Opinión
Chernobyl, un error que nos deja mucho por aprender
Publicado
hace 4 añosel
Muchas veces en el cine como en la Tv, el saber el final de la historia quita ¨la magia¨. Digo muchas veces, porque hay pocas excepciones en las que un guion bien contado y estructurado atrapa, sin dar concesiones al aburrimiento a pesar de saber ya el final del cuento.¨Chernobyl¨ es una de esas. Esta miniserie dramática emitida por HBO empieza por el final y da toda la vuelta al ¨accidente nuclear¨ de 1986 con hechos, responsables y consecuencias del desastre mediante una narración justa y coherente.
Quienes ya pasamos las 4 décadas no caímos en cuenta de la dimensión del daño nuclear cuando lo vimos por los cadenas internacionales de entonces. La ciudad de Pripyat, de la ex Union Soviética, se convirtió en el centro de un desastre de magnitud continental. Según reportes, más de 600 mil personas fueron afectadas por la radiación, la muerte y la desolación en un pueblo trabajador y pujante del interior de la tierra del vodka . Ojo estadísiticas oficiales de los camaradas, aunque ya sabemos que las cifras oficiales dadas por las autoridades son solo números y no siempre la verdad.
Vayamos a la serie. El creador Craig Mazin logra describir mediante personajes cotidianos una fatalidad impensada. Un bombero que cae presa de la radiación mientras la esposa embarazada sufre sin entender el mal de su marido, enfermeras que atienden quemaduras de fuego en lugar de daños radioactivos, jóvenes trabajadores de la planta temerosos de emitir una opinión a los superiores y hasta un ingeniero en energía nuclear convertido en político mas por acción cívica que por deseo. Estos son los recursos usados en el guion para representar esa venda comunista puesta sin peros a la ciudadania rusa de los ochentas.
Pero mas que casos aislados son evidencias de hombres y mujeres que tuvieron que enfrentar a una amenaza continental de la noche a la mañana sin la requerida preparación. Y conviviendo con la falsa esperanza creada por su gobierno y la triste ilusión de forjar un mañana para las generaciones venideras, aunque al final solo encontrarían a la muerte.
Es de esta forma como el tinte político esta presente en esta ficción de HBO. Una Unión Soviética repleta de soberbia, autoritarismo, y de negación al fracaso alimento los pilares de esta catástrofe. Nunca tan bien viene a las autoridades rusas, las frase del filosofo Epicuro.. ¨Uno ve lo que quiere ver¨. Y los rusos jamas quisieron ver nada malo.
La parte visual por momentos es extraordinaria. La escena del puente donde vecinos observan ese juego de luces inofensivos proveniente del reactor muestra como la ignorancia y la inocencia suelen se espantosos consejeros para la gente de a pie como nosotros. La toma del bebe en brazos, los niños corriendo y las familias riendo con los destellos de un invisible brazo de la muerte, es realmente escalofriante.
Dos salvedades. Pienso que si esta ficción dramática hubiera sido trabajada en idioma original, es decir en ruso, la realidad de los hechos se hubieran acentuado mucho mas de lo se expuso, eso como primera critica. En segundo lugar, la banda sonora, siento que un poco mas de música sin llegar a lo sensiblero claro esta, el resultado marcaría un 10 completo.
Esta miniserie deja un mensaje claro para cualquier gobierno y la ciudadania. La política y la tecnología no siempre van de la mano. Servir al Estado no es lo mismo que servir al ciudadano. Que escuchar al técnico no tiene el mismo valor que escuchar al congresista y menos al ministro y por sobre todo, la soberbia nunca sera un buen consejero para los gobernantes.
Sin duda Chernobyl, es un gran punto para HBO y el Golden Globe obtenido lo refuerza claramente. Una miniseria obligatoria para todo amante de la historia . Vale la pena verla no se arrepentiran.
Co- Fundador de NOESENSERIE.COM. Bachiller en Ciencias de la Comunicación en UL. Empedernido observador de la vida y el séptimo arte, Seriómano a mil y padre de Tadeo.
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“Warrior Nun” es una de esas series que vi con mucho entusiasmo durante el primer año de pandemia, emocionado por disfrutar algo durante el encierro por el que muchos estábamos pasando. En ese momento, necesitaba ver algo entretenido y sonso y que no me haga pensar demasiado, y eso es precisamente lo que me dio la primera temporada de “Warrior Nun”. Mezclando una historia apropiadamente loca, con peleas bien coreografiadas, y actuaciones sorprendentemente sólidas, “Warrior Nun” le hizo honor a su tan memeable nombre, dando a entender que las cosas se pondrían incluso más estrafalarias en la siguiente temporada.
Y no puedo decir que se hayan equivocado. La segunda temporada de “Warrior Nun” podría considerarse como más de lo mismo, sí, pero a la vez, también es una mejora en relación a lo que vino antes. Sí, el diálogo es de calidad inconsistente. Sí, el tono del show varía con demasiada frecuencia, mezclando violencia y gore y comentario social y religioso, con momentos francamente ridículos. Pero no podemos negar que nadie vería una serie con un título como “Warrior Nun” esperando una obra maestra. De hecho, lo que el título nos podría prometer, sería una experiencia bien de serie-B, como algo que produciría la gente de The Asylum, o Sy Fy. El hecho de que sea algo considerablemente mejor que dichas ofertas debería ser considerado como un pequeño milagro.
(Heh. Milagro).
La segunda temporada de “Warrior Nun” comienza un par de meses luego de la primera. Nuestra protagonista, Ava (Alba Baptista), la Monja Guerrera del título, está viviendo en los Alpes Suizos con su mejor amiga (y quizás algo más), la aguerrida Hermana Beatrice (Kristina Tonteri-Young, hipnotizante). Se están escondiendo, pues, de Adriel (William Miller), quien revivió al final de la temporada pasada, y ahora está cobrando fama, realizando milagros, y convenciendo a la gente de que es un ángel caído desde el cielo. Evidentemente, nuestras heroínas saben que eso no es cierto, pero también que deben entrenar y prepararse para el inevitable enfrentamiento con este potencial demonio.
Sus planes se aceleran, sin embargo, cuando Ava conoce a Miguel (Jack Mullarkey), quien dice estar trabajando para una organización secreta dispuesta a acabar con Adriel. Con ganas de por fin hacer algo, Ava decide unirse a Miguel, siempre bajo el cuidado de Beatrice. Mientras ellas piensan en un buen plan, la Madre Superiora (Sylvia De Fanti) y su mano derecha, la hermana Camila (Olivia Delcán) intentan encontrar una manera de acabar con Adriel; la doctora Jillian Salvius (Thekla Reuten) sigue buscando la forma de recuperar a su hijo, Michael, quien pasó por un portal a otra dimensión; y el traicionero Padre Vincent (Tristán Ulloa) trata de convencer a Ava y compañía de unirse a Adriel en su supuesta misión por traer paz al mundo.
“Warrior Nun” es una de esas series fantásticas que cuentan con un montón de trama. Tenemos varios personajes importantes, y ni siquiera se ha mencionado en los párrafos anteriores a figuras como la monja corrupta Lilith (Lorena Andrea), o al nuevo Papa, Duretti (Joaquim de Almeida). Es un show con un montón de lore, que va introduciendo con rapidez nuevas contorsiones narrativas y giros e historias de trasfondo basadas en mitos y situaciones reales. Consideren, si no, el rol que juega en la historia la corona de púas de Jesucristo (¡!), o la aparición de personajes ajenos a la hermandad de Ava, como una monja increíblemente entusiasta (¡siempre sonriente!) llamada Yasmine (Meena Rayann). “Warrior Nun” está siempre en movimiento, introduciendo novedades con frecuencia, como para que el público no se aburra.
Generalmente, este tipo de estrategias resultan en productos finales demasiado inflados o hasta incoherentes…. pero sorprendentemente, ese no es el caso de la segunda temporada de “Warrior Nun”. El creador Simon Barry y su equipo (que incluye a David Hayter como guionista; ¡sí, la voz de Solid Snake en los juegos de “Metal Gear Solid”!) hacen un buen trabajo balanceando todos los elementos de la historia, como para no perder de vista ni a la protagonista, ni al conflicto central entre ella y Adriel. Sí, se podría ahondar más en elementos más contemplativos, como el hecho de que Ava sabe como es estar muerta, o como la desaparición de ciertos personajes que fueron importantes en la primera temporada. Incluso hay cierto giro chocante que acaba con todo un grupo de personajes, y a nuestras protagonistas no parece importarles mucho.
Lo cual no debería sorprender, francamente. “Warrior Nun” no es una serie contemplativa en lo absoluto; es una historia que funciona en el momento, y que como se ha mencionado antes, está siempre en movimiento. Si uno la ve considerando eso —y considerando, además, que está basada en un personaje de cómics; ¡sí, en serio!— entonces la puede pasar de lo lindo. Los episodios se mueven a buen ritmo, los personajes son simples pero carismáticos y entretenidos, y la trama es de lo más alocada. Incluso me atrevería a decir que hasta a las personas más conservadoramente religiosas les costaría ofenderse con “Warrior Nun”. Sí, el show deja muy mal parada a la Iglesia como institución, pero no parece tener nada en contra de la fe o de las creencias de la gente. Todo lo contrario.
Aparte de eso, resulta (todavía) muy divertido ver a estas monjas patear traseros. Al igual que en la primera, esta segunda temporada de “Warrior Nun” cuenta con peleas muy bien coreografiadas y emocionantes. Destacan una trifulca que sirve para demostrar los nuevos poderes de Lilith (ahora más demonio que monja, valgan verdades), y un enfrentamiento entre la Hermana Beatrice, y un montón de fanáticos de Adriel en un pasillo. Se nota que las mismas actrices han entrenado para estas secuencias, y felizmente son filmadas con movimientos de cámara fluidos y sin abusar de los cortes rápidos, como para que se entiendan bien y emocionen a cualquier espectador. Impresionante, la verdad.
Lo cual no quiere decir que todo en “Warrior Nun” sea espectacular. De hecho, por más de que la mayoría de efectos visuales digitales sean de buena calidad, la temporada todavía cuenta con algunos momentos francamente impresentables. Consideren, si no, las alas con las que cuenta cierto personaje (lucen como algo extraído de un juego para PlayStation 3), o ciertos planos en chroma, que parecen sacados de una película de hace veinte años. “Warrior Nun” aprovecha muy bien sus locaciones reales por toda Europa (los Alpes, por supuesto, y ciudades como Madrid), pero a la vez, puede lucir un muy poco barata cuando comienza a depender demasiado de creaciones digitales. No es algo que malogre la experiencia, pero sí evita que la serie se sienta tan sofisticada como seguramente le gustaría a sus creadores.
Mucho de lo disfrutable en “Warrior Nun”, eso sí, viene gracias al trabajo de los actores. Como siempre, Alba Baptista está genial como Ava, inyectándole mucho carisma y personalidad a un personaje potencialmente plano. Me encanta el contraste entre su entusiasmo y sarcasmo, y la seriedad de los personajes que la rodean. Parece que la joven actriz está entrando poco a poco en el mainstream, y espero que siga así; ¡no me molestaría verla en una película de renombre para cines!
Por otro lado, Kristina Tonteri-Young está muy bien como Beatrice. Su química con Alba es palpable, y resalta tanto en las escenas más dramáticas, como durante las secuencias de violencia. Ayuda, además, que Beatrice como personaje sea adorable, y que haya crecido bastante en comparación a su aparición en la primera temporada. Por su parte, William Miller es suficientemente intimidante como Adriel, luciendo como un Fabio encantador y demoníaco. Thekla Reuten logra inyectarle algo de emotividad a la historia a través de su rol como Jillian; Tristán Ulloa es creíble como Vincent; la Madre Superiora Sylvia De Fanti demuestra ser la lideresa perfecta para nuestras protagonistas; Olivia Delcán destaca más que antes como la Hermana Camila, y Joaquim De Almeida (uno de los grandes actores secundarios de Hollywood) la está pasando muy bien interpretando al nuevo Papa.
Si se divirtieron con la primera temporada de “Warrior Nun”, entonces la pasarán de lo lindo con la segunda. La serie es lo que es, y dudo que vaya a convertir a los espectadores más cínicos; no busca ser nada más que entretenimiento puro, pues, aprovechando bien el potencial de su ridículo título. Pero si creen que no serán capaces de creerse una historia que involucra a Monjas Elegidas por una Aureola, Hermanas Que Saben Kung-Fu, demonios carismáticos, mujeres aladas, y portales a otras dimensiones, pues no le pongan play ni al primer episodio. “Warrior Nun” no es para todo el mundo, pero quienes estén sedientos de ver historias de género suficientemente bien contadas, y que no tienen miedo de ser absurdas, deberían darle una oportunidad a este show. Espero que puedan producir una tercera temporada; con Netflix nunca se sabe.