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Opinión

CRÍTICA N° 1 – Into the Night (1era Temporada)

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Puede que ponerse a ver una serie de Netflix sobre un virus que mata a la gran mayoría de la raza humana no sea una buena idea para varios en estas épocas, pero “Into the Night” termina siendo lo suficientemente entretenida, intensa, y por qué no, breve, como para que uno pueda separar sus eventos ficticios de lo que está ocurriendo en el mundo real. Lo que comienza como un thriller algo arquetípico poco a poco se va transformando en algo un poco más interesante, desarrollando una narrativa algo exagerada pero innegablemente efectiva a lo largo de ocho episodios. Esta primera temporada de “Into the Night”, la primera serie belga producida por Netflix, termina sintiéndose, pues, como un aperitivo de lo que esperemos vaya a suceder en una potencial segunda parte.

Cada uno de los ocho episodios lleva el nombre de uno de sus protagonistas, y maneja la misma estructura. Un prólogo nos revela algo sobre el pasado reciente del personaje del título, y el resto del episodio se lleva a cabo en el “presente”. Quien termina siendo el personaje más importante de “Into the Night” es Sylvie (Pauline Etienne), una joven ex militar, deprimida e insegura, que está viajando a Rusia para enterrar las cenizas de su recién fallecido novio, y luego suicidarse. Sus planes de ven afectados, sin embargo, cuando un ex trabajador italiano de la OTAN llamado Terenzio (Stefano Cassetti) entra a su avión armado con una metralleta, y lo secuestra.

Resulta que dicho personaje sabe algo que los demás no: el sol ha comenzado a matar a la raza humana entera —al menos en los países donde ya ha amanecido—, por lo que tienen que volar hacia el oeste para tratar de escapar de una muerte segura. Aparte de Terenzio y Sylvie, en el avión se encuentran el capitán, Mathieu Daniel Douek (Laurent Capelluto); Ayaz (Mehmet Kurtulus), un criminal con “corazón de oro”; Laura (Babetida Sadjo), una enferma que acompaña a un señor de avanzada de edad; Rik Mertens (Jan Bijvoet), un hombre religioso y nervioso; Jakub (Ksawery Szlenkier), un ingeniero; Zara (Regina Bikkinina), una madre rusa que está llevando a su hijo, Dominik (Nicolas Alechine) de vuelta a casa para que reciba un tratamiento; y una joven influencer llamada Ines (Alba Gaïa Bellugi). Como se deben imaginar, toda suerte de conflictos saldrán a la luz durante el vuelo, lo cual hará que la supervivencia de estos personajes resulte mucho más complicada de lo esperado.

Gracias a que gran parte de la serie se lleva a cabo en el interior de un avión, “Into the Night” me recordó a filmes como “Plan de Vuelo” o “Red Eye”; es el tipo de historia en donde los personajes son desarrollados a partir de arquetipos bien definidos y donde, fuera de los eventos sobrenaturales que se están llevando alrededor del mundo, la mayoría de la tensión está derivada de los problemas que los protagonistas encuentra en pleno vuelo. E “Into the Night” introduce todo tipo de problemas; desde la ausencia de uno de los pilotos —razón por la que Sylvie termina ayudando a Mathieu con el manejo del avión—, hasta problemas con el tren de aterrizaje, la gasolina, la comida, y más. “Into the Night” hace de todo para generar conflicto y suspenso, lo cual, la mayor parte del tiempo, funciona bastante bien.

Por supuesto, también desarrolla a los personajes anteriormente mencionados de tal manera que todo tipo de conflictos surgen entre ellos. Terenzio, algo desequilibrado y con tendencias violentas, es quien muchas veces termina causando muchos de los problemas en el avión, pero personajes como Rik —quien, gracias a su religiosidad, cree ser más moral que el resto— o Zara —quien haría cualquier cosa para proteger a su hijo— también contribuyen durante algunos episodios. Sí, es cierto que “Into the Night” recurre a algunas contorsiones narrativas artificiales para generar tensión —Terenzio cambia de parecer a cada rato, por ejemplo, y ciertos personajes actúan de manera frustrantemente ilógica cuando el guion lo requiere—, pero en general, hace un buen trabajo haciendo que los personajes se sientan humanos, como para que el espectador se preocupe por ellos la mayor parte del tiempo.

Curiosamente, y a pesar de que trata sobre un evento sobrenatural e increíblemente peligroso, “Into the Night” no le dedica mucho tiempo al world-building. Uno se va enterando de lo que está sucediendo en el resto del mundo por pedacitos —un mensaje de radio por ahí, una visita a las oficinas de la OTAN por allá—, pero en general, “Into the Night” no parece estar muy preocupado en revelar nada de lo que no esté relacionado a los personajes principales. La decision de mostrar todo desde la perspectiva de los protagonistas en el interior de avión sirve para que el espectador se sienta tan desorientado como ellos —sabe lo mismo que ellos, y va descubriendo noticias, problemas y complicaciones al mismo tiempo que ellos.

No obstante, vale la pena mencionar que, por más de que “Into the Night” comienza de manera sobria y realista, presentando personajes que están atravesando momentos verdaderamente terribles —contemplando el suicidio, tristes porque les rompieron el corazón, preocupados por sus familias—, poco a poco se va haciendo más exagerada, confiando en que el espectador está lo suficientemente metido en la historia como para que no se de cuenta de ciertas incongruencias. Consideren, si no, una escena de aterrizaje, la cual se siente como algo más sacado de un videojuego que de una serie live-action, o la justificación que da un personaje para explicar los problemas que tienen con la gasolina de avión. “Into the Night” no es la serie más coherente del mundo, pero está lo suficientemente bien hecha como para que uno acepte ciertos defectos y suspenda su incredulidad.

De hecho ayuda, además, el que todos los actores se tomen 100% en serio a “Into the Night”; nadie está acá para vaciarse o hacer caras, lo cual contribuye a la palpable sensación de verosimilitud —mas no de realismo puro— del show. Paulinne Etienne está muy bien como Sylvie, interpretándola como una mujer fuerte pero insegura, que poco a poco tiene que convertirse en la líder del grupo. Laurent Caputello desarrolla a Mathieu como un hombre increíblemente fallido, pero con una gran sensación de responsabilidad; Stefano Cassetti es el perfecto villano (absolutamente detestable); Mehmet Kurtulus logra darle algo de dimensión a Ayaz; Alba Gaïa Bellugi logra trascender la naturaleza estereotípica de su personaje, y el pequeño Nicolas Alechine hace lo que puede con Dominik, un personaje que, desgraciadamente, tiene la personalidad de una cereza. Al menos no es desesperante, como suelen serlo muchos niños en las películas de desastres norteamericanas.

“Into the Night” es la serie perfecta para Netflix; breve, tensa, emocionante, y algo absurda pero suficientemente creíble. Los efectos visuales son cumplidores —no están al nivel de los que manejan las producciones Hollywoodenses, pero tampoco son horribles—, las actuaciones son sólidas, y la historia se va desarrollando de forma intrigante, llena de cliffhangers —incluyendo el del último episodio— que lo dejan a uno con ganas de ver más. No resulta difícil darse cuenta por qué Netflix apostó por convertir a “Into the Night” en su primera producción belga; se trata de una propuesta de carácter global —cuenta con actores belgas, rusos, escoceses, holandeses y demás— y mainstream, que debería ser capaz de atraer a un gran público alrededor del mundo. Puede que “Into the Night” no sea de lo mejor que hay en la plataforma, pero se digiere bien, y más importante incluso, hace que uno quiera ver una segunda temporada. ¡Habrá que esperar, no más!

Cofundador y editor en NoEsEnSerie.com. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP, y miembro de la APRECI—Asociación de Prensa Cinematográfica. Integra el staff de la revista MasGamers, las webs de Nintendo Pe y Fans de Zelda Perú, el portal web Cinencuentro, y el portal de cine peruano FotografiaCalato.com. Adicionalmente, es YouTuber para el canal Aprieta Start, y formó parte del staff de prensa del 18 Festival de Cine de Lima. También trabaja como fotógrafo para Star Wars Fan Club Perú. Desde enero del 2012 publica críticas y comentarios de cine en el blog Proyectando Ideas (el cual forma parte de la Asociación de Blogs de Cine). Crítico oficial de RottenTomatoes.com. Cinéfilo y seriómano empedernido.

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CRÍTICA: El Pingüino – Episodio 8 (FINAL)

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****½ sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

Llegamos al final de lo que podría considerarse como una de las mejores series del 2024. Y felizmente, “El Pingüino” ha concluido de manera satisfactoria —más que satisfactoria, de hecho. El personaje del título (Colin Farrell) por fin se ha convertido en el verdadero villano que siempre debió ser; Sofia Gigante (Cristin Milioti) ha regresado al asilo de Arkham, para volver a vivir su peor pesadilla. Pero más importante: lo que tanto nos teníamos, terminó pasando. Vic (Rhenzy Feliz), el eterno aliado de Oswald, es asesinado por este último luego de que tienen una breve conversación, en la que el primero le confiesa que lo considera como familia. El último cuchillazo en el corazón (no literal). El último paso que Oz tenía que dar para convertirse en lo que debía ser.

De hecho, lo que postula este último episodio de “El Pingüino”, es que Oz siempre fue así. Desde pequeño. No solo porque terminó matando a sus dos hermanos, como vimos en otro flashback, si no también porque siguió viviendo con su mamá después de eso, como si nada hubiese pasado. Para él, sus hermanos eran como obstáculo que le impedían estar con su madre, y que debían ser eliminados. Quería a su madre solo para él. Quería su aceptación. Quería darle la vida que siempre quizo tener. Pero como Oz no puede obtener todo lo que quiere, y mucho menos lo más importante para él, su madre termina teniendo un derrame, el cual la deja en estado vegetativo. Todo por lo que luchó, todo por lo que mató… se esfumó en pocos minutos. Y todo lo que queda es un Oz destruido, que lo tiene todo pero a la vez nada.

Es así, pues, que “El Pingüino” nos deja con una de las mejores construcciones de un villano que haya visto en un buen tiempo. A diferencia de lo que está haciendo Sony, la serie nunca trata de redimir a su personaje central ni mucho menos. No trata de convertirlo en un antihéroe. Lo que ha hecho es obligarnos a seguir a un personaje nefasto, a un psicópata al que entendemos, pero al que nunca llegamos a justificar. Es fascinante, y se cuelga de las excelentes actuaciones de Farrell, Milioti y Feliz. De hecho, si tengo una sola queja, es que “El Pingüino” no logra insertar suficientes referencias al mundo en el que sucede (¿cómo es que Batman ha ignorado todo lo que pasa en el show?) Y aunque me encantó la aparición de la Batiseñal al final, creo que pudieron haber puesto… más. Pero eso es lo único, ¡lo juro! Por lo demás, “El Pingüino” ha concluido muy bien, y ha demostrado ser, nuevamente, de lo mejor que hemos podido ver este año en streaming.

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CRÍTICA: El Pingüino – Episodio 7

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****½ sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

Ya nos vamos acercando al final. En el sétimo episodio de “El Pingüino”, llamado “El Jefe”, las cosas se tornan más complicadas para el personaje del título. Su madre, Francis (Deirdre O’Connell) ha sido capturada por Sofia Gigante (Cristin Milioti), y cuando llega a su casa en busca de Vic (Rhenzy Feliz), más bien se encuentra con Sal Maroni (Clancy Brown), quien le pide lo lleve a su base de operaciones en las alcantarillas. Después de todo, se quiere vengar de Oz por haber matado a su esposa, y de paso se quiere quedar con su operación de producción y distribución de drogas para compartirla con Sofia.

Es una situación compleja, pues, de la cual, para variar, Oz logra salir. Con la ayuda de un secuaz, logra apagar las luces de su base, se escapa de las garras de sus enemigos, y termina asesinando a Maroni… bueno, más o menos. Pelean, y este parece morir de un infarto, lo cual frustra a Oz, quien siempre quiere demostrar que es el ganador y es mejor de lo que el resto cree. Pero por su parte, en una conversación con Francis, Sofia se da cuenta de algo: todo este tiempo, quizo hacer algo nuevo, ser distinta. Pero ha estado jugando el mismo juego que su padre. Por ende, cuando Oz le pide que vaya a su base para entregar a su madre, hace algo diferente: le manda una bomba. Y aunque el Pingüino sobrevive (obviamente), para variar, los que pagan las consecuencias de la explosión son los residentes más pobres de la superficie. Al igual que con la inundación del Acertijo en “Batman”, son los más necesitados los que sufren por las acciones de estos villanos.

Es así que “El Pingüino” se va acercando a su final, sorprendiéndonos con giros narrativos interesantes y demostrando que ya se está acercando a un clímax potencialmente intrigante. Disfruté del flashback a la infancia de Oz con su madre (pues resulta que el pequeño Pingüino fue el responsable de la muerte de sus hermanos… o al menos eso parece), y disfruté de la escena entre Francis y Sofia, y de la intervención del Doctor Rush (Theo Rossi) en toda la situación. Sofia sigue siendo una antagonista formidable, dejando a Oz más solo que nunca. Aparentemente sin Vic (por el momento, asumo) y con un ejército muerto. ¿Qué pasará en el último episodio de la próxima semana? Tengo mis teorías, pero como siempre, estoy seguro que “El Pingüino” logrará sorprenderme.

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CRÍTICA: Agatha en todas partes – Episodios 8 y 9 (FINAL)

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EPISODIO 8

****sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

El octavo (¡y penúltimo!) episodio de “Agatha en todas partes” comienza con el breve retorno de Alice (Ali Ahn), quien al encontrarse con la Muerte (Aubrey Plaza) se entera de que ya cumplió con su misión en la Tierra; al ser una Bruja de Protección, murió protegiendo a alguien. Luego de eso, retornamos a donde Billy (Joe Locke) y Jennifer (Sasheer Zamata) escapando de la prueba anterior, y del sacrificio de Lilia (Patti LuPone). Eventualmente, se reencuentran con Agatha (Kathryn Hahn), y aunque tratan de avanzar por el Camino de las Brujas, al final se dan cuenta de que este es un círculo, y regresan a donde comenzaron.

¿O no? Porque sí terminan llegando a la última Prueba, donde Agatha se da cuenta que cada una de las brujas ha llegado al momento en donde puede (¿debe?) recibir lo que está buscando. Jennifer recupera sus poderes (resulta que era la mismísima Agatha las que los estaba bloqueando), Billy encuentra la manera de meter la consciencia de su hermano en el cuerpo de un niño que está a punto de morir, y Agatha… bueno, logra crear vida a partir de la tristeza, lo que la lleva a enfrentarse a la Muerte y, para sorpresa de muchos, autosacrificarse. ¡Resulta que no era taaaan mala después de todo!

Todo va culminando, pues, tal y como asumíamos que culminaría, pero lo más interesante ha sido reservado para el final del episodio. Ya de vuelta en casa (y luego de haber adquirido su propio traje de superhéroe y todo), Billy se da cuenta de algo, y el público es testigo de un giro bastante chocante. El Camino de las Brujas nunca existió; siempre estuvo basado en las experiencias y cosas que Billy tenía en su cuarto. Como buen hijo de Wanda Maximoff, creó su propia realidad, y trajo consigo a las brujas para meterse en ella (lo cual explica cómo es que la Muerte se va del Camino simplemente cortando un agujero en una pared falsa en el fondo… huh). Es un “twist” que funciona, pero que sí me dejó con una desagradable sensación, parecida a la del estereotípico final de “todo fue un sueño”. Y así termina, lo cual, por supuesto, me lleva a…

EPISODIO 9 (FINAL)

**** sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

…el último episodio de “Agatha en todas partes”, por supuesto. Es aquí, pues, que nos enteramos —a través de un flashback bastante extenso— de la vida de Agatha entre 1750 y 1756, primero cuando dio a luz a su hijo Nicky, y luego cuando vivió con él hasta el día que la Muerte se lo llevó, engañando a brujas para luego matarlas. Pero más importante, es aquí que se complementa lo revelado en el episodio anterior, mostrándonos que la Balada del Camino de la Bruja nunca fue real —simplemente era la adaptación de una canción que al pequeño Nicky se le ocurrió mientras caminaba con su madre cerca al bosque.

Por ende, es Agatha quien se inventó todo el rollo del Camino, y como se muestra en un montaje bastante memorable, quien engañó por literalmente siglos a brujas, diciéndoles que les mostraría el Camino, para luego extraerles todo su poder. Es eso, de hecho, lo que planeaba hacer con Alice, Jennifer y Lilia al inicio de la temporada, en el sótano de su casa… hasta que Billy, con su propio poder, creó el Camino por primera vez en la historia. Es así, pues, que este episodio final nos muestra claramente el arco de personaje de Agatha: comenzó la temporada como alguien que simplemente quería seguir engañando a otras brujas, como siempre, y la terminó sacrificándose por Tommy, y convirtiéndose en una fantasmita.

Es ya en el presente que la vemos así, y que llegamos al final de la serie: con Agatha y Billy saliendo a la luz, en busca de Tommy. ¿Veremos el desarrollo y desenlace de dicha aventura? Sospecho que sí, pero no sé si en una segunda temporada de “Agatha en todas partes”, o en alguna otra serie. En todo caso, se puede decir que este show terminó siendo mejor que lo que muchos esperaban; correcto, en términos generales, y en el caso de algunos episodios un poco repetitivo, pero en el caso de otros, bastante memorable. No la he pasado mal con “Agatha en todas partes”, y ahora que el personaje del título es un fantasma, me gusta la idea de seguir a Billy Maximoff en la búsqueda de su hermano. ¡Apúrense y háganlo realidad, Marvel!

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