Opinión
CRÍTICA – Wu Assassins (1era Temporada)
Publicado
hace 5 añosel
¿Una serie para Netflix protagonizada y coreografiada por el gran artista marcial y actor indonesio Iko Uwais (“The Raid: La Redención”)? ¡Era imposible que fuera a perdérmela! Y aunque “Wu Assassins” no tiene el mejor de los comienzos —el exceso de diálogos expositivos y efectos digitales de baja calidad ciertamente no ayuda—, se trata de un show que va mejorando de capítulo en capítulo, desarrollando la mitología que rodea a sus protagonistas con elegancia, y permitiéndole al espectador enamorarse de sus personajes, haciendo, incluso, que ciertos villanos tengan características redimibles, como para que no caricaturizarlos. Sí, es bastante cursi y absurda por momentos, pero “Wu Assassins” me sorprendió gratamente —es una entretenida mezcla de fantasía, acción, y alguito de melodrama.
El protagonista de “Wu Assassins” es Kai Jin (Uwais), un chef y artistia marcial mitad indonesio y mitad chino. Él llegó de pequeño al Barrio Chino de San Francisco, y fue adoptado por quien años después de convertiría en el líder de la mafia china de dicha ciudad, el Tío Six (Byron Mann). Ya de adulto, Jin está tratando de vivir una vida pacífica como Chef, por más que sus mejores amigos se metan en problemas. Tenemos a dos hermanos, Jenny (Li Jun Li) y Tommy Wah (Lawrence Kao); la primera tuvo que endeudarse con las triadas, y por ende, con el Tío Six, para mantener a flote el restaurante familiar, mientras que el segundo está batallando contra una adicción a la heroína. Y también está Lu Xin Lee (Lewis Tan), quien luego de sobrevivir un incendio de pequeño, se convirtió en uno de los ladrones de carros más exitosos de San Francisco, siempre involucrándose en problemas con la Mafia.
Sin embargo, Kai Jin terminará involucrándose en sus propios problemas. De pronto, es elegido por el espíritu de Ying Ying (Celia Au) para convertirse en el Asesino Wu del título: un héroe elegido para acabar con los guerreros Wu y traer de vuelta el balance al mundo. Cada guerrero Wu tiene un poder basado en uno de los elementos de la cultura china (madera, fuego, tierra, metal y agua) y solo pueden ser eliminados por el Asesino Wu. Es así que, poco a poco, Kai se irá dando cuenta que sus potenciales víctimas están mucho más cerca de lo que cree, razón por la que tendrá que ser apoyado tanto por sus amigos, como por una aguerrida policía encubierta llamada Christine Galvin (Katheryn Winnick), quien está tratando de acabar con la guerra de pandillas que se está llevando a cabo entre las triadas y la mafia irlandesa, liderada por el temible Alec McCullough (Tommy Flanagan).
“Wu Assassins” no carece de ambición. De hecho, combina elementos de diferentes géneros y subgéneros cinematográficos para desarrollar una historia que, aunque algo inconsistente, definitivamente resulta muy interesante. Obviamente tiene influencias del cine de artes marciales asiático —las peleas en las que se ve involucrado Kai son verdaderamente espectaculares—, pero también contiene elementos del cine criminal y de mafia (consideren a los mafiosos vestidos con impecables ternos), escenas de drama familiar, y por supuesto, una buena dosis de fantasía. Al principio, el balance entre lo realista y lo fantástico no está particularmente bien llevado, pero es a partir del tercer episodio, más o menos, que “Wu Assassins” logra encontrar una identidad propia, y por ende, termina por enganchar al espectador sin mayores problemas.
Al ser Uwais tanto el protagonista de la historia, como el coreógrafo de las peleas mano a mano, “Wu Assassins” no carece de momentos de trepidante acción. De hecho, el primer episodio comienza con una pelea —intensa, sangrienta—, y aunque no todos los episodios están enfocados en las artes marciales, hay suficientes secuencias de acción como para mantener satisfecho al espectador más exigente. Los combates no son igual de brutales y sangrientos como los de “The Raid”, pero la coreografía es igual de impecable, y el estilo de dirección se mantiene consistente durante los diez episodios de esta primera temporada: cortes poco frecuentes y un estable manejo de cámara ayudan a que cada pelea sea fácil de entender, y por ende, terminen siendo increíblemente intensas y emocionantes. Lógicamente, Uwais no utiliza dobles, pero me dio gusto ver que hasta actores menos experimentados con este tipo de acción, como Winnick, Jun Li o Kao, se animen a protagonizar sus propios enfrentamientos.
Desgraciadamente, quienes al ver la presencia del gran actor de acción Mark Dacascos en los créditos de la serie, estuviesen esperando un gran rol de parte suyo, quedarán algo decepcionados. Al obtener el poder del Wu, la identidad de Jin es protegida cada vez que trata de eliminar al primer guerrero Wu, y por ende, luce como un monje interpretado por Dacascos. Lamentablemente, dicho “disfraz” no es usado con mucha frecuencia, y Dacascos no llega a tener demasiadas líneas de diálogo. Resulta divertido verlo pelear, aunque sea un par de veces, pero no pude evitar sentir que estuvo absolutamente desperdiciado en un rol que podría considerarse como nada más que un cameo glorificado. Espero que lo utilicen mejor en la segunda temporada (si es que llega a confirmarse….)
Felizmente, la acción no es lo único que tiene “Wu Assassins” para ofrecer. Me sorprendió la manera en que llega a desarrollar a sus personajes más importantes, haciendo que muchos de ellos sean realmente memorables. Irónicamente, el menos interesante es Jin —Uwais, a pesar de ser un gran peleador, no es el actor más expresivo, y por ende convierte al protagonista de la serie en un hombre de pocas palabras, reservado, que siempre prefiere pelear y estar solo, en vez de compartir sus sentimientos o pensamientos con los demás. Funciona para el personaje, al menos, y para efectos de la historia que se quiere contar, pero en comparación a los secundarios, puede terminar viéndose algo plano. En todo caso, considerando el desenlace de esta primera temporada, me encantaría que la segunda explore un poco las consecuencias de sus últimos actos. Sería cosa de que Uwais esté a la altura de lo que los nuevos guiones vayan a exigirle.
Como el Tío Six, Byron Mann es un enemigo formidable… pero al tener una conexión tan personal con Jin, poco a poco es desarrollado como un personaje más humano, con el que uno puede simpatizar (hasta cierto punto, por supuesto). Sí, hace cosas terribles, pero no porque sea un villano megalomaníaco y caricaturesco; su caracterización es bastante más compleja que eso, lo cual beneficia a la serie a sobremanera. Como Jenny, Li Jun Li tiene un rol más conflictivo. Es una mujer que está tratando de hacer el bien, haciendo que sus padres estén orgullosos de ella, pero a la vez, sabe que ha tenido que hacer cosas de las que no está orgullosa; siempre tiene un peso encima, el cual parece ser imposible de sacar.
El Tommy de Lawrence Kao tiene el arco de personaje más intrigante de la serie —tiene que pasar de ser un desastre, un adicto sin ambiciones, a alguien dispuesto a ayudar a sus amigos y su familia; como Lu Xin, Lewis Tan (“Deadpool 2”) habita un área más bien gris, y la Christine de Katheryn Winnick (“Vikings”) funciona para darle una perspectiva de outsider a la historia. No sabe en qué se está metiendo, pero termina ayudando a los protagonistas, entablando relaciones bastante cercanas con ellos, incluso. El gran Tzi Ma (como el dueño de una tienda de abarrotes y comida que vive en el mismo edificio que Kai), Juju Chan (como Zan, la mano derecha del Tío Six), Celia Au (como Ying Ying, el espíritu guía de Kai), Tommy Flanagan (como el líder de la mafia irlandesa, quien va cobrando más importancia mientras la serie avanza) y Summer Glau (quien solo aparece durante los últimos dos episodios) completan un reparto variado y sólido.
Los elementos fantásticos son introducidos de manera algo torpe en la narrativa; contrastan demasiado con el tono más bien serio, verosímil, que tienen las escenas entre Kai, sus amigos, y hasta el Tío Six. Sin embargo, mientras va avanzando la historia, y mientras la trama terrenal, por así llamarla, se va entrelazando con la trama espiritual, y uno va dándose cuenta de la manera en que ciertos personajes de la vida de Kai están relacionados con su misión como el Asesino Wu, las cosas mejoran considerablemente. Sí, muchos de los efectos digitales son horribles (especialmente elementos como el fuego o las bolitas de luz), pero felizmente “Wu Assassins” se concentra más en efectos prácticos: grandes sets, armas de verdad, y por supuestos, peleas mano a mano sin ayuda digital. Es así que “Wu Assassins” va enganchando al espectador; hay que tener algo de paciencia (el primer episodio, incluso, podría considerarse como el peor de todos), pero creanme cuando les digo que vale la pena.
De hecho, para cuando uno está viendo los últimos dos episodios de esta primera temporada, los personajes principales han sido tan bien establecidos y desarrollados, que uno se siente muy cómodo con ellos, empatizando con la mayoría y por ende, preocupándose por ellos durante las escenas de mayor peligro. La amistad entre Kai, Jenny, Tommy y Lu Xin es completamente creíble, y antagonistas como el Tío Six o el mismo Alec llegan a ser desarrollados de manera suficientemente compleja (con motivaciones creíbles y objetivos claros) como para que trasciendan la etiqueta de “villano”. La primer temporada termina bien, atando la mayoría de sus cabos sueltos, pero a la vez, el final es lo suficientemente abierto como para que uno se quede con ganas de ver más. Espero que Netflix confirme una segunda temporada pronto; si no llega a salir, estaré muy molesto.
Puede que “Wu Assassins” no tenga el encanto nostálgico de “Stranger Things” o la violenta intensidad de “Daredevil”, pero al mezclar elementos de diferentes géneros y subgéneros cinematográficos, y al inspirarse de diferentes historias clásicas y mitos (Kai es llamado “El elegido”, porque obviamente), el show llega a desarrollar una identidad propia, y a contar una historia sorprendentemente imprevisible. Llena de peleas emocionantes, y protagonizada por personajes que terminan siendo bastante memorables —a excepción, quizás, de Kai, lo cual es una pena—, “Wu Assassins” es una serie que ha pasado algo desapercibida en Netflix, pero que espero más gente llegue a descubrir, aunque sea de casualidad. Habiendo tanta serie mediocre que dura por años, algo como “Wu Assassins” merece tener, aunque sea, una temporada más. Puede que no sea perfecta, pero al menos se atreve a ser diferente y a representar una cultura que no se ve con mucha frecuencia en series de streaming occidentales, lo cual ya de por sí es todo un logro.
Cofundador y editor en NoEsEnSerie.com. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP, y miembro de la APRECI—Asociación de Prensa Cinematográfica. Integra el staff de la revista MasGamers, las webs de Nintendo Pe y Fans de Zelda Perú, el portal web Cinencuentro, y el portal de cine peruano FotografiaCalato.com. Adicionalmente, es YouTuber para el canal Aprieta Start, y formó parte del staff de prensa del 18 Festival de Cine de Lima. También trabaja como fotógrafo para Star Wars Fan Club Perú. Desde enero del 2012 publica críticas y comentarios de cine en el blog Proyectando Ideas (el cual forma parte de la Asociación de Blogs de Cine). Crítico oficial de RottenTomatoes.com. Cinéfilo y seriómano empedernido.
****½ sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
Llegamos al final de lo que podría considerarse como una de las mejores series del 2024. Y felizmente, “El Pingüino” ha concluido de manera satisfactoria —más que satisfactoria, de hecho. El personaje del título (Colin Farrell) por fin se ha convertido en el verdadero villano que siempre debió ser; Sofia Gigante (Cristin Milioti) ha regresado al asilo de Arkham, para volver a vivir su peor pesadilla. Pero más importante: lo que tanto nos teníamos, terminó pasando. Vic (Rhenzy Feliz), el eterno aliado de Oswald, es asesinado por este último luego de que tienen una breve conversación, en la que el primero le confiesa que lo considera como familia. El último cuchillazo en el corazón (no literal). El último paso que Oz tenía que dar para convertirse en lo que debía ser.
De hecho, lo que postula este último episodio de “El Pingüino”, es que Oz siempre fue así. Desde pequeño. No solo porque terminó matando a sus dos hermanos, como vimos en otro flashback, si no también porque siguió viviendo con su mamá después de eso, como si nada hubiese pasado. Para él, sus hermanos eran como obstáculo que le impedían estar con su madre, y que debían ser eliminados. Quería a su madre solo para él. Quería su aceptación. Quería darle la vida que siempre quizo tener. Pero como Oz no puede obtener todo lo que quiere, y mucho menos lo más importante para él, su madre termina teniendo un derrame, el cual la deja en estado vegetativo. Todo por lo que luchó, todo por lo que mató… se esfumó en pocos minutos. Y todo lo que queda es un Oz destruido, que lo tiene todo pero a la vez nada.
Es así, pues, que “El Pingüino” nos deja con una de las mejores construcciones de un villano que haya visto en un buen tiempo. A diferencia de lo que está haciendo Sony, la serie nunca trata de redimir a su personaje central ni mucho menos. No trata de convertirlo en un antihéroe. Lo que ha hecho es obligarnos a seguir a un personaje nefasto, a un psicópata al que entendemos, pero al que nunca llegamos a justificar. Es fascinante, y se cuelga de las excelentes actuaciones de Farrell, Milioti y Feliz. De hecho, si tengo una sola queja, es que “El Pingüino” no logra insertar suficientes referencias al mundo en el que sucede (¿cómo es que Batman ha ignorado todo lo que pasa en el show?) Y aunque me encantó la aparición de la Batiseñal al final, creo que pudieron haber puesto… más. Pero eso es lo único, ¡lo juro! Por lo demás, “El Pingüino” ha concluido muy bien, y ha demostrado ser, nuevamente, de lo mejor que hemos podido ver este año en streaming.
****½ sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
Ya nos vamos acercando al final. En el sétimo episodio de “El Pingüino”, llamado “El Jefe”, las cosas se tornan más complicadas para el personaje del título. Su madre, Francis (Deirdre O’Connell) ha sido capturada por Sofia Gigante (Cristin Milioti), y cuando llega a su casa en busca de Vic (Rhenzy Feliz), más bien se encuentra con Sal Maroni (Clancy Brown), quien le pide lo lleve a su base de operaciones en las alcantarillas. Después de todo, se quiere vengar de Oz por haber matado a su esposa, y de paso se quiere quedar con su operación de producción y distribución de drogas para compartirla con Sofia.
Es una situación compleja, pues, de la cual, para variar, Oz logra salir. Con la ayuda de un secuaz, logra apagar las luces de su base, se escapa de las garras de sus enemigos, y termina asesinando a Maroni… bueno, más o menos. Pelean, y este parece morir de un infarto, lo cual frustra a Oz, quien siempre quiere demostrar que es el ganador y es mejor de lo que el resto cree. Pero por su parte, en una conversación con Francis, Sofia se da cuenta de algo: todo este tiempo, quizo hacer algo nuevo, ser distinta. Pero ha estado jugando el mismo juego que su padre. Por ende, cuando Oz le pide que vaya a su base para entregar a su madre, hace algo diferente: le manda una bomba. Y aunque el Pingüino sobrevive (obviamente), para variar, los que pagan las consecuencias de la explosión son los residentes más pobres de la superficie. Al igual que con la inundación del Acertijo en “Batman”, son los más necesitados los que sufren por las acciones de estos villanos.
Es así que “El Pingüino” se va acercando a su final, sorprendiéndonos con giros narrativos interesantes y demostrando que ya se está acercando a un clímax potencialmente intrigante. Disfruté del flashback a la infancia de Oz con su madre (pues resulta que el pequeño Pingüino fue el responsable de la muerte de sus hermanos… o al menos eso parece), y disfruté de la escena entre Francis y Sofia, y de la intervención del Doctor Rush (Theo Rossi) en toda la situación. Sofia sigue siendo una antagonista formidable, dejando a Oz más solo que nunca. Aparentemente sin Vic (por el momento, asumo) y con un ejército muerto. ¿Qué pasará en el último episodio de la próxima semana? Tengo mis teorías, pero como siempre, estoy seguro que “El Pingüino” logrará sorprenderme.
destacado
CRÍTICA: Agatha en todas partes – Episodios 8 y 9 (FINAL)
Publicado
hace 3 semanasel
31 octubre, 2024EPISODIO 8
****sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
El octavo (¡y penúltimo!) episodio de “Agatha en todas partes” comienza con el breve retorno de Alice (Ali Ahn), quien al encontrarse con la Muerte (Aubrey Plaza) se entera de que ya cumplió con su misión en la Tierra; al ser una Bruja de Protección, murió protegiendo a alguien. Luego de eso, retornamos a donde Billy (Joe Locke) y Jennifer (Sasheer Zamata) escapando de la prueba anterior, y del sacrificio de Lilia (Patti LuPone). Eventualmente, se reencuentran con Agatha (Kathryn Hahn), y aunque tratan de avanzar por el Camino de las Brujas, al final se dan cuenta de que este es un círculo, y regresan a donde comenzaron.
¿O no? Porque sí terminan llegando a la última Prueba, donde Agatha se da cuenta que cada una de las brujas ha llegado al momento en donde puede (¿debe?) recibir lo que está buscando. Jennifer recupera sus poderes (resulta que era la mismísima Agatha las que los estaba bloqueando), Billy encuentra la manera de meter la consciencia de su hermano en el cuerpo de un niño que está a punto de morir, y Agatha… bueno, logra crear vida a partir de la tristeza, lo que la lleva a enfrentarse a la Muerte y, para sorpresa de muchos, autosacrificarse. ¡Resulta que no era taaaan mala después de todo!
Todo va culminando, pues, tal y como asumíamos que culminaría, pero lo más interesante ha sido reservado para el final del episodio. Ya de vuelta en casa (y luego de haber adquirido su propio traje de superhéroe y todo), Billy se da cuenta de algo, y el público es testigo de un giro bastante chocante. El Camino de las Brujas nunca existió; siempre estuvo basado en las experiencias y cosas que Billy tenía en su cuarto. Como buen hijo de Wanda Maximoff, creó su propia realidad, y trajo consigo a las brujas para meterse en ella (lo cual explica cómo es que la Muerte se va del Camino simplemente cortando un agujero en una pared falsa en el fondo… huh). Es un “twist” que funciona, pero que sí me dejó con una desagradable sensación, parecida a la del estereotípico final de “todo fue un sueño”. Y así termina, lo cual, por supuesto, me lleva a…
EPISODIO 9 (FINAL)
**** sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
…el último episodio de “Agatha en todas partes”, por supuesto. Es aquí, pues, que nos enteramos —a través de un flashback bastante extenso— de la vida de Agatha entre 1750 y 1756, primero cuando dio a luz a su hijo Nicky, y luego cuando vivió con él hasta el día que la Muerte se lo llevó, engañando a brujas para luego matarlas. Pero más importante, es aquí que se complementa lo revelado en el episodio anterior, mostrándonos que la Balada del Camino de la Bruja nunca fue real —simplemente era la adaptación de una canción que al pequeño Nicky se le ocurrió mientras caminaba con su madre cerca al bosque.
Por ende, es Agatha quien se inventó todo el rollo del Camino, y como se muestra en un montaje bastante memorable, quien engañó por literalmente siglos a brujas, diciéndoles que les mostraría el Camino, para luego extraerles todo su poder. Es eso, de hecho, lo que planeaba hacer con Alice, Jennifer y Lilia al inicio de la temporada, en el sótano de su casa… hasta que Billy, con su propio poder, creó el Camino por primera vez en la historia. Es así, pues, que este episodio final nos muestra claramente el arco de personaje de Agatha: comenzó la temporada como alguien que simplemente quería seguir engañando a otras brujas, como siempre, y la terminó sacrificándose por Tommy, y convirtiéndose en una fantasmita.
Es ya en el presente que la vemos así, y que llegamos al final de la serie: con Agatha y Billy saliendo a la luz, en busca de Tommy. ¿Veremos el desarrollo y desenlace de dicha aventura? Sospecho que sí, pero no sé si en una segunda temporada de “Agatha en todas partes”, o en alguna otra serie. En todo caso, se puede decir que este show terminó siendo mejor que lo que muchos esperaban; correcto, en términos generales, y en el caso de algunos episodios un poco repetitivo, pero en el caso de otros, bastante memorable. No la he pasado mal con “Agatha en todas partes”, y ahora que el personaje del título es un fantasma, me gusta la idea de seguir a Billy Maximoff en la búsqueda de su hermano. ¡Apúrense y háganlo realidad, Marvel!