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CRÍTICA – The Sex Lives of College Girls (Temporada 1)
Publicado
hace 3 añosel
Mindy Kaling está en una buena racha últimamente. Después del éxito de The Mindy Project, crear la sitcom Champions y la serie de Netflix Never Have I Ever, se embarcó en una aventura muy arriesgada: crear una serie sobre vida universitaria al estilo teen comedies de los 2000s pero con un reparto principal femenino. Así nace, de la mano de Justin Noble, The Sex Lives of College Girls, una divertida comedia donde las mujeres se ponen en el centro de la narración y la diversidad está a la orden del día.
La serie sigue la vida de cuatro chicas que acaban de llegar a la ficticia universidad Essex College, en Vermont. Cada una de ellas con una trayectoria muy distinta, con unos objetivos diferentes y de personalidades para nada similares, este grupo de cuatro amigas deberá navegar lo que la universidad les depara y aprender a sobrevivir su primer año de estudios.
La aparente protagonista de la serie es Kimberly (interpretada por Pauline Chalamet, la hermana de Timothée), una chica de familia pobre de Gilbert, Arizona, un pequeño pueblo mayoritariamente blanco, pero en seguida toman protagonismo sus compañeras de habitación. Bela (Amrit Kaur), una chica indio-americana que quiere convertirse en escritora de comedia deseosa de experimental sexualmente; Leighton (Reneé Rapp), una rica chica de Nueva York que viene de una familia con enlaces en la universidad y es lesbiana aún en el armario; y Whitney (Alyah Chanelle Scott), una estrella de fútbol (europeo) hija de una senadora de los Estados Unidos que tiene una affaire con el entrenador asistente de su equipo.
Este grupo de chicas que aparentemente se mezclan menos que el agua y el aceite desarrollan una improbable amistad y se apoyan entre ellas a lo largo de la temporada. Corazones rotos, escándalos sexuales, abusos sexuales y fuckboys están presentes en cada uno de los episodios, pero ellas siempre se tienen la una a la otra. Incluso la fría y distante Leighton acaba por escoger a sus amigas por delante de su familia en una de las escenas con más fuerza de la serie.
Y es que la gran virtud de The Sex Lives of College Girls es, como ya he comentado, su diversidad. Cada uno de los personajes principales de la serie tiene algo que lo diferencia de los típicos personajes de las comedias universitarias: blancos, ricos y heterosexuales. Ninguna de las cuatro protagonistas cumple estas tres características a la vez, y es por eso que sus problemas se sienten tan reales. Incluso con este elemento tan particular de la serie, esta consigue ser muy divertida durante la mayoría de los episodios, en gran parte por el carisma y química entre las actrices, pero principalmente porque sabe reírse de las situaciones en las que se meten estas chicas.
Aún así, la serie sabe cuando ponerse seria y dejar las bromas de lado. En una de las más importantes tramas de la temporada, que además resuena mucho con los lamentablemente comunes casos de abuso sexual en el mundo de la comedia y la televisión, Bela se enfrenta a un abusador y debe decidir entre mantenerse callada y seguir con su sueño o hablar y apoyar a su compañera también abusada. En este caso, la serie deja la comedia de lado y se centra en dar importancia a la resolución de este conflicto, donde todos los personajes relacionados con la trama se toman el asunto con la seriedad que merece.
Esta facilidad que tiene la serie de tratar temas serios e importantes, mientras a la vez consigue ser muy divertida, es un balance muy difícil de conseguir que prácticamente ninguna teen comedy universitaria ha conseguido antes. Es por eso que espero con ganas la segunda temporada, en la que se prometen explorar problemas muy importantes como la identidad sexual y el sexismo, pero a la vez seguro que no vamos a perder la sonrisa al ver en qué problemas se meten en un futuro este grupo de inadaptadas. Todo un soplo de aire fresco a un género que necesitaba, nunca mejor dicho, una vuelta de género a la forma de tratar y que no puedo dejar de recomendar.
Sebastià Rambla-Vidal es un guionista y copywriter de Barcelona. Estudió comunicación audiovisual en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona donde el corto Celebració que co-escribió fue seleccionado para el Festival Internacional de San Sebastián y premiado en festivales internacionales como el Festival de Cine Fantástico de Sitges. Tras trabajar como cámara para el Ayuntamiento de Barcelona, cursó el MA en Screenwriting en la MetFilm School donde escribió Flicker, dirigido por Sebastián Zavala. Actualmente trabaja como copywriter creativo en Barcelona para empresas internacionales y escribe guiones y críticas en su tiempo libre.

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*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
Episodio 5 – ****½ sobre *****
Lo divertido de ver series antes de la época del streaming, es que no todos los episodios tenían que avanzar con la trama general de forma explícita. De hecho, el chiste estaba en tener algunas historias que se podían sentir casi como secundarias, en donde el o la protagonista se veía involucrada en situaciones aisladas. Esa es, precisamente, la sensación que me ha dado el quinto episodio de “Daredevil: Born Again”, el cual se centra en el atraco a un banco en el que se encuentra Matt (Charlie Cox), quien había llegado para intentar sacar un préstamo con la ayuda del administrador asistente, nada más y nada menos que Yusuf Khan (Mohan Kapur), el papá de Kamala Khan / Ms Marvel.
Es así que el episodio se desarrolla como una historia que se puede disfrutar casi por sí sola, pero que contiene referencias como la anteriormente mencionada que dejan muy en claro que esta serie sí se lleva a cabo explícitamente en la MCU. Pero fuera de eso, tenemos un episodio emocionante y tenso, en el que Matt se ve obligado a usar sus poderes —básicamente, su súper sentido del oído— sin que nadie se de cuenta, actuando como un verdadero ciego y sin ponerse su traje de Daredevil. Esto resulta en un episodio increíblemente entretenido, que aprovecha bien la fecha en la que se lleva a cabo —el Día de San Patricio— así como la peligrosa situación en la que se encuentran nuestros personajes. No es un episodio mega importante, pues, pero igual lo disfruté mucho, y además, da la sensación de que establece a una misteriosa figura —el jefe de los criminales— como un villano potencial en el futuro. Habrá que esperar.
Episodio 6 – ****½ sobre *****
Es en el episodio 6 de “Daredevil: Born Again”, entonces, donde la trama comienza a avanzar un poco más —a diferencia del anterior, quienes busquen un mayor desarrollo de las líneas narrativas principales de la serie quedarán más contentos con este episodio. Es aquí que vemos como se descubre la forma en que Muse, un asesino serial/grafitero, está haciendo pintas aparentemente imborrables en las calles de Nueva York. Y también es aquí que vemos, por fin, a Matt regresar a sus andanzas, poniéndose el traje de Daredevil nuevamente, esta vez para rescatar a Angela (Camila Rodríguez) de las garras del asesino ya mencionado.
Resulta fascinante, además, ver a Wilson Fisk (Vincent D’Onofrio) formar un escuadrón anti-justicieros, lo que me imagino le traerá problemas más adelante tanto a Daredevil como a personajes como El Castigador. Pero lo que el episodio parece estar más interesado en decirnos es que, al convertirse de nuevo en justiciero, nuestro protagonista no se diferencia demasiado de su archienemigo. Es así que vemos como, en paralelo, Fisk y Matt se ven involucrados en peleas, con el primero sacándole la mugre al ex de Vanessa, y el segundo tratando de acabar con Muse. Entre eso, y la aparición inesperada de Jack Duquesne / El Espadachín (Tony Dalton), quien apareció por primera vez en la serie de “Hawkeye”, es que el sexto episodio de “Daredevil: Born Again” se desarrolla de forma emocionante, satisfactoria y violenta, mezclando contenido temático potente con referencias para los fans. Es decir, tanto este episodio como el anterior son de lo mejor que el show nos ha ofrecido hasta el momento.

**** sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
Si este se siente como un episodio menor, es porque los tres primeros capítulos de “Daredevil: Born Again” han sido extremadamente buenos; es decir, la valla está alta. Sin embargo, hay mucho para disfrutar en el cuarto episodio de “Daredevil: Born Again”, desde un caso muy particular que le toca atender a Matt Murdock (Charlie Cox), hasta los esfuerzos del alcalde Fisk (Vincent D’Onofrio) por comenzar a cumplir con sus promesas de campaña y, por supuesto, el muy esperado retorno de Frank Castle / El Castigador (Jon Bernthal).
De hecho, esto último es de lo mejor que tiene el episodio para ofrecer, incluyendo una magnífica escena protagonizada por dos grandes actores dando interpretaciones fascinantes. El diálogo entre Matt y Frank hace un excelente trabajo resumiendo las posturas de ambos personajes, y más importante, dejando en claro que la muerte de Foggy será lo que siempre terminará motivando al primero en esta temporada. Puede que él se mienta a sí mismo o diga que está trabajando únicamente porque es su deber, pero todo lo que hace —especialmente ahora lo relacionado a la muerte de su último cliente, así como sus enfrentamientos con policías corruptos que usan el logo del Punisher— lo hace por Foggy. Es Frank quien le hace ver la realidad a Matt, lo cual parece traerá consigo ciertas consecuencias; ¡me muero por ver a Daredevil de regreso, con traje y todo!
Pero regresando al tema de los policías. Me encanta que “Daredevil: Born Again” no tenga miedo de meterse en temas potencialmente controvertidos, dejando en claro que buena parte de los policías que operan en la Nueva York de Fisk son corruptos y violentos, capaces de matar hasta por venganza. Va a ser interesante ver cómo el show continua desarrollando esto, especialmente ahora que Frank ha regresado. Lo mismo se puede decir sobre Wilson Fisk —algo de progreso se está haciendo con sus terapias de pareja, pero el que tenga encerrado al ex de Vanessa, Adam (Lou Taylor Pucci) en un calabozo nos dice, nuevamente, que Fisk no ha cambiado tanto. Puede que sea capaz de perdonar a Daniel (Michael Gandolfini) luego de haber cometido un error, pero igual parece que no ha terminado de esconder sus violentas tendencias. Habrá que ver qué sucede con él, y claro, de qué forma Daredevil se verá obligado a detenerlo.

****½ sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
“Daredevil: Born Again” continua con un episodio que, por lo menos, se siente igual de satisfactorio y sorprendente que los dos primeros, siendo incluso, en ciertos aspectos, superior a ellos. Lo que tenemos acá es un capítulo dedicado casi enteramente al juicio de Hector Ayala (Kamar de los Reyes), en el que Matt (Charlie Cox) se encarga de defenderlo. Esta semana, pues, no tenemos a nuestro protagonista poniéndose el traje del personaje del título, pero eso no importa —da gusto tener un episodio enfocado en su identidad de civil, mostrándonos como a través de su trabajo como abogado también tiene que lidiar con muchos de los problemas éticos con los que se encuentra al actuar como superhéroe.
No hace falta decir, entonces, que el enfoque en el juicio funciona muy bien, permitiéndole al episodio desarrollar breves —pero intensos— momentos de palpable tensión. Resaltan el viaje por parte de un testigo importante al lugar del juicio, las revelación pública por parte de Matt de la identidad alterna de Hector (el Tigre Blanco), y por supuesto, la conclusión del juicio. Si algo de gusto acá, es ver cómo Hector es establecido y desarrollado como un buen tipo; como alguien que ha estado ayudando tanto a civiles como a policías, y que claramente sería incapaz de matar a alguien a sangre fría. Kamar de los Reyes (Q.E.P.D.) hace un estupendo trabajo interpretando a Hector, mostrándolo como alguien que simplemente se dedica a hacer lo correcto, incluso cuando eso puede traer consigo graves consecuencias.
Y eso es precisamente lo que termina sucediendo acá. Ver como Hector es finalmente asesinado, y encima por alguien que lleva el símbolo del Castigador en su ropa, resulta desgarrador. Al igual que ver a Matt hablar por fin sobre Foggy (Elden Henson) con su su cuasi novia, Heather (Margarita Levieva). Y hasta la trama secundaria con Wilson Fisk (Vincent D’Onofrio) resulta intrigante, especialmente cuando hacia el final lo vemos dando una entrevista en la que se queja del resultado del juicio a Hector. Ver como se discute y maneja el tema de los “vigilantes” a nivel político es más interesante de lo que suena, y es lo que hace que “Daredevil: Born Again” sea algo más que un simple show de personajes en spándex dándole a palazos. Si “Daredevil: Born Again” comenzó con el pie derecho con los primeros dos episodios, este tercero sirve para establecerlo como una serie con harto potencial que espero no vaya a ser desperdiciado.

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