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CRÍTICA – Castlevania (Temporada 4)
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hace 4 añosel
Y llegamos al final. La cuarta temporada de la excelente serie animada de “Castlevania” para Netflix ha terminado siendo, pues, también la última, lo cual estoy seguramente ha decepcionado a más de un fanático de la franquicia. Después de todo, se trata de uno de los mejores shows basados en un videojuego que jamás se hayan hecho —una producción que entiende perfectamente lo que los jugadores disfrutan de estos títulos, y que logra transmitirlo a través de una experiencia impecablemente animada, y sorprendentemente profunda por momentos. Las tres primeras temporadas de “Castlevania” son todas muy buenas, por lo que la mayoría de espectadores esperábamos algo de similar nivel para la última.
Y felizmente no hemos sido decepcionados. Esta cuarta temporada cierra la mayor parte de subtramas y líneas narrativas de manera satisfactoria, otorgándole una conclusión a la historia de Trevor Belmont (Richard Armitage) y Sypha Belnades (Alejandra Reynoso), pero también a las de la mayoría de personajes secundarios, tanto clásicos como nuevos. Se trata, pues, de todo lo que uno debería esperar de esta serie; una temporada llena de batallas expertamente animadas, sangre y tripas por doquier, nuevas criaturas nocturnas, y hasta uno que otro giro narrativo inesperado (y bien ejecutado). Solo le faltarían escenas de sexo… pero considerando lo controvertida que resultó ser una en especial en la temporada pasada, creo que es mejor que hayan obviado dichos momentos.
Al comenzar la temporada, nos encontramos con Trevor y Sypha viviendo una vida de cazadores de monstruos: tratando de ayudar a la mayor cantidad de gente posible, deshaciéndose de todas las criaturas de la noche con las que se encuentran, y hasta de gente que, aparentemente, está empecinada en traer de vuelta de Drácula (Graham McTavish) desde el infierno. Pero rápidamente, nuestros protagonistas se dan cuenta que necesitan un descanso y pensar bien las cosas —Trevor, en particular, está muy cansado. Sin embargo, no tendrán mucho tiempo para hacer eso, ya que terminan llegando a la ciudad de Targoviste, la cual fue aniquilada por el mismísimo Vlad Tepes luego de la muerte de su madre, y ahora está siendo asediada por todo tipo de monstruos.
A la vez, también seguimos la historia de Alucard (James Callis), quien es obligado a salir de su castillo cuando un pueblo cercano es, también, atacado por toda suerte de criaturas infernales. Es así que conoce a Greta (Marsha Thompson), y termina ayudándola a sobrevivir, y más importante, a traer la paz para su gente. Por otro lado, además, está Isaac (Adetokumboh M’Cormack), uno de los personajes que más ha cambiado a lo largo de la serie, y que ahora quiere traer la paz al mundo, deshaciéndose de quienes quieran conquistarlo con violencia. Y finalmente, está la vampiresa Carmilla (Jamie Murray), quien desde su castillo, quiere ahora conquistar al mundo entero, eliminando a todos los humanos que pueda. Esto le preocupa a su mago aliado, Hector (Theo James), pero particularmente a Lenore (Jessica Brown Findlay), quien comienza a dudar sobre las ambiciones y la sed de poder de su hermana mayor.
Como se pueden dar cuenta, el show tiene a varios personajes distintos, cada uno con sus objetivos y obstáculos propios, y a pesar de que cada uno de los diez episodios de la temporada dura poco más de veinte minutos, hace un buen trabajo a la hora de balancear cada una de las historias. Evidentemente, le dedica la mayor parte del tiempo a Trevor y Sypha, y aunque ellos no tienen los arcos de personaje más marcados, igual cambian lo suficiente como para que la resolución de sus historias sea satisfactoria. El Trevor de Armitage se convierte en un verdadero héroe, y el experimentado actor lo interpreta de esa manera —aunque algo más cansado, y hasta viejo—, mientras que la Sypha de Reynoso sigue siendo mi personaje favorito; una maga poderosa, que demuestra ser la figura más empática y bondadosa del show. (Consideren las escenas donde ayuda a la gente, organizándola para defenderse de los demonios y poder sobrevivir).
No obstante, esta última temporada igual cuenta con algunos personajes secundarios que resaltan. De los nuevos, el mejor es Varney, quien cuenta con la voz del legendario Malcolm McDowell. A pesar de que comienza como alguien más bien soso, como una suerte de vampiro sin mayores ambiciones, eventualmente se convierte en una de las figuras más importantes de la serie —es parte, pues, del giro narrativo más inesperado (y entretenido) de la temporada. Y de los antiguos, Carmilla sigue siendo todo un deleite de ver; una vampiresa fuertísima, que se involucra en una de las batallas más impresionantes a nivel visual de toda la serie (en el sexto episodio, por si tenían dudas).
De hecho, podría argumentarse que la cuarta temporada de “Castlevania” es la mejor en lo que se refiere al apartado técnico. Sí, es cierto que los animadores toman algunos atajos durante las escenas más tranquilas o de conversación, como suele pasar, pero es en las peleas donde realmente se lucen. Destaca el ya mencionado combate protagonizado por Carmilla, pero también tenemos el enfrentamiento final, que involucra a —bueno, no incluiré spoilers. Solo basta con mencionar que los animadores utilizan todos los trucos que se puedan imaginar durante los últimos dos episodios, desde animados fluidas, movimientos de cámara, fondos en 3D, y más. Esto resulta, lógicamente, en enfrentamientos verdaderamente espectaculares, que aprovechan al máximo las habilidades de todos los personajes, pero específicamente, las de Trevor, Sypha y Alucard.
¡Y hablado de Alucard! Tanto él como Isaac son los personajes que más cambian a lo largo de “Castlevania”, lo cual llega a una suerte de clímax en esta última temporada. Alucard es convertido, pues, en un héroe hecho y derecho, quizás demasiado poderoso —sus habilidades son prácticamente incontables— pero ciertamente muy distinto a quien vimos en la temporada anterior. Sus interacciones con Greta, además, son inesperadamente cálidas, y demuestran que, eventualmente, podrá salirse de la sombra de su padre, y convertirse en alguien mucho más gentil y menos dependiente de la ira y el mal.
Por su parte, Isaac es uno de los personajes que menos se “hace bolas” en “Castlevania”. Se trata, pues, de alguien que ha madurado muchísimo, quizás más que cualquier otro personaje secundario en el show, y que considera que, de repente, Drácula no era tan genial o perfecto como todos dicen. Además, se involucra en algunas conversaciones que exploran la naturaleza del ser humano, o hasta de cualquier ser vivo, la verdad. Resalta la escena, por ejemplo, en donde le permite a una Criatura de la Noche darse cuenta que no tiene por qué ser una máquina de matar; que siempre se ha comportado de manera violenta porque fue condicionado a hacerlo, y no porque esa sea su verdadera naturaleza. La culminación de su historia con Hector, además, es sorprendente… en el buen sentido, y menos violenta de lo que uno esperaría de “Castlevania”.
Sí, podría argumentarse que el verdadero villano aparece un poco “de la nada” (fuera de una referencia muy específica en uno de los primeros episodios), o que personajes como Carmilla no están particularmente bien aprovechados. Pero creo que en términos generales, esta última temporada de “Castlevania” hace un excelente trabajo a la hora de cerrar todas las historias que tenía para contar, dándole espacio, incluso, al Saint Germain de Bill Nighy (actorazo), quien además cumple un rol crucial en el clímax de la trama (por más de que tengan que explicar su historia de trasfondo con unos flashbacks algo apresurados). Nuevamente; considerando que los creadores solo contaban con diez episodios de menos de media hora cada uno, realmente supieron balancear bien todas líneas narrativas y conflictos y peleas y, claro está, secuencias de gore extremo.
Da un poco de pena, pues, que “Castlevania” esté terminando, pero al menos lo ha hecho con una excelente cuarta temporada, que le entrega a los fans todo lo que podrían haber estado esperando. Además, por más de que haya cerrado de manera satisfactoria la historia de todos los personajes, deja suficientes cabos sueltos —por más que sean enanos—, como para que uno se quede con ganas de ver los spin-offs ya anunciados. Puede que la historia de Trevor, Sypha y Alucard haya concluido, pero eso no quiere decir que no tengamos “Castlevania” para rato. Eso sí, han dejado la valla tan alta, que la siguiente serie tendrá que esforzarse muchísimo para satisfacer las expectativas de los espectadores. ¡Estoy seguro, pues, que será un reto que llegarán a cumplir!
Cofundador y editor en NoEsEnSerie.com. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP, y miembro de la APRECI—Asociación de Prensa Cinematográfica. Integra el staff de la revista MasGamers, las webs de Nintendo Pe y Fans de Zelda Perú, el portal web Cinencuentro, y el portal de cine peruano FotografiaCalato.com. Adicionalmente, es YouTuber para el canal Aprieta Start, y formó parte del staff de prensa del 18 Festival de Cine de Lima. También trabaja como fotógrafo para Star Wars Fan Club Perú. Desde enero del 2012 publica críticas y comentarios de cine en el blog Proyectando Ideas (el cual forma parte de la Asociación de Blogs de Cine). Crítico oficial de RottenTomatoes.com. Cinéfilo y seriómano empedernido.

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CRÍTICA: Andor – Temporada 2, Episodios 10, 11 y 12 (FINAL)
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hace 3 díasel
14 mayo, 2025
Episodio 10: Haz que se detenga
****½ sobre *****
Pues por fin pasó lo que tenía que pasar. Luego de años de espionaje, secretos, engaños, mentiras y trabajar en secreto, Luthen Rael (Stellan Skarsgard) falleció. Y falleció de la forma en que siempre hubiese querido: por su propia mano, luego de haber sido descubierto por Dedra Meero (Denise Gough) y revelado como el líder de la rebelión en Coruscant. Pero curiosamente, no se trata de una muerte inmediata. De hecho, apenas se acuchilla, los Imperiales se lo llevan a un hospital —después de todo, Dedra lo necesita vivo para que pueda confesar. Pero lamentablemente, la ISB tiene otros planes.
Es así que el décimo episodio de la segunda temporada de “Andor” se enfoca casi completamente en Luthen y Kleya (una increíble Elizabeth Dulau), con la segunda infiltrándose en el hospital como enfermera para encontrar a Luthen, quien todavía está vivo (con las justas) en una habitación climatizada. Pero no para encontrarlo y rescatarlo, si no más bien para sacarlo de su miseria —para que, nuevamente, muera como a él le hubiese gustado, sin confesarle nada a nadie, sin decirle a Dedra que, gracias a su ahora fallecido agente doble, sabe de la existencia de la Estrella de la Muerte. Y más importante, ahora Kleya es la única que sabe las palabras clave que serán de suma importancia para el futuro de la Alianza Rebelde: Jedha, Kyber y Erso.
Obviamente, cualquier fanático que se sepa al Episodio IV de la saga original y, más importante, a “Rogue One” de memoria, reconocerá estas palabras. Pero fuera de aquellas conexiones a las películas posteriores, lo mejor de “Andor” está en la forma en que humaniza la relación entre Luthen y Kleya. Los eventos del presente son intercalados con flashbacks que nos muestran como aquellos personajes se conocieron y, por supuesto, cómo Luthen fue radicalizando a una joven Kleya, demostrándole cómo el Imperio debía ser combatido. Todo esto resulta en un episodio emotivo, que concluye de forma apropiadamente solemne, pero a la vez, satisfactoria. Puede que Luthen esté muerto, pero sus ideales viven en Kleya —solo esperemos que a esta última no le pase nada malo en los siguientes dos episodios.
Episodio 11: ¿Quién más sabe?
****½ sobre *****
El Episodio 11 de la segunda temporada de “Andor” es de lo más tenso que nos ha entregado la serie. No solo porque involucra a Kleya tratando de comunicarse con los rebeldes con un código secreto, si no también porque nos muestra a los Imperiales tratando de descifrar dicho código, mientras Cassian (Diego Luna) eventualmente lo recibe en Yavin, y decide ir con Melshi (Duncan Pow) y K2-SO (Alan Tudyk) a Coruscant. Es así que la segunda mitad del episodio se siente como una carrera contra el reloj: ¿quién encontrará primero a Kleya, los Imperiales o Cassian? ¿Y qué decidirá hacer ella una vez que le transmita su conocimiento a nuestro protagonista?
Pero eso no es todo. También tenemos una excelente escena de interrogación, en la que el Director Krennic (Ben Mendelsohn) hace puré a la pobre Dedra, quien intenta ser honesta luego de que la acusan de ser una espía rebelde. Esto culmina en ella siendo trasladada a una celda —un destino bastante triste para un personaje que se había estado deleitando por años de ser despiadada y eficiente, pero que al esconderle información a sus superiores y tratar de atrapar a Luthen por sí sola, termina por acabar con su propia carrera. Después de todo, lo ÚNICO que le importa a Krennic y los Imperiales es mantener el proyecto de la Estrella de la Muerte en secreto. Todo lo demás es secundario. Nada más (ni nadie más) importa.
Es por todo eso que verdaderamente se comienza a sentir que estamos llegando al final. Que la serie de “Andor” está presentando de forma magnífica los últimos días de su protagonista antes de los eventos de “Rogue One”, enfatizando la importancia del proyecto de la Estrella de la Muerte para los Imperiales. Pero fuera de eso, este segundo episodio dirigido por el mexicano Alonso Ruizpalacios está lleno de detalles interesantes: desde el hecho de que vemos inmediatamente cómo K2 es considerando más como un amigo que como un droide por Cassian y los demás (aawww), hasta cómo ciertos elementos narrativos de episodios anteriores llegan a su culminación acá. ¿Lo único malo? “¿Quién más sabe?” termina con un cliffhanger inaguantable, y hasta ahora no sabemos qué es lo que pasará con Kleya. ¡No puedo creer que solo quede UN episodio para que “Andor” acabe para siempre!
Episodio 12: Jedha, Kyber, Erso
***** sobre *****
Y llegamos al final. ¡Pero qué final! Si hay algo que “Andor” en general, pero específicamente este último episodio han hecho, es, lo crean o no, mejorar a la película de “Rogue One”. Es decir, han hecho lo que pocas precuelas logran hacer: elevar el material al que preceden, haciendo que, en este caso, la “trilogía” de la Primera Temporada de “Andor”, la Segunda Temporada de “Andor”, y “Rogue One” funcionen bellamente como un todo. Pocas veces me he sentido tan emocionado, tan tocado y tan satisfecho con el final de una serie. Tony Gilroy, Alonso Ruizpalacios y el resto del equipo se han lucido de forma tremenda; el final de “Andor” no decepciona para nada. Ni está cerca de hacerlo.
¿Y qué es lo que pasa acá? Uf. Dedra termina en prisión, todo el trabajo que había hecho para el Imperio, eliminado. Partagaz (Anton Lesser) prefiriere suicidarse antes que ser castigado por sus superiores. Cassian logra rescatar a Aleya y, junto con Melshi, son salvados por K2-SO, quien se baja de la nave para acabar con todos los Imperiales que los estaban rodeando. Y más importante: el grupo logra regresar a Yavin IV, donde Cassian logra contarle a Mon Mothma (Genevieve O’Reilly, ahora sí con su peinado y look de “Rogue One”), el General Draven (Alistair Petrie), Bail Organa (Benjamin Bratt), y a la Senadora Pamlo (Sharon Duncan-Brewster) y el Senador Jebel (Jonathan Aris), a quienes habíamos visto en “Rogue One”, toda la información que recibió por arte de Kleya.
Inicialmente no le creen, pero como sabemos lo que eventualmente pasará en la película, al final, Cassian logra salir de Yavin IV junto a K2 para ir al Anillo de Kafrene. Es así que el episodio termina por empalmar PERFECTAMENTE con “Rogue One”, tanto así que, al terminar, lo primero que hice fue entrar a YouTube para buscar, apropiadamente, la escena de la película en el Anillo de Kafrene. Pero fuera de eso, el episodio nos deja con una sensación agridulce de esperanza; con el feeling de que hemos sido testigos de una serie que enfatiza las pequeñas acciones de gente rebelde de toda importancia, y que complementa bellamente a la película del 2016. En pocas palabras: este final deja en claro que “Andor” es literalmente LO MEJOR que Disney ha hecho con “Star Wars” y que, al menos para Vuestro Servidor, esta serie, junto con “Rogue”, es superior a las Secuelas. Lo he dicho, y dudo que me vaya a arrepentir.
Ah, y la cereza sobre el pastel: la escena final. Bix (Adria Arjona) y el hijo de Cassian. Un hijo al que sabemos nunca conocerá; ni siquiera sabrá de su existencia. La serie nos deja con ese pensamiento triste, pero también sabiendo que su legado quedará intacto, con Bix e incluso con B2-EMO (¡sí, sale al final!). Un desenlace más hermoso no podríamos pedir.
Ay, cómo te extrañaré, “Andor”.

**** sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
Aunque este episodio de “The Last of Us” no es necesariamente ni el más emocionante ni el más chocante, es gracias a la forma en que concluye que uno termina con la sensación de que las cosas cambiarán a partir del siguiente. ¿Spoilers? Pues sí: el quinto episodio de la segunda temporada termina con Ellie (Bella Ramsey) torturando a Nora (Tati Gabrielle) es un sótano en Seattle lleno de esporas que podrían infectar a cualquiera. A cualquiera como Nora, quien comienza toser como si no hubiese un mañana, pero definitivamente no a la inmune de Ellie. Es ahí que sale a tallar el lado oscuro de nuestra protagonista, quien aparentemente será capaz de hacer cualquier cosa con tal de llegar hasta donde Abby (Kaitlyn Dever).
Fuera (y antes) de eso, nos centramos en Ellie y Dina (Isabela Merced) tratando de pasar sin ser detectadas por entre las fuerzas de WLF, para así poder llegar al hospital donde supuestamente está Abby. Pero como las cosas no pueden ser tan fáciles, eventualmente son encontradas por los enemigos, lo cual las obliga a meterse en un parque lleno de Scars. Es ahí donde son testigos de un suceso terrible —básicamente, unos Scars destripando a un tipo mientras recitan sus líneas de fanáticos religiosos—, pero también donde se unen a Jesse (Young Mazino), quien las rescata momentos antes de un grupo de infectados inteligentes. Resulta que salió con Tommy del pueblo un día después de las chicas, y ha llegado para traérselas de vuelta a casa.
El episodio concluye, entonces, con Ellie y Dina separadas —la primera torturando, como se ha dicho ya, a Nora, y la segunda escapando con Jesse de sus enemigos. Quienes hayan jugado “The Last of Us: Parte Dos” sabrán exactamente lo que se viene, pero los demás se entretendrán con lo que este episodio tiene para ofrecer: como (casi) siempre, una buena mezcla de suspenso, gore, diálogos inteligentes, y uno que otro desarrollo interesante de la trama. Y como toque final, por razones más emocionales que narrativas, el episodio termina con una escena (¿un flashback, un sueño?) entre Bella y Joel (Pedro Pascal); una representación de lo que perdieron, y de lo que podrían haber tenido si es que las cosas hubiesen salido mejor. Una verdadera pena.

Episodio 7: El mensajero
****½ sobre *****
Para variar, el primer episodio de “Andor” de esta semana comienza un año después de los eventos del episodio 6. Sin embargo, a diferencia de comienzos previos, “El mensajero” no se demora nada en establecer en qué situación se encuentran los personajes. Cassian (Diego Luna) y Bix (Adria Arjona) están viviendo en Yavin IV, cerca a la base rebelde, esta vez trabajando para un grupo más organizado e ignorando a Luthen. Y Dedra (Denis Gough) por fin recibe las órdenes que todos estábamos asumiendo ya llegarían: Ghorman debe ser destruida, y debe suceder pronto.
Una noticia que no le da explícitamente a Syril (Kyle Soller), pero que este último ya comienza a sospecha. Es así, pues, que el episodio comienza a poner a los personajes centrales en posiciones interesantes: Cassian decide viajar junto a Wilmon a Gohrman, convencidos de que tendrán la oportunidad de asesinar a Fedra, obviamente sin sospechar que se viene una masacre. Bix se queda en Yavin pero tiene una conversación importante con Vel (Faye Marsay), quien también ha dejado de trabajar con Luthen. Y Syril trata de comunicarse con los rebeldes de Gohrman, sin mucho éxito. Adicionalmente, unos cadetes nuevos (y demasiado jóvenes) del imperio llegan al planeta anteriormente mencionado, lo cual preocupa a sobremanera a Dedra.
Puede que sea obvio, pero lo mejor de “Andor” es que se siente como la acumulación de una tensión casi inaguantable que sabemos explotará pronto. La atmósfera de suspenso y vacío deprimente en Ghorman es palpable, y aunque esto se ve balanceado con la sensación de esperanza (aunque sea sutil) en Yavin IV, igual el espectador sabe que lo que se viene en los episodios será terriblemente trágico. Y bueno, también sabe que, a pesar de estar a Ghorman, a Cassian no le pasará nada, porque por algo ya vimos “Rogue One”. ¿Pero Dedra, Syril, y los rebeldes del planeta? Pues habrá que ver los siguientes dos episodios para ver quién sobrevive, y quien termina llegando al fin de su agitada existencia.
Episodio 8: ¿Quién eres?
***** sobre *****
Y llegó el momento que todos teníamos miedo de que llegara: la masacre de Ghorman. Y con eso, el mejor episodio no solo de la segunda temporada de “Andor” hasta ahora, si no también de toda la serie. Un episodio que se deleita en mantener al espectador en la más inaguantable tensión, ansioso mientras ve como el suspenso aumenta y aumenta y aumenta hasta explotar de la forma más violenta posible, colocando a sus figuras más importantes en puntos de absoluta vulnerabilidad. “¿Quién eres?” me dejó con el corazón en la garganta, totalmente afectado luego de haber visto como “Andor” desarrolló una marcha y eventualmente masacre de forma tan cruenta, tan emotiva.
Cassian está en Ghorman, listo para matar a Dedra. Dedra está trabajando junto a Capitán Kaido (Jonjo O’Neill), totalmente consciente de lo que tendrá que hacer. Wilmon sigue del lado de los rebeldes, y Syril recién se va dando cuenta de lo que está pasando. De hecho, me animaría a decir que Syril es la estrella, por así decirlo, del episodio —Kyle Soller hace un estupendo trabajo transmitiendo, con lenguaje corporal y expresiones faciales, el gradual cambio en el personaje, mientras se va dando cuenta de lo que Dedra está haciendo y de lo que le pasará a la gente de Ghorman. Y sí, hacia el final del episodio, Syril muere —asesinado luego de haber intentado matar a Cassian. El fin de un personaje verdaderamente patético, que obviamente contribuyó con las acciones fascistas de un Imperio totalitario, pero que termina siendo más triste que verdaderamente villanesco. Eso queda claro luego de que, antes de ser asesinado, Cassian le pregunta: “¿quién eres?”. Nada peor que morir como un anónimo, cuyo trabajo no valió nada.
En relación a la masacre, pues “Andor” nos entrega una de las secuencias más tensas que haya visto en un buen tiempo. La escenificación perfecta de lo que el Imperio es capaz de hacer, asesinando a todo un grupo de personas únicamente porque quieren un recursos importante para… bueno, construir una estación espacial gigante que se encargará de matar a millones de personas más. Personajes secundarios mueren luego de conmovernos con sus cánticos e himnos de rebelión, y Cassian sobrevive con las justas, llevándose consigo a un terrible droide imperial que asumimos eventualmente se convertirá en K2SO. Mucho se pierde, pero la pelea sigue adelante, por más de que Dedra y el Imperio se hayan salido con la suya —con terribles consecuencias.
Episodio 9: Bienvenidos a la Rebelión
***** sobre *****
Al final del día, la historia de Cassian Andor es una tragedia. Lo sabíamos desde que fuimos testigos del desenlace de “Rogue One”, y es algo que hemos estado viendo desarrollándose a lo largo de las dos temporadas de “Andor”. No obstante, es en este noveno episodio de la segunda temporada que se comienza a sentir más. No solo por la manera en que mezcla victorias con derrotas; un tono trágico con un tono esperanzador. Si no también por la forma en que Bix se despide de Cassian con un video, prometiéndole que se verán una vez que las cosas sean resueltas y la Rebelión gane. Algo que, lamentablemente, por la forma en que Cassian fallece en la película anteriormente mencionada, sabemos que nunca pasará. Una tragedia.
La manera, pues, en que se van respondiendo algunas de las preguntas que teníamos respecto a Cassian y la Rebelión en este episodio es magistral. Más que simplemente llenar huecos, lo que ha hecho el guionista Dan Gilroy es otorgarle motivaciones adicionales y creíbles a sus personajes, y obligaros a interactuar y tomar decisiones difíciles. Consideren, si no, el discurso de Mon Mothma en el Senado, donde denuncia el genocidio de los Ghorman frente a toda la galaxia, mientras la IBS conspira para asesinarla. O cómo finalmente se encuentra con Cassian, quien la ayuda a escapar del Senado para que eventualmente pueda llegar a Yavin IV y convertirse en la lideresa de la Rebelión.
Las piezas van colocándose en su lugar, y en vez de sentirse como algo obligatorio, cansado, se siente más bien como la culminación de todo lo que hemos estado viendo en estos episodios. Como el clímax emocional, tensional y narrativo de todo lo que hemos estado experimentando con estos personajes. Algunos casos, como el de Bix, se sienten inevitables. Y otros, como el de Luthen, quien al menos hasta ahora sigue vivo, no dejan de sorprender. Pero lo mejor de “Bienvenidos a la Rebelión” es que no deja de lado a Cassian, enfocándose en él y su rol de suma importancia en la Rebelión. Y por qué no, culminando con el nacimiento, por así decirlo, de K2-SO, quien asumimos tomará un rol grande en los tres episodios que saldrán la próxima semana. De verdad que no podría estar más contento con lo que “Andor” está haciendo con la franquicia de “Star Wars”.

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