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CRÍTICA – Peacemaker (Episodios 1, 2 y 3)

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En una época en la que cada compañía productora tiene que encontrar una saga de blockbusters que conecte con la gente, ya que todo lo demás termina siendo un fracaso en taquilla sin necesariamente importar la calidad, parece que DC Cómics/Warner ha encontrado, por fin, la fórmula. Igual siempre encontraré irónico que este resurgimiento de la marca de Batman y Superman tenga como prócer a James Gunn, el hombre detrás de Guardians of the Galaxy y Guardians of the Galaxy Vol. 2, y quien igual estará a cargo de la tercera entrega tras varios idas y vueltas con el rival de enfrente.

Pero así son las cosas en la industria y Warner logró en el reboot de la Suicide Squad de 2021 no sólo enmendar los errores de la cinta homónima de 2016, sino también atravesar una ruta que varios han explorado, pero que todavía ningún estudio ha reclamado como suya. Mezclar superhéroes con humor gore y crítica social acompañado de una propuesta no convencional, tanto en estética como en la trama, como lo hace James Gunn en aquella película ya es algo que hemos visto, por ejemplo, en las dos entregas de Deadpool y en las dos temporadas de The Boys. Claro está, con sus diferencias argumentales y uno que otro recurso que refuerza la identidad propia de cada producción. Sin embargo, creo que ese es el sendero de lo que el espectador está necesitando y con lo que puede tener más enganche. Para muestra de lo opuesto, tuvimos a Jupiter’s Legacy, quien apostó por un exceso de solemnidad, convencionalidad y poca modestia, siendo cancelada por Netflix tras una sola temporada.

Entonces aquí es donde Peacemaker viene a reforzar este estilo sobre el que esta rama del Universo Extendido de DC Comics (DCEU) está construyéndose. La serie funciona. Tan sencillo como eso. En primer lugar, debido a que James Gunn sigue teniendo total libertad para, disculpen la expresión, hacer lo que se le dé la regalada gana. Utiliza mucho humor negro, incluye sátiras tan punzantes como el mejor Adam McKay (aunque sin condescendencia) y le facilita la vida al público al punto de colocar un resumen de los hechos ocurridos en Suicide Squad como entrada en el primer capítulo por si alguien no la vio previamente. Esa es la primera señal de que es un producto sencillo pero bien fabricado. La serie nunca pretende ser más de lo que es, incluso burlándose de sí misma en la intro, que en mi corta experiencia, reconozco como una de las mejores de los últimos años. Tanto así que en ninguno de los tres episodios le he activado el botón de «saltar intro».

Creo que, a nivel de trama, se acierta bastante en elegir a Peacemaker (John Cena), cuyo nombre real es Christopher Smith, como el primero para que tenga una serie individual. Tal vez no fue el personaje que causó más simpatía en la cinta, pero dentro de sus características inherentes puede desarrollarse algo muy interesante y actual. Lo que tenemos de arranque es al desadaptado héroe que ha sido internado en el hospital luego de quedar en coma por el disparo de Bloodsport. Tras su recuperación, será reclutado nuevamente por otro equipo que, en principio, está siendo castigado por la agente Amanda Waller (Viola Davis), como resultado de la insurgencia vista en la película previa. Este nuevo equipo está conformado por Harcourt (Jennifer Holland), Murn (Chuk Iwuji), Economos (Steve Agee) y Leota (Danielle Brooks) y tendrán a su cargo la misión «Butterfly», cuyo nombre recién se entiende en la última escena del tercer capítulo. Sin embargo, lo más interesante ha sido el cómo se nos ha planteado la exploración de Peacemaker en su vida antes de prisión. Así también tenemos la presentación de su padre, Auggie (Robert Patrick), de quien el protagonista adquiere todo su racismo, homofobia y xenofobia. Tendremos más de su padre, quien termina en prisión, pues todo apunta a que es el líder de una secta dentro de ella. Por otro lado, sabemos que Christopher tiene dos amigos. Uno es Eagly, su águila calva que tiene como mascota. El otro es Vigilante (Freddie Stroma), un wannabe hero que también tiene orden de captura y de quien, en principio, ni Peacemaker conoce su identidad real.

La serie nos va a plantear, como quien no quiere la cosa, varios dilemas respecto al uso de la violencia para alcanzar la paz. Nos acordamos de la frase que el propio Peacemaker utiliza como presentación en la Suicide Squad que va como «deseo la paz con todo mi corazón. No importa cuántos hombres, mujeres o niños tenga que matar para conseguirla” y empezamos a dudar, pues ya nos ha mostrado algo de sensibilidad el protagonista cuando en la última misión se le ordena disparar a unos niños. Para los siguientes episodios, nos quedan, además, las interrogantes de qué es lo que Leota trama en secreto con Waller. También conocer más del padre de Peacemaker, quien parece ser un personaje muy oscuro y con habilidades más allá de las de fabricar los cascos con alta tecnología que utiliza Christopher. Por último, y creo que esto es lo principal, entender por qué Peacemaker ha sido elegido para esta misión que es, a priori, más grande de lo que su capacidad puede dar.

En resumen: violencia exagerada, humor extremadamente ácido, una trama sencilla pero planteada correctamente y un protagonista cuya complejidad añade situaciones interesantes al argumento, pero sin complicar la trama, sino, por el contrario, manteniéndola siempre ligera. Esos son los factores responsables de que estos tres episodios me hayan dejado más que enganchado con la serie, a pesar de que no tenía expectativa alguna antes de verla. Solo nos quedan cinco capítulos más, pero ya es una grata sorpresa de James Gunn, quien tiene cuerda para rato en el género de superhéroes.

Estudié Economía en la Udep, pero mi película favorita no es Wall Street ni mi serie favorita es Billions. En realidad no tengo ninguna favorita, por eso dedico todo el tiempo posible a ver la mayor cantidad de series y películas que pueda, y porque me gusta. Escribo también en estrimin.pe.

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CRÍTICA: Daredevil: Born Again – Episodios 5 y 6

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*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

Episodio 5 – ****½ sobre *****

Lo divertido de ver series antes de la época del streaming, es que no todos los episodios tenían que avanzar con la trama general de forma explícita. De hecho, el chiste estaba en tener algunas historias que se podían sentir casi como secundarias, en donde el o la protagonista se veía involucrada en situaciones aisladas. Esa es, precisamente, la sensación que me ha dado el quinto episodio de “Daredevil: Born Again”, el cual se centra en el atraco a un banco en el que se encuentra Matt (Charlie Cox), quien había llegado para intentar sacar un préstamo con la ayuda del administrador asistente, nada más y nada menos que Yusuf Khan (Mohan Kapur), el papá de Kamala Khan / Ms Marvel.

Es así que el episodio se desarrolla como una historia que se puede disfrutar casi por sí sola, pero que contiene referencias como la anteriormente mencionada que dejan muy en claro que esta serie sí se lleva a cabo explícitamente en la MCU. Pero fuera de eso, tenemos un episodio emocionante y tenso, en el que Matt se ve obligado a usar sus poderes —básicamente, su súper sentido del oído— sin que nadie se de cuenta, actuando como un verdadero ciego y sin ponerse su traje de Daredevil. Esto resulta en un episodio increíblemente entretenido, que aprovecha bien la fecha en la que se lleva a cabo —el Día de San Patricio— así como la peligrosa situación en la que se encuentran nuestros personajes. No es un episodio mega importante, pues, pero igual lo disfruté mucho, y además, da la sensación de que establece a una misteriosa figura —el jefe de los criminales— como un villano potencial en el futuro. Habrá que esperar.

 

Episodio 6 – ****½ sobre *****

Es en el episodio 6 de “Daredevil: Born Again”, entonces, donde la trama comienza a avanzar un poco más —a diferencia del anterior, quienes busquen un mayor desarrollo de las líneas narrativas principales de la serie quedarán más contentos con este episodio. Es aquí que vemos como se descubre la forma en que Muse, un asesino serial/grafitero, está haciendo pintas aparentemente imborrables en las calles de Nueva York. Y también es aquí que vemos, por fin, a Matt regresar a sus andanzas, poniéndose el traje de Daredevil nuevamente, esta vez para rescatar a Angela (Camila Rodríguez) de las garras del asesino ya mencionado.

Resulta fascinante, además, ver a Wilson Fisk (Vincent D’Onofrio) formar un escuadrón anti-justicieros, lo que me imagino le traerá problemas más adelante tanto a Daredevil como a personajes como El Castigador. Pero lo que el episodio parece estar más interesado en decirnos es que, al convertirse de nuevo en justiciero, nuestro protagonista no se diferencia demasiado de su archienemigo. Es así que vemos como, en paralelo, Fisk y Matt se ven involucrados en peleas, con el primero sacándole la mugre al ex de Vanessa, y el segundo tratando de acabar con Muse. Entre eso, y la aparición inesperada de Jack Duquesne / El Espadachín (Tony Dalton), quien apareció por primera vez en la serie de “Hawkeye”, es que el sexto episodio de “Daredevil: Born Again” se desarrolla de forma emocionante, satisfactoria y violenta, mezclando contenido temático potente con referencias para los fans. Es decir, tanto este episodio como el anterior son de lo mejor que el show nos ha ofrecido hasta el momento.

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CRÍTICA: Daredevil: Born Again – Episodio 4

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**** sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

Si este se siente como un episodio menor, es porque los tres primeros capítulos de “Daredevil: Born Again” han sido extremadamente buenos; es decir, la valla está alta. Sin embargo, hay mucho para disfrutar en el cuarto episodio de “Daredevil: Born Again”, desde un caso muy particular que le toca atender a Matt Murdock (Charlie Cox), hasta los esfuerzos del alcalde Fisk (Vincent D’Onofrio) por comenzar a cumplir con sus promesas de campaña y, por supuesto, el muy esperado retorno de Frank Castle / El Castigador (Jon Bernthal).

De hecho, esto último es de lo mejor que tiene el episodio para ofrecer, incluyendo una magnífica escena protagonizada por dos grandes actores dando interpretaciones fascinantes. El diálogo entre Matt y Frank hace un excelente trabajo resumiendo las posturas de ambos personajes, y más importante, dejando en claro que la muerte de Foggy será lo que siempre terminará motivando al primero en esta temporada. Puede que él se mienta a sí mismo o diga que está trabajando únicamente porque es su deber, pero todo lo que hace —especialmente ahora lo relacionado a la muerte de su último cliente, así como sus enfrentamientos con policías corruptos que usan el logo del Punisher— lo hace por Foggy. Es Frank quien le hace ver la realidad a Matt, lo cual parece traerá consigo ciertas consecuencias; ¡me muero por ver a Daredevil de regreso, con traje y todo!

Pero regresando al tema de los policías. Me encanta que “Daredevil: Born Again” no tenga miedo de meterse en temas potencialmente controvertidos, dejando en claro que buena parte de los policías que operan en la Nueva York de Fisk son corruptos y violentos, capaces de matar hasta por venganza. Va a ser interesante ver cómo el show continua desarrollando esto, especialmente ahora que Frank ha regresado. Lo mismo se puede decir sobre Wilson Fisk —algo de progreso se está haciendo con sus terapias de pareja, pero el que tenga encerrado al ex de Vanessa, Adam (Lou Taylor Pucci) en un calabozo nos dice, nuevamente, que Fisk no ha cambiado tanto. Puede que sea capaz de perdonar a Daniel (Michael Gandolfini) luego de haber cometido un error, pero igual parece que no ha terminado de esconder sus violentas tendencias. Habrá que ver qué sucede con él, y claro, de qué forma Daredevil se verá obligado a detenerlo.

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CRÍTICA: Daredevil: Born Again – Episodio 3

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****½ sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

“Daredevil: Born Again” continua con un episodio que, por lo menos, se siente igual de satisfactorio y sorprendente que los dos primeros, siendo incluso, en ciertos aspectos, superior a ellos. Lo que tenemos acá es un capítulo dedicado casi enteramente al juicio de Hector Ayala (Kamar de los Reyes), en el que Matt (Charlie Cox) se encarga de defenderlo. Esta semana, pues, no tenemos a nuestro protagonista poniéndose el traje del personaje del título, pero eso no importa —da gusto tener un episodio enfocado en su identidad de civil, mostrándonos como a través de su trabajo como abogado también tiene que lidiar con muchos de los problemas éticos con los que se encuentra al actuar como superhéroe.

No hace falta decir, entonces, que el enfoque en el juicio funciona muy bien, permitiéndole al episodio desarrollar breves —pero intensos— momentos de palpable tensión. Resaltan el viaje por parte de un testigo importante al lugar del juicio, las revelación pública por parte de Matt de la identidad alterna de Hector (el Tigre Blanco), y por supuesto, la conclusión del juicio. Si algo de gusto acá, es ver cómo Hector es establecido y desarrollado como un buen tipo; como alguien que ha estado ayudando tanto a civiles como a policías, y que claramente sería incapaz de matar a alguien a sangre fría. Kamar de los Reyes (Q.E.P.D.) hace un estupendo trabajo interpretando a Hector, mostrándolo como alguien que simplemente se dedica a hacer lo correcto, incluso cuando eso puede traer consigo graves consecuencias.

Y eso es precisamente lo que termina sucediendo acá. Ver como Hector es finalmente asesinado, y encima por alguien que lleva el símbolo del Castigador en su ropa, resulta desgarrador. Al igual que ver a Matt hablar por fin sobre Foggy (Elden Henson) con su su cuasi novia, Heather (Margarita Levieva). Y hasta la trama secundaria con Wilson Fisk (Vincent D’Onofrio) resulta intrigante, especialmente cuando hacia el final lo vemos dando una entrevista en la que se queja del resultado del juicio a Hector. Ver como se discute y maneja el tema de los “vigilantes” a nivel político es más interesante de lo que suena, y es lo que hace que “Daredevil: Born Again” sea algo más que un simple show de personajes en spándex dándole a palazos. Si “Daredevil: Born Again” comenzó con el pie derecho con los primeros dos episodios, este tercero sirve para establecerlo como una serie con harto potencial que espero no vaya a ser desperdiciado.

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