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CRÍTICA – El libro de Boba Fett (Episodio 7, FINAL)

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Visto lo ocurrido en el sétimo y último episodio de The Book of Boba Fett, quizá redondear la temporada a ocho capítulos no le hubiese venido mal a una serie que deja pocos cabos sueltos, pero muchas ganas de ver lo que sigue, aunque no propiamente de su protagonista. Iba a ser muy complicado para el personaje interpretado por Temuera Morrison alcanzar un nivel de protagonismo suficientemente sólido para cerrar con broche de oro una trama que nunca se la puso sencilla. A pesar que aquí lo intenta y la mayor parte de la batalla final se decanta por acciones suyas, los dos episodios previos le quitaron peso dentro de su propia serie que se volvieron tarea imposible de resolver.

El episodio, titulado «En nombre del honor», está constituido en su mayoría por la preparación y la acción de la batalla entre el Sindicato Pyke y el bando de Boba. Sin embargo, el inicio nos revela la mayor interrogante que nos había dejado la semana pasada. Finalmente, Grogu ha decidido abandonar las enseñanzas de Luke Skywalker y volver con Din Djarin. Aunque ya no vemos ni a Luke ni a Ahsoka en esta oportunidad, sí vemos a R2-D2, quien ha pilotado el X-Wing del Jedi para devolver a Grogu con Peli Motto, quien está en su taller. Por cierto, el Expósito sí lleva la armadura beskar.

Esta apertura condiciona todo lo que resta del episodio porque se anticipa con demasiada facilidad que Grogu aparecerá y utilizará la Fuerza para vencer a los Pyke, hecho que felizmente no sucede. Creo que Boba ha sufrido lo suficiente como para no ser el héroe en el episodio final de su serie, pero este inicio y lo mal diseñado que está el personaje en su faceta de estratega me hizo suponer lo peor, pues el guion ha decidido maltratarlo hasta ya no poder más. Un par de intervenciones que lo dejaron en evidencia, como la intención de ir a enclaustrarse en el palacio, decisión que cambia cuando los modificados se niegan a ir y prefieren quedarse en el Santuario, y también el no tener un plan de emergencia ante la anunciadísima traición de las otras familias con las que supuestamente tenía un pacto, fueron los momentos que me hicieron perder la paciencia con el personaje.

Luego de ello, una batalla con idas y vueltas, bastante entretenida, pero que pudo haber estado mejor coreografiada, entre los Pyke y el bando de Boba que finalmente se resuelve con el ex-cazarrecompensas montando su Rancor para enfrentar a dos droides Scorpenek que eran del Sindicato. En el intermedio tuvimos la aparición de Cad Bane, contándole a Boba la verdad sobre los Pyke y los Tusken para desatar un conflicto, tuvimos el reencuentro de Grogu y «Mando», por lejos el momento más emotivo del episodio, tuvimos el arribo, casi tardío, del ejército de Pueblo Libre (sin Cobb Vanth, a quien vemos en la escena postcrédito).

Tras la batalla aún tenemos más acción. Por un lado, Boba Fett y Cad Bane se reencuentran y el segundo termina asesinado. Ha sabido a poco la aparición live action del cazarrecompensas más veterano, solo dos episodios en los que ya no lo vimos en su esplendor. Por otro lado, Fennec Shand asesina al alcalde y al líder Pyke. Todo ello para desembocar en una escena final de cuento de hadas en la que todo el pueblo reconoce la acción heroica del nuevo daimyo.

Puede ser que las franquicias hayan cambiado para siempre las formas de contar historias y esta sea una serie de transición para mostrarnos algo posterior, lo que pondría al personaje de Boba Fett como una excusa. En fin, se acabó una gran producción que necesitará mucho tiempo para que pueda ser apreciada (no es algo raro en Star Wars), pero siempre quedará la extraña sensación de haber visto la mejor cara de la serie cuando el protagonista no estuvo presente.

Estudié Economía en la Udep, pero mi película favorita no es Wall Street ni mi serie favorita es Billions. En realidad no tengo ninguna favorita, por eso dedico todo el tiempo posible a ver la mayor cantidad de series y películas que pueda, y porque me gusta. Escribo también en estrimin.pe.

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CRÍTICA: Star Wars: Skeleton Crew – Episodios 1 y 2

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****½ sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

La galaxia desde la perspectiva de los niños. Eso es lo que nos ofrece “Skeleton Crew”. Mezclando referencias a películas como “The Goonies” o “E.T.”, con un estilo visual que me recordó bastante a las precuelas (en el buen sentido), estos dos primeros episodios de “Skeleton Crew” se desarrollan como una aventura encantadora, entretenida y visualmente impactante. Alejándose de los Skywalker y los Stormtroopers, la serie comienza en un planeta idílico, como una suerte de suburbio enorme, de casas bonitas y jardines amplios, para luego meterse de lleno en una galaxia peligrosa y llena de criminales y piratas. “Skeleton Crew” lidia con contrastes, y lo hace muy bien.

Nuestros protagonistas son Win el humano (Ravi Cabot-Conyers) y su mejor amigo, Neel el elefantito adorable (Robert Timothy Smith), unos niños que viven en la planeta ya mencionado, yendo a la escuela y preparándose para el futuro. El primero, sin embargo, vive en las nubes, soñando con los Jedi y jugando con sus juguetes en casa, mientras su padre, Wendle (Tunde Adebimpe) trabaja todo el día. Por otro lado, el segundo parece tener una buena vida familiar. Las cosas cambian, sin embargo, cuando se meten en una nave abandonada junto a dos chicas del colegio, la aguerrida Fern (Ryan Kiera Armstrong) y la fría KB (Kyriana Kratter). Es así que terminan en el espacio exterior, completamente perdidos, únicamente con la ayuda de un robot llamado SM 33 (voz de Nick Frost).

Como se deben imaginar, al menos en estos primeros episodios, la serie se centra en los niños tratando de regresar a casa. Luego de establecer bien sus relaciones y el tipo de planeta del que vienen, son arrojados a lo desconocido, a su primera gran aventura. Y es primero con SM 33, y luego a través de sus aventuras en un puerto espacial llenos de piratas, que se enteran de algo extraño: al parecer, mucha gente en la galaxia cree que el planeta del que vienen es un mito, una suerte de lugar legendario lleno de tesoro. Es por eso que nadie les puede dar direcciones, y que se maravillan cuando ven el dinero que tienen (básicamente, créditos de la Antigua República, como los que trató de usar Qui-Gon Jinn con Watto en Tatooine muchas décadas atrás).

¿Por qué es que nadie conoce su planeta? ¿Cómo es que terminó la nave enterrada cerca a sus casas? ¿Y cómo es que los chicos regresarán a casa? “Skeleton Crew” nos lanza varios misterios y preocupaciones, los cuales seguramente irán siendo resueltos a lo largo de la temporada. Pero también se logra desarrollar como una suerte de homenaje a las clásicas películas de aventuras infantiles de los ochentas, incluyendo varias referencias a filmes ya mencionados como “The Goonies” o “E.T.”, pero también a otras producciones de “Star Wars”, como las precuelas de Lucas (¡dicen la palabra “wizard” dos veces!), el Holiday Special (nadie se esperaba esa), series como “Rebels”, y más. Incluso hay un personaje terciario que hace referencia al personaje de Harrison Ford en “American Grafitti”, la segunda película de George Lucas! Ahora, ese es un deep cut.

Pero fuera de los homenajes, lo que me terminó de convencer de estos episodios fue el tono: se sienten como una verdadera aventura, divertida, inocentona y llena de encanto. Me gustan las caracterizaciones de los chicos (el adorable Neel, lógicamente, viene siendo mi favorito), los efectos visuales son geniales (el desarrollo visual del planeta de los niños es sublime, especialmente para los estándares de una serie de streaming), y nos han dejado suficientes interrogantes como para mantenernos en suspenso y con ganas de ver más. Y por supuesto, está el final, con la primera gran aparición de Jod Na Nawood (Jude Law). ¿De verdad será un Jedi, o será todo un truco? Porque también parecía ser el capitán pirata del prólogo. Supongo que lo averiguaremos pronto. En todo caso, hasta el momento, “Skeleton Crew” me ha encantado, incluso más que otras series más tradicionales y con más fanservice de “Star Wars”.

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CRÍTICA: La vida sexual de las universitarias – Temp 3, Ep 2

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**** sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

Y llegamos al momento mucho más rápido de lo que esperaba. Leighton (Reneé Rapp) ha sido aceptada para estudiar en MIT, y tiene que empacar lo antes posible para poder irse. Sin embargo, no se atreve a contarle nada de esto a sus amigas —Kimberly, Bela y Whitney—, por miedo a que se sienta demasiado real. Lógicamente, ellas eventualmente igual se enteran de la verdad, lo cual resulta en una escena bastante emotiva, que se siente como la verdadera despedida de la serie, tanto del personaje como de la actriz. Pero por supuesto, el cuarteto con el que tanto nos hemos encariñado deciden tener una última noche juntas —una noche de fiesta y solo amigas.

Como a la mayoría de fanáticos de “La vida sexual de las universitarias”, me da pena que Rapp haya decidido irse. Y sí, es un poco confuso que esté sucediendo todo tan rápido, en el segundo episodio de la nueva temporada. Pero dentro de todo y con lo difícil que es deshacerse de uno de los personajes más importante del show, creo que “La vida sexual de las universitarias” está haciendo un buen trabajo con esto. Además, la despedida de Leighton no es lo único que nos ofrece este episodio. También tenemos a Kimberly enamorándose de un chico potencialmente bisexual, a Bela tratando de lidiar con la británica Taylor (Mia Rodgers) en su nuevo trabajo de supervisora de estudiantes, y a Whitney (Alyah Chanelle Scott) tratando de rechazar a un chico increíblemente atractivo y millonario.

Es así, pues, que el segundo episodio de esta nueva temporada de “La vida sexual de las universitarias” se desarrolla casi como cualquier otro, mezclando momentos hilarantes con una narrativa interesante, y por supuesto, escenas emotivas, la mayoría involucrando a Leighton, lógicamente. El show le da la importancia debida a su despedida, no solo con la escena ya mencionada con sus amigas, si no también a través de una escena que comparte con su padre, sentados debajo de su árbol favorito del campus. Extrañaremos a Leighton (y por ende, a Rapp), pues, pero “La vida sexual de las universitarias” tiene una última sorpresa para nosotros. La última escena (¡el último plano!) deja muy en claro que las tres chicas que quedan tendrán una nueva roommate… pero recién nos enteraremos de quién es la próxima semana. ¡A aguantar no más!

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CRÍTICA: La vida sexual de las universitarias – Temp 3, Ep 1

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**** sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

Si son fanáticos de las primeras dos temporadas de “La vida sexual de las universitarias”, seguramente ya sabrán que Reneé Rapp aparecerá menos en la tercera, habiendo decidido que prefiere dedicarle tiempo a su carrera de cantante en vez de actuar. Esto, claramente, resultará en la eventual desaparición de su personaje, Leighton, en la serie. ¿Pero cómo? Pues eso es algo que no nos demoramos en averiguar en el primer episodio. Resulta que su novia, Alicia (Midori Francis) se quiere ir de la Universidad de Essex para trabajar en Boston. Y (no tan) casualmente, el profesor de matemáticas de Leighton le ofrece hablar con un colega en MIT (¡en Boston!) para que se pase a dicha universidad a estudiar matemáticas, su verdadera pasión.

Conveniente, ¿no? O sea sí, pero es lo que la serie necesita —simplemente dará mucha pena ver a Leighton irse del show. Fuera de eso, sin embargo, este primer episodio hace un buen trabajo actualizándonos con las vidas de las chicas. Kimberly (Pauline Chalamet) y Whitney (Alyah Chanelle Scott) comienzan la historia peleadas debido a que la primera se metió con el ex de la segunda, Canaan (Christopher Meyer), pero felizmente terminan amistándose para el final. Whitney, además, tiene que acostumbrarse en la vida de una sorodidad. Y por su parte, Bela (Amrit Kaur) parece encontrar una nueva motivación para mejorar como persona, luego de enterarse de que no puede cambiarse de universidad por tener un GPA demasiado bajo: convertirse en mentora para los alumnos y alumnas de primer año.

Es bastante, especialmente considerando que el episodio es relativamente corto, pero como siempre, “La vida sexual de las universitarias” se mueve rápido y sin hacerse problemas, incluyendo todo tipo de diálogos graciosos y referencias a la cultura popular. Obviamente no todos los chistes funcionan, pero ninguno es demasiado estúpido, y ciertamente se ven beneficiados por el carisma de las protagonistas. Pero lo más importante de las dos temporadas anteriores, felizmente, sigue intacto: las buenas actuaciones, la química palpable y realista entre las actrices, y la franqueza con la cual temas relacionados a sexualidad y amistad son tratados por la creadora Mindy Kaling y sus guionistas. ¡Me muero por seguir con la temporada!

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