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CRÍTICA – Obi-Wan Kenobi (Episodios 1 y 2)

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**** ½ sobre *****

*ALERTA DE SPOILERS*

Y el momento ha llegado. Luego de varios años de espera, y de incontables entrevistas con Ewan McGregor, en donde le preguntaban si estaría dispuesto a interpretar otra vez a uno de sus personajes más famosos y populares, por fin se ha estrenado LA serie. Ya podemos ver, luego de mucha anticipación, los primeros dos episodios de “Obi-Wan Kenobi” en Disney Plus, y aunque no carecen de (muy ligeros) defectos, puedo decir con mucha seguridad que han cumplido con lo prometido. ¡Y eso es decir bastante, considerando lo exigentes que pueden ser muchos fanáticos de “Star Wars”!

Como seguro ya saben varios, “Obi-Wan Kenobi” se lleva a cabo diez años luego de los eventos del Episodio III de la saga principal, “La Venganza de los Sith”. Pero lo que ciertamente no me esperaba era que el primer capítulo comenzase con un flashback a la Orden 66, en donde vemos a una Maestra Jedi defendiéndose de los Clones que siguen las órdenes del Emperador Palpatine, y a unos Padawans que se escapan del Templo Jedi. Se trata de una manera muy impactante de comenzar la serie, y de una secuencia que se quedará grabada en la mente de muchos fanáticos en años venideros.

Pero la verdadera trama se centra, lógicamente, en Obi-Wan Kenobi (McGregor), quien diez años después está viviendo aislado en Tatooine, teniendo pesadillas recurrentes sobre Anakin Skywalker (Hayden Christensen), Padmé (Natalie Portman), y los eventos traumáticos de las precuelas. Además, para pasar desapercibido, trabaja empacando carne, y aunque intenta entablar una cuasi-relación lejana con un muy joven Luke, mandándole un juguete de un T-16 Skyhopper, su tío Owen Lars (Joel Edgerton) le pide al cansado Jedi que se mantenga al margen. Simplemente no lo quieren en su vida.

Pero lo interesante es lo que pasa después: la serie nos transporta brevemente a Alderaan (¡!), en donde vemos a una joven Leia Organa (¡¡¡!!!) viviendo una vida de Princesa con sus padres, incluyendo al senador Bail Organa (Jimmy Smits). Es cuando la niña es secuestrada, de hecho, que el viejo amigo de Kenobi se contacta con él, pidiéndole que rescate a su hija… y es ahí que la verdadera trama comienza. ¡Un viaje a un planeta de criminales para rescatar a una joven Jedi! Honestamente, no me esperaba que “Obi-Wan Kenobi” fuese a tomar dicho camino, pero en términos generales, es un riesgo que termina pagando dividendos.

Tampoco me esperaba que el controvertido Gran Inquisidor de Rupert Friend me fuese a gustar, pero creanme cuando les digo que luce mejor acá que en los tráilers (hasta se le ponen rojos los ojos cuando se enfada). Lo único malo es la traición que sufre por parte de Reva, pero considerando los eventos de “Star Wars Rebels”… ¿asumo que estará de vuelta? Y hablando de la Reva de Moses Ingram; ella demuestra ser una antagonista formidable —y arrogante… y sedienta de venganza. Y resulta que Kumail Nanjiani interpreta a un estafador que se hace pasar por Jedi, inyectándole algo de humor a una serie que, en términos generales, se toma muy en serio a sí misma. Después de todo, se concentra en los arrepentimientos de Obi-Wan; en el trauma con el que ha quedado luego de los eventos de las precuelas, y en lo poco interesado que está en la supervivencia de otros Jedi que pueden haber escapado de las garras del Imperio.

Y es precisamente gracias al trabajo de McGregor que estos dos episodios se sostienen. El actor escocés regresa al rol de manera muy natural, interpretando de manera creíble a alguien que se ha quedado sin esperanzas, un Jedi que simplemente debe pasar desapercibido y cuidar, de lejos, a un niño que años después se convertirá en el salvador de la Galaxia. Me gustó como su voz se parece más ahora a las de Alec Guinness (Obi-Wan en el Episodio 4 de la saga principal), y disfruté, también, de sus interacciones con la joven Leia, la cual le recuerda mucho a sus padres: un poco desesperante y terca como Anakin, y valiente e inteligente como Padmé.

No obstante, es esa pequeña Leia la que podría terminar por fastidiar a algunos fans. Vale la pena aclarar —y me da pena que sea necesario mencionarlo— que los defectos del personaje no tienen NADA que ver con la pequeña actriz, y que por favor, NO deberían hablar mal de ella ni acosarla por Internet (¿recuerdan lo que pasó con Jake Lloyd? ¡No hay que repetirlo!). Pero sí tengo que admitir que por momentos la chica se me hacía muy pesada, especialmente cuando se corre de Obi-Wan al enterarse que es un hombre buscado, haciendo que Reva eventualmente los encuentre (y casi los mate). Me gusta mucho de lo que hicieron con Leia en el primer episodio (cuando está en Alderaan), pero creo que si va a salir más, deben tener cuidado con ciertos aspectos de su personalidad para no causar…. controversias. (Y nuevamente: la actriz es una NIÑA, ¡así que pórtense bien, fans!).

Fuera de eso, no tengo muchas quejas en relación a “Obi-Wan Kenobi”. Lo que está haciendo esta serie es conectar de manera increíblemente satisfactoria a las precuelas con la trilogía original, incluyendo muchísimos easter eggs y referencias que emocionarán a más de un fan, pero que felizmente no arruinan la trama. Consideren, si no, el flashback ya mencionado a la Orden 66; las pesadillas de Obi-Wan; la aparición de un Soldado Clon (interpretado por Temuera Morrison) mendigando en las calles de Daiyu (¡!); el póster de “Se Busca” de Obi-Wan, y muchos otros detalles que seguramente no percibí. Se nota que la serie ha sido hecha para los fanáticos, pero que a la vez, se están esforzando por desarrollar una narrativa interesante.

Y bueno, ni qué decir sobre el final del segundo episodio: Obi-Wan enterándose que Anakin sigue vivo (algo que el público por supuesto da por sentado), y los ojos de Hayden Christensen, rodeados de prótesis grotescas, abriéndose en su tanque bacta. Es el perfecto cliffhanger para un primer par de episodios que me dejaron contentísimo, y que sirven como introducción para una serie que, espero, llegue a cumplir con todas nuestras expectativas. Hablando de eso; solo espero que incluyan, también, flashbacks con Christensen y Kenobi a sus aventuras en las Guerras Clónicas. Ah, y una aparición por parte del fantasma de Qui-Gon Jinn (hacen mucha referencia a él, así que me sorprendería que no lo hagan). Si sucede todo eso, me daría por (muy) bien servido.

Cofundador y editor en NoEsEnSerie.com. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP, y miembro de la APRECI—Asociación de Prensa Cinematográfica. Integra el staff de la revista MasGamers, las webs de Nintendo Pe y Fans de Zelda Perú, el portal web Cinencuentro, y el portal de cine peruano FotografiaCalato.com. Adicionalmente, es YouTuber para el canal Aprieta Start, y formó parte del staff de prensa del 18 Festival de Cine de Lima. También trabaja como fotógrafo para Star Wars Fan Club Perú. Desde enero del 2012 publica críticas y comentarios de cine en el blog Proyectando Ideas (el cual forma parte de la Asociación de Blogs de Cine). Crítico oficial de RottenTomatoes.com. Cinéfilo y seriómano empedernido.

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CRÍTICA: El señor de los anillos: los anillos de poder – Temporada 2, Episodio 6

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**** sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

El sexto episodio de “El señor de los anillos: los anillos de poder” se siente como una preparación para el verdadero clímax de la segunda temporada. Lo cual no está mal, por supuesto —así como la semana pasada se estaban colocando las piezas en su lugar, en esta ocasión, tenemos a las piezas preparándose para atacar. Más específicamente, Sauron (Charlie Vickers) termina de manipular a Celebrimbor (Charles Edwards), llegando a ponerlo en una suerte de ilusión óptica para que no se de cuenta que Eregion está a punto de ser invadida. El Extraño (Daniel Weyman) es guiado por Tom Bombadil (Rory Kinnear) para elegir de entre dos caminos y así cumplir con su destino. El Rey Durin (Peter Mullan) termina por demostrarle a su hijo (Owain Arthur) que ha perdido la cordura por culpa de su Anillo de Poder. Y Nori (Marcella Kavenagh) se da cuenta que el autosacrificio no es la única solución para sus problemas.

Lo más atractivo del episodio, claramente, es todo lo relacionado a Sauron. Vickers sigue demostrando ser un maestro a la hora de interpretar a este Señor del Engaño, dejando en claro que todo lo que está sucediendo es parte de su Plan Maestro para dominar la Tierra Media. Es algo, de hecho, que la misma Galadriel (Morfydd Clark) le dice a Adar (Sam Hazeldine), quien a su vez logra manipularla para que le diga la verdad sobre Sauron. Sí, Galadriel comete un nuevo error (lo cual no ayudará a que sus haters se callen), pero a la vez, trata de advertirle a Adar que ir a pelear es exactamente lo que Sauron quiere, pero éste no le hace caso. Todo lo que sucede en el episodio, por ende, se siente inevitable, como estar viendo como se va desarrollando un accidente automovilístico de consecuencias fatales.

No se trata, por ende, del episodio más emocionante de “El señor de los anillos: los anillos de poder”, pero sí de uno de los más emotivos. Consideren, si no, al Capitán Elendil (Lloyd Owen), cuyo castigo por parte del nuevo gobierno de Númenor es interrumpido por la ex Reina Míriel (Cynthia Addai-Robinson), quien termina demostrando ser la verdadera heredera del trono. Ambos comparten una de las escenas más sentimentales del show, lo cual debería terminar por sellarlos como dos de los personajes más creíbles y humanos de la serie. No obstante, si algo saben del Lore de la Tierra Media, es que Al-Pharazon (Trystan Gravelle) fue el último gobernante de Númenor, antes de su destrucción. Entonces, ¿qué pasará con esta versión de Míriel? Pues supongo que habrá que esperar a los dos (¡!) episodios que le quedan a la temporada para averiguarlo.

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CRÍTICA: El señor de los anillos: los anillos de poder – Temporada 2, Episodio 5

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****½ sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

Con el quinto episodio, la segunda temporada de “El señor de los anillos: los anillos de poder” comienza a agarrar viada, colocando todas las piezas de ajedrez ya casi en su lugar, listas para atacar. Después de todo, tenemos a un Sauron (Charlie Vickers) manipulando de manera descarada tanto a Celebrimbor (Charles Edwards) como a su asistente, Mirdania (Amelia Kenworthy). Al nuevo rey de Númenor, Al-Pharazôn (Trystan Gravelle) quitándole el rango a todo soldado que le sea leal a la ex Reina Regente Míriel (Cynthia Addai-Robinson), incluyendo al Capitán Elendil (Lloyd Owen) y el buen Valandil (Alex Tarrant). Y por supuesto, están los enanos. Disa (Sophia Nomvete) descubre algo perturbador en la oscuridad de Khazam-Dum, mientras que el Príncipe Durin (Owain Arthur) se va dando cuenta que el Anillo de Poder de su padre, el Rey Durin III (Peter Mullan), lo está haciendo actuar de una forma muy extraña.

Puede que suene como mucho, y en realidad lo es, pero en comparación a los cuatro episodios anteriores, este se siente más enfocado, concentrándose principalmente en las diferentes formas en que el plan de Sauron se está llevado a cabo. Se trata, pues, de un episodio en el que por fin somos testigos de las consecuencias de sus manipulaciones, tanto en los Elfos como en los Enanos y hasta en los hombres. Los Anillos son un obvio (e importante) efecto de ello, pero también está la llegada del ejército de orcos a Eregion, liderados, como siempre, por Adar (Sam Hazeldine), quien tiene como prisionera a Galadrield (Morfydd Clark), y considera a Sauron como el enemigo que tiene en común con los Elfos. La Guerra se avecina, y parece que los Elfos serán sus primeras víctimas, ya que Gil-Galad (Benjamin Walker) se niega a mandar ayuda a Eregion.

Más piezas en movimiento, y más personajes que actúan tanto de forma independiente como peones de Sauron. Pero si algo diferencia a este episodio de los previos, es que logra generar reacciones más emocionales en el espectador. Consideren, si no, al personaje de Kemen (Leon Wadham), quien resulta hasta más fácil de odiar que Sauron, y cuyas acciones (y arrogancia) resultan en la trágica muerte de Valandil (pobre). O también el gradual descenso a la locura del Rey Durin, lo cual trae consigo consecuencias tanto para su hijo específicamente, como para Khazad-Dum a la larga (dichas minas están más que condenadas). Y hasta la creación de la Puerta Oeste de Moria, la cual simboliza la amistad entre Elfos y Enanos (y vimos en “La comunidad del anillo”… ¡mellon!). En pocas palabras, el quinto episodio de “El señor de los anillos: los anillos de poder” se siente como el comienzo de la culminación de todo lo que vino antes, tanto a nivel narrativo como emocional, generando una palpable sensación de perdición eventual. ¡Que ya venga el siguiente!

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CRÍTICA: El señor de los anillos: los anillos de poder – Temporada 2, Episodio 4

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*CUIDADO CON LOS SPOILERS*

El cuarto episodio de la segunda temporada de “El señor de los anillos: los anillos de poder” continúa con lo establecido en los tres anteriores, dándole una línea narrativa clara a todos los grupos principales de personajes. Por ejemplo, tenemos al Extraño (Daniel Weyman), quien en medio del desierto se encuentra con Tom Bombadil (Rory Kinnear)… ¡sí, el mismísimo Tom! De ahí, las dos Medianas encuentran una nueva aldea de proto-Hobbits con los que tienen bastante en común. Arondir e Isildur siguen en busca de Theo, lo cual los lleva a descubrir a un grupo de Ents (nada mal), y Galadriel y Elrond se encuentran con un grupo de orcos particularmente violentos.

En pocas palabras, la serie sigue avanzando, y sigue mezclando elementos narrativos nuevos con algo de fanservice; más de lo último, de hecho, que en los tres episodios anteriores. Lo más resaltante, evidentemente, es la aparición de Tom Bombadil, quien encima recita varias de las líneas de diálogo que tenía en la novela original de “La comunidad del anillo”, y es interpretado con suficiente carisma y rareza por el siempre bienvenido Kinnear (las películas de “James Bond” de Daniel Craig, “Men: terror en las sombras”). Pero también tenemos a los nuevos Hobbits, quienes viven en agujeros… en el desierto. Algo más similares a los que eventualmente veríamos en los libros de Tolkien, pero todavía lo suficientemente distintos como para que resulten intrigantes.

Los Elfos, por su parte, siguen tratando de obstaculizar los planes de Sauron, lo cual termina siendo bastante más difícil de lo que se imaginaron. Disfruté de una nueva secuencia de acción protagonizada por Galadriel (siempre da gusto verla pelear, contrario a lo que varios otros fanáticos les querrían hacer creer), y también del encuentro entre Arondir y los Ents. Estos últimos se parecen bastante a los que vimos en “Las dos torres”, y están acá para demostrar la conexión todavía fuerte que existe entre los Elfos y las fuerzas de la naturaleza. En general, pues, este cuarto episodio no es necesariamente espectacular, pero logra manejar un buen balance entre todas sus líneas narrativas, como para sentirse como una pieza satisfactoria en el rompecabezas que conforma la nueva temporada de “El señor de los anillos: los anillos de poder”.

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