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CRÍTICA: El señor de los anillos: los anillos de poder – Temporada 2, Episodios 1-3

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**** sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

Pues aquí estamos de vuelta con una de las series más controvertidas de los últimos años. Un show que ha molestado a toda una sección de un fandom pero, aparentemente, ha encantado a otra, tanto así que ha regresado con una segunda temporada incluso más ambiciosa y técnicamente espectacular que la anterior. “El señor de los anillos: los anillos de poder” no es una adaptación súper fiel del trabajo de JRR Tolkien, pues, pero a mí parecer, al menos, sí es una producción que respeta todo lo que aquel autor representaba, y que dentro de sus considerables limitaciones (de derechos, no de presupuesto… claramente) ha hecho bastante para remontarnos a la Tierra Media y contarnos una historia emotiva e intrigante.

Esta segunda temporada, entonces, comienza recordándonos lo que pasó en la anterior, dejando en claro que quien creíamos era simplemente Halbrand (Charlie Vickers) en realidad es Sauron, señor de todo lo oscuro. Y ahora, dicho personaje legendario está empecinado en manipular al elfo Celebrimbor (Charles Edwards) para que siga fabricando más Anillos de Poder, fuera de los que ya se le dieron a los líderes de los elfos, incluyendo a Gil-Galad (Benjamin Walker) y la joven Galadriel (la siempre excelente Morfydd Clark). Es así, pues, que “El señor de los anillos: los anillos de poder” comienza a desarrollar una narrativa enfocada en los que se nos dijo brevemente en el prólogo de “El señor de los anillos”: la creación de los anillos del título, y eventualmente, del Anillo Único que terminaría por inundar a la Tierra Media en oscuridad y guerra.

Comenzando, lógicamente, con el primer episodio de la temporada, el show hace un buen trabajo balanceando tres líneas narrativas distintas, algunas más interesantes que otras. Para empezar, tenemos a un Sauron tratando de escapar de las garras de Adar (Joseph Mawle) en Mordor; primero intentando convencerlo de unir fuerzas, y luego usando sus considerables poderes para obtener la libertad. Luego, están el Extraño (Daniel Weyman), quien ya sabemos es un Istar/Mago (¿quizás Gandalf?) que se encuentra viajando con dos Medianas, Nori (Markella Kavenagh) y Poppy (Megan Richards). Su historia, lamentablemente, al menos para Vuestro Servidor, es la que termina sintiéndose más tediosa. Y finalmente, está Galadriel, quien intenta convencer a Gil-Galad de que hay que pelear contra Sauron y usar los Anillos, mientras que Elrond (Robert Aramayo) pierde la confianza en ella.

En el segundo episodio, regresamos a donde los enanos —especialmente a Durin (Owain Arthur) y su esposa Disa (Sophie Nomvete) en Khazad-dûm. La aparición de la Montaña del Destino en Mordor está afectando el reino subterráneo, así como la capacidad de los enanos de cultivar comida, todo mientras el Rey Durin III (el gran Peter Mullan) se niega a escuchar a su hijo. Por otro lado, Galadriel intenta trabajar junto a GIl-Galad mientras Sauron comienza a manipular a Celebrimbor, el primero presentándose como una suerte de figura divina al segundo, diciéndole que ha llegado para ayudar a la gente de la Tierra Media. Y finalmente, está el Mago Oscuro, interpretado por Ciarán Hinds (a quien siempre da gusto ver), quien asumo podría ser Saruman (espero no estar demostrando mi ignorancia en lo que se refiere al mundo de Tolkien) y que quiere deshacerse del Extraño y sus pequeñas compañeras.

Finalmente, tenemos el tercer episodio. En él, regresamos a Númenor, donde la Reina regente Míriel (Cynthia Addai-Robinson), ahora ciega, entierra al viejo Rey y considera convertirse en la nueva gobernadora, por más de que no cuenta con el apoyo de todo el mundo. Mientras tanto, Isildur (Maxim Baldry) es encontrado por su fiel caballo Berek en la guarida de unas arañas, el elfo Arondir (Ismael Cruz Córdova) intenta ayudar a los humanos por más de que se sienta culpable por la muerte de su amada Brownyn (Nazanin Boniadi), y Sauron, ahora llamado Annatar (para engañar a los elfos, hombres y enanos) convence a Cerebrimbor de invitar a los enanos para fabricarles sus propios Anillos de Poder. Así, de hecho, es como comienza el gran engaño por parte de Sauron a los habitantes de la Tierra Media.

Como se deben haber dado cuenta, el trabajo de los guionistas en “El señor de los anillos: los anillos de poder” es complejo; deben manejar toda suerte de líneas narrativas, todas protagonizadas por personajes de diferentes razas (hombres, enanos, elfos, medianos, magos y mucho más), cada una formando parte de un rompecabezas que gira en torno a Sauron. En ese sentido, estos primeros tres episodios funcionan bastante bien, por más de que la travesía del Extraño y Nori y Poppy, como se ha dicho, se sienta particularmente tediosa.

El resto de historias, sin embargo, logran cautivar. En el primer episodio, disfruté particularmente de las escenas de Galadriel con Elrond, viendo cómo su amistad se resquebrajaba, sin que ella pueda admitir al cien por ciento que se equivocó con Halbrand. En el segundo destaco las escenas en Moria, las cuales, ahora más que nunca, me dejan con una sensación de fatalismo inevitable, viendo cómo el reino de los enanos se va hundiendo poco a poco para convertirse en lo que vimos en “La comunidad del anillo”. Y en el tercero, resulta intrigante ver cómo Annatar manipula a un arrogante Celebrimbor, aprovechándose de sus habilidades para ir fabricando los diferentes Anillos que le permitirán conquistar buena parte de la Tierra Media.

Es así, pues, que estos primeros tres episodios terminan prometiendo mucho, desarrollándose de manera ágil y entretenida, por más de que una línea narrativa sea menos atractiva que el resto (aunque la escena con el Mago Oscuro de Ciarán Hinds me la elevó bastante). Visualmente, “El señor de los anillos: los anillos de poder” sigue siendo de lo mejor que podemos ver en la televisión (aunque hay un par de escenas nocturnas exageradamente oscuras; no entiendo qué puede haber pasado ahí), y los personajes, desde los clásicos como Isildur, Elendil o Galadriel, hasta los que han sido inventados o modificados para la serie, se sienten como representaciones precisas de lo que Tolkien hizo o hubiese hecho en sus escritos. Hasta el momento, esta segunda temporada de “El señor de los anillos: los anillos de poder” me está gustando más que la primera. ¡Habrá que esperar a ver qué sucede en los episodios que faltan!

Cofundador y editor en NoEsEnSerie.com. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP, y miembro de la APRECI—Asociación de Prensa Cinematográfica. Integra el staff de la revista MasGamers, las webs de Nintendo Pe y Fans de Zelda Perú, el portal web Cinencuentro, y el portal de cine peruano FotografiaCalato.com. Adicionalmente, es YouTuber para el canal Aprieta Start, y formó parte del staff de prensa del 18 Festival de Cine de Lima. También trabaja como fotógrafo para Star Wars Fan Club Perú. Desde enero del 2012 publica críticas y comentarios de cine en el blog Proyectando Ideas (el cual forma parte de la Asociación de Blogs de Cine). Crítico oficial de RottenTomatoes.com. Cinéfilo y seriómano empedernido.

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CRÍTICA: El señor de los anillos: los anillos de poder – Temporada 2, Episodio 8 (FINAL)

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**** sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

Y llegamos al final. O bueno, a lo que vendría a ser el final durante los dos siguientes años, a menos que se pongan las pilas y se demoren menos en sacar la tercera temporada. El caso es que “El señor de los anillos: los anillos de poder” ha terminado por el momento, y no pudo hacerlo de mejor manera: cerrando por completo la transformación de Sauron en el verdadero Señor de los Anillos, culminando la tragedia de Cerebrimbor (Q.E.P.D.), y juntando a los pocos Elfos que quedan para que, eventualmente (muy eventualmente… como en tres temporadas, se supone) formen una Última Alianza con los Humanos y vayan a matar a Sauron. Al menos Galadriel, Gil-Galad, Elrond y Arondir (¡sí, sigue vivo!) tienen tiempo para planear.

Pero eso no es todo. También se cumplió lo que predije hace unas semanas: luego de un breve enfrentamiento con el Mago Oscuro (Ciarán Hinds), por fin se reveló que el Extraño (Daniel Weyman) es, en realidad, Gandalf, y que ha pasado por una serie de pruebas sobre las que su nuevo mejor amigo Tom Bombadil (Rory Kinnear) le advirtió. Da gusto ver de nuevo a estos personajes, y lo crean no, me imagino totalmente a Weyman como EL Gandalf —por más de que recién estemos viendo cómo consigue su Bastón y sus poderes. Y por supuesto, no podemos dejar de lado a Isildur (Maxim Baldry), quien por fin regresará a casa… pero sin poder llegar a ver a su padre Elendil (Lloyd Owen), quien se ha ido de Númenor, escapando de la cada vez más tiránica dictadura de Pharazon (Trystan Gravelle).

Como se pueden dar cuenta, este octavo episodio de la segunda temporada de “El señor de los anillos: los anillos de poder” tenía mucho qué hacer. Por ende, como siguiendo la tradición de “El señor de los anillos: el Retorno del Rey”, tiene demasiados finales, lo cual podría cansar a algunos espectadores. Pero fuera de eso, y de una escena en particular con un uso algo feo del Chroma (primera vez que pasa en la serie), no tengo muchas quejas respecto a este final temporal. Entre el enfrentamiento entre Galadriel y Sauron, la muerte de Adar (al final, ¡me dio pena!), el cambio de bando de los orcos, y todo lo ya mencionado, la segunda temporada de “El señor de los anillos: los anillos de poder” ha terminado de forma emocionante, dejando igual mucho para explorar en la siguiente. Nuevamente: solo espero que no se tarden tanto en sacarla. ¡Dos años es demasiado!

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CRÍTICA: El señor de los anillos: los anillos de poder – Temporada 2, Episodio 7

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****½ sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

Esto es lo que estábamos esperando.

El sétimo episodio de la segunda temporada de “El señor de los anillos: los anillos de poder” es, pues, todo lo que había estado mencionando en semanas anteriores: la culminación de lo que ha sido desarrollado en el resto de la temporada. La culminación del acercamiento de Adar a Galadriel y a la ciudad de Eregion, la culminación de la manipulación de Cerebrimbor por parte de Sauron, e incluso la culminación del rol de Mirdania en esta historia (Q.E.P.D.). Es un capítulo larguísimo (casi como un pequeño largometraje), que sin embargo avanza muy rápido, y que no tiene vergüenza de sentirse épico y emotivo e intenso. Es, pues, de lo mejor que la serie nos ha entregado hasta el momento.

Lo más llamativo el episodio, claramente, es el asedio a Eregion, el cual comienza tal y como terminó la semana pasada, para luego mostrarnos a los Orcos, muy inteligentemente, derrumbando unas rocas para bloquear el río y así poder avanzar hacia la ciudad. Mientras todo esto pasa, Celebrimbor va descubriendo la verdad: que ha sido engañado por Sauron, todo para que termine de fabricar los nueve anillos para los hombres. La escena en la que se da cuenta de cómo ha sido manipulado es excelente, no solo por como ha sido escrita y dirigida, si no también gracias a las grandes actuaciones de Charlie Vickers y Charles Edwards. Y aunque al inicio nadie le cree al pobre Lord (lo cual resulta en la muerte de Mirdania… pobre), resulta muy satisfactorio cuando Galadriel finalmente llega a la ciudad, a tiempo para rescatar a Celebrimbor y llevarse los Anillos.

Todo eso es fascinante, por supuesto, pero es la batalla lo que seguramente llamará la atención de la mayoría de espectadores, y con justa razón. Tenemos de todo: Elrond peleando como nunca en su vida; Arondir (Ismael Cruz Córdova) finalmente encontrándose con Galadriel y uniéndose a la guerra; un Trol gigante llegando a destruirlo todo, Gil-Galad comportándose como un verdadero Rey, y muchos flechazos, espadazos, máquinas de asedio y hasta una rica explosión. No llega a estar al nivel de algo como la Batalla de Helm’s Deep de “El señor de los anillos: las Dos Torres”, pero, ¿cómo podría hacerlo? En todo caso, funciona muy bien para esta historia, luce INCREÍBLE para ser una serie de streaming (la más cara de la historia, ya saben), y es extremadamente emocionante y emocional y sucia y violenta. ¿Pero el final? Chocante, repentino, y promete mucho para el final de temporada. ¡Que venga ya!

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CRÍTICA: El señor de los anillos: los anillos de poder – Temporada 2, Episodio 6

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**** sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

El sexto episodio de “El señor de los anillos: los anillos de poder” se siente como una preparación para el verdadero clímax de la segunda temporada. Lo cual no está mal, por supuesto —así como la semana pasada se estaban colocando las piezas en su lugar, en esta ocasión, tenemos a las piezas preparándose para atacar. Más específicamente, Sauron (Charlie Vickers) termina de manipular a Celebrimbor (Charles Edwards), llegando a ponerlo en una suerte de ilusión óptica para que no se de cuenta que Eregion está a punto de ser invadida. El Extraño (Daniel Weyman) es guiado por Tom Bombadil (Rory Kinnear) para elegir de entre dos caminos y así cumplir con su destino. El Rey Durin (Peter Mullan) termina por demostrarle a su hijo (Owain Arthur) que ha perdido la cordura por culpa de su Anillo de Poder. Y Nori (Marcella Kavenagh) se da cuenta que el autosacrificio no es la única solución para sus problemas.

Lo más atractivo del episodio, claramente, es todo lo relacionado a Sauron. Vickers sigue demostrando ser un maestro a la hora de interpretar a este Señor del Engaño, dejando en claro que todo lo que está sucediendo es parte de su Plan Maestro para dominar la Tierra Media. Es algo, de hecho, que la misma Galadriel (Morfydd Clark) le dice a Adar (Sam Hazeldine), quien a su vez logra manipularla para que le diga la verdad sobre Sauron. Sí, Galadriel comete un nuevo error (lo cual no ayudará a que sus haters se callen), pero a la vez, trata de advertirle a Adar que ir a pelear es exactamente lo que Sauron quiere, pero éste no le hace caso. Todo lo que sucede en el episodio, por ende, se siente inevitable, como estar viendo como se va desarrollando un accidente automovilístico de consecuencias fatales.

No se trata, por ende, del episodio más emocionante de “El señor de los anillos: los anillos de poder”, pero sí de uno de los más emotivos. Consideren, si no, al Capitán Elendil (Lloyd Owen), cuyo castigo por parte del nuevo gobierno de Númenor es interrumpido por la ex Reina Míriel (Cynthia Addai-Robinson), quien termina demostrando ser la verdadera heredera del trono. Ambos comparten una de las escenas más sentimentales del show, lo cual debería terminar por sellarlos como dos de los personajes más creíbles y humanos de la serie. No obstante, si algo saben del Lore de la Tierra Media, es que Al-Pharazon (Trystan Gravelle) fue el último gobernante de Númenor, antes de su destrucción. Entonces, ¿qué pasará con esta versión de Míriel? Pues supongo que habrá que esperar a los dos (¡!) episodios que le quedan a la temporada para averiguarlo.

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