Netflix
CRÍTICA – Warrior Nun (Primera Temporada)
Publicado
hace 4 añosel
Al ver que Netflix ha producido una serie llamada “Warrior Nun”, me imagino que se les ocurren todo tipo de historias, muchas de ellas bastante absurdas. Después de todo, un título como “Warrior Nun” suena bastante absurdo, como algo sacado de una tira de cómics; y sí, efectivamente, esta nueva serie de Netflix está basada en una serie de cómics creada por Ben Dunn. Al leer un título como este, sin embargo, no me imagino nada particularmente serio o profundo; más bien, lo que se me viene a la mente es un grupo de monjas con espadas y metralletas, involucradas en una historia que no se toma en serio a sí misma, y que más bien acepta lo cursi que es. Es lo mismo que pasa cuando uno se entera de la existencia de películas como “Abraham Lincoln: Cazador de Vampiros”, o “Orgullo y Prejuicio y Zombies”.
Imaginen mi sorpresa, entonces, cuando termino de ver esta primera temporada de “Warrior Nun”, y me doy cuenta de que se trata de una serie bien hecha, con arcos de personaje creíbles, actuaciones decentes, efectos especiales espectaculares, y una narrativa inesperadamente ambiciosa. En pocas palabras: el título de “Warrior Nun” no le hace justifica a este a serie, y solo porque crea expectativas en el espectador que poco o nada tienen que ver con el producto final. “Warrior Nun” termina siendo, pues, una experiencia sorprendentemente divertida, la cual, de hecho, me encantaría fuese continuada en una segunda temporada. Conociendo a Netflix, sin embargo —y considerando el estado de la industria del entretenimiento durante esta pandemia—, tampoco quiero mantenerme demasiado esperanzado.
El show nos cuenta la historia de la joven Ava (la portuguesa Alba Baptista, quien maneja un acento americano prácticamente perfecto), una cuadriplégica que ha vivido casi toda su vida en un orfanato español, bajo el cuidado de unas monjas bastante sádicas y malgeniadas. Se trata de una existencia monótona y deprimente, la cual se ve interrumpida de manera repentina cuando Ava muere. Es así, de hecho, que termina en la morgue de una iglesia, abandonada y sin una familia que la reclame.
Pero es precisamente ahí donde sucede algo inesperado: una temerosa monja inserta una Aureola en la espalda de Ava, lo cual hace que resucite, y encima, pueda caminar, y utilizar poderes sobrenaturales: tiene súper fuerza, puede recuperarse de graves heridas casi inmediatamente (al más puro estilo de Wolverine), y hasta puede atravesar paredes. Después de todo, la Aureola usualmente es utilizada por la “Warrior Nun”, una monja especial, perteneciente a una secta de la iglesia dedicada a pelear con demonios, conocida como La Orden de la Espada Cruciforme. Sin embargo, Ava no sabe nada de esto, por lo que, confundida, se escapa de la morgue, y tratar de vivir una nueva vida. Pero como deberán estar asumiendo ya, tanto la Orden de la Espada Cruciforme, como un misterioso enemigo, estarán detrás de ella.
Lo más intrigante de “Warrior Nun” termina siendo, también, su mayor debilidad a nivel narrativo. Me gusta el que Ava no quiera pertenecer a la Orden de la Espada Cruciforme, y que desde un principio se niegue a combatir demonios y aceptar su destino. “Warrior Nun” está estructurada de tal manera que sigue muy fielmente al clásico Viaje del Héroe de Joseph Campbell: Ava es una suerte de “elegida”, que inicialmente se niega a aceptar su destino, pero que poco a poco se va convirtiendo en la salvadora de la humanidad. Es una estructura previsible pero que ha funcionado en infinidad de historias, y que en este caso, le permite al show sentirse un poco más serio, sin ahondar en cursilerías o momentos autoconscientes, más bien desarrollando a Ava como una protagonista creíble y sorprendentemente tridimensional.
¿Cuál es el problema, entonces? Pues por alguna razón, los creadores de “Warrior Nun” decidieron que Ava tenía que pasarse casi la mitad de la primera temporada rehusándose a participar en la historia, lo cual puede terminar por cansar a algunos espectadores. No me tomen a mal; el hecho de que la serie se tome su tiempo, y más bien prefiera desarrollar a Ava y ahondar en sus pensamientos —haciendo uso, incluso, de una voz en off por momentos innecesaria e irritante— es una decisión valiente, pero no llega a satisfacer del todo. Si Ava hubiera decido “responder a su llamado” un par de capítulos antes, esta primera temporada se hubiese sentido ligeramente menos tediosa, y bastante más satisfactoria y emocionante.
Felizmente, “Warrior Nun” cuenta con varias subtramas que le otorgan algo de textura a la narrativa, y que de hecho le permiten trascender los estereotipos del Viaje del Héroe. Consideren, si no, a la Doctora Jillian Salvius (Thekla Reuten), una científica que, al principio, parece ser la antagonista principal de la historia, pero que poco a poco va demostrando que tiene buenas razones para tratar de descubrir una puerta al cielo (o de repente, al infierno). O si no también tenemos al Cardenal Duretti (Joaquim de Almeida, un eterno villano), un ambicioso y poderoso miembro de la Iglesia, que también parece estar en contra de la Orden de la Espada Cruciforme. La manera en que estos dos personajes y sus secuaces se involucran en la historia es suficientemente intrigante, y ayuda a que uno entienda casi inmediatamente el contexto en el que se desenvuelven Ava y los demás.
De hecho, una vez que Ava decide hacerse amiga de las monjas, por más de que esté enamorada de un apuesto y joven criminal llamado JC (Emilio Sakraya), “Warrior Nun” se pone bastante más interesante. Me gustó, por ejemplo, la química entre la Ava de Alba Baptista y la Hermana Beatrice de Kristina Tonteri-Young (una novel actriz con mucho potencial), o las interacciones entre nuestra protagonista y Shotgun Mary (Toya Turner), una guerrera afiliada a la Secta, pero que a pesar de matar demonios para ellos, no es una monja. Hasta el líder del grupo, el Padre Vincent (Tristán Ulloa), tiene mucho qué hacer, y se va haciendo más importante mientras la serie avanza, demostrando que no deberíamos confiar en las apariencias. Cada uno de estos personajes secundarios tiene un backstory interesante, y le permiten a Ava considerar diferentes aspectos de su situación actual.
Evidentemente, ayuda también el que la mayoría de actuaciones sean de alto nivel, especialmente para un show llamado “Warrior Nun”. Alba Baptista (un clon portugués de Ellen Page; en serio, tienen que estar relacionadas de algún modo) interpreta a Ava mezclando cierta cantidad de inocencia con algo de sarcasmo y valentía, haciendo que su transformación de chica incrédula a Monja Guerrera resulte creíble. Y más importante: a pesar de ser su primera serie americana, demuestra que tiene todo el talento necesario para cargar una historia de este tipo sobre sus hombros.
Como Shotgun Mary, Toya Turner es suficientemente agresiva y valiente, aunque algunas de sus reacciones son frustrantemente molestas, haciendo que el personaje no siempre caiga del todo bien (esto es más culpa del guión y del diálogo que le dan, que de Turner). Como la Hermana Beatrice, Kristina Tonteri-Young está genial; la interpreta como una monja fuerte y siempre dispuesta a seguir las reglas, pero que también sabe cuándo rebelarse y seguir sus instintos. Se trata de una interpretación intensa, la cual, espero, traiga consigo muchas otras oportunidades para Tonteri-Young. Por otro lado, Joaquim de Almeida es siniestro como el Cardenal Duretti (me encantaría verlo en un papel heroico algún día), y Thekla Reuten logra humanizar a la doctora Salvius, haciendo que uno entienda por qué hace lo que hace, por más de que, a veces, tenga que ir en contra de los deseos de nuestra protagonista.
Ahora bien, como deben estar asumiendo, “Warrior Nun” es, más que nada, una serie de acción sobrenatural, y en ese sentido, resulta ser bastante cumplidora. Las secuencias de pelea están expertamente coreografias, con los personajes utilizando todo tipo de armas, desde metralletas y pistolas (o escopetas en el caso de Shotgun Mary), hasta espadas fabricadas con un elemento llamado Divinium (sí, en serio), una suerte de Criptonita para los demonios. Los efectos visuales, por otro lado, son de alta calidad —de repente ligeramente tiesos, en lo que se refiere a la animación de los demonios que aparecen en dos de los diez episodios, pero bastante espectaculares en otros momentos (digamos que la experiencia de atravesar paredes es presentada de manera bastante novedosa en esta serie). Por más que la primera mitad de la temporada se enfoque en desarrollar a Ava y en sus interacciones (a veces entretenidas, a veces algo cursis) con otros personajes, “Warrior Nun” termina siendo bastante emocionante, especialmente cada vez que las Monjas se involucran en una balacera o pelea contra sus enemigos.
No obstante, fuera de las secuencias de acción y el trabajo de construcción de Ava como personaje, también disfruté de algunos de los temas que introduce “Warrior Nun” en esta temporada. Si son muy religiosos, por ejemplo, dudo mucho que les vaya a hacer gracia la perspectiva más bien cínica que los creadores de la serie tienen de la Iglesia —la presentan como una organización sedienta de poder, y capaz de hacer cualquier cosa por mantener el control que tienen sobre una buena parte de la población de la Tierra (es decir, la presentan tal y como es… ¡ok, ok, lo siento!) Pero estos y otros temas no son introducidos de manera gratuita; más bien, contribuyen al desarrollo de la trama, e incluso ayudan a introducir algo de conflicto entre Ava y los demás personajes. Después de todo, ella tiene que tener varias razones para no querer unirse a la Orden de la Espada Cruciforme.
Si el concepto de “Warrior Nun” les llama la atención, estoy casi seguro que la pasarán bien con el show. Se trata de una serie que se toma en serio a sí misma, sí, pero que por momentos igual incluye algunos chistes —muchos de ellos, cortesía de la siempre sardónica Ava—, como para que no se convierta en una experiencia pesada o innecesariamente oscura. Si pueden ver más allá del título, se encontrarán con una serie inmensamente entretenida, que hace un buen trabajo de world building, y que hasta nos presenta a un grupo de actrices poco conocidas (Alba Baptista, Toya Turner, y especialmente Kristina Tonteri-Young), al que me gustaría ver en más y mejores cosas.
No, “Warrior Nun” no es una obra maestra ni mucho menos, y puede ser por momentos poco sutil y hasta inverosímil —el diálogo generalmente no ayuda—, pero cumple con su cometido, y más importante aún, lo deja a uno con ganas de más. De hecho, considerando el abrupto desenlace de esta primera temporada, me enfadaría mucho con Netflix si es que decidiesen cancelar el show. ¡Necesito saber qué es lo que va a pasar a continuación!
Cofundador y editor en NoEsEnSerie.com. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP, y miembro de la APRECI—Asociación de Prensa Cinematográfica. Integra el staff de la revista MasGamers, las webs de Nintendo Pe y Fans de Zelda Perú, el portal web Cinencuentro, y el portal de cine peruano FotografiaCalato.com. Adicionalmente, es YouTuber para el canal Aprieta Start, y formó parte del staff de prensa del 18 Festival de Cine de Lima. También trabaja como fotógrafo para Star Wars Fan Club Perú. Desde enero del 2012 publica críticas y comentarios de cine en el blog Proyectando Ideas (el cual forma parte de la Asociación de Blogs de Cine). Crítico oficial de RottenTomatoes.com. Cinéfilo y seriómano empedernido.
Philomena Cunk (no confundir su apellido con… otra palabra en inglés) es un personaje del que quizás no sepamos demasiado acá en Latinoamérica, pero que poco a poco ha ido ganando adeptos, más que nada gracias a las redes sociales. Originándose en la serie mockumental de Charlie Brooker Weekly Wipe, Cunk fue presentada al inicio —y hasta cierto punto, todavía— como una reportera no muy inteligente y de ideas curiosas, y a partir de ahí fue siendo desarrollada a través de nuevos proyectos. Es decir, poco a poco, Cunk fue cobrando más importancia, lo cual resultó en una miniserie como “Cunk on Britain” (la cual, desgraciadamente, no está disponible en Latinoamérica… legalmente).
La buena noticia, sin embargo, es que la segunda miniserie de Cunk fue coproducida entre la BBC y Netflix, lo cual quiere decir que sí está disponible en nuestra zona del mundo. Y para el agrado tanto de los fanáticos como de quienes recién estén descubriendo al personaje, “Cunk on Earth” es tan graciosa, ácida e imprevisible como su predecesora. Lo que tenemos acá, de hecho, es una sátira de miniserie documental en donde la buena Philomena pasa por diferentes lugares del mundo (ya sea de verdad, o con pantallas chroma… ya cada uno decidirá cuál es la verdad), hablándonos sobre la historia y el desarrollo de la humanidad. Comenzando con los hombres primitivos, pasando por la edad media, el renacimiento, la revolución industrial, y apropiadamente culminando en el presente, Cunk nos habla de mucho, lo cual puede resultar hasta un poco agobiante.
Pero no importa. Porque como se deben imaginar, “Cunk on Earth” funciona gracias al ritmo ágil que maneja —solo cuenta con cinco episodios de menos de media hora cada uno—, y por supuesto, al sentido del humor de su presentadora. Porque Philomena Cunk sigue siendo un personaje curioso, que por momentos actúa de manera muy estúpida, y en otros con una curiosidad digna de una niña que recién está descubriendo el mundo (apropiado para esta serie, además). Y Diane Morgan la interpreta con una seriedad perfecta, recitando diálogos francamente absurdos sin esbozar ni media sonrisa, dejando en claro que tanto ella como el creador de la serie, Charlie Brooker, saben que mientras más serio sea el tono de la cuestión, más risas causarán en el espectador.
Lo cual no quiere decir que Philomena sea un personaje plano o poco interesante. De hecho, todo lo contrario. Da risa no solo escucharla hacer las preguntas más estúpidas posibles a profesores de Cambridge o de Oxford, si no que también participa de secuencias físicamente entretenidas. Destaca, por ejemplo, una escena en la que se mete a un castillo medieval, y comienza a recrear una supuesta escena cotidiana de la época, señalando diferentes partes del ambiente mientras se incluyen los efectos de sonido apropiados en postproducción. Todo es resuelto en un plano secuencia, lo que ya de por sí es impresionante, pero además va escalando. Comienza de forma bastante verosímil (con Philomena mencionando a caballeros y reyes y súbditos), pero termina incluyendo elementos fantásticos que simplemente hicieron que llorara de la risa.
Y es ahí, obviamente, donde radica la genialidad de “Cunk on Earth”: es una excelente parodia, que maneja los mismos elementos narrativos y estilísticos de la serie documental promedio de la BBC, pero con una presentadora que poco o nada sabe del tema del que está hablando. No, no todos los gags funcionan —algunas referencias a cultura popular pueden sentirse forzadas, a decir verdad—, pero el ritmo de inclusión de chistes es tan rápido y furioso, que si alguno no funciona, uno no debe preocuparse: el siguiente viene pronto, y lo más probable es que sí dé risa. Consideren, si no, la múltiples malas pronunciaciones por parte de Cunk de palabras complicadas (o no tan complicadas, como “Biblia”), o ciertos comentarios sardónicos sobre problemas contemporáneos, muchos relacionados a la religión o la tecnología.
“Cunk on Earth” usa, además, ciertos recursos puramente audiovisuales para hacernos reír. Está la sección en la que Cunk habla sobre el islamismo, la cual es simplemente “cortada” de la emisión por ser ofensiva. O la frecuente inclusión de la canción “Pump Up the Jam” de Technotronic. O la aparición de cierto comercial para un resort mexicano en el que Cunk DEFINITIVAMENTE se quedó, porque DEFINITIVAMENTE estuvo grabando en México para la serie. Elementos como esos hay varios, y honestamente, la mayoría ayudan a que los cinco episodios del show pasen rápido, resulten inesperadamente informativos, y por supuesto, lo hagan matarse de risa a uno. “Cunk on Earth” es presentada, pues, como una miniserie de bajo presupuesto, y como una miniserie que sabe que tiene un bajo presupuesto.
Además, el show cuenta con algunos momentos inesperadamente humanos o hasta informativos, lo cual contrasta perfectamente con toda la ridiculez. Muchos de los invitados de Philomena —científicos, profesores, investigadores, ingenieros, y más… ¡todos reales!— son capaces de responder a sus preguntas absurdas con reflexiones bastante honestas, y la mayoría de episodios son capaces de decirnos algo interesante sobre la religión, la guerra, el desarrollo tecnológico, o la naturaleza humana. Y aunque sé que es parte de la parodia, me sorprendió cuando Cunk se puso a llorar al enterarse de que la perrita Laika murió cuando fue enviada al espacio por los rusos durante la Guerra Fría —un momento de inesperada humanidad para un personaje que, por lo demás, es una caricatura.
La pasé muy bien con “Cunk on Earth”. Me vi todos los episodios en menos de un día, no solo porque son pocos y porque son cortos, si no porque resultan adictivos. Cada uno maneja un tema y una época en específicos, lo cual lo motiva a uno a seguir viendo hasta el final. Y por supuesto, todos manejan un excelente estilo del humor y un nivel de calidad súper alto, lo cual ayuda a que uno siempre diga al final de cada episodio: “¿y si veo el siguiente?”. Nuevamente, no todos los gags funcionan, pero aquellos que no dan risa son la minoría, en realidad, y entre la excelente actuación de Morgan, el ocasional comentario social y político, la ridiculez de la premisa, y la seriedad del tono —y los invitados—, “Cunk on Earth” logra convertirse en una experiencia divertidísima, adictiva y altamente recomendable. Felizmente sabemos que esta no será la última aparición de Philomena Cunk en el mundo audiovisual; de lo contrario, no me quedaría más que protestar hasta que la BBC o Netflix me haga caso.
“Cunk on Earth” está disponible en Netflix.
“Warrior Nun” es una de esas series que vi con mucho entusiasmo durante el primer año de pandemia, emocionado por disfrutar algo durante el encierro por el que muchos estábamos pasando. En ese momento, necesitaba ver algo entretenido y sonso y que no me haga pensar demasiado, y eso es precisamente lo que me dio la primera temporada de “Warrior Nun”. Mezclando una historia apropiadamente loca, con peleas bien coreografiadas, y actuaciones sorprendentemente sólidas, “Warrior Nun” le hizo honor a su tan memeable nombre, dando a entender que las cosas se pondrían incluso más estrafalarias en la siguiente temporada.
Y no puedo decir que se hayan equivocado. La segunda temporada de “Warrior Nun” podría considerarse como más de lo mismo, sí, pero a la vez, también es una mejora en relación a lo que vino antes. Sí, el diálogo es de calidad inconsistente. Sí, el tono del show varía con demasiada frecuencia, mezclando violencia y gore y comentario social y religioso, con momentos francamente ridículos. Pero no podemos negar que nadie vería una serie con un título como “Warrior Nun” esperando una obra maestra. De hecho, lo que el título nos podría prometer, sería una experiencia bien de serie-B, como algo que produciría la gente de The Asylum, o Sy Fy. El hecho de que sea algo considerablemente mejor que dichas ofertas debería ser considerado como un pequeño milagro.
(Heh. Milagro).
La segunda temporada de “Warrior Nun” comienza un par de meses luego de la primera. Nuestra protagonista, Ava (Alba Baptista), la Monja Guerrera del título, está viviendo en los Alpes Suizos con su mejor amiga (y quizás algo más), la aguerrida Hermana Beatrice (Kristina Tonteri-Young, hipnotizante). Se están escondiendo, pues, de Adriel (William Miller), quien revivió al final de la temporada pasada, y ahora está cobrando fama, realizando milagros, y convenciendo a la gente de que es un ángel caído desde el cielo. Evidentemente, nuestras heroínas saben que eso no es cierto, pero también que deben entrenar y prepararse para el inevitable enfrentamiento con este potencial demonio.
Sus planes se aceleran, sin embargo, cuando Ava conoce a Miguel (Jack Mullarkey), quien dice estar trabajando para una organización secreta dispuesta a acabar con Adriel. Con ganas de por fin hacer algo, Ava decide unirse a Miguel, siempre bajo el cuidado de Beatrice. Mientras ellas piensan en un buen plan, la Madre Superiora (Sylvia De Fanti) y su mano derecha, la hermana Camila (Olivia Delcán) intentan encontrar una manera de acabar con Adriel; la doctora Jillian Salvius (Thekla Reuten) sigue buscando la forma de recuperar a su hijo, Michael, quien pasó por un portal a otra dimensión; y el traicionero Padre Vincent (Tristán Ulloa) trata de convencer a Ava y compañía de unirse a Adriel en su supuesta misión por traer paz al mundo.
“Warrior Nun” es una de esas series fantásticas que cuentan con un montón de trama. Tenemos varios personajes importantes, y ni siquiera se ha mencionado en los párrafos anteriores a figuras como la monja corrupta Lilith (Lorena Andrea), o al nuevo Papa, Duretti (Joaquim de Almeida). Es un show con un montón de lore, que va introduciendo con rapidez nuevas contorsiones narrativas y giros e historias de trasfondo basadas en mitos y situaciones reales. Consideren, si no, el rol que juega en la historia la corona de púas de Jesucristo (¡!), o la aparición de personajes ajenos a la hermandad de Ava, como una monja increíblemente entusiasta (¡siempre sonriente!) llamada Yasmine (Meena Rayann). “Warrior Nun” está siempre en movimiento, introduciendo novedades con frecuencia, como para que el público no se aburra.
Generalmente, este tipo de estrategias resultan en productos finales demasiado inflados o hasta incoherentes…. pero sorprendentemente, ese no es el caso de la segunda temporada de “Warrior Nun”. El creador Simon Barry y su equipo (que incluye a David Hayter como guionista; ¡sí, la voz de Solid Snake en los juegos de “Metal Gear Solid”!) hacen un buen trabajo balanceando todos los elementos de la historia, como para no perder de vista ni a la protagonista, ni al conflicto central entre ella y Adriel. Sí, se podría ahondar más en elementos más contemplativos, como el hecho de que Ava sabe como es estar muerta, o como la desaparición de ciertos personajes que fueron importantes en la primera temporada. Incluso hay cierto giro chocante que acaba con todo un grupo de personajes, y a nuestras protagonistas no parece importarles mucho.
Lo cual no debería sorprender, francamente. “Warrior Nun” no es una serie contemplativa en lo absoluto; es una historia que funciona en el momento, y que como se ha mencionado antes, está siempre en movimiento. Si uno la ve considerando eso —y considerando, además, que está basada en un personaje de cómics; ¡sí, en serio!— entonces la puede pasar de lo lindo. Los episodios se mueven a buen ritmo, los personajes son simples pero carismáticos y entretenidos, y la trama es de lo más alocada. Incluso me atrevería a decir que hasta a las personas más conservadoramente religiosas les costaría ofenderse con “Warrior Nun”. Sí, el show deja muy mal parada a la Iglesia como institución, pero no parece tener nada en contra de la fe o de las creencias de la gente. Todo lo contrario.
Aparte de eso, resulta (todavía) muy divertido ver a estas monjas patear traseros. Al igual que en la primera, esta segunda temporada de “Warrior Nun” cuenta con peleas muy bien coreografiadas y emocionantes. Destacan una trifulca que sirve para demostrar los nuevos poderes de Lilith (ahora más demonio que monja, valgan verdades), y un enfrentamiento entre la Hermana Beatrice, y un montón de fanáticos de Adriel en un pasillo. Se nota que las mismas actrices han entrenado para estas secuencias, y felizmente son filmadas con movimientos de cámara fluidos y sin abusar de los cortes rápidos, como para que se entiendan bien y emocionen a cualquier espectador. Impresionante, la verdad.
Lo cual no quiere decir que todo en “Warrior Nun” sea espectacular. De hecho, por más de que la mayoría de efectos visuales digitales sean de buena calidad, la temporada todavía cuenta con algunos momentos francamente impresentables. Consideren, si no, las alas con las que cuenta cierto personaje (lucen como algo extraído de un juego para PlayStation 3), o ciertos planos en chroma, que parecen sacados de una película de hace veinte años. “Warrior Nun” aprovecha muy bien sus locaciones reales por toda Europa (los Alpes, por supuesto, y ciudades como Madrid), pero a la vez, puede lucir un muy poco barata cuando comienza a depender demasiado de creaciones digitales. No es algo que malogre la experiencia, pero sí evita que la serie se sienta tan sofisticada como seguramente le gustaría a sus creadores.
Mucho de lo disfrutable en “Warrior Nun”, eso sí, viene gracias al trabajo de los actores. Como siempre, Alba Baptista está genial como Ava, inyectándole mucho carisma y personalidad a un personaje potencialmente plano. Me encanta el contraste entre su entusiasmo y sarcasmo, y la seriedad de los personajes que la rodean. Parece que la joven actriz está entrando poco a poco en el mainstream, y espero que siga así; ¡no me molestaría verla en una película de renombre para cines!
Por otro lado, Kristina Tonteri-Young está muy bien como Beatrice. Su química con Alba es palpable, y resalta tanto en las escenas más dramáticas, como durante las secuencias de violencia. Ayuda, además, que Beatrice como personaje sea adorable, y que haya crecido bastante en comparación a su aparición en la primera temporada. Por su parte, William Miller es suficientemente intimidante como Adriel, luciendo como un Fabio encantador y demoníaco. Thekla Reuten logra inyectarle algo de emotividad a la historia a través de su rol como Jillian; Tristán Ulloa es creíble como Vincent; la Madre Superiora Sylvia De Fanti demuestra ser la lideresa perfecta para nuestras protagonistas; Olivia Delcán destaca más que antes como la Hermana Camila, y Joaquim De Almeida (uno de los grandes actores secundarios de Hollywood) la está pasando muy bien interpretando al nuevo Papa.
Si se divirtieron con la primera temporada de “Warrior Nun”, entonces la pasarán de lo lindo con la segunda. La serie es lo que es, y dudo que vaya a convertir a los espectadores más cínicos; no busca ser nada más que entretenimiento puro, pues, aprovechando bien el potencial de su ridículo título. Pero si creen que no serán capaces de creerse una historia que involucra a Monjas Elegidas por una Aureola, Hermanas Que Saben Kung-Fu, demonios carismáticos, mujeres aladas, y portales a otras dimensiones, pues no le pongan play ni al primer episodio. “Warrior Nun” no es para todo el mundo, pero quienes estén sedientos de ver historias de género suficientemente bien contadas, y que no tienen miedo de ser absurdas, deberían darle una oportunidad a este show. Espero que puedan producir una tercera temporada; con Netflix nunca se sabe.
destacado
‘The Witcher’: Liam Hemsworth reemplazará a Henry Cavill para la cuarta temporada
Publicado
hace 2 añosel
31 octubre, 2022Netflix ha renovado The Witcher para una cuarta temporada con un giro.
Liam Hemsworth reemplazará a Henry Cavill en la épica serie dramática, tomando las riendas como Geralt de Rivia.
El movimiento se produce antes de la tercera temporada de la serie, que regresará en el verano de 2023. Una serie de precuelas de cuatro partes, The Witcher: Blood Origin, se lanza el 25 de diciembre de 2022.
Cavill, quien reveló a principios de esta semana que regresará en el papel de Superman, interpretó al sombrío Geralt de Rivia, la pesadilla de las bestias sobrenaturales en las primeras tres temporadas de la serie dramática.
The Witcher es una historia de los destinos entrelazados de tres personas en el vasto mundo de The Continent, donde humanos, elfos, brujos, gnomos y monstruos luchan para sobrevivir y prosperar, y donde el bien y el mal no se identifican fácilmente.
También está protagonizada por Anya Chalotra y Freya Allan.
Hemsworth, mejor conocido por protagonizar la franquicia Hunger Games, recientemente protagonizó el drama de Quibi Most Dangerous Game. Asumirá el cargo de Geralt de Rivia en lo que se cree que es un gran negocio.
Según las fuentes, Cavill había hecho un contrato a corto plazo para The Witcher y sintió que era hora de seguir adelante después de tres temporadas en el programa, que se filma en el extranjero y tiene un calendario de producción exigente. Ya tiene proyectos de cine y televisión en fila, incluido el recién anunciado The Ministry Of Ungentlemanly Warfare, además del regreso de Superman. Las coprotagonistas de Cavill’s Witcher renegociaron sus contratos antes de la temporada 4, dijeron las fuentes.
Lauren Schmidt Hissrich es showrunner y productora ejecutiva. Tomek Baginski, Jason F. Brown, Sean Daniel, Mike Ostrowski, Steve Gaub y Jarosław Sawko también son productores ejecutivos.
Cavill dijo: “Mi viaje como Geralt de Rivia ha estado lleno de monstruos y aventuras y, por desgracia, dejaré mi medallón y mis espadas para la temporada 4. En mi lugar, el fantástico Sr. Liam Hemsworth tomará el control. manto del Lobo Blanco. Al igual que con los más grandes personajes literarios, paso la antorcha con reverencia por el tiempo dedicado a encarnar a Geralt y con entusiasmo por ver la versión de Liam de este hombre tan fascinante y lleno de matices. Liam, buen señor, este personaje tiene una profundidad tan maravillosa, disfruta sumergiéndote y viendo lo que puedes encontrar”.
Hemsworth agregó: “Como fanático de Witcher, estoy encantado con la oportunidad de interpretar a Geralt of Rivia. Henry Cavill ha sido un Geralt increíble, y me siento honrado de que me entregue las riendas y me permita tomar las espadas del Lobo Blanco para el próximo capítulo de su aventura. Henry, he sido fan tuyo durante años y me inspiró lo que aportaste a este querido personaje. Puede que tenga algunas botas grandes que llenar, pero estoy realmente emocionado de ingresar al mundo de The Witcher”.