****½ sobre *****
*ALERTA DE SPOILERS*
Otra semana, otro excelente capítulo de “Andor”. A estas alturas del partido ya deberíamos estar acostumbrados, ¿no? Pero lo que hace este undécimo episodio es concentrarse más en personajes como Luthen (Stellan Skarsgard), Saw (Forrest Whitaker) y por supuesto, Mon Mothma (Genevieve O’Reilly), estableciendo las piezas del rompecabezas que seguramente se armará la siguiente semana en el final de la temporada. En relación a Cassian, tenemos la muerte de su madre, Maarva (Fiona Shaw). Y aunque él no puede acompañar a su cuerpo durante la procesión fúnebre (que involucra convertirla en parte de una pared de Ferrix), las repercusiones emocionales en Cassian son claras y fuertes. Y aunque no lo crean también lo son en su droide, B2EMO. ¡“Andor” hará que sientan mucha pena por un robot!
Es así, pues, que el episodio se siente como la calma antes de la tormenta de la próxima semana. Lo cual por cierto, no quiere decir que sea una experiencia poco emocionante; todo lo contrario. Ya se ha mencionado a la muerte de Maarva —la reacción a dicha noticia por parte de Cassian es sutil, pero angustiosa—, pero también tenemos a Luthen, quien al regresar a Coruscant, se encuentra con una nave Imperial que lo quiere intervenir. Sí, esto resulta en una secuencia de acción algo gratuita, pero que sin embargo termina siendo increíblemente tensa. Después de todo, a Luthen no lo hemos visto en ninguna otra serie o película de la saga, por lo que sabemos que puede morir, y sabemos que es vulnerable. En esta ocasión, el personaje logra escapar con vida —luego de realizar unas maniobras satisfactoriamente impresionantes—, pero quién sabe lo que le pasará la próxima semana, o la próxima temporada.
Por otro lado, me encantó ver a Mon demostrando algo de vulnerabilidad, hablando sobre los grandes problemas en los que se encuentra con alguien bien cercana a ella. Dicha escena, de hecho, hace un buen trabajo mostrándonos la manera tan arriesgada en la que está intentando ayudar a la rebelión —quizás no desde el campo de batalla, pero sí desde lejos, pero a la vez, más cerca a la boca del lobo. Lo genial de “Andor”, pues, es que ha logrado desarrollar a todos estos personajes de maneras fascinantes a lo largo de la temporada, metiendo al espectador en un mundo de espionaje, traición y tensión. Me da pena que el último episodio se estrene ya la próxima semana, pero a la vez, ya me encuentro emocionado por ver una segunda temporada. ¡Habrá que tener paciencia, no más!