Hay sagas que simplemente son sagradas; historias que fueron tan bien contadas la primera vez, que no tiene sentido que sean rehechas, por más nobles que sean las intenciones de sus creadores… o por más que una nueva versión garantice un éxito financiero. “Saint Seiya” ciertamente es una de ellas. Se trata, pues, de uno de los animes más populares de la historia, una saga que seguramente muchos jóvenes latinos recordamos de la década de los 90, y que todavía sigue cosechando seguidores, gracias a nuevas temporadas, OVAs, y hasta videojuegos para consolas contemporáneas. Puede que “Saint Seiya” ya no suene tanto en el mainstream, pero eso no quiere decir que haya bajado en popularidad o éxito comercial.

Es por esto que resulta curioso —pero hasta cierto punto, inevitable— el que Netflix se haya animado a realizar un remake de “Saint Seiya” con animación en 3D. Llamado “Saint Seiya: los Caballeros del Zodiaco”, se trata de una breve temporada de tan solo seis episodios que salió en el popular servicio de streaming en julio de 2019, y que rápidamente cosechó comentarios de todo tipo. Hay quienes disfrutaron de estos capítulos, comentando positivamente sobre el estilo de animación y personajes. Pero la mayoría, me atrevería a decir, reaccionó negativamente a todos los cambios hechos a la historia, sus protagonistas, y hasta el mismo concepto del anime. Decir que “Saint Seiya: los Caballeros del Zodiaco” ha sido una producción controvertida implicará ser amable —la mayoría de fanáticos de la franquicia ciertamente no ha sido amable con este remake.

En todo caso, con tanto comentario negativo, ¿cómo me podía resistir a ver “Saint Seiya: los Caballeros del Zodiaco”? Después de todo, solo tiene (hasta el momento) seis episodios de 20 minutos cada uno; si realmente terminaba siendo tan terrible como muchos decían, no iba a quitarme demasiado tiempo, al menos. Además, tengo gratos recuerdos de las primeras dos temporadas del anime original —la saga del Santuario y la saga de Asgard—, las cuales disfruté enormemente en los 90s, cuando tenía 5 ó 6 años. Tengo todavía los álbumes de figuritas, y recuerdo que me divertía mucho con mis figuras de acción con armaduras removibles (¡cómo me arrepiento de haber regalado esos juguetes!) “Saint Seiya” fue mi introducción al anime, y una de las primeras series con las que me “afané”.

Así que, habiendo visto ya este nuevo remake, ciertamente puedo decir que… es algo. No es tan terrible como muchos fanáticos acérrimos han estado declarando, de eso puedo estar seguro, pero tampoco es… bueno. Ciertamente tiene nobles intenciones, y al menos trata de hacer ciertos cambios a nivel narrativo que en otros casos podrían funcionar, pero el producto final, aunque entretenido, no le llega ni a los talones a la serie original. Se siente como un resumen apresurado, como una versión casi de Wikipedia de la saga original del Santurario, con personajes con caracterizaciones planas, y escenas de acción frustrantemente breves. En cierto modo, me recordó al remake de “El Rey León”: si tenemos la versión original, la cual es genial, ¿cuál es el punto de ver una regurgitación?

Al igual que en la serie de los 80s y 90s, el protagonista de “Saint Seiya: los Caballeros del Zodiaco” es… bueno, Seiya. Comienza la serie montando skate por su barrio (¡!), usando su outfit clásico (polo rojo y jeans), y tratando de defender a un pobre chico que está siendo abusado por una pandilla. Establecen su personalidad de manera muy eficiente, hay que admitirlo, aunque son cero sutiles. El punto es que Seiya utiliza su cosmo para atacar a los bullies, quienes lo graban con un celular, haciendo que el video de él usando su poderes se haga viral. Sí, esta serie se lleva a cabo en un universo con smartphones y redes sociales… por qué no.

Dicho video atrae la atención de Sienna y su padre, quienes le explican que sus poderes se deben a que es uno de los elegidos para convertirse en Caballero, uno de los protectores de la diosa Atena reencarnada. Y es así que Seiya viaja rápidamente para ser entrenado con la maestra Marin, y luego de cinco años, se enfrenta en un combate final para ganar la armadura de Pegaso, Caballero de Bronce. Sin embargo, Seiya es convocado rápidamente por Sienna a un torneo secreto, en donde deberá enfrentarse a otros caballeros de bronce, como Magnus (Cisne), Long (Dragón), o Shaun (Andrómeda, ahora una mujer), y finalmente, defender a Sienna, la reencarnación de Atena, del malévolo ejército de Vander Guraad.

Como se deben haber dado cuenta —si conocen la historia original—, esta nueva serie de “Saint Seiya: los Caballeros del Zodiaco” toca temas similares a la primera, y hasta utiliza a los mismos personajes, pero cambia ciertos detalles para hacerla… más contemporánea, supongo. Lamentablemente, dichos detalles están poco desarrollados, lo cual resulta en un producto final que no se siente cohesivo, y que más bien termina por confundir al espectador, que de seguro estaba esperando algo un poco más respetuoso —pero no necesariamente igual— al anime que vio durante su infancia.

Consideren, si no, que en tan solo seis episodios, vemos a Seiya de niño, en un flashback donde un Caballero Dorado secuestra a su hermana; viviendo una vida normal; siendo entrenado por Marin; peleando en un torneo; haciéndose amigo (aparentemente inseparable) de los otros tres Caballeros de Bronce; defendiendo a Atena; y enfrentándose al ejército de Vander Guraad, así como a su misterioso y poderoso emisario. Es demasiado contenido para tan poco tiempo, lo cual resulta en momentos verdaderamente confusos. Una elipsis en particular está tan mal manejada (digamos que un periodo de cinco años pasa en menos de tres segundos, sin mayores explicaciones), que por un momento creí que había presionado el botón de fastforward en mi control remoto.

Y eso no es lo único. Tenemos caracterizaciones apresuradas —Magnus cambia de opinión sin mayores motivaciones o explicaciones—, villanos que se pasan al lado del bien en menos de cinco minutos, peleas que no duran absolutamente nada, animaciones de ataques repetidas (casi siempre vemos a Seiya haciendo lo mismo cuando anuncia su ¡PEGASUS RIU-SEIKEN!), y momentos que debieron verse en pantalla, pero que suceden entre escenas, porque… no tenían suficiente presupuesto o algo por el estilo, supongo. El entrenamiento de Seiya con Marin es lo más grave: sería bacán el poder verlo entrenar, al menos en un montaje estilo “Rocky”, para poder entender bien su crecimiento, como personaje y como Caballero, pero lamentablemente eso no sucede. Uno simplemente tiene que asumir… lo cual, en un medio audiovisual, no es para nada lo ideal.

Pasemos, sin embargo, al elefante en la habitación: el Caballero de Andrómeda. Como muchos deben saber, Shun era hombre en el anime original, y de hecho, era uno de los personajes más interesantes de la saga. Se trataba, pues, de un personaje masculino que no obedecía a las caracterizaciones tradicionales de la época. En vez de ser un hombre aguerrido y clásicamente masculino y violento y agresivo, era un chico más bien tímido, a quien no le gustaba pelear, y que pasaba varios momentos llorando, especialmente cuando tenía que sufrir por su hermano mayor. Era un personaje refrescante, alguien que desafiaba las caracterizaciones de masculinidad tradicional y hasta tóxica de la época, y que servía como contraparte para el resto de personajes (especialmente el Caballero Fénix). Recuerdo que Shun me confundía un poco cuando era niño (después de todo, vivo en Perú, un país increíblemente machista y tradicionalista), pero con el tiempo, aprendí a apreciar su caracterización tan distinta.

Pero lo que han hecho en “Saint Seiya: los Caballeros del Zodiaco”, por alguna razón, es convertir a Shun en Shaun, una mujer, lo cual… trae consigo bastantes problemas. En vez de tener a un chico con una caracterización poco tradicional y hasta inclusiva, tenemos a una mujer con armadura rosada (porque, obviamente, ¡es mujer!), que más bien obedece a los arquetipos de los que estamos tan cansados. En esta serie, es la mujer a quien no le gusta pelear; es la mujer la que evade el conflicto, y la que termina siendo más emocional. Es la mujer, por supuesto, la que tiene armadura rosada, como ya mencioné, y es la mujer la “voz de la razón” que argumenta en contra de la violencia entre los personajes masculinos. En pocas palabras; por más que las intenciones de los creadores de esta serie hayan sido nobles, en vez de representar progreso, esta nueva Shaun representa un retroceso. Y encima, va en contra del lore de la saga, en donde las mujeres que quisieran ser Caballero, debían usar máscaras (como Marin). Simplemente no tiene sentido alguno.

La animación es una mezcla de lo bueno y lo malo. Los escenarios y los planos de paisajes son bastante impresionantes, muchas veces luciendo como pinturas bastante bellas, llenas de detalles y elementos destructibles. Los personajes, por otra parte, a pesar de respetar los diseños originales, tanto en lo que se refiere a rostros, como a las armaduras, se mueven de manera muy tiesa, lo cual hace que ciertas escenas —especialmente las de pelea—, no resulten muy convincentes. No se ve mal —de hecho, para estándares de televisión, “Saint Seiya: los Caballeros del Zodiaco” es relativamente impresionante—, pero carece del estilo y encanto del anime original. Eso sí, lo que hasta ahora no entiendo es por qué les quitaron los cascos a los Caballeros de Bronce… ellos también necesitan protección en sus cabezas, por si acaso.

“Saint Seiya: los Caballeros del Zodiaco” es una decepción… la cual, luego de haber visto los trailers, desgraciadamente me veía venir. Las peleas son breves y sosas —y abusan de las mismas animaciones para los ataques especiales de los Caballeros—, los aspectos modernos de la historia se sienten fuera de lugar —eso de que ahora las armaduras se compriman en tarjetas no tiene sentido alguno; me da que al equipo de realización le daba flojera modelar y animar las clásicas mochilas—, la trama se siente demasiado abreviada y apresurada en comparación a la serie original, y el cambio sufrido por Shaun es, francamente, hasta ofensivo. Sí, sí, la serie es corta y, en términos generales, se deja ver —disfruté bastante de las actuaciones de voz en INGLÉS, dicho sea de paso, así como de la canción principal interpretada por The Struts, una bandaza, y de algunos de los momentos de humor—, pero nuevamente, si tenemos el “Saint Seiya” original, con una historia más compleja y caracterizaciones más interesantes, ¿cuál es el punto de ver “Saint Seiya: los Caballeros del Zodiaco”? No sé si sacarán una segunda temporada, pero si lo hacen, espero mejoren todo lo mencionado en este texto. Si no… dudo que la serie vaya a durar mucho.