temporal de un año hasta el episodio de la próxima semana. Pero por lo menos logra terminar de formar un poco más esperanzadora, expertamente contrastando la reacción de Vel a la muerte de Cinta, con el relajo que sienten Luthen y Kleya luego de cumplir con su misión, y por supuesto, la escena final. Bix por fin logra vengarse del desgraciado del Doctor Gorst, y con la ayuda de Cassian, se infiltra en su laboratorio, dejándolo amarrado en una silla para ser torturado hasta que alguien eventualmente lo encuentre (es decir, por horas o hasta días). “Qué noche tan festiva” es lo mejor que “Andor” nos ha entregado hasta ahora, siendo su único “pero” el que incluya a un senador Bail Organa, ahora interpretado por Benjamin Bratt en vez de Jimmy Smits. No es nada terrible, pero tendremos que acostumbrarnos… algo que seguro pasará la próxima semana.

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