Opinión
CRÍTICA N° 1 – Into the Night (1era Temporada)
Publicado
hace 4 añosel
Puede que ponerse a ver una serie de Netflix sobre un virus que mata a la gran mayoría de la raza humana no sea una buena idea para varios en estas épocas, pero “Into the Night” termina siendo lo suficientemente entretenida, intensa, y por qué no, breve, como para que uno pueda separar sus eventos ficticios de lo que está ocurriendo en el mundo real. Lo que comienza como un thriller algo arquetípico poco a poco se va transformando en algo un poco más interesante, desarrollando una narrativa algo exagerada pero innegablemente efectiva a lo largo de ocho episodios. Esta primera temporada de “Into the Night”, la primera serie belga producida por Netflix, termina sintiéndose, pues, como un aperitivo de lo que esperemos vaya a suceder en una potencial segunda parte.
Cada uno de los ocho episodios lleva el nombre de uno de sus protagonistas, y maneja la misma estructura. Un prólogo nos revela algo sobre el pasado reciente del personaje del título, y el resto del episodio se lleva a cabo en el “presente”. Quien termina siendo el personaje más importante de “Into the Night” es Sylvie (Pauline Etienne), una joven ex militar, deprimida e insegura, que está viajando a Rusia para enterrar las cenizas de su recién fallecido novio, y luego suicidarse. Sus planes de ven afectados, sin embargo, cuando un ex trabajador italiano de la OTAN llamado Terenzio (Stefano Cassetti) entra a su avión armado con una metralleta, y lo secuestra.
Resulta que dicho personaje sabe algo que los demás no: el sol ha comenzado a matar a la raza humana entera —al menos en los países donde ya ha amanecido—, por lo que tienen que volar hacia el oeste para tratar de escapar de una muerte segura. Aparte de Terenzio y Sylvie, en el avión se encuentran el capitán, Mathieu Daniel Douek (Laurent Capelluto); Ayaz (Mehmet Kurtulus), un criminal con “corazón de oro”; Laura (Babetida Sadjo), una enferma que acompaña a un señor de avanzada de edad; Rik Mertens (Jan Bijvoet), un hombre religioso y nervioso; Jakub (Ksawery Szlenkier), un ingeniero; Zara (Regina Bikkinina), una madre rusa que está llevando a su hijo, Dominik (Nicolas Alechine) de vuelta a casa para que reciba un tratamiento; y una joven influencer llamada Ines (Alba Gaïa Bellugi). Como se deben imaginar, toda suerte de conflictos saldrán a la luz durante el vuelo, lo cual hará que la supervivencia de estos personajes resulte mucho más complicada de lo esperado.
Gracias a que gran parte de la serie se lleva a cabo en el interior de un avión, “Into the Night” me recordó a filmes como “Plan de Vuelo” o “Red Eye”; es el tipo de historia en donde los personajes son desarrollados a partir de arquetipos bien definidos y donde, fuera de los eventos sobrenaturales que se están llevando alrededor del mundo, la mayoría de la tensión está derivada de los problemas que los protagonistas encuentra en pleno vuelo. E “Into the Night” introduce todo tipo de problemas; desde la ausencia de uno de los pilotos —razón por la que Sylvie termina ayudando a Mathieu con el manejo del avión—, hasta problemas con el tren de aterrizaje, la gasolina, la comida, y más. “Into the Night” hace de todo para generar conflicto y suspenso, lo cual, la mayor parte del tiempo, funciona bastante bien.
Por supuesto, también desarrolla a los personajes anteriormente mencionados de tal manera que todo tipo de conflictos surgen entre ellos. Terenzio, algo desequilibrado y con tendencias violentas, es quien muchas veces termina causando muchos de los problemas en el avión, pero personajes como Rik —quien, gracias a su religiosidad, cree ser más moral que el resto— o Zara —quien haría cualquier cosa para proteger a su hijo— también contribuyen durante algunos episodios. Sí, es cierto que “Into the Night” recurre a algunas contorsiones narrativas artificiales para generar tensión —Terenzio cambia de parecer a cada rato, por ejemplo, y ciertos personajes actúan de manera frustrantemente ilógica cuando el guion lo requiere—, pero en general, hace un buen trabajo haciendo que los personajes se sientan humanos, como para que el espectador se preocupe por ellos la mayor parte del tiempo.
Curiosamente, y a pesar de que trata sobre un evento sobrenatural e increíblemente peligroso, “Into the Night” no le dedica mucho tiempo al world-building. Uno se va enterando de lo que está sucediendo en el resto del mundo por pedacitos —un mensaje de radio por ahí, una visita a las oficinas de la OTAN por allá—, pero en general, “Into the Night” no parece estar muy preocupado en revelar nada de lo que no esté relacionado a los personajes principales. La decision de mostrar todo desde la perspectiva de los protagonistas en el interior de avión sirve para que el espectador se sienta tan desorientado como ellos —sabe lo mismo que ellos, y va descubriendo noticias, problemas y complicaciones al mismo tiempo que ellos.
No obstante, vale la pena mencionar que, por más de que “Into the Night” comienza de manera sobria y realista, presentando personajes que están atravesando momentos verdaderamente terribles —contemplando el suicidio, tristes porque les rompieron el corazón, preocupados por sus familias—, poco a poco se va haciendo más exagerada, confiando en que el espectador está lo suficientemente metido en la historia como para que no se de cuenta de ciertas incongruencias. Consideren, si no, una escena de aterrizaje, la cual se siente como algo más sacado de un videojuego que de una serie live-action, o la justificación que da un personaje para explicar los problemas que tienen con la gasolina de avión. “Into the Night” no es la serie más coherente del mundo, pero está lo suficientemente bien hecha como para que uno acepte ciertos defectos y suspenda su incredulidad.
De hecho ayuda, además, el que todos los actores se tomen 100% en serio a “Into the Night”; nadie está acá para vaciarse o hacer caras, lo cual contribuye a la palpable sensación de verosimilitud —mas no de realismo puro— del show. Paulinne Etienne está muy bien como Sylvie, interpretándola como una mujer fuerte pero insegura, que poco a poco tiene que convertirse en la líder del grupo. Laurent Caputello desarrolla a Mathieu como un hombre increíblemente fallido, pero con una gran sensación de responsabilidad; Stefano Cassetti es el perfecto villano (absolutamente detestable); Mehmet Kurtulus logra darle algo de dimensión a Ayaz; Alba Gaïa Bellugi logra trascender la naturaleza estereotípica de su personaje, y el pequeño Nicolas Alechine hace lo que puede con Dominik, un personaje que, desgraciadamente, tiene la personalidad de una cereza. Al menos no es desesperante, como suelen serlo muchos niños en las películas de desastres norteamericanas.
“Into the Night” es la serie perfecta para Netflix; breve, tensa, emocionante, y algo absurda pero suficientemente creíble. Los efectos visuales son cumplidores —no están al nivel de los que manejan las producciones Hollywoodenses, pero tampoco son horribles—, las actuaciones son sólidas, y la historia se va desarrollando de forma intrigante, llena de cliffhangers —incluyendo el del último episodio— que lo dejan a uno con ganas de ver más. No resulta difícil darse cuenta por qué Netflix apostó por convertir a “Into the Night” en su primera producción belga; se trata de una propuesta de carácter global —cuenta con actores belgas, rusos, escoceses, holandeses y demás— y mainstream, que debería ser capaz de atraer a un gran público alrededor del mundo. Puede que “Into the Night” no sea de lo mejor que hay en la plataforma, pero se digiere bien, y más importante incluso, hace que uno quiera ver una segunda temporada. ¡Habrá que esperar, no más!
Cofundador y editor en NoEsEnSerie.com. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP, y miembro de la APRECI—Asociación de Prensa Cinematográfica. Integra el staff de la revista MasGamers, las webs de Nintendo Pe y Fans de Zelda Perú, el portal web Cinencuentro, y el portal de cine peruano FotografiaCalato.com. Adicionalmente, es YouTuber para el canal Aprieta Start, y formó parte del staff de prensa del 18 Festival de Cine de Lima. También trabaja como fotógrafo para Star Wars Fan Club Perú. Desde enero del 2012 publica críticas y comentarios de cine en el blog Proyectando Ideas (el cual forma parte de la Asociación de Blogs de Cine). Crítico oficial de RottenTomatoes.com. Cinéfilo y seriómano empedernido.
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“Warrior Nun” es una de esas series que vi con mucho entusiasmo durante el primer año de pandemia, emocionado por disfrutar algo durante el encierro por el que muchos estábamos pasando. En ese momento, necesitaba ver algo entretenido y sonso y que no me haga pensar demasiado, y eso es precisamente lo que me dio la primera temporada de “Warrior Nun”. Mezclando una historia apropiadamente loca, con peleas bien coreografiadas, y actuaciones sorprendentemente sólidas, “Warrior Nun” le hizo honor a su tan memeable nombre, dando a entender que las cosas se pondrían incluso más estrafalarias en la siguiente temporada.
Y no puedo decir que se hayan equivocado. La segunda temporada de “Warrior Nun” podría considerarse como más de lo mismo, sí, pero a la vez, también es una mejora en relación a lo que vino antes. Sí, el diálogo es de calidad inconsistente. Sí, el tono del show varía con demasiada frecuencia, mezclando violencia y gore y comentario social y religioso, con momentos francamente ridículos. Pero no podemos negar que nadie vería una serie con un título como “Warrior Nun” esperando una obra maestra. De hecho, lo que el título nos podría prometer, sería una experiencia bien de serie-B, como algo que produciría la gente de The Asylum, o Sy Fy. El hecho de que sea algo considerablemente mejor que dichas ofertas debería ser considerado como un pequeño milagro.
(Heh. Milagro).
La segunda temporada de “Warrior Nun” comienza un par de meses luego de la primera. Nuestra protagonista, Ava (Alba Baptista), la Monja Guerrera del título, está viviendo en los Alpes Suizos con su mejor amiga (y quizás algo más), la aguerrida Hermana Beatrice (Kristina Tonteri-Young, hipnotizante). Se están escondiendo, pues, de Adriel (William Miller), quien revivió al final de la temporada pasada, y ahora está cobrando fama, realizando milagros, y convenciendo a la gente de que es un ángel caído desde el cielo. Evidentemente, nuestras heroínas saben que eso no es cierto, pero también que deben entrenar y prepararse para el inevitable enfrentamiento con este potencial demonio.
Sus planes se aceleran, sin embargo, cuando Ava conoce a Miguel (Jack Mullarkey), quien dice estar trabajando para una organización secreta dispuesta a acabar con Adriel. Con ganas de por fin hacer algo, Ava decide unirse a Miguel, siempre bajo el cuidado de Beatrice. Mientras ellas piensan en un buen plan, la Madre Superiora (Sylvia De Fanti) y su mano derecha, la hermana Camila (Olivia Delcán) intentan encontrar una manera de acabar con Adriel; la doctora Jillian Salvius (Thekla Reuten) sigue buscando la forma de recuperar a su hijo, Michael, quien pasó por un portal a otra dimensión; y el traicionero Padre Vincent (Tristán Ulloa) trata de convencer a Ava y compañía de unirse a Adriel en su supuesta misión por traer paz al mundo.
“Warrior Nun” es una de esas series fantásticas que cuentan con un montón de trama. Tenemos varios personajes importantes, y ni siquiera se ha mencionado en los párrafos anteriores a figuras como la monja corrupta Lilith (Lorena Andrea), o al nuevo Papa, Duretti (Joaquim de Almeida). Es un show con un montón de lore, que va introduciendo con rapidez nuevas contorsiones narrativas y giros e historias de trasfondo basadas en mitos y situaciones reales. Consideren, si no, el rol que juega en la historia la corona de púas de Jesucristo (¡!), o la aparición de personajes ajenos a la hermandad de Ava, como una monja increíblemente entusiasta (¡siempre sonriente!) llamada Yasmine (Meena Rayann). “Warrior Nun” está siempre en movimiento, introduciendo novedades con frecuencia, como para que el público no se aburra.
Generalmente, este tipo de estrategias resultan en productos finales demasiado inflados o hasta incoherentes…. pero sorprendentemente, ese no es el caso de la segunda temporada de “Warrior Nun”. El creador Simon Barry y su equipo (que incluye a David Hayter como guionista; ¡sí, la voz de Solid Snake en los juegos de “Metal Gear Solid”!) hacen un buen trabajo balanceando todos los elementos de la historia, como para no perder de vista ni a la protagonista, ni al conflicto central entre ella y Adriel. Sí, se podría ahondar más en elementos más contemplativos, como el hecho de que Ava sabe como es estar muerta, o como la desaparición de ciertos personajes que fueron importantes en la primera temporada. Incluso hay cierto giro chocante que acaba con todo un grupo de personajes, y a nuestras protagonistas no parece importarles mucho.
Lo cual no debería sorprender, francamente. “Warrior Nun” no es una serie contemplativa en lo absoluto; es una historia que funciona en el momento, y que como se ha mencionado antes, está siempre en movimiento. Si uno la ve considerando eso —y considerando, además, que está basada en un personaje de cómics; ¡sí, en serio!— entonces la puede pasar de lo lindo. Los episodios se mueven a buen ritmo, los personajes son simples pero carismáticos y entretenidos, y la trama es de lo más alocada. Incluso me atrevería a decir que hasta a las personas más conservadoramente religiosas les costaría ofenderse con “Warrior Nun”. Sí, el show deja muy mal parada a la Iglesia como institución, pero no parece tener nada en contra de la fe o de las creencias de la gente. Todo lo contrario.
Aparte de eso, resulta (todavía) muy divertido ver a estas monjas patear traseros. Al igual que en la primera, esta segunda temporada de “Warrior Nun” cuenta con peleas muy bien coreografiadas y emocionantes. Destacan una trifulca que sirve para demostrar los nuevos poderes de Lilith (ahora más demonio que monja, valgan verdades), y un enfrentamiento entre la Hermana Beatrice, y un montón de fanáticos de Adriel en un pasillo. Se nota que las mismas actrices han entrenado para estas secuencias, y felizmente son filmadas con movimientos de cámara fluidos y sin abusar de los cortes rápidos, como para que se entiendan bien y emocionen a cualquier espectador. Impresionante, la verdad.
Lo cual no quiere decir que todo en “Warrior Nun” sea espectacular. De hecho, por más de que la mayoría de efectos visuales digitales sean de buena calidad, la temporada todavía cuenta con algunos momentos francamente impresentables. Consideren, si no, las alas con las que cuenta cierto personaje (lucen como algo extraído de un juego para PlayStation 3), o ciertos planos en chroma, que parecen sacados de una película de hace veinte años. “Warrior Nun” aprovecha muy bien sus locaciones reales por toda Europa (los Alpes, por supuesto, y ciudades como Madrid), pero a la vez, puede lucir un muy poco barata cuando comienza a depender demasiado de creaciones digitales. No es algo que malogre la experiencia, pero sí evita que la serie se sienta tan sofisticada como seguramente le gustaría a sus creadores.
Mucho de lo disfrutable en “Warrior Nun”, eso sí, viene gracias al trabajo de los actores. Como siempre, Alba Baptista está genial como Ava, inyectándole mucho carisma y personalidad a un personaje potencialmente plano. Me encanta el contraste entre su entusiasmo y sarcasmo, y la seriedad de los personajes que la rodean. Parece que la joven actriz está entrando poco a poco en el mainstream, y espero que siga así; ¡no me molestaría verla en una película de renombre para cines!
Por otro lado, Kristina Tonteri-Young está muy bien como Beatrice. Su química con Alba es palpable, y resalta tanto en las escenas más dramáticas, como durante las secuencias de violencia. Ayuda, además, que Beatrice como personaje sea adorable, y que haya crecido bastante en comparación a su aparición en la primera temporada. Por su parte, William Miller es suficientemente intimidante como Adriel, luciendo como un Fabio encantador y demoníaco. Thekla Reuten logra inyectarle algo de emotividad a la historia a través de su rol como Jillian; Tristán Ulloa es creíble como Vincent; la Madre Superiora Sylvia De Fanti demuestra ser la lideresa perfecta para nuestras protagonistas; Olivia Delcán destaca más que antes como la Hermana Camila, y Joaquim De Almeida (uno de los grandes actores secundarios de Hollywood) la está pasando muy bien interpretando al nuevo Papa.
Si se divirtieron con la primera temporada de “Warrior Nun”, entonces la pasarán de lo lindo con la segunda. La serie es lo que es, y dudo que vaya a convertir a los espectadores más cínicos; no busca ser nada más que entretenimiento puro, pues, aprovechando bien el potencial de su ridículo título. Pero si creen que no serán capaces de creerse una historia que involucra a Monjas Elegidas por una Aureola, Hermanas Que Saben Kung-Fu, demonios carismáticos, mujeres aladas, y portales a otras dimensiones, pues no le pongan play ni al primer episodio. “Warrior Nun” no es para todo el mundo, pero quienes estén sedientos de ver historias de género suficientemente bien contadas, y que no tienen miedo de ser absurdas, deberían darle una oportunidad a este show. Espero que puedan producir una tercera temporada; con Netflix nunca se sabe.