Opinión
Ozark, y el teorema de la abundancia
Publicado
hace 7 añosel
Mientras estaba por empezar el texto de esta semana, mi esposa mediante un WhatsApp me hizo recordar, de forma amable, que no olvide de pagar todos los servicios, depósitos y demás del mes en curso. Como buen samaritano que soy, tuve que cerrar el Word, abrir la web del banco y ver como poco a poco se iba debilitando mi cuenta de ahorros. Este anclaje a la realidad, continuo y sostenido, no hizo más que llevar a mi cabeza una palabra bendita para muchos: Dinero, ese maldito aliciente que mueve nuestra realidad y también la ficción.
Claro y por qué no escribir de una serie que solo habla de eso: Plata, pasta, efectivo, moneda, mosca, billete, dinero. Ese es el texto con el que empieza OZARK. Una serie que radica no en la ausencia de dinero sino en la abundancia. Ahí empieza el problema a resolver de la ficción, ¿qué hago con tanto dinero que no es mío?
Martin “Marty” Byrde, un contable exitoso que, junto a su socio, llevan casi una década colocando fondos de inversión de acomodados peatones de Chicago, siendo su mayor cliente un narco mexicano que encarga el lavado de millones de dólares por año al grupo financiero. Pero algo pasa – claro algo tiene que pasar pues sin problemas no podemos tener serie – cuando una pequeña extra comisión no declarada del socio hace que el mafioso barra con todos menos con Byrde, quien asegura que podría lavar 8 millones de dólares en 1 mes en el condado de Ozarks, y gracias a esta promesa salva su cabeza. Y hasta aquí llegó el spoiler.
El resto de los episodios muestra a los Byrde buscando diversificar el dinero negro en una región tan hermosa como inhospitalaria de Missouri. Esa majestuosidad del norte americano, acompañada de una buena fotografía, hacen chispazos con Fargo de los hermanos Coen (1996, ganadora del Oscar por mejor actriz y mejor guión original, y 05 nominaciones más, incluyendo mejor película). Su creador, guionista y productor ejecutivo, Bill Dubuque, demuestra la gran influencia de este filme en su primera serie televisiva. Los lagos, la vegetación, la ausencia de bullicio de ciudad grande, juegan en paralelo con la inmensidad blanca de Minnesota. En ambos casos, el edén geográfico termina por convertirse en una prisión sin barrotes para los protagonistas.
Pero las comparaciones no cesan. Es muy difícil no contrastar este drama criminal con Breaking Bad, el afirmar que Marty es Walter, la droga es el dinero y Chicago/Ozark es Albuquerque. Claro, Marty no busca el dinero por la necesidad de proteger a su familia, como White, sino como una simple excusa.
Dejemos las comparaciones y hablemos de la serie en sí. La premisa inicial es atractiva, en cierto modo, pero demora un poco en arrancar sin embargo al final de los 10 episodios terminas totalmente atrapado e identificado con el clan Byrde.
Las actuaciones convencen, Jason Bateman (Marty Byrde) y Laura Linney (Wendy Byrde) en lo suyo – te la crees que son dos padres desesperados por lograr la meta y nos ser eliminados – y, más aún, son gratas las apariciones de Julia Garner como la joven Ruth Langmore, y el agente del FBI Roy Petty, interpretado por Jason Butler.
OZARK, en esta primera temporada, además de presentar una región desconocida por muchos, cuenta como el dinero continúa siendo el gran factor de toda ficción, balas, muertes, y mucho amedrentamiento dentro de esta nueva ecuación creada por Netflix.
Pero como toda ecuación, no sabemos el resultado aún. ¿Podrá Marty Byrde librar tremendo lío? ¿Será OZARK el verdadero paraíso financiero que él quiere crear? ¿Don Dinero resultará nuevamente la vedette de la serie? Es un gran reto el que se le viene a los guionistas, y esperemos que en el 2018 estén a la altura de su primera edición.
Mejor no sigamos hablando de billetes que el mes no acaba y aún hay mucho por caminar. Demos un respiro y sigamos para adelante. Total, como dicen los millonarios, no todo es plata en esta vida. Bueno al menos así lo muestra mi cuenta de ahorros hoy.
Co- Fundador de NOESENSERIE.COM. Bachiller en Ciencias de la Comunicación en UL. Empedernido observador de la vida y el séptimo arte, Seriómano a mil y padre de Tadeo.
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16 febrero, 2023La serie está protagonizada por Meryl Streep, Sienna Miller, Kit Harington, Daveed Diggs, Edward Norton, Diane Lane, Tahar Rahim, Yara Shahidi, Matthew Rhys, Gemma Chan, David Schwimmer, Adarsh Gourav, Keri Russell, Marion Cotillard, Forest Whitaker, Eiza González , Murray Bartlett, Indira Varma, Tobey Maguire, MaameYaa Boafo, Hari Nef, Heather Graham, Michael Gandolfini, Cherry Jones, Gaz Choudhry, Ben Harper, Judd Hirsch y Neska Rose.
“Warrior Nun” es una de esas series que vi con mucho entusiasmo durante el primer año de pandemia, emocionado por disfrutar algo durante el encierro por el que muchos estábamos pasando. En ese momento, necesitaba ver algo entretenido y sonso y que no me haga pensar demasiado, y eso es precisamente lo que me dio la primera temporada de “Warrior Nun”. Mezclando una historia apropiadamente loca, con peleas bien coreografiadas, y actuaciones sorprendentemente sólidas, “Warrior Nun” le hizo honor a su tan memeable nombre, dando a entender que las cosas se pondrían incluso más estrafalarias en la siguiente temporada.
Y no puedo decir que se hayan equivocado. La segunda temporada de “Warrior Nun” podría considerarse como más de lo mismo, sí, pero a la vez, también es una mejora en relación a lo que vino antes. Sí, el diálogo es de calidad inconsistente. Sí, el tono del show varía con demasiada frecuencia, mezclando violencia y gore y comentario social y religioso, con momentos francamente ridículos. Pero no podemos negar que nadie vería una serie con un título como “Warrior Nun” esperando una obra maestra. De hecho, lo que el título nos podría prometer, sería una experiencia bien de serie-B, como algo que produciría la gente de The Asylum, o Sy Fy. El hecho de que sea algo considerablemente mejor que dichas ofertas debería ser considerado como un pequeño milagro.
(Heh. Milagro).
La segunda temporada de “Warrior Nun” comienza un par de meses luego de la primera. Nuestra protagonista, Ava (Alba Baptista), la Monja Guerrera del título, está viviendo en los Alpes Suizos con su mejor amiga (y quizás algo más), la aguerrida Hermana Beatrice (Kristina Tonteri-Young, hipnotizante). Se están escondiendo, pues, de Adriel (William Miller), quien revivió al final de la temporada pasada, y ahora está cobrando fama, realizando milagros, y convenciendo a la gente de que es un ángel caído desde el cielo. Evidentemente, nuestras heroínas saben que eso no es cierto, pero también que deben entrenar y prepararse para el inevitable enfrentamiento con este potencial demonio.
Sus planes se aceleran, sin embargo, cuando Ava conoce a Miguel (Jack Mullarkey), quien dice estar trabajando para una organización secreta dispuesta a acabar con Adriel. Con ganas de por fin hacer algo, Ava decide unirse a Miguel, siempre bajo el cuidado de Beatrice. Mientras ellas piensan en un buen plan, la Madre Superiora (Sylvia De Fanti) y su mano derecha, la hermana Camila (Olivia Delcán) intentan encontrar una manera de acabar con Adriel; la doctora Jillian Salvius (Thekla Reuten) sigue buscando la forma de recuperar a su hijo, Michael, quien pasó por un portal a otra dimensión; y el traicionero Padre Vincent (Tristán Ulloa) trata de convencer a Ava y compañía de unirse a Adriel en su supuesta misión por traer paz al mundo.
“Warrior Nun” es una de esas series fantásticas que cuentan con un montón de trama. Tenemos varios personajes importantes, y ni siquiera se ha mencionado en los párrafos anteriores a figuras como la monja corrupta Lilith (Lorena Andrea), o al nuevo Papa, Duretti (Joaquim de Almeida). Es un show con un montón de lore, que va introduciendo con rapidez nuevas contorsiones narrativas y giros e historias de trasfondo basadas en mitos y situaciones reales. Consideren, si no, el rol que juega en la historia la corona de púas de Jesucristo (¡!), o la aparición de personajes ajenos a la hermandad de Ava, como una monja increíblemente entusiasta (¡siempre sonriente!) llamada Yasmine (Meena Rayann). “Warrior Nun” está siempre en movimiento, introduciendo novedades con frecuencia, como para que el público no se aburra.
Generalmente, este tipo de estrategias resultan en productos finales demasiado inflados o hasta incoherentes…. pero sorprendentemente, ese no es el caso de la segunda temporada de “Warrior Nun”. El creador Simon Barry y su equipo (que incluye a David Hayter como guionista; ¡sí, la voz de Solid Snake en los juegos de “Metal Gear Solid”!) hacen un buen trabajo balanceando todos los elementos de la historia, como para no perder de vista ni a la protagonista, ni al conflicto central entre ella y Adriel. Sí, se podría ahondar más en elementos más contemplativos, como el hecho de que Ava sabe como es estar muerta, o como la desaparición de ciertos personajes que fueron importantes en la primera temporada. Incluso hay cierto giro chocante que acaba con todo un grupo de personajes, y a nuestras protagonistas no parece importarles mucho.
Lo cual no debería sorprender, francamente. “Warrior Nun” no es una serie contemplativa en lo absoluto; es una historia que funciona en el momento, y que como se ha mencionado antes, está siempre en movimiento. Si uno la ve considerando eso —y considerando, además, que está basada en un personaje de cómics; ¡sí, en serio!— entonces la puede pasar de lo lindo. Los episodios se mueven a buen ritmo, los personajes son simples pero carismáticos y entretenidos, y la trama es de lo más alocada. Incluso me atrevería a decir que hasta a las personas más conservadoramente religiosas les costaría ofenderse con “Warrior Nun”. Sí, el show deja muy mal parada a la Iglesia como institución, pero no parece tener nada en contra de la fe o de las creencias de la gente. Todo lo contrario.
Aparte de eso, resulta (todavía) muy divertido ver a estas monjas patear traseros. Al igual que en la primera, esta segunda temporada de “Warrior Nun” cuenta con peleas muy bien coreografiadas y emocionantes. Destacan una trifulca que sirve para demostrar los nuevos poderes de Lilith (ahora más demonio que monja, valgan verdades), y un enfrentamiento entre la Hermana Beatrice, y un montón de fanáticos de Adriel en un pasillo. Se nota que las mismas actrices han entrenado para estas secuencias, y felizmente son filmadas con movimientos de cámara fluidos y sin abusar de los cortes rápidos, como para que se entiendan bien y emocionen a cualquier espectador. Impresionante, la verdad.
Lo cual no quiere decir que todo en “Warrior Nun” sea espectacular. De hecho, por más de que la mayoría de efectos visuales digitales sean de buena calidad, la temporada todavía cuenta con algunos momentos francamente impresentables. Consideren, si no, las alas con las que cuenta cierto personaje (lucen como algo extraído de un juego para PlayStation 3), o ciertos planos en chroma, que parecen sacados de una película de hace veinte años. “Warrior Nun” aprovecha muy bien sus locaciones reales por toda Europa (los Alpes, por supuesto, y ciudades como Madrid), pero a la vez, puede lucir un muy poco barata cuando comienza a depender demasiado de creaciones digitales. No es algo que malogre la experiencia, pero sí evita que la serie se sienta tan sofisticada como seguramente le gustaría a sus creadores.
Mucho de lo disfrutable en “Warrior Nun”, eso sí, viene gracias al trabajo de los actores. Como siempre, Alba Baptista está genial como Ava, inyectándole mucho carisma y personalidad a un personaje potencialmente plano. Me encanta el contraste entre su entusiasmo y sarcasmo, y la seriedad de los personajes que la rodean. Parece que la joven actriz está entrando poco a poco en el mainstream, y espero que siga así; ¡no me molestaría verla en una película de renombre para cines!
Por otro lado, Kristina Tonteri-Young está muy bien como Beatrice. Su química con Alba es palpable, y resalta tanto en las escenas más dramáticas, como durante las secuencias de violencia. Ayuda, además, que Beatrice como personaje sea adorable, y que haya crecido bastante en comparación a su aparición en la primera temporada. Por su parte, William Miller es suficientemente intimidante como Adriel, luciendo como un Fabio encantador y demoníaco. Thekla Reuten logra inyectarle algo de emotividad a la historia a través de su rol como Jillian; Tristán Ulloa es creíble como Vincent; la Madre Superiora Sylvia De Fanti demuestra ser la lideresa perfecta para nuestras protagonistas; Olivia Delcán destaca más que antes como la Hermana Camila, y Joaquim De Almeida (uno de los grandes actores secundarios de Hollywood) la está pasando muy bien interpretando al nuevo Papa.
Si se divirtieron con la primera temporada de “Warrior Nun”, entonces la pasarán de lo lindo con la segunda. La serie es lo que es, y dudo que vaya a convertir a los espectadores más cínicos; no busca ser nada más que entretenimiento puro, pues, aprovechando bien el potencial de su ridículo título. Pero si creen que no serán capaces de creerse una historia que involucra a Monjas Elegidas por una Aureola, Hermanas Que Saben Kung-Fu, demonios carismáticos, mujeres aladas, y portales a otras dimensiones, pues no le pongan play ni al primer episodio. “Warrior Nun” no es para todo el mundo, pero quienes estén sedientos de ver historias de género suficientemente bien contadas, y que no tienen miedo de ser absurdas, deberían darle una oportunidad a este show. Espero que puedan producir una tercera temporada; con Netflix nunca se sabe.