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CRÍTICA: El señor de los anillos: los anillos de poder – Temporada 2, Episodio 7

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****½ sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

Esto es lo que estábamos esperando.

El sétimo episodio de la segunda temporada de “El señor de los anillos: los anillos de poder” es, pues, todo lo que había estado mencionando en semanas anteriores: la culminación de lo que ha sido desarrollado en el resto de la temporada. La culminación del acercamiento de Adar a Galadriel y a la ciudad de Eregion, la culminación de la manipulación de Cerebrimbor por parte de Sauron, e incluso la culminación del rol de Mirdania en esta historia (Q.E.P.D.). Es un capítulo larguísimo (casi como un pequeño largometraje), que sin embargo avanza muy rápido, y que no tiene vergüenza de sentirse épico y emotivo e intenso. Es, pues, de lo mejor que la serie nos ha entregado hasta el momento.

Lo más llamativo el episodio, claramente, es el asedio a Eregion, el cual comienza tal y como terminó la semana pasada, para luego mostrarnos a los Orcos, muy inteligentemente, derrumbando unas rocas para bloquear el río y así poder avanzar hacia la ciudad. Mientras todo esto pasa, Celebrimbor va descubriendo la verdad: que ha sido engañado por Sauron, todo para que termine de fabricar los nueve anillos para los hombres. La escena en la que se da cuenta de cómo ha sido manipulado es excelente, no solo por como ha sido escrita y dirigida, si no también gracias a las grandes actuaciones de Charlie Vickers y Charles Edwards. Y aunque al inicio nadie le cree al pobre Lord (lo cual resulta en la muerte de Mirdania… pobre), resulta muy satisfactorio cuando Galadriel finalmente llega a la ciudad, a tiempo para rescatar a Celebrimbor y llevarse los Anillos.

Todo eso es fascinante, por supuesto, pero es la batalla lo que seguramente llamará la atención de la mayoría de espectadores, y con justa razón. Tenemos de todo: Elrond peleando como nunca en su vida; Arondir (Ismael Cruz Córdova) finalmente encontrándose con Galadriel y uniéndose a la guerra; un Trol gigante llegando a destruirlo todo, Gil-Galad comportándose como un verdadero Rey, y muchos flechazos, espadazos, máquinas de asedio y hasta una rica explosión. No llega a estar al nivel de algo como la Batalla de Helm’s Deep de “El señor de los anillos: las Dos Torres”, pero, ¿cómo podría hacerlo? En todo caso, funciona muy bien para esta historia, luce INCREÍBLE para ser una serie de streaming (la más cara de la historia, ya saben), y es extremadamente emocionante y emocional y sucia y violenta. ¿Pero el final? Chocante, repentino, y promete mucho para el final de temporada. ¡Que venga ya!

Cofundador y editor en NoEsEnSerie.com. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP, y miembro de la APRECI—Asociación de Prensa Cinematográfica. Integra el staff de la revista MasGamers, las webs de Nintendo Pe y Fans de Zelda Perú, el portal web Cinencuentro, y el portal de cine peruano FotografiaCalato.com. Adicionalmente, es YouTuber para el canal Aprieta Start, y formó parte del staff de prensa del 18 Festival de Cine de Lima. También trabaja como fotógrafo para Star Wars Fan Club Perú. Desde enero del 2012 publica críticas y comentarios de cine en el blog Proyectando Ideas (el cual forma parte de la Asociación de Blogs de Cine). Crítico oficial de RottenTomatoes.com. Cinéfilo y seriómano empedernido.

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CRÍTICA: El señor de los anillos: los anillos de poder – Temporada 2, Episodio 8 (FINAL)

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**** sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

Y llegamos al final. O bueno, a lo que vendría a ser el final durante los dos siguientes años, a menos que se pongan las pilas y se demoren menos en sacar la tercera temporada. El caso es que “El señor de los anillos: los anillos de poder” ha terminado por el momento, y no pudo hacerlo de mejor manera: cerrando por completo la transformación de Sauron en el verdadero Señor de los Anillos, culminando la tragedia de Cerebrimbor (Q.E.P.D.), y juntando a los pocos Elfos que quedan para que, eventualmente (muy eventualmente… como en tres temporadas, se supone) formen una Última Alianza con los Humanos y vayan a matar a Sauron. Al menos Galadriel, Gil-Galad, Elrond y Arondir (¡sí, sigue vivo!) tienen tiempo para planear.

Pero eso no es todo. También se cumplió lo que predije hace unas semanas: luego de un breve enfrentamiento con el Mago Oscuro (Ciarán Hinds), por fin se reveló que el Extraño (Daniel Weyman) es, en realidad, Gandalf, y que ha pasado por una serie de pruebas sobre las que su nuevo mejor amigo Tom Bombadil (Rory Kinnear) le advirtió. Da gusto ver de nuevo a estos personajes, y lo crean no, me imagino totalmente a Weyman como EL Gandalf —por más de que recién estemos viendo cómo consigue su Bastón y sus poderes. Y por supuesto, no podemos dejar de lado a Isildur (Maxim Baldry), quien por fin regresará a casa… pero sin poder llegar a ver a su padre Elendil (Lloyd Owen), quien se ha ido de Númenor, escapando de la cada vez más tiránica dictadura de Pharazon (Trystan Gravelle).

Como se pueden dar cuenta, este octavo episodio de la segunda temporada de “El señor de los anillos: los anillos de poder” tenía mucho qué hacer. Por ende, como siguiendo la tradición de “El señor de los anillos: el Retorno del Rey”, tiene demasiados finales, lo cual podría cansar a algunos espectadores. Pero fuera de eso, y de una escena en particular con un uso algo feo del Chroma (primera vez que pasa en la serie), no tengo muchas quejas respecto a este final temporal. Entre el enfrentamiento entre Galadriel y Sauron, la muerte de Adar (al final, ¡me dio pena!), el cambio de bando de los orcos, y todo lo ya mencionado, la segunda temporada de “El señor de los anillos: los anillos de poder” ha terminado de forma emocionante, dejando igual mucho para explorar en la siguiente. Nuevamente: solo espero que no se tarden tanto en sacarla. ¡Dos años es demasiado!

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CRÍTICA: El señor de los anillos: los anillos de poder – Temporada 2, Episodio 6

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*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

El sexto episodio de “El señor de los anillos: los anillos de poder” se siente como una preparación para el verdadero clímax de la segunda temporada. Lo cual no está mal, por supuesto —así como la semana pasada se estaban colocando las piezas en su lugar, en esta ocasión, tenemos a las piezas preparándose para atacar. Más específicamente, Sauron (Charlie Vickers) termina de manipular a Celebrimbor (Charles Edwards), llegando a ponerlo en una suerte de ilusión óptica para que no se de cuenta que Eregion está a punto de ser invadida. El Extraño (Daniel Weyman) es guiado por Tom Bombadil (Rory Kinnear) para elegir de entre dos caminos y así cumplir con su destino. El Rey Durin (Peter Mullan) termina por demostrarle a su hijo (Owain Arthur) que ha perdido la cordura por culpa de su Anillo de Poder. Y Nori (Marcella Kavenagh) se da cuenta que el autosacrificio no es la única solución para sus problemas.

Lo más atractivo del episodio, claramente, es todo lo relacionado a Sauron. Vickers sigue demostrando ser un maestro a la hora de interpretar a este Señor del Engaño, dejando en claro que todo lo que está sucediendo es parte de su Plan Maestro para dominar la Tierra Media. Es algo, de hecho, que la misma Galadriel (Morfydd Clark) le dice a Adar (Sam Hazeldine), quien a su vez logra manipularla para que le diga la verdad sobre Sauron. Sí, Galadriel comete un nuevo error (lo cual no ayudará a que sus haters se callen), pero a la vez, trata de advertirle a Adar que ir a pelear es exactamente lo que Sauron quiere, pero éste no le hace caso. Todo lo que sucede en el episodio, por ende, se siente inevitable, como estar viendo como se va desarrollando un accidente automovilístico de consecuencias fatales.

No se trata, por ende, del episodio más emocionante de “El señor de los anillos: los anillos de poder”, pero sí de uno de los más emotivos. Consideren, si no, al Capitán Elendil (Lloyd Owen), cuyo castigo por parte del nuevo gobierno de Númenor es interrumpido por la ex Reina Míriel (Cynthia Addai-Robinson), quien termina demostrando ser la verdadera heredera del trono. Ambos comparten una de las escenas más sentimentales del show, lo cual debería terminar por sellarlos como dos de los personajes más creíbles y humanos de la serie. No obstante, si algo saben del Lore de la Tierra Media, es que Al-Pharazon (Trystan Gravelle) fue el último gobernante de Númenor, antes de su destrucción. Entonces, ¿qué pasará con esta versión de Míriel? Pues supongo que habrá que esperar a los dos (¡!) episodios que le quedan a la temporada para averiguarlo.

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CRÍTICA: El señor de los anillos: los anillos de poder – Temporada 2, Episodio 5

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*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

Con el quinto episodio, la segunda temporada de “El señor de los anillos: los anillos de poder” comienza a agarrar viada, colocando todas las piezas de ajedrez ya casi en su lugar, listas para atacar. Después de todo, tenemos a un Sauron (Charlie Vickers) manipulando de manera descarada tanto a Celebrimbor (Charles Edwards) como a su asistente, Mirdania (Amelia Kenworthy). Al nuevo rey de Númenor, Al-Pharazôn (Trystan Gravelle) quitándole el rango a todo soldado que le sea leal a la ex Reina Regente Míriel (Cynthia Addai-Robinson), incluyendo al Capitán Elendil (Lloyd Owen) y el buen Valandil (Alex Tarrant). Y por supuesto, están los enanos. Disa (Sophia Nomvete) descubre algo perturbador en la oscuridad de Khazam-Dum, mientras que el Príncipe Durin (Owain Arthur) se va dando cuenta que el Anillo de Poder de su padre, el Rey Durin III (Peter Mullan), lo está haciendo actuar de una forma muy extraña.

Puede que suene como mucho, y en realidad lo es, pero en comparación a los cuatro episodios anteriores, este se siente más enfocado, concentrándose principalmente en las diferentes formas en que el plan de Sauron se está llevado a cabo. Se trata, pues, de un episodio en el que por fin somos testigos de las consecuencias de sus manipulaciones, tanto en los Elfos como en los Enanos y hasta en los hombres. Los Anillos son un obvio (e importante) efecto de ello, pero también está la llegada del ejército de orcos a Eregion, liderados, como siempre, por Adar (Sam Hazeldine), quien tiene como prisionera a Galadrield (Morfydd Clark), y considera a Sauron como el enemigo que tiene en común con los Elfos. La Guerra se avecina, y parece que los Elfos serán sus primeras víctimas, ya que Gil-Galad (Benjamin Walker) se niega a mandar ayuda a Eregion.

Más piezas en movimiento, y más personajes que actúan tanto de forma independiente como peones de Sauron. Pero si algo diferencia a este episodio de los previos, es que logra generar reacciones más emocionales en el espectador. Consideren, si no, al personaje de Kemen (Leon Wadham), quien resulta hasta más fácil de odiar que Sauron, y cuyas acciones (y arrogancia) resultan en la trágica muerte de Valandil (pobre). O también el gradual descenso a la locura del Rey Durin, lo cual trae consigo consecuencias tanto para su hijo específicamente, como para Khazad-Dum a la larga (dichas minas están más que condenadas). Y hasta la creación de la Puerta Oeste de Moria, la cual simboliza la amistad entre Elfos y Enanos (y vimos en “La comunidad del anillo”… ¡mellon!). En pocas palabras, el quinto episodio de “El señor de los anillos: los anillos de poder” se siente como el comienzo de la culminación de todo lo que vino antes, tanto a nivel narrativo como emocional, generando una palpable sensación de perdición eventual. ¡Que ya venga el siguiente!

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