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CRÍTICA – Castlevania (Temporada 4)

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Y llegamos al final. La cuarta temporada de la excelente serie animada de “Castlevania” para Netflix ha terminado siendo, pues, también la última, lo cual estoy seguramente ha decepcionado a más de un fanático de la franquicia. Después de todo, se trata de uno de los mejores shows basados en un videojuego que jamás se hayan hecho —una producción que entiende perfectamente lo que los jugadores disfrutan de estos títulos, y que logra transmitirlo a través de una experiencia impecablemente animada, y sorprendentemente profunda por momentos. Las tres primeras temporadas de “Castlevania” son todas muy buenas, por lo que la mayoría de espectadores esperábamos algo de similar nivel para la última.

Y felizmente no hemos sido decepcionados. Esta cuarta temporada cierra la mayor parte de subtramas y líneas narrativas de manera satisfactoria, otorgándole una conclusión a la historia de Trevor Belmont (Richard Armitage) y Sypha Belnades (Alejandra Reynoso), pero también a las de la mayoría de personajes secundarios, tanto clásicos como nuevos. Se trata, pues, de todo lo que uno debería esperar de esta serie; una temporada llena de batallas expertamente animadas, sangre y tripas por doquier, nuevas criaturas nocturnas, y hasta uno que otro giro narrativo inesperado (y bien ejecutado). Solo le faltarían escenas de sexo… pero considerando lo controvertida que resultó ser una en especial en la temporada pasada, creo que es mejor que hayan obviado dichos momentos.

Al comenzar la temporada, nos encontramos con Trevor y Sypha viviendo una vida de cazadores de monstruos: tratando de ayudar a la mayor cantidad de gente posible, deshaciéndose de todas las criaturas de la noche con las que se encuentran, y hasta de gente que, aparentemente, está empecinada en traer de vuelta de Drácula (Graham McTavish) desde el infierno. Pero rápidamente, nuestros protagonistas se dan cuenta que necesitan un descanso y pensar bien las cosas —Trevor, en particular, está muy cansado. Sin embargo, no tendrán mucho tiempo para hacer eso, ya que terminan llegando a la ciudad de Targoviste, la cual fue aniquilada por el mismísimo Vlad Tepes luego de la muerte de su madre, y ahora está siendo asediada por todo tipo de monstruos.

A la vez, también seguimos la historia de Alucard (James Callis), quien es obligado a salir de su castillo cuando un pueblo cercano es, también, atacado por toda suerte de criaturas infernales. Es así que conoce a Greta (Marsha Thompson), y termina ayudándola a sobrevivir, y más importante, a traer la paz para su gente. Por otro lado, además, está Isaac (Adetokumboh M’Cormack), uno de los personajes que más ha cambiado a lo largo de la serie, y que ahora quiere traer la paz al mundo, deshaciéndose de quienes quieran conquistarlo con violencia. Y finalmente, está la vampiresa Carmilla (Jamie Murray), quien desde su castillo, quiere ahora conquistar al mundo entero, eliminando a todos los humanos que pueda. Esto le preocupa a su mago aliado, Hector (Theo James), pero particularmente a Lenore (Jessica Brown Findlay), quien comienza a dudar sobre las ambiciones y la sed de poder de su hermana mayor.

Como se pueden dar cuenta, el show tiene a varios personajes distintos, cada uno con sus objetivos y obstáculos propios, y a pesar de que cada uno de los diez episodios de la temporada dura poco más de veinte minutos, hace un buen trabajo a la hora de balancear cada una de las historias. Evidentemente, le dedica la mayor parte del tiempo a Trevor y Sypha, y aunque ellos no tienen los arcos de personaje más marcados, igual cambian lo suficiente como para que la resolución de sus historias sea satisfactoria. El Trevor de Armitage se convierte en un verdadero héroe, y el experimentado actor lo interpreta de esa manera —aunque algo más cansado, y hasta viejo—, mientras que la Sypha de Reynoso sigue siendo mi personaje favorito; una maga poderosa, que demuestra ser la figura más empática y bondadosa del show. (Consideren las escenas donde ayuda a la gente, organizándola para defenderse de los demonios y poder sobrevivir).

No obstante, esta última temporada igual cuenta con algunos personajes secundarios que resaltan. De los nuevos, el mejor es Varney, quien cuenta con la voz del legendario Malcolm McDowell. A pesar de que comienza como alguien más bien soso, como una suerte de vampiro sin mayores ambiciones, eventualmente se convierte en una de las figuras más importantes de la serie —es parte, pues, del giro narrativo más inesperado (y entretenido) de la temporada. Y de los antiguos, Carmilla sigue siendo todo un deleite de ver; una vampiresa fuertísima, que se involucra en una de las batallas más impresionantes a nivel visual de toda la serie (en el sexto episodio, por si tenían dudas).

De hecho, podría argumentarse que la cuarta temporada de “Castlevania” es la mejor en lo que se refiere al apartado técnico. Sí, es cierto que los animadores toman algunos atajos durante las escenas más tranquilas o de conversación, como suele pasar, pero es en las peleas donde realmente se lucen. Destaca el ya mencionado combate protagonizado por Carmilla, pero también tenemos el enfrentamiento final, que involucra a —bueno, no incluiré spoilers. Solo basta con mencionar que los animadores utilizan todos los trucos que se puedan imaginar durante los últimos dos episodios, desde animados fluidas, movimientos de cámara, fondos en 3D, y más. Esto resulta, lógicamente, en enfrentamientos verdaderamente espectaculares, que aprovechan al máximo las habilidades de todos los personajes, pero específicamente, las de Trevor, Sypha y Alucard.

¡Y hablado de Alucard! Tanto él como Isaac son los personajes que más cambian a lo largo de “Castlevania”, lo cual llega a una suerte de clímax en esta última temporada. Alucard es convertido, pues, en un héroe hecho y derecho, quizás demasiado poderoso —sus habilidades son prácticamente incontables— pero ciertamente muy distinto a quien vimos en la temporada anterior. Sus interacciones con Greta, además, son inesperadamente cálidas, y demuestran que, eventualmente, podrá salirse de la sombra de su padre, y convertirse en alguien mucho más gentil y menos dependiente de la ira y el mal.

Por su parte, Isaac es uno de los personajes que menos se “hace bolas” en “Castlevania”. Se trata, pues, de alguien que ha madurado muchísimo, quizás más que cualquier otro personaje secundario en el show, y que considera que, de repente, Drácula no era tan genial o perfecto como todos dicen. Además, se involucra en algunas conversaciones que exploran la naturaleza del ser humano, o hasta de cualquier ser vivo, la verdad. Resalta la escena, por ejemplo, en donde le permite a una Criatura de la Noche darse cuenta que no tiene por qué ser una máquina de matar; que siempre se ha comportado de manera violenta porque fue condicionado a hacerlo, y no porque esa sea su verdadera naturaleza. La culminación de su historia con Hector, además, es sorprendente… en el buen sentido, y menos violenta de lo que uno esperaría de “Castlevania”.

Sí, podría argumentarse que el verdadero villano aparece un poco “de la nada” (fuera de una referencia muy específica en uno de los primeros episodios), o que personajes como Carmilla no están particularmente bien aprovechados. Pero creo que en términos generales, esta última temporada de “Castlevania” hace un excelente trabajo a la hora de cerrar todas las historias que tenía para contar, dándole espacio, incluso, al Saint Germain de Bill Nighy (actorazo), quien además cumple un rol crucial en el clímax de la trama (por más de que tengan que explicar su historia de trasfondo con unos flashbacks algo apresurados). Nuevamente; considerando que los creadores solo contaban con diez episodios de menos de media hora cada uno, realmente supieron balancear bien todas líneas narrativas y conflictos y peleas y, claro está, secuencias de gore extremo.

Da un poco de pena, pues, que “Castlevania” esté terminando, pero al menos lo ha hecho con una excelente cuarta temporada, que le entrega a los fans todo lo que podrían haber estado esperando. Además, por más de que haya cerrado de manera satisfactoria la historia de todos los personajes, deja suficientes cabos sueltos —por más que sean enanos—, como para que uno se quede con ganas de ver los spin-offs ya anunciados. Puede que la historia de Trevor, Sypha y Alucard haya concluido, pero eso no quiere decir que no tengamos “Castlevania” para rato. Eso sí, han dejado la valla tan alta, que la siguiente serie tendrá que esforzarse muchísimo para satisfacer las expectativas de los espectadores. ¡Estoy seguro, pues, que será un reto que llegarán a cumplir!

Cofundador y editor en NoEsEnSerie.com. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP, y miembro de la APRECI—Asociación de Prensa Cinematográfica. Integra el staff de la revista MasGamers, las webs de Nintendo Pe y Fans de Zelda Perú, el portal web Cinencuentro, y el portal de cine peruano FotografiaCalato.com. Adicionalmente, es YouTuber para el canal Aprieta Start, y formó parte del staff de prensa del 18 Festival de Cine de Lima. También trabaja como fotógrafo para Star Wars Fan Club Perú. Desde enero del 2012 publica críticas y comentarios de cine en el blog Proyectando Ideas (el cual forma parte de la Asociación de Blogs de Cine). Crítico oficial de RottenTomatoes.com. Cinéfilo y seriómano empedernido.

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CRÍTICA: Star Wars: Skeleton Crew – Episodios 1 y 2

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****½ sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

La galaxia desde la perspectiva de los niños. Eso es lo que nos ofrece “Skeleton Crew”. Mezclando referencias a películas como “The Goonies” o “E.T.”, con un estilo visual que me recordó bastante a las precuelas (en el buen sentido), estos dos primeros episodios de “Skeleton Crew” se desarrollan como una aventura encantadora, entretenida y visualmente impactante. Alejándose de los Skywalker y los Stormtroopers, la serie comienza en un planeta idílico, como una suerte de suburbio enorme, de casas bonitas y jardines amplios, para luego meterse de lleno en una galaxia peligrosa y llena de criminales y piratas. “Skeleton Crew” lidia con contrastes, y lo hace muy bien.

Nuestros protagonistas son Win el humano (Ravi Cabot-Conyers) y su mejor amigo, Neel el elefantito adorable (Robert Timothy Smith), unos niños que viven en la planeta ya mencionado, yendo a la escuela y preparándose para el futuro. El primero, sin embargo, vive en las nubes, soñando con los Jedi y jugando con sus juguetes en casa, mientras su padre, Wendle (Tunde Adebimpe) trabaja todo el día. Por otro lado, el segundo parece tener una buena vida familiar. Las cosas cambian, sin embargo, cuando se meten en una nave abandonada junto a dos chicas del colegio, la aguerrida Fern (Ryan Kiera Armstrong) y la fría KB (Kyriana Kratter). Es así que terminan en el espacio exterior, completamente perdidos, únicamente con la ayuda de un robot llamado SM 33 (voz de Nick Frost).

Como se deben imaginar, al menos en estos primeros episodios, la serie se centra en los niños tratando de regresar a casa. Luego de establecer bien sus relaciones y el tipo de planeta del que vienen, son arrojados a lo desconocido, a su primera gran aventura. Y es primero con SM 33, y luego a través de sus aventuras en un puerto espacial llenos de piratas, que se enteran de algo extraño: al parecer, mucha gente en la galaxia cree que el planeta del que vienen es un mito, una suerte de lugar legendario lleno de tesoro. Es por eso que nadie les puede dar direcciones, y que se maravillan cuando ven el dinero que tienen (básicamente, créditos de la Antigua República, como los que trató de usar Qui-Gon Jinn con Watto en Tatooine muchas décadas atrás).

¿Por qué es que nadie conoce su planeta? ¿Cómo es que terminó la nave enterrada cerca a sus casas? ¿Y cómo es que los chicos regresarán a casa? “Skeleton Crew” nos lanza varios misterios y preocupaciones, los cuales seguramente irán siendo resueltos a lo largo de la temporada. Pero también se logra desarrollar como una suerte de homenaje a las clásicas películas de aventuras infantiles de los ochentas, incluyendo varias referencias a filmes ya mencionados como “The Goonies” o “E.T.”, pero también a otras producciones de “Star Wars”, como las precuelas de Lucas (¡dicen la palabra “wizard” dos veces!), el Holiday Special (nadie se esperaba esa), series como “Rebels”, y más. Incluso hay un personaje terciario que hace referencia al personaje de Harrison Ford en “American Grafitti”, la segunda película de George Lucas! Ahora, ese es un deep cut.

Pero fuera de los homenajes, lo que me terminó de convencer de estos episodios fue el tono: se sienten como una verdadera aventura, divertida, inocentona y llena de encanto. Me gustan las caracterizaciones de los chicos (el adorable Neel, lógicamente, viene siendo mi favorito), los efectos visuales son geniales (el desarrollo visual del planeta de los niños es sublime, especialmente para los estándares de una serie de streaming), y nos han dejado suficientes interrogantes como para mantenernos en suspenso y con ganas de ver más. Y por supuesto, está el final, con la primera gran aparición de Jod Na Nawood (Jude Law). ¿De verdad será un Jedi, o será todo un truco? Porque también parecía ser el capitán pirata del prólogo. Supongo que lo averiguaremos pronto. En todo caso, hasta el momento, “Skeleton Crew” me ha encantado, incluso más que otras series más tradicionales y con más fanservice de “Star Wars”.

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CRÍTICA: La vida sexual de las universitarias – Temp 3, Ep 2

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**** sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

Y llegamos al momento mucho más rápido de lo que esperaba. Leighton (Reneé Rapp) ha sido aceptada para estudiar en MIT, y tiene que empacar lo antes posible para poder irse. Sin embargo, no se atreve a contarle nada de esto a sus amigas —Kimberly, Bela y Whitney—, por miedo a que se sienta demasiado real. Lógicamente, ellas eventualmente igual se enteran de la verdad, lo cual resulta en una escena bastante emotiva, que se siente como la verdadera despedida de la serie, tanto del personaje como de la actriz. Pero por supuesto, el cuarteto con el que tanto nos hemos encariñado deciden tener una última noche juntas —una noche de fiesta y solo amigas.

Como a la mayoría de fanáticos de “La vida sexual de las universitarias”, me da pena que Rapp haya decidido irse. Y sí, es un poco confuso que esté sucediendo todo tan rápido, en el segundo episodio de la nueva temporada. Pero dentro de todo y con lo difícil que es deshacerse de uno de los personajes más importante del show, creo que “La vida sexual de las universitarias” está haciendo un buen trabajo con esto. Además, la despedida de Leighton no es lo único que nos ofrece este episodio. También tenemos a Kimberly enamorándose de un chico potencialmente bisexual, a Bela tratando de lidiar con la británica Taylor (Mia Rodgers) en su nuevo trabajo de supervisora de estudiantes, y a Whitney (Alyah Chanelle Scott) tratando de rechazar a un chico increíblemente atractivo y millonario.

Es así, pues, que el segundo episodio de esta nueva temporada de “La vida sexual de las universitarias” se desarrolla casi como cualquier otro, mezclando momentos hilarantes con una narrativa interesante, y por supuesto, escenas emotivas, la mayoría involucrando a Leighton, lógicamente. El show le da la importancia debida a su despedida, no solo con la escena ya mencionada con sus amigas, si no también a través de una escena que comparte con su padre, sentados debajo de su árbol favorito del campus. Extrañaremos a Leighton (y por ende, a Rapp), pues, pero “La vida sexual de las universitarias” tiene una última sorpresa para nosotros. La última escena (¡el último plano!) deja muy en claro que las tres chicas que quedan tendrán una nueva roommate… pero recién nos enteraremos de quién es la próxima semana. ¡A aguantar no más!

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CRÍTICA: La vida sexual de las universitarias – Temp 3, Ep 1

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**** sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

Si son fanáticos de las primeras dos temporadas de “La vida sexual de las universitarias”, seguramente ya sabrán que Reneé Rapp aparecerá menos en la tercera, habiendo decidido que prefiere dedicarle tiempo a su carrera de cantante en vez de actuar. Esto, claramente, resultará en la eventual desaparición de su personaje, Leighton, en la serie. ¿Pero cómo? Pues eso es algo que no nos demoramos en averiguar en el primer episodio. Resulta que su novia, Alicia (Midori Francis) se quiere ir de la Universidad de Essex para trabajar en Boston. Y (no tan) casualmente, el profesor de matemáticas de Leighton le ofrece hablar con un colega en MIT (¡en Boston!) para que se pase a dicha universidad a estudiar matemáticas, su verdadera pasión.

Conveniente, ¿no? O sea sí, pero es lo que la serie necesita —simplemente dará mucha pena ver a Leighton irse del show. Fuera de eso, sin embargo, este primer episodio hace un buen trabajo actualizándonos con las vidas de las chicas. Kimberly (Pauline Chalamet) y Whitney (Alyah Chanelle Scott) comienzan la historia peleadas debido a que la primera se metió con el ex de la segunda, Canaan (Christopher Meyer), pero felizmente terminan amistándose para el final. Whitney, además, tiene que acostumbrarse en la vida de una sorodidad. Y por su parte, Bela (Amrit Kaur) parece encontrar una nueva motivación para mejorar como persona, luego de enterarse de que no puede cambiarse de universidad por tener un GPA demasiado bajo: convertirse en mentora para los alumnos y alumnas de primer año.

Es bastante, especialmente considerando que el episodio es relativamente corto, pero como siempre, “La vida sexual de las universitarias” se mueve rápido y sin hacerse problemas, incluyendo todo tipo de diálogos graciosos y referencias a la cultura popular. Obviamente no todos los chistes funcionan, pero ninguno es demasiado estúpido, y ciertamente se ven beneficiados por el carisma de las protagonistas. Pero lo más importante de las dos temporadas anteriores, felizmente, sigue intacto: las buenas actuaciones, la química palpable y realista entre las actrices, y la franqueza con la cual temas relacionados a sexualidad y amistad son tratados por la creadora Mindy Kaling y sus guionistas. ¡Me muero por seguir con la temporada!

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