Opinión
CRÍTICA – Fuerza Espacial (Primera Temporada)
Publicado
hace 5 añosel
Cuando el Presidente Donald Trump (ugh) anunció por primera vez que instalaría una nueva rama militar llamada “Fuerza Espacial”, para asegurarse de que los Estados Unidos tendrían una presencia tangible en el espacio exterior, la mayoría de las reacciones fueron… digamos, negativas. Los memes no se hicieron esperar —el nombre de esta nueva rama ciertamente no ayudó—, y los comentarios sarcásticos eran fáciles de encontrar en prácticamente cualquier red social. Evidentemente se trata de algo de lo que resulta fácil burlarse, por lo que no debería sorprender el que Netflix haya lanzado una serie de comedia llamada —para sorpresa de nadie—, “Fuerza Espacial”.
Lo que sí sorprende (gratamente), es que haya sido creada por Steve Carrell y Greg Daniels, quienes anteriormente trabajaron juntos en la versión americana de “The Office”, una de las series más queridas de los últimos años, y con justa razón. ¿Qué serían capaces de traernos en una nueva colaboración? ¿De qué forma satirizarían la creación de esta “Fuerza Espacial”? ¿Cómo harían que algo que, en la vida real, ya es de por sí bastante absurdo, funcione dentro de una comedia? ¿Se inspirarían en su colaboración anterior, o encontrarían otras referencias? Y más importante, incluso: ¿cómo manejarían las expectativas de los fanáticos y fanáticas de “The Office”?
Pues la última pregunta es la más fácil de contestar: no lo harían. Porque a pesar de tener un equipo creativo similar, y contar con un reparto francamente envidiable, “Fuerza Espacial” no se puede comparar a “The Office”. Y no solo porque el producto final no es igual de satisfactorio y memorable que aquella serie; el estilo de “Fuerza Espacial” es bastante distinto, por lo que hacer comparaciones entre ambas no tiene mucho sentido que digamos. “Fuerza Espacial” no es un mockumentary, y para sorpresa de muchos, no está particularmente interesada en lanzarle chistes, gags y frases astutas al espectador cada tres segundos. “Fuerza Espacial” es una propuesta un poco más tradicional, la cual prefiere concentrarse en el desarrollo de una narrativa coherente a través de diez episodios de media hora, burlándose —muy superficialmente— de la idea de una “Fuerza Espacial”.
Sí; de la idea. Desgraciadamente, ni Daniels ni Carrell parecen haber podido encontrar una razón tangible para mofarse de esta nueva rama militar. Sí, el nombre es absurdo; sí, el hecho de que sus cadetes se llamen “spacemen” u “hombres espaciales” es una idiotez. Pero el hecho de que se dediquen a desarrollar experimentos científicos para mandar a seres humanos al espacio y, más específicamente, para permitirle a un equipo americano el pisar la luna —otra vez— en el año 2024 no tiene nada de ridículo. Y es precisamente por eso que “Fuerza Espacial” parece tener un problema de identidad; quiere ser una sátira, sí, pero por momentos, también quiere que nos tomemos en serio a sus personajes y sus objetivos. Son dos tonos muy distintos que, lamentablemente, no logra balancear con mucho éxito.
Lo cual no quiere decir que “Fuerza Espacial” sea una mala serie, por supuesto. De hecho, tiene muchos elementos recomendables, y en general, se digiere bien; fui capaz de verme los diez episodios de la primera temporada en menos de dos días sin mayores problemas. Pero a la vez, tampoco sentí que haya visto algo particularmente original o memorable. Sé que la primera temporada de “The Office” (versión americana) tampoco fue un éxito rotundo (tuvieron que realizar varios cambios, especialmente en el personaje de Michael Scott, a partir de la segunda temporada, para hacer que el proyecto de verdad llegue a cuajar), por lo que le doy el beneficio de la duda a “Fuerza Espacial”. No obstante, no puedo dejar de pensar que se trata de un concepto con muchísimo potencial, el cual desgraciadamente no ha sido muy bien explotado por Daniels y Carrell.
Los personajes, por ejemplo, parecen vivir en un mundo similar al nuestro, con un presidente americano caprichoso, que publica tonterías en Twitter, quiere ser engreído en su cumpleaños, y deja que su Primera Dama diseñe los uniformes de la “Fuerza Espacial” como si fuese un desfile de modas. Todo esto hubiera sido ridículamente gracioso hace unos diez años, pero como los Estados Unidos ya está viviendo eso en la vida real, el verlo reflejado en la serie no nos dice nada; no es una parodia ni una sátira, simplemente un remedo de lo que ya sucede. Sí, muchos sabemos (espero) que Trump es un mal intento de presidente, pero aparte de eso, no parece que “Fuerza Espacial” esté diciendo mucho más al respecto.
Carrell interpreta al general de cuatro estrellas Mark R. Naird, quien luego de ser promovido, también es convertido en el líder de la nueva “Fuerza Espacial” en Colorado. Por ende, tiene que mudarse a dicho estado junto a su familia; su hija adolescente, Erina (Diana Silvers), y su esposa, Maggie (Lisa Kudrow). Es ahí que termina trabajando con el doctor Adrian Mallory (John Malkovich) y su equipo, para poder cumplir con los objetivos espaciales del gobierno estadounidense. Y como se deben imaginar, tendrán que sobrepasar una multitud de obstáculos, muchos de los cuales están relacionados a la falta de preparación por parte de la gente involucrada en este nuevo programa.
Aparte de los actores ya mencionados, “Fuerza Espacial” cuenta con un reparto secundario de lujo, el cual está algo desperdiciado, lamentablemente. Ben Schwartz (sí, la voz de Sonic el Erizo) interpreta a un desesperante experto en redes sociales; Jimmy O. Yang es Chan, la mano derecha del Doctor Mallory; Tawny Newsome interpreta a Angela Ali, una pilota con aspiraciones a convertirse en astronauta; Don Lake es Brad, el ayudante de Naird; y el gran Fred Willard (Q.E.P.D.) aparece de cuando en cuando como el padre de Naird, quien parece estar sufriendo de demencia. Adicionalmente, Noah Emmerich, Diedrich Bader, Jane Lynch y Patrick Warburton interpretan a los líderes de las otras ramas militares estadounidenses; no tienen mucho qué hacer, pero resaltan durante sus breves apariciones.
No obstante, como se deben imaginar, la verdadera estrella del show es Carrell, y aunque su actuación no es deficiente en lo absoluto, la manera en que el personaje de Naird está construido no ayuda a su trabajo. Durante la primera mitad de la temporada, es presentado como alguien algo racista y terco, un militar con poco criterio que tiene breves momentos de compasión o emotividad. Sin embargo, gracias a un episodio en el que tiene que pasar diez días encerrado en una base lunar simulada, junto a tres otras personas, el personaje sufre un cambio, y se convierte en alguien bastante más empático durante el resto de episodios. Se trata de un cambio que funciona a favor de la serie, pero que igual convierte a Naird en una contradicción andante; a veces astuto y amoroso (especialmente con su hija), y a veces frustrantemente idiota.
El tratamiento de Naird, de hecho, sirve como una buena metáfora para el tono inconsistente de la serie. Por momentos, trata de celebrar lo absurdo, haciendo que sus personajes tomen decisiones ilógicas —¡entrenemos a un chimpancé a la distancia para que repare un satélite!—, mientras que en otros, quiere que el espectador se tome en serio los problemas personales de Naird. Es un balance de tonos que muy pocas películas y series logran obtener, y que acá no funciona del todo, lamentablemente. Eso no quiere decir, por supuesto, que carezca de momentos hilarantes, ni que algunas de las escenas más emotivas no toque el corazón del espectador —el problema es que dichos momentos de éxito vienen con menos frecuencia de lo que esperado, y por ende, convierten a “Fuerza Espacial” en una experiencia entretenida, pero inconsistente.
De los personajes secundarios, sin embargo, quien definitivamente resalta es el Dr Mallory de John Malkovich. Se trata de un personaje que apela a la razón y la ciencia, y cuyas interacciones con Naird, quien parece saber poco o nada sobre sus investigaciones científicas, resultan en los momentos más hilarantes del show. Malkovich se toma a su personaje y a la serie 100% en serio, lo cual, obviamente, hace que su interpretación sea más graciosa. Por otro lado, disfruté también del cuasi-romance entre el Chan de Jimmy O. Yang, y la Capitana Angela Ali de Tawny Newson; logran inyectarle algo de dulzura a un show que, por momentos, se concentra más en los problemas de sus personajes, que en sus éxitos.
Una decisión cuestionable por parte de Carrell y Daniels, sin embargo, es la de caracterizar a la hija de Naird como una adolescente estereotípica y frustrada. Diana Silvers (“Booksmart”) no es una mala actriz, pero el personaje de Erin termina desesperando debido a las malas decisiones que toma, a sus interacciones egoístas con su padre, y a la manera en que, durante varios episodios, interrumpe los desarrollos narrativos más interesantes del show para quejarse de algo. Entiendo que querían humanizar tanto a ella como a Naird con una subtrama enfocada en su relación, pero desgraciadamente no termina de funcionar; la trama principal, y todo lo relacionado a la “Fuerza Espacial”, resulta ser muchísimo más interesante que Erin y sus frustraciones de adolescente arquetípica.
Al final del día, “Fuerza Espacial” termina siendo una mezcla de lo bueno, lo malo y lo feo. El balance general es positivo —con las justas—, pero considerando el talento involucrado, tanto frente como detrás de las cámaras, no puedo evitar sentirme algo decepcionado con lo inconsistente que es esta primera temporada. Sí, tiene gags que funcionan, y sí, personajes como el Doctor Mallory de John Malkovich son memorables y muy entretenidos de ver en pantalla, pero ni Daniels ni Carrell parecen haber estado muy seguros de lo que querían parodiar. Hasta me atrevería a decir que, quizás, no querían parodiar nada, y simplemente querían realizar un comentario muy ligero sobre lo absurda que sonaba la idea de una “Fuerza Espacial”, pero también, de lo bien que podría (en teoría) funcionar. Combinen esto con un tono irregular, y el resultado en una serie entretenida, pero poco ambiciosa. Espero que “Fuerza Espacial” siga el camino de “The Office”, y que sus creadores corrijan la mayoría de estos defectos durante la segunda temporada; ¡valdría mucho la pena!
“Fuerza Espacial” está disponible en Netflix.
Cofundador y editor en NoEsEnSerie.com. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP, y miembro de la APRECI—Asociación de Prensa Cinematográfica. Integra el staff de la revista MasGamers, las webs de Nintendo Pe y Fans de Zelda Perú, el portal web Cinencuentro, y el portal de cine peruano FotografiaCalato.com. Adicionalmente, es YouTuber para el canal Aprieta Start, y formó parte del staff de prensa del 18 Festival de Cine de Lima. También trabaja como fotógrafo para Star Wars Fan Club Perú. Desde enero del 2012 publica críticas y comentarios de cine en el blog Proyectando Ideas (el cual forma parte de la Asociación de Blogs de Cine). Crítico oficial de RottenTomatoes.com. Cinéfilo y seriómano empedernido.

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destacado
CRÍTICA: Andor – Temporada 2, Episodios 10, 11 y 12 (FINAL)
Publicado
hace 4 díasel
14 mayo, 2025
Episodio 10: Haz que se detenga
****½ sobre *****
Pues por fin pasó lo que tenía que pasar. Luego de años de espionaje, secretos, engaños, mentiras y trabajar en secreto, Luthen Rael (Stellan Skarsgard) falleció. Y falleció de la forma en que siempre hubiese querido: por su propia mano, luego de haber sido descubierto por Dedra Meero (Denise Gough) y revelado como el líder de la rebelión en Coruscant. Pero curiosamente, no se trata de una muerte inmediata. De hecho, apenas se acuchilla, los Imperiales se lo llevan a un hospital —después de todo, Dedra lo necesita vivo para que pueda confesar. Pero lamentablemente, la ISB tiene otros planes.
Es así que el décimo episodio de la segunda temporada de “Andor” se enfoca casi completamente en Luthen y Kleya (una increíble Elizabeth Dulau), con la segunda infiltrándose en el hospital como enfermera para encontrar a Luthen, quien todavía está vivo (con las justas) en una habitación climatizada. Pero no para encontrarlo y rescatarlo, si no más bien para sacarlo de su miseria —para que, nuevamente, muera como a él le hubiese gustado, sin confesarle nada a nadie, sin decirle a Dedra que, gracias a su ahora fallecido agente doble, sabe de la existencia de la Estrella de la Muerte. Y más importante, ahora Kleya es la única que sabe las palabras clave que serán de suma importancia para el futuro de la Alianza Rebelde: Jedha, Kyber y Erso.
Obviamente, cualquier fanático que se sepa al Episodio IV de la saga original y, más importante, a “Rogue One” de memoria, reconocerá estas palabras. Pero fuera de aquellas conexiones a las películas posteriores, lo mejor de “Andor” está en la forma en que humaniza la relación entre Luthen y Kleya. Los eventos del presente son intercalados con flashbacks que nos muestran como aquellos personajes se conocieron y, por supuesto, cómo Luthen fue radicalizando a una joven Kleya, demostrándole cómo el Imperio debía ser combatido. Todo esto resulta en un episodio emotivo, que concluye de forma apropiadamente solemne, pero a la vez, satisfactoria. Puede que Luthen esté muerto, pero sus ideales viven en Kleya —solo esperemos que a esta última no le pase nada malo en los siguientes dos episodios.
Episodio 11: ¿Quién más sabe?
****½ sobre *****
El Episodio 11 de la segunda temporada de “Andor” es de lo más tenso que nos ha entregado la serie. No solo porque involucra a Kleya tratando de comunicarse con los rebeldes con un código secreto, si no también porque nos muestra a los Imperiales tratando de descifrar dicho código, mientras Cassian (Diego Luna) eventualmente lo recibe en Yavin, y decide ir con Melshi (Duncan Pow) y K2-SO (Alan Tudyk) a Coruscant. Es así que la segunda mitad del episodio se siente como una carrera contra el reloj: ¿quién encontrará primero a Kleya, los Imperiales o Cassian? ¿Y qué decidirá hacer ella una vez que le transmita su conocimiento a nuestro protagonista?
Pero eso no es todo. También tenemos una excelente escena de interrogación, en la que el Director Krennic (Ben Mendelsohn) hace puré a la pobre Dedra, quien intenta ser honesta luego de que la acusan de ser una espía rebelde. Esto culmina en ella siendo trasladada a una celda —un destino bastante triste para un personaje que se había estado deleitando por años de ser despiadada y eficiente, pero que al esconderle información a sus superiores y tratar de atrapar a Luthen por sí sola, termina por acabar con su propia carrera. Después de todo, lo ÚNICO que le importa a Krennic y los Imperiales es mantener el proyecto de la Estrella de la Muerte en secreto. Todo lo demás es secundario. Nada más (ni nadie más) importa.
Es por todo eso que verdaderamente se comienza a sentir que estamos llegando al final. Que la serie de “Andor” está presentando de forma magnífica los últimos días de su protagonista antes de los eventos de “Rogue One”, enfatizando la importancia del proyecto de la Estrella de la Muerte para los Imperiales. Pero fuera de eso, este segundo episodio dirigido por el mexicano Alonso Ruizpalacios está lleno de detalles interesantes: desde el hecho de que vemos inmediatamente cómo K2 es considerando más como un amigo que como un droide por Cassian y los demás (aawww), hasta cómo ciertos elementos narrativos de episodios anteriores llegan a su culminación acá. ¿Lo único malo? “¿Quién más sabe?” termina con un cliffhanger inaguantable, y hasta ahora no sabemos qué es lo que pasará con Kleya. ¡No puedo creer que solo quede UN episodio para que “Andor” acabe para siempre!
Episodio 12: Jedha, Kyber, Erso
***** sobre *****
Y llegamos al final. ¡Pero qué final! Si hay algo que “Andor” en general, pero específicamente este último episodio han hecho, es, lo crean o no, mejorar a la película de “Rogue One”. Es decir, han hecho lo que pocas precuelas logran hacer: elevar el material al que preceden, haciendo que, en este caso, la “trilogía” de la Primera Temporada de “Andor”, la Segunda Temporada de “Andor”, y “Rogue One” funcionen bellamente como un todo. Pocas veces me he sentido tan emocionado, tan tocado y tan satisfecho con el final de una serie. Tony Gilroy, Alonso Ruizpalacios y el resto del equipo se han lucido de forma tremenda; el final de “Andor” no decepciona para nada. Ni está cerca de hacerlo.
¿Y qué es lo que pasa acá? Uf. Dedra termina en prisión, todo el trabajo que había hecho para el Imperio, eliminado. Partagaz (Anton Lesser) prefiriere suicidarse antes que ser castigado por sus superiores. Cassian logra rescatar a Aleya y, junto con Melshi, son salvados por K2-SO, quien se baja de la nave para acabar con todos los Imperiales que los estaban rodeando. Y más importante: el grupo logra regresar a Yavin IV, donde Cassian logra contarle a Mon Mothma (Genevieve O’Reilly, ahora sí con su peinado y look de “Rogue One”), el General Draven (Alistair Petrie), Bail Organa (Benjamin Bratt), y a la Senadora Pamlo (Sharon Duncan-Brewster) y el Senador Jebel (Jonathan Aris), a quienes habíamos visto en “Rogue One”, toda la información que recibió por arte de Kleya.
Inicialmente no le creen, pero como sabemos lo que eventualmente pasará en la película, al final, Cassian logra salir de Yavin IV junto a K2 para ir al Anillo de Kafrene. Es así que el episodio termina por empalmar PERFECTAMENTE con “Rogue One”, tanto así que, al terminar, lo primero que hice fue entrar a YouTube para buscar, apropiadamente, la escena de la película en el Anillo de Kafrene. Pero fuera de eso, el episodio nos deja con una sensación agridulce de esperanza; con el feeling de que hemos sido testigos de una serie que enfatiza las pequeñas acciones de gente rebelde de toda importancia, y que complementa bellamente a la película del 2016. En pocas palabras: este final deja en claro que “Andor” es literalmente LO MEJOR que Disney ha hecho con “Star Wars” y que, al menos para Vuestro Servidor, esta serie, junto con “Rogue”, es superior a las Secuelas. Lo he dicho, y dudo que me vaya a arrepentir.
Ah, y la cereza sobre el pastel: la escena final. Bix (Adria Arjona) y el hijo de Cassian. Un hijo al que sabemos nunca conocerá; ni siquiera sabrá de su existencia. La serie nos deja con ese pensamiento triste, pero también sabiendo que su legado quedará intacto, con Bix e incluso con B2-EMO (¡sí, sale al final!). Un desenlace más hermoso no podríamos pedir.
Ay, cómo te extrañaré, “Andor”.

**** sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
Aunque este episodio de “The Last of Us” no es necesariamente ni el más emocionante ni el más chocante, es gracias a la forma en que concluye que uno termina con la sensación de que las cosas cambiarán a partir del siguiente. ¿Spoilers? Pues sí: el quinto episodio de la segunda temporada termina con Ellie (Bella Ramsey) torturando a Nora (Tati Gabrielle) es un sótano en Seattle lleno de esporas que podrían infectar a cualquiera. A cualquiera como Nora, quien comienza toser como si no hubiese un mañana, pero definitivamente no a la inmune de Ellie. Es ahí que sale a tallar el lado oscuro de nuestra protagonista, quien aparentemente será capaz de hacer cualquier cosa con tal de llegar hasta donde Abby (Kaitlyn Dever).
Fuera (y antes) de eso, nos centramos en Ellie y Dina (Isabela Merced) tratando de pasar sin ser detectadas por entre las fuerzas de WLF, para así poder llegar al hospital donde supuestamente está Abby. Pero como las cosas no pueden ser tan fáciles, eventualmente son encontradas por los enemigos, lo cual las obliga a meterse en un parque lleno de Scars. Es ahí donde son testigos de un suceso terrible —básicamente, unos Scars destripando a un tipo mientras recitan sus líneas de fanáticos religiosos—, pero también donde se unen a Jesse (Young Mazino), quien las rescata momentos antes de un grupo de infectados inteligentes. Resulta que salió con Tommy del pueblo un día después de las chicas, y ha llegado para traérselas de vuelta a casa.
El episodio concluye, entonces, con Ellie y Dina separadas —la primera torturando, como se ha dicho ya, a Nora, y la segunda escapando con Jesse de sus enemigos. Quienes hayan jugado “The Last of Us: Parte Dos” sabrán exactamente lo que se viene, pero los demás se entretendrán con lo que este episodio tiene para ofrecer: como (casi) siempre, una buena mezcla de suspenso, gore, diálogos inteligentes, y uno que otro desarrollo interesante de la trama. Y como toque final, por razones más emocionales que narrativas, el episodio termina con una escena (¿un flashback, un sueño?) entre Bella y Joel (Pedro Pascal); una representación de lo que perdieron, y de lo que podrían haber tenido si es que las cosas hubiesen salido mejor. Una verdadera pena.

Episodio 7: El mensajero
****½ sobre *****
Para variar, el primer episodio de “Andor” de esta semana comienza un año después de los eventos del episodio 6. Sin embargo, a diferencia de comienzos previos, “El mensajero” no se demora nada en establecer en qué situación se encuentran los personajes. Cassian (Diego Luna) y Bix (Adria Arjona) están viviendo en Yavin IV, cerca a la base rebelde, esta vez trabajando para un grupo más organizado e ignorando a Luthen. Y Dedra (Denis Gough) por fin recibe las órdenes que todos estábamos asumiendo ya llegarían: Ghorman debe ser destruida, y debe suceder pronto.
Una noticia que no le da explícitamente a Syril (Kyle Soller), pero que este último ya comienza a sospecha. Es así, pues, que el episodio comienza a poner a los personajes centrales en posiciones interesantes: Cassian decide viajar junto a Wilmon a Gohrman, convencidos de que tendrán la oportunidad de asesinar a Fedra, obviamente sin sospechar que se viene una masacre. Bix se queda en Yavin pero tiene una conversación importante con Vel (Faye Marsay), quien también ha dejado de trabajar con Luthen. Y Syril trata de comunicarse con los rebeldes de Gohrman, sin mucho éxito. Adicionalmente, unos cadetes nuevos (y demasiado jóvenes) del imperio llegan al planeta anteriormente mencionado, lo cual preocupa a sobremanera a Dedra.
Puede que sea obvio, pero lo mejor de “Andor” es que se siente como la acumulación de una tensión casi inaguantable que sabemos explotará pronto. La atmósfera de suspenso y vacío deprimente en Ghorman es palpable, y aunque esto se ve balanceado con la sensación de esperanza (aunque sea sutil) en Yavin IV, igual el espectador sabe que lo que se viene en los episodios será terriblemente trágico. Y bueno, también sabe que, a pesar de estar a Ghorman, a Cassian no le pasará nada, porque por algo ya vimos “Rogue One”. ¿Pero Dedra, Syril, y los rebeldes del planeta? Pues habrá que ver los siguientes dos episodios para ver quién sobrevive, y quien termina llegando al fin de su agitada existencia.
Episodio 8: ¿Quién eres?
***** sobre *****
Y llegó el momento que todos teníamos miedo de que llegara: la masacre de Ghorman. Y con eso, el mejor episodio no solo de la segunda temporada de “Andor” hasta ahora, si no también de toda la serie. Un episodio que se deleita en mantener al espectador en la más inaguantable tensión, ansioso mientras ve como el suspenso aumenta y aumenta y aumenta hasta explotar de la forma más violenta posible, colocando a sus figuras más importantes en puntos de absoluta vulnerabilidad. “¿Quién eres?” me dejó con el corazón en la garganta, totalmente afectado luego de haber visto como “Andor” desarrolló una marcha y eventualmente masacre de forma tan cruenta, tan emotiva.
Cassian está en Ghorman, listo para matar a Dedra. Dedra está trabajando junto a Capitán Kaido (Jonjo O’Neill), totalmente consciente de lo que tendrá que hacer. Wilmon sigue del lado de los rebeldes, y Syril recién se va dando cuenta de lo que está pasando. De hecho, me animaría a decir que Syril es la estrella, por así decirlo, del episodio —Kyle Soller hace un estupendo trabajo transmitiendo, con lenguaje corporal y expresiones faciales, el gradual cambio en el personaje, mientras se va dando cuenta de lo que Dedra está haciendo y de lo que le pasará a la gente de Ghorman. Y sí, hacia el final del episodio, Syril muere —asesinado luego de haber intentado matar a Cassian. El fin de un personaje verdaderamente patético, que obviamente contribuyó con las acciones fascistas de un Imperio totalitario, pero que termina siendo más triste que verdaderamente villanesco. Eso queda claro luego de que, antes de ser asesinado, Cassian le pregunta: “¿quién eres?”. Nada peor que morir como un anónimo, cuyo trabajo no valió nada.
En relación a la masacre, pues “Andor” nos entrega una de las secuencias más tensas que haya visto en un buen tiempo. La escenificación perfecta de lo que el Imperio es capaz de hacer, asesinando a todo un grupo de personas únicamente porque quieren un recursos importante para… bueno, construir una estación espacial gigante que se encargará de matar a millones de personas más. Personajes secundarios mueren luego de conmovernos con sus cánticos e himnos de rebelión, y Cassian sobrevive con las justas, llevándose consigo a un terrible droide imperial que asumimos eventualmente se convertirá en K2SO. Mucho se pierde, pero la pelea sigue adelante, por más de que Dedra y el Imperio se hayan salido con la suya —con terribles consecuencias.
Episodio 9: Bienvenidos a la Rebelión
***** sobre *****
Al final del día, la historia de Cassian Andor es una tragedia. Lo sabíamos desde que fuimos testigos del desenlace de “Rogue One”, y es algo que hemos estado viendo desarrollándose a lo largo de las dos temporadas de “Andor”. No obstante, es en este noveno episodio de la segunda temporada que se comienza a sentir más. No solo por la manera en que mezcla victorias con derrotas; un tono trágico con un tono esperanzador. Si no también por la forma en que Bix se despide de Cassian con un video, prometiéndole que se verán una vez que las cosas sean resueltas y la Rebelión gane. Algo que, lamentablemente, por la forma en que Cassian fallece en la película anteriormente mencionada, sabemos que nunca pasará. Una tragedia.
La manera, pues, en que se van respondiendo algunas de las preguntas que teníamos respecto a Cassian y la Rebelión en este episodio es magistral. Más que simplemente llenar huecos, lo que ha hecho el guionista Dan Gilroy es otorgarle motivaciones adicionales y creíbles a sus personajes, y obligaros a interactuar y tomar decisiones difíciles. Consideren, si no, el discurso de Mon Mothma en el Senado, donde denuncia el genocidio de los Ghorman frente a toda la galaxia, mientras la IBS conspira para asesinarla. O cómo finalmente se encuentra con Cassian, quien la ayuda a escapar del Senado para que eventualmente pueda llegar a Yavin IV y convertirse en la lideresa de la Rebelión.
Las piezas van colocándose en su lugar, y en vez de sentirse como algo obligatorio, cansado, se siente más bien como la culminación de todo lo que hemos estado viendo en estos episodios. Como el clímax emocional, tensional y narrativo de todo lo que hemos estado experimentando con estos personajes. Algunos casos, como el de Bix, se sienten inevitables. Y otros, como el de Luthen, quien al menos hasta ahora sigue vivo, no dejan de sorprender. Pero lo mejor de “Bienvenidos a la Rebelión” es que no deja de lado a Cassian, enfocándose en él y su rol de suma importancia en la Rebelión. Y por qué no, culminando con el nacimiento, por así decirlo, de K2-SO, quien asumimos tomará un rol grande en los tres episodios que saldrán la próxima semana. De verdad que no podría estar más contento con lo que “Andor” está haciendo con la franquicia de “Star Wars”.

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