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CRÍTICA: Agatha en todas partes – Episodio 7

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**** sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

El sétimo episodio de “Agatha en todas partes”, “La mano de la muerte en la mía”, es el mejor que el show nos ha entregado hasta el momento. Lo cual, francamente, no es decir mucho, considerando que, sin ser horrible, la serie ha terminado siendo, al menos hasta el momento, consistentemente… cumplidora. No obstante, aquí Jac Schaeffer y su equipo tuvieron la idea correcta: enfocarse en la Lilia de Patti LuPone, y más interesante, en la forma en que percibe el tiempo y valora su propia vida. Por fin, pues, se nos explica más sobre el personaje, y sobre por qué ha estado actuando tan raro en todos los episodios anteriores.

Sí, sí, hay otra Prueba de parte del Camino, esta vez en el interior de un castillo, en donde los personajes aparecen disfrazados de villanos clásicos (Agatha como la Bruja de “El mago de Oz”, Billy como Maléfica, etc.). Y el reto está enfocado en el Tarot, el cual tiene que ser bien utilizado, de lo contrario, las brujas podría morir empaladas por unas espadas que caen del techo. Pero a diferencia de episodios anteriores, todo el rollo de la prueba es una excusa, no el foco. No es lo principal; lo principal está en la develación de la historia de trasfondo de Lilia, la cual involucra a su antigua maestra, una bruja italiana a la que vemos en flashbacks (Laura Boccaletti), y por supuesto, la manera en que percibe el tiempo: fragmentado, en desorden, con vistazos a un futuro que incluye mucha muerte.

Es así, pues, que este episodio de “Agatha en todas partes” logra llevarse a cabo de manera muy emotiva, concentrándose en cómo Lilia, por fin, logra ver con claridad su destino. En cómo logra resolver la prueba del Camino, dándose cuenta de que ha conseguido a su propia Asamblea de Brujas, y agarrando consciencia de que debe usar su poder con un propósito mayor a ella. Es todo sorprendentemente emocional, no solo gracias a la motivación que se le otorga a Lila, si no también debido al trabajo de la legendaria LuPone (¡por fin dejaron de desperdiciarla!). Pero por si todo eso no fuese suficiente, es a través de la historia de Lilia que por fin se confirma algo que hemos estado sospechando desde hace tiempo: la Río Vidal de Aubrey Plaza es en realidad la Muerte, la bruja verde original. Alguien que, seguramente, volverá en los dos episodios que le quedan a la serie. ¡Habrá que ver!

Cofundador y editor en NoEsEnSerie.com. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP, y miembro de la APRECI—Asociación de Prensa Cinematográfica. Integra el staff de la revista MasGamers, las webs de Nintendo Pe y Fans de Zelda Perú, el portal web Cinencuentro, y el portal de cine peruano FotografiaCalato.com. Adicionalmente, es YouTuber para el canal Aprieta Start, y formó parte del staff de prensa del 18 Festival de Cine de Lima. También trabaja como fotógrafo para Star Wars Fan Club Perú. Desde enero del 2012 publica críticas y comentarios de cine en el blog Proyectando Ideas (el cual forma parte de la Asociación de Blogs de Cine). Crítico oficial de RottenTomatoes.com. Cinéfilo y seriómano empedernido.

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CRÍTICA: Agatha en todas partes – Episodios 8 y 9 (FINAL)

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EPISODIO 8

****sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

El octavo (¡y penúltimo!) episodio de “Agatha en todas partes” comienza con el breve retorno de Alice (Ali Ahn), quien al encontrarse con la Muerte (Aubrey Plaza) se entera de que ya cumplió con su misión en la Tierra; al ser una Bruja de Protección, murió protegiendo a alguien. Luego de eso, retornamos a donde Billy (Joe Locke) y Jennifer (Sasheer Zamata) escapando de la prueba anterior, y del sacrificio de Lilia (Patti LuPone). Eventualmente, se reencuentran con Agatha (Kathryn Hahn), y aunque tratan de avanzar por el Camino de las Brujas, al final se dan cuenta de que este es un círculo, y regresan a donde comenzaron.

¿O no? Porque sí terminan llegando a la última Prueba, donde Agatha se da cuenta que cada una de las brujas ha llegado al momento en donde puede (¿debe?) recibir lo que está buscando. Jennifer recupera sus poderes (resulta que era la mismísima Agatha las que los estaba bloqueando), Billy encuentra la manera de meter la consciencia de su hermano en el cuerpo de un niño que está a punto de morir, y Agatha… bueno, logra crear vida a partir de la tristeza, lo que la lleva a enfrentarse a la Muerte y, para sorpresa de muchos, autosacrificarse. ¡Resulta que no era taaaan mala después de todo!

Todo va culminando, pues, tal y como asumíamos que culminaría, pero lo más interesante ha sido reservado para el final del episodio. Ya de vuelta en casa (y luego de haber adquirido su propio traje de superhéroe y todo), Billy se da cuenta de algo, y el público es testigo de un giro bastante chocante. El Camino de las Brujas nunca existió; siempre estuvo basado en las experiencias y cosas que Billy tenía en su cuarto. Como buen hijo de Wanda Maximoff, creó su propia realidad, y trajo consigo a las brujas para meterse en ella (lo cual explica cómo es que la Muerte se va del Camino simplemente cortando un agujero en una pared falsa en el fondo… huh). Es un “twist” que funciona, pero que sí me dejó con una desagradable sensación, parecida a la del estereotípico final de “todo fue un sueño”. Y así termina, lo cual, por supuesto, me lleva a…

EPISODIO 9 (FINAL)

**** sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

…el último episodio de “Agatha en todas partes”, por supuesto. Es aquí, pues, que nos enteramos —a través de un flashback bastante extenso— de la vida de Agatha entre 1750 y 1756, primero cuando dio a luz a su hijo Nicky, y luego cuando vivió con él hasta el día que la Muerte se lo llevó, engañando a brujas para luego matarlas. Pero más importante, es aquí que se complementa lo revelado en el episodio anterior, mostrándonos que la Balada del Camino de la Bruja nunca fue real —simplemente era la adaptación de una canción que al pequeño Nicky se le ocurrió mientras caminaba con su madre cerca al bosque.

Por ende, es Agatha quien se inventó todo el rollo del Camino, y como se muestra en un montaje bastante memorable, quien engañó por literalmente siglos a brujas, diciéndoles que les mostraría el Camino, para luego extraerles todo su poder. Es eso, de hecho, lo que planeaba hacer con Alice, Jennifer y Lilia al inicio de la temporada, en el sótano de su casa… hasta que Billy, con su propio poder, creó el Camino por primera vez en la historia. Es así, pues, que este episodio final nos muestra claramente el arco de personaje de Agatha: comenzó la temporada como alguien que simplemente quería seguir engañando a otras brujas, como siempre, y la terminó sacrificándose por Tommy, y convirtiéndose en una fantasmita.

Es ya en el presente que la vemos así, y que llegamos al final de la serie: con Agatha y Billy saliendo a la luz, en busca de Tommy. ¿Veremos el desarrollo y desenlace de dicha aventura? Sospecho que sí, pero no sé si en una segunda temporada de “Agatha en todas partes”, o en alguna otra serie. En todo caso, se puede decir que este show terminó siendo mejor que lo que muchos esperaban; correcto, en términos generales, y en el caso de algunos episodios un poco repetitivo, pero en el caso de otros, bastante memorable. No la he pasado mal con “Agatha en todas partes”, y ahora que el personaje del título es un fantasma, me gusta la idea de seguir a Billy Maximoff en la búsqueda de su hermano. ¡Apúrense y háganlo realidad, Marvel!

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CRÍTICA: El Pingüino – Episodio 6

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****½ sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

A estas alturas del partido, ya no debería sorprender que “El Pingüino” nos entregue otro gran episodio. Entrelazando las historias de sus diferentes protagonistas, lo que hace es desarrollar con mayor intensidad el conflicto que se ha creado entre Sofia Gigante (Cristin Milioti) y el personaje del título (Colin Farrell). La primera, junto con su nuevo aliado, Salvatore Maroni (Clancy Brown) quiere encontrar algo, lo que sea, para atacar a su rival; un ser querido, alguien que le pueda importar. Y el segundo ya ha logrado construir un nuevo Imperio debajo de la ciudad, en las alcantarillas, distribuyendo el Bliss por todas partes, y consiguiendo mucho dinero.

Pero evidentemente las cosas no pueden ser tan fáciles. Eventualmente, Sofia y Maroni encuentran una forma de detener la distribución de la droga, lo cual termina por obligar a Os a pensar fuera de la caja. Pero ese no es su único problema: se tiene que seguir encargando de su madre, Francis (Deirdre O’Connell) quien en un emotivo momento de lucidez, le pide que no la deje convertirse en un vegetal, diciéndole, básicamente, que si su enfermedad sigue empeorando, la mate. Y hablando de muerte; es en este episodio, también, que Victor (Rhenzy Feliz) comete su primer asesinato, matando a un viejo enemigo del barrio cuando este le pide a la fuerza ser parte de la organización criminal de Os.

Resulta satisfactorio, pues, ver cómo “El Pingüino” va entretejiendo todas estas líneas narrativas, dándole un momento para brillar a cada personaje, haciendo que el conflicto central vaya escalando para, asumo, eventualmente explotar en un episodio futuro. De hecho, lo mejor que este sexto episodio nos entrega, creo yo, está en sus momentos finales: cuando Os logra unir a todos los demás líderes de las bandas criminales de Gótica, para enfrentarse en conjunto a Sofia y Salvatore. Dicha unificación promete resultar en una batalla climática emocionante, en donde me imagino veremos si es que Os logra convertirse en el súper criminal que siempre quiso ser, o no. ¡Ya no falta nada para averiguarlo!

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CRÍTICA: El Pingüino – Episodio 5

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****½ sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

De vuelta al presente.

Luego del excepcional flashback de la semana pasada, “El Pingüino” ha regresado a la historia del personaje del título quien, luego de traicionar descaradamente a Sofia Falcone (Cristin Milioti), decide seguir igual con sus planes. ¿Y cuáles son? Pues mandar a matar a Sal Maroni (Clancy Brown) en la cárcel, y quemar vivos a su esposa e hijo, lo cual debería ayudar a que sus problemas desaparezcan. Pero como no todo le sale bien al pobre Oz (Colin Farrell), Sal sobrevive al intento de asesinato, lo cual quiere decir que está en más peligro que nunca. Por ende, nuestro cojo protagonista manda a Vic (Rhenzy Feliz) a buscar a su madre, Francis (Deidre O’Connell), para que se la lleve a un lugar seguro.

Y es ahí donde radica mucho de lo brillante en “El Pingüino”: no solo estamos siguiendo a un ambicioso criminal, a un verdadero villano, si no también a un tipo con tantos planes e ideas, que muchas cosas le terminan saliendo mal. De hecho, las decisiones tomadas por Oz en este episodio culminan en uno de sus momentos más emocionantes: Sofia yendo a hablar con Sal, para proponerle una alianza y así acabar con Oz de una vez por todas. Después de todo, Sal se ha quedado solo, los Falcone han dejado de existir (¿recuerdan el final del episodio anterior?) y Sofia no solo ha decidido adoptar el apellido de su madre, Gigante (sutil), si no también comenzar a trabajar con su viejo amigo, el Dr Julian Rush (Theo Rossi). Ah, y también termina matando a Johnny Vitti (Michael Kelly) a sangre fría frente a todos sus matones. Q.E.P.D.

Porque a pesar de que “El Pingüino” lleva el nombre de un personaje en particular, el show también le pertenece a Sofía, como ya debería haber quedado bien claro desde hace rato. Ella es un personaje fascinante, imprevisible, que ahora toma decisiones que deberían traerle muchísimos problemas a Oz. Pero como el episodio nos entrega sorpresas hasta el último minuto, “Homecoming” termina con una de sus secuencias más inesperadas: Oz llevando a Vic a conocer unos túneles de tranvía abandonados, los cuales se convertirán en su nuevo cuartel general secreto. Un lugar oscuro y húmedo, perfecto para hacer crecer los hongos que tienen ahora y así fabricar más droga. Parece, pues, que el Oz de Farrell por fin se está convirtiendo en el súper villano de cómics que siempre debió ser. No podría estar más emocionado por eso.

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