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CRÍTICA – El mundo oculto de Sabrina (Temporada 2)

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Si hay algo que se puede decir definitivamente de la segunda temporada de “El mundo oculto de Sabrina”, es que logra expandir y continuar mucho de lo que se introdujo en la primera. En ese sentido, se siente como un producto bien planeado, como parte de una estructura —o como se diría en el mundo de la producción para televisión, una Biblia de la serie… lo cual, en este caso en particular, es deliciosamente irónico— que resulta en un mundo cohesivo y coherente. La segunda temporada (o parte) de “El mundo oculto de Sabrina” maneja el mismo tono macabro y perturbador de su predecesor, pero sin perder de vista a sus personajes y sus relaciones, manteniendo mucho del corazón que tanto me cautivó anteriormente.

Lo cual no quiere decir que el show sea perfecto, por supuesto. De hecho —y esto puede ser algo que se originó en su fuente original de inspiración—, esta segunda temporada de “El mundo oculto de Sabrina” depende mucho de los clichés del género fantástico para jóvenes, empleando elementos narrativos como una profecía, una protagonista Única y Diferente, y hasta un enfrentamiento final entre el bien y el mal. Si la serie funciona, es gracias a los detalles; la creación de este mundo palpable y oscuro, la caracterización de sus personajes, y las interacciones entre ellos. A nivel macro, desgraciadamente, se torna bastante previsible, culminando en un capítulo final que, valgan verdades, me dejó con ganas de más, pero que a la vez se sintió ligeramente anticlimático.

Sabrina Spellman (Kiernan Shipka), nuestra adolecerte mitad-bruja y mitad-mortal favorita (ahora con pelo blanco), tiene mucho con qué lidiar. Lo que inicialmente parece ser un mero balance entre su vida de bruja en la Academia de las Artes Ocultas, y su vida “normal” con sus amigos mortales, rápidamente se convierte en algo mucho más complicado. Queda claro que el Señor Oscuro (el Diablo; Mefistófeles; Lucifer… ¡ya saben!) quiere algo con ella, y está usando a un ser llamado Lilith, quien habita el cuerpo de la profesora Wardwell (Michelle Gómez) para conseguirlo. Es así que Sabrina va dando, poco a poco, los pasos necesarios para atravesar el Camino de la Noche, y eventualmente convertirse en la sirvienta del Señor Oscuro (no, no Voldemort).

A la par, resulta interesante como esta temporada le da más qué hacer a los personajes secundarios (especialmente los mortales). Ros (Jaz Sinclair) comienza a tener poderes especiales y, desgraciadamente, también a quedarse ciega; Susie (Lachlan Watson) se da cuenta de que es transgénero, y comienza a llamarse Theo… y por supuesto, sigue viendo a su antepasado de cuando en cuando, quien le brinda ayuda cuando más lo necesita. Harvey (Ross Lynch) continua alejándose de Sabrina y hasta se comienza a enamorar de alguien más, mientras que el brujo Nick Scratch (Gavin Leatherwood) se acerca más y más a Sabrina. Y por supuesto, el siniestro Padre Blackwood (el gran Richard Coyle… ¡en serio, miren “Coupling”) sigue ganando más y más poder en la Academia de las Artes Ocultas, introduciendo reglas y obligaciones cada vez más misóginas y retrógradas.

Se podría argumentar, de hecho, que esta segunda parte de “El mundo oculto de Sabrina” trata de hacer demasiado, por lo que por momentos se siente un poco desordenada. No me tomen a mal; la mayor parte del tiempo, el show no pierde de vista a su personaje central, y en general, es admirable la manera en que logra balancear tanto personaje secundario y subtrama. Pero esto también resulta en temas que no son desarrollados de manera tan profunda como me hubiese gustado. La transición de Theo, por ejemplo, cobra importancia durante la primera mitad de la temporada, pero el personaje va teniendo menos y menos qué hacer durante la segunda. Y desgraciadamente, al pobre de Harvey siguen sin darle una personalidad particularmente interesante, lo cual resulta ahora incluso más fastidioso, ya que lo emparejan con un personaje femenino bastante más interesante que él.

Pero acá quien es importa es Sabrina, y como siempre, Kiernan Shipka está excelente, esta vez, incluso más que el primera temporada, dándole una personalidad y un encanto muy particulares al personaje. Sabrina sigue siendo feroz y ligeramente arrogante —lo cual, al igual que antes, trae consigo consecuencias negativas de cuando en cuando—, pero también piadosa y amorosa. Disfruté de las dudas que comenzaba a tener debido a su naturaleza dual, así como los problemas a los que tenía que enfrentarse a la hora de tratar de balancear su vida de mortal y su vida de bruja. Shipka interpreta a Sabrina como alguien que todavía tiene mucho qué aprender, pero que cuando es necesario, siempre está dispuesta a hacer de todo por quienes ella ama. Y considerando el final de esta temporada, va a ser interesante ver como la desarrollan en el futuro (después de todo, como di a entender líneas arriba, ella es ESPECIAL).

El reparto secundario está muy bien también. Miranda Otto interpreta a Zelda de manera un poco más suave, esta vez; sigue siendo alguien totalmente devota al Señor Oscuro, pero también parece haber aprendido un poco más del valor de la familia, demostrando más afecto inesperado hacia Sabrina. Resulta entretenido, además, verla fingir devoción hacia el Padre Blackwood, especialmente luego de una serie de eventos que se llevan a cabo durante la primera mitad de la temporada. Hablando de él, Richard Coyle sigue desarrollando a Blackwood como alguien despiadado y terriblemente machista; Lucy Davis sigue siendo la M.V.P. como Hilda (a estas alturas del partido, los demás ya deberían haber aprendido a no subestimarla); Michelle Gomez es simplemente hipnotizante como Wardwell; Gavin Leaderwood tiene mucho más que hacer ahora como Nick Scratch (gran nombre), demostrando que se trata de alguien mucho mas vulnerable de lo que uno se hubiese imaginado inicialmente, y el gran Alexis Denisof tiene un rol pequeño pero importante como alguien que logra otorgarle algo de humanidad y compasión a uno de nuestros viejos conocidos.

Si la primera temporada de “El mundo oculto de Sabrina” demostró ser inesperadamente violenta y hasta sangrienta, la segunda sigue con la tradición. Puede que se trate de una serie protagonizada principalmente por adolescentes, pero eso no quiere decir que evite incluir contenido fuerte y hasta chocante. Esta segunda temporada tiene de todo: degollamientos, gente colgada, sacrificios, rituales satánicos, y hasta apariciones mucho más frecuentes del Señor Oscuro mismo quien, valgan verdades, no luce tan intimidante que digamos cuando le cámara se le acerca, bien iluminando y en locaciones mundanas. Y aunque disfruté de su apariencia durante el último episodio, me hubiera gustado verlo más así, como para tener una sensación más palpable de lo intimidante y hasta perturbadoramente elegante que puede llegar a ser.

Visualmente, la parte 2 de “El mundo oculto de Sabrina” se siente ligeramente menos estilizada que la primera. Hay un menor uso de distorsión en los extremos del encuadre, y aunque el show no ha perdido la atmósfera tan particular con la que comenzó, al habernos ya acostumbrado al tono y al universo en el que se lleva a cabo, todo se siente ligeramente menos misterioso y oscuro. Además, no ayuda el que igual cuente con momentos innegablemente cursis y hasta absurdos —una escena en particular en el último episodio, donde Sabrina y sus amigos conversan muy casualmente sobre eventos sobrenaturales y potencialmente cataclísmicos, me resultó involuntariamente graciosa. El balance entre el contenido adolescente y los elementos satánicos de la serie no es igual de sólido aquí que en la primera temporada, pero felizmente no llega a desaparecer del todo.

Fuera de los defectos ya mencionados, sin embargo, “El mundo oculto de Sabrina” sigue siendo una serie recomendable durante su segunda temporada. Después de todo, todavía tenemos una historia desvergonzadamente satánica, llena de referencias a demonios, sacrificios, y hasta un flashback en particular que no me esperaba en lo absoluto. Y Sabrina sigue siendo un personaje fascinante y muy bien actuado, por más que ahora esté ligada a una profecía arquetípica que, fuera de “Harry Potter” y las precuelas de “Star Wars”, nunca se siente como algo lógico o particularmente interesante. Pero si no son cristianos extremos y están en busca de un show ligero pero lleno de momentos violentamente chocantes, giros narrativos repentinos, y personajes intrigantes, “El mundo oculto de Sabrina” sigue siendo una buena opción. Sólo espero que la tercera temporada mantenga el mismo tono y cumpla con lo prometido en las últimas escenas de la segunda; después de todo, no tendrían por qué incluir números musicales innecesarios, humor absurdo, o un tono más cursi, ¿no?

¿No?

Ay, no…

Cofundador y editor en NoEsEnSerie.com. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP, y miembro de la APRECI—Asociación de Prensa Cinematográfica. Integra el staff de la revista MasGamers, las webs de Nintendo Pe y Fans de Zelda Perú, el portal web Cinencuentro, y el portal de cine peruano FotografiaCalato.com. Adicionalmente, es YouTuber para el canal Aprieta Start, y formó parte del staff de prensa del 18 Festival de Cine de Lima. También trabaja como fotógrafo para Star Wars Fan Club Perú. Desde enero del 2012 publica críticas y comentarios de cine en el blog Proyectando Ideas (el cual forma parte de la Asociación de Blogs de Cine). Crítico oficial de RottenTomatoes.com. Cinéfilo y seriómano empedernido.

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CRÍTICA: Daredevil: Born Again – Episodios 5 y 6

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*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

Episodio 5 – ****½ sobre *****

Lo divertido de ver series antes de la época del streaming, es que no todos los episodios tenían que avanzar con la trama general de forma explícita. De hecho, el chiste estaba en tener algunas historias que se podían sentir casi como secundarias, en donde el o la protagonista se veía involucrada en situaciones aisladas. Esa es, precisamente, la sensación que me ha dado el quinto episodio de “Daredevil: Born Again”, el cual se centra en el atraco a un banco en el que se encuentra Matt (Charlie Cox), quien había llegado para intentar sacar un préstamo con la ayuda del administrador asistente, nada más y nada menos que Yusuf Khan (Mohan Kapur), el papá de Kamala Khan / Ms Marvel.

Es así que el episodio se desarrolla como una historia que se puede disfrutar casi por sí sola, pero que contiene referencias como la anteriormente mencionada que dejan muy en claro que esta serie sí se lleva a cabo explícitamente en la MCU. Pero fuera de eso, tenemos un episodio emocionante y tenso, en el que Matt se ve obligado a usar sus poderes —básicamente, su súper sentido del oído— sin que nadie se de cuenta, actuando como un verdadero ciego y sin ponerse su traje de Daredevil. Esto resulta en un episodio increíblemente entretenido, que aprovecha bien la fecha en la que se lleva a cabo —el Día de San Patricio— así como la peligrosa situación en la que se encuentran nuestros personajes. No es un episodio mega importante, pues, pero igual lo disfruté mucho, y además, da la sensación de que establece a una misteriosa figura —el jefe de los criminales— como un villano potencial en el futuro. Habrá que esperar.

 

Episodio 6 – ****½ sobre *****

Es en el episodio 6 de “Daredevil: Born Again”, entonces, donde la trama comienza a avanzar un poco más —a diferencia del anterior, quienes busquen un mayor desarrollo de las líneas narrativas principales de la serie quedarán más contentos con este episodio. Es aquí que vemos como se descubre la forma en que Muse, un asesino serial/grafitero, está haciendo pintas aparentemente imborrables en las calles de Nueva York. Y también es aquí que vemos, por fin, a Matt regresar a sus andanzas, poniéndose el traje de Daredevil nuevamente, esta vez para rescatar a Angela (Camila Rodríguez) de las garras del asesino ya mencionado.

Resulta fascinante, además, ver a Wilson Fisk (Vincent D’Onofrio) formar un escuadrón anti-justicieros, lo que me imagino le traerá problemas más adelante tanto a Daredevil como a personajes como El Castigador. Pero lo que el episodio parece estar más interesado en decirnos es que, al convertirse de nuevo en justiciero, nuestro protagonista no se diferencia demasiado de su archienemigo. Es así que vemos como, en paralelo, Fisk y Matt se ven involucrados en peleas, con el primero sacándole la mugre al ex de Vanessa, y el segundo tratando de acabar con Muse. Entre eso, y la aparición inesperada de Jack Duquesne / El Espadachín (Tony Dalton), quien apareció por primera vez en la serie de “Hawkeye”, es que el sexto episodio de “Daredevil: Born Again” se desarrolla de forma emocionante, satisfactoria y violenta, mezclando contenido temático potente con referencias para los fans. Es decir, tanto este episodio como el anterior son de lo mejor que el show nos ha ofrecido hasta el momento.

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CRÍTICA: Daredevil: Born Again – Episodio 4

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**** sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

Si este se siente como un episodio menor, es porque los tres primeros capítulos de “Daredevil: Born Again” han sido extremadamente buenos; es decir, la valla está alta. Sin embargo, hay mucho para disfrutar en el cuarto episodio de “Daredevil: Born Again”, desde un caso muy particular que le toca atender a Matt Murdock (Charlie Cox), hasta los esfuerzos del alcalde Fisk (Vincent D’Onofrio) por comenzar a cumplir con sus promesas de campaña y, por supuesto, el muy esperado retorno de Frank Castle / El Castigador (Jon Bernthal).

De hecho, esto último es de lo mejor que tiene el episodio para ofrecer, incluyendo una magnífica escena protagonizada por dos grandes actores dando interpretaciones fascinantes. El diálogo entre Matt y Frank hace un excelente trabajo resumiendo las posturas de ambos personajes, y más importante, dejando en claro que la muerte de Foggy será lo que siempre terminará motivando al primero en esta temporada. Puede que él se mienta a sí mismo o diga que está trabajando únicamente porque es su deber, pero todo lo que hace —especialmente ahora lo relacionado a la muerte de su último cliente, así como sus enfrentamientos con policías corruptos que usan el logo del Punisher— lo hace por Foggy. Es Frank quien le hace ver la realidad a Matt, lo cual parece traerá consigo ciertas consecuencias; ¡me muero por ver a Daredevil de regreso, con traje y todo!

Pero regresando al tema de los policías. Me encanta que “Daredevil: Born Again” no tenga miedo de meterse en temas potencialmente controvertidos, dejando en claro que buena parte de los policías que operan en la Nueva York de Fisk son corruptos y violentos, capaces de matar hasta por venganza. Va a ser interesante ver cómo el show continua desarrollando esto, especialmente ahora que Frank ha regresado. Lo mismo se puede decir sobre Wilson Fisk —algo de progreso se está haciendo con sus terapias de pareja, pero el que tenga encerrado al ex de Vanessa, Adam (Lou Taylor Pucci) en un calabozo nos dice, nuevamente, que Fisk no ha cambiado tanto. Puede que sea capaz de perdonar a Daniel (Michael Gandolfini) luego de haber cometido un error, pero igual parece que no ha terminado de esconder sus violentas tendencias. Habrá que ver qué sucede con él, y claro, de qué forma Daredevil se verá obligado a detenerlo.

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CRÍTICA: Daredevil: Born Again – Episodio 3

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****½ sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

“Daredevil: Born Again” continua con un episodio que, por lo menos, se siente igual de satisfactorio y sorprendente que los dos primeros, siendo incluso, en ciertos aspectos, superior a ellos. Lo que tenemos acá es un capítulo dedicado casi enteramente al juicio de Hector Ayala (Kamar de los Reyes), en el que Matt (Charlie Cox) se encarga de defenderlo. Esta semana, pues, no tenemos a nuestro protagonista poniéndose el traje del personaje del título, pero eso no importa —da gusto tener un episodio enfocado en su identidad de civil, mostrándonos como a través de su trabajo como abogado también tiene que lidiar con muchos de los problemas éticos con los que se encuentra al actuar como superhéroe.

No hace falta decir, entonces, que el enfoque en el juicio funciona muy bien, permitiéndole al episodio desarrollar breves —pero intensos— momentos de palpable tensión. Resaltan el viaje por parte de un testigo importante al lugar del juicio, las revelación pública por parte de Matt de la identidad alterna de Hector (el Tigre Blanco), y por supuesto, la conclusión del juicio. Si algo de gusto acá, es ver cómo Hector es establecido y desarrollado como un buen tipo; como alguien que ha estado ayudando tanto a civiles como a policías, y que claramente sería incapaz de matar a alguien a sangre fría. Kamar de los Reyes (Q.E.P.D.) hace un estupendo trabajo interpretando a Hector, mostrándolo como alguien que simplemente se dedica a hacer lo correcto, incluso cuando eso puede traer consigo graves consecuencias.

Y eso es precisamente lo que termina sucediendo acá. Ver como Hector es finalmente asesinado, y encima por alguien que lleva el símbolo del Castigador en su ropa, resulta desgarrador. Al igual que ver a Matt hablar por fin sobre Foggy (Elden Henson) con su su cuasi novia, Heather (Margarita Levieva). Y hasta la trama secundaria con Wilson Fisk (Vincent D’Onofrio) resulta intrigante, especialmente cuando hacia el final lo vemos dando una entrevista en la que se queja del resultado del juicio a Hector. Ver como se discute y maneja el tema de los “vigilantes” a nivel político es más interesante de lo que suena, y es lo que hace que “Daredevil: Born Again” sea algo más que un simple show de personajes en spándex dándole a palazos. Si “Daredevil: Born Again” comenzó con el pie derecho con los primeros dos episodios, este tercero sirve para establecerlo como una serie con harto potencial que espero no vaya a ser desperdiciado.

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