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Opinión

CRÍTICA – Peacemaker (Episodio 7)

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El episodio más emotivo de la temporada ha llegado en esta penúltima entrega. Si bien estamos acostumbrados a reír de principio hasta la escena post-crédito de cada capítulo con esta serie, esta vez debo confesar que he estado al borde de botar alguna lágrima. La escena inicial es tan desgarradora y tan devastadora emocionalmente que cuando cortan para el opening, que hasta ahora no me la había saltado en ningún episodio porque me parece bastante divertida, me sentía culpable y, en una especie de «luto», he presionado el botón de omitir.

En ese tono va casi todo lo que sigue en el resto del capítulo con escenas muy emotivas, desde luego, pero no tan duras como la de entrada, pues la revelación de cómo Chris mata a su hermano es chocante. Puede que James Gunn parezca ser conducido por la sola intención de crear series y películas de acción/comedia y eso a veces podría privarnos de admirar la increíble capacidad que tiene para construir momentos que tocan en la fibra sensible del espectador, como en la muerte de Yondu en Guardianes de la Galaxia Vol. II o en algunos pasajes de Super, la low cost movie que significó su segunda cinta como director, allá por 2010.

Este episodio, titulado «Stop Dragon My Heart Around» por la aparición del Dragón Blanco finalmente, logra emocionarnos con escenas que serían totalmente ridículas fuera del contexto, y aquí está lo realmente tragicómico de la serie. Por ejemplo, Murn es asesinado por Goff (en el cuerpo de Sophie) y cuando Harcourt llega, el plano que vemos es el de la mariposa moribunda. A pesar de que a Murn solo lo conocimos por su forma humana, la tristeza que transmite algo tan simple como ver a un insecto falleciendo es auténtica. Esto no es sencillo de lograr, pero es que en esta serie todo sale realmente natural, a pesar de lo descabellado que pueda sonar el argumento.

Lo mismo sucede con Eagly, quien logra recuperarse tras la batalla con el Dragon Blanco y abraza con sus alas a Peacemaker, igual que en el primer episodio. Otra vez, fuera de contexto sería algo meramente cómico, pero dentro de la trama, es un momento tan bien conseguido que emociona tremendamente la conexión del héroe con su mascota. Y ni qué decir del momento culminante de la pelea entre el Dragón Blanco y sus seguidores contra Peacemaker, Vigilante y Economos. Más allá de la decisión que toma Chris Smith y lo impactante que es esta por sí sola, lo que simboliza es el culmen de su transformación hacia una persona libre que ya puede formar su propia identidad y decidir su moral por sí mismo y no por lo que su padre erróneamente inculcó en él.

Casi fuera un episodio perfecto sino hubiera sido que reaparece Judomaster y el guion no sabe que hacer con él. Es un personaje secundario, por lo que el terrible arco que ha seguido este personaje mellará de manera casi insignificante en el resultado, pero lamento que no se haya podido manejar de forma más eficiente su historia. A quien sí han conducido muy bien es a Vigilante, quien ha ganado varios puntos de simpatía capítulo tras capítulo, a pesar que a veces podría caer en un exceso de ingenuidad en su afán de hacer cómica cualquier situación.

En términos generales, ha sido un gran episodio que ha brindado la cuota de emotividad que le permite tomar un respiro a la historia, sin que caiga en un bache pronunciado. Es, por supuesto, una gran decisión situar el capítulo justo previo al episodio final, pues todas las subtramas que incluían a Murn, Adebayo y el padre de Peacemaker han sido resueltas para dejar espacio al conflicto central de las mariposas, en el que avizoramos un cierre lleno de acción por todos lados.

Estudié Economía en la Udep, pero mi película favorita no es Wall Street ni mi serie favorita es Billions. En realidad no tengo ninguna favorita, por eso dedico todo el tiempo posible a ver la mayor cantidad de series y películas que pueda, y porque me gusta. Escribo también en estrimin.pe.

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CRÍTICA: La vida sexual de las universitarias – Temp 3, Ep 1

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**** sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

Si son fanáticos de las primeras dos temporadas de “La vida sexual de las universitarias”, seguramente ya sabrán que Reneé Rapp aparecerá menos en la tercera, habiendo decidido que prefiere dedicarle tiempo a su carrera de cantante en vez de actuar. Esto, claramente, resultará en la eventual desaparición de su personaje, Leighton, en la serie. ¿Pero cómo? Pues eso es algo que no nos demoramos en averiguar en el primer episodio. Resulta que su novia, Alicia (Midori Francis) se quiere ir de la Universidad de Essex para trabajar en Boston. Y (no tan) casualmente, el profesor de matemáticas de Leighton le ofrece hablar con un colega en MIT (¡en Boston!) para que se pase a dicha universidad a estudiar matemáticas, su verdadera pasión.

Conveniente, ¿no? O sea sí, pero es lo que la serie necesita —simplemente dará mucha pena ver a Leighton irse del show. Fuera de eso, sin embargo, este primer episodio hace un buen trabajo actualizándonos con las vidas de las chicas. Kimberly (Pauline Chalamet) y Whitney (Alyah Chanelle Scott) comienzan la historia peleadas debido a que la primera se metió con el ex de la segunda, Canaan (Christopher Meyer), pero felizmente terminan amistándose para el final. Whitney, además, tiene que acostumbrarse en la vida de una sorodidad. Y por su parte, Bela (Amrit Kaur) parece encontrar una nueva motivación para mejorar como persona, luego de enterarse de que no puede cambiarse de universidad por tener un GPA demasiado bajo: convertirse en mentora para los alumnos y alumnas de primer año.

Es bastante, especialmente considerando que el episodio es relativamente corto, pero como siempre, “La vida sexual de las universitarias” se mueve rápido y sin hacerse problemas, incluyendo todo tipo de diálogos graciosos y referencias a la cultura popular. Obviamente no todos los chistes funcionan, pero ninguno es demasiado estúpido, y ciertamente se ven beneficiados por el carisma de las protagonistas. Pero lo más importante de las dos temporadas anteriores, felizmente, sigue intacto: las buenas actuaciones, la química palpable y realista entre las actrices, y la franqueza con la cual temas relacionados a sexualidad y amistad son tratados por la creadora Mindy Kaling y sus guionistas. ¡Me muero por seguir con la temporada!

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CRÍTICA: El Pingüino – Episodio 8 (FINAL)

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****½ sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

Llegamos al final de lo que podría considerarse como una de las mejores series del 2024. Y felizmente, “El Pingüino” ha concluido de manera satisfactoria —más que satisfactoria, de hecho. El personaje del título (Colin Farrell) por fin se ha convertido en el verdadero villano que siempre debió ser; Sofia Gigante (Cristin Milioti) ha regresado al asilo de Arkham, para volver a vivir su peor pesadilla. Pero más importante: lo que tanto nos teníamos, terminó pasando. Vic (Rhenzy Feliz), el eterno aliado de Oswald, es asesinado por este último luego de que tienen una breve conversación, en la que el primero le confiesa que lo considera como familia. El último cuchillazo en el corazón (no literal). El último paso que Oz tenía que dar para convertirse en lo que debía ser.

De hecho, lo que postula este último episodio de “El Pingüino”, es que Oz siempre fue así. Desde pequeño. No solo porque terminó matando a sus dos hermanos, como vimos en otro flashback, si no también porque siguió viviendo con su mamá después de eso, como si nada hubiese pasado. Para él, sus hermanos eran como obstáculo que le impedían estar con su madre, y que debían ser eliminados. Quería a su madre solo para él. Quería su aceptación. Quería darle la vida que siempre quizo tener. Pero como Oz no puede obtener todo lo que quiere, y mucho menos lo más importante para él, su madre termina teniendo un derrame, el cual la deja en estado vegetativo. Todo por lo que luchó, todo por lo que mató… se esfumó en pocos minutos. Y todo lo que queda es un Oz destruido, que lo tiene todo pero a la vez nada.

Es así, pues, que “El Pingüino” nos deja con una de las mejores construcciones de un villano que haya visto en un buen tiempo. A diferencia de lo que está haciendo Sony, la serie nunca trata de redimir a su personaje central ni mucho menos. No trata de convertirlo en un antihéroe. Lo que ha hecho es obligarnos a seguir a un personaje nefasto, a un psicópata al que entendemos, pero al que nunca llegamos a justificar. Es fascinante, y se cuelga de las excelentes actuaciones de Farrell, Milioti y Feliz. De hecho, si tengo una sola queja, es que “El Pingüino” no logra insertar suficientes referencias al mundo en el que sucede (¿cómo es que Batman ha ignorado todo lo que pasa en el show?) Y aunque me encantó la aparición de la Batiseñal al final, creo que pudieron haber puesto… más. Pero eso es lo único, ¡lo juro! Por lo demás, “El Pingüino” ha concluido muy bien, y ha demostrado ser, nuevamente, de lo mejor que hemos podido ver este año en streaming.

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CRÍTICA: El Pingüino – Episodio 7

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****½ sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

Ya nos vamos acercando al final. En el sétimo episodio de “El Pingüino”, llamado “El Jefe”, las cosas se tornan más complicadas para el personaje del título. Su madre, Francis (Deirdre O’Connell) ha sido capturada por Sofia Gigante (Cristin Milioti), y cuando llega a su casa en busca de Vic (Rhenzy Feliz), más bien se encuentra con Sal Maroni (Clancy Brown), quien le pide lo lleve a su base de operaciones en las alcantarillas. Después de todo, se quiere vengar de Oz por haber matado a su esposa, y de paso se quiere quedar con su operación de producción y distribución de drogas para compartirla con Sofia.

Es una situación compleja, pues, de la cual, para variar, Oz logra salir. Con la ayuda de un secuaz, logra apagar las luces de su base, se escapa de las garras de sus enemigos, y termina asesinando a Maroni… bueno, más o menos. Pelean, y este parece morir de un infarto, lo cual frustra a Oz, quien siempre quiere demostrar que es el ganador y es mejor de lo que el resto cree. Pero por su parte, en una conversación con Francis, Sofia se da cuenta de algo: todo este tiempo, quizo hacer algo nuevo, ser distinta. Pero ha estado jugando el mismo juego que su padre. Por ende, cuando Oz le pide que vaya a su base para entregar a su madre, hace algo diferente: le manda una bomba. Y aunque el Pingüino sobrevive (obviamente), para variar, los que pagan las consecuencias de la explosión son los residentes más pobres de la superficie. Al igual que con la inundación del Acertijo en “Batman”, son los más necesitados los que sufren por las acciones de estos villanos.

Es así que “El Pingüino” se va acercando a su final, sorprendiéndonos con giros narrativos interesantes y demostrando que ya se está acercando a un clímax potencialmente intrigante. Disfruté del flashback a la infancia de Oz con su madre (pues resulta que el pequeño Pingüino fue el responsable de la muerte de sus hermanos… o al menos eso parece), y disfruté de la escena entre Francis y Sofia, y de la intervención del Doctor Rush (Theo Rossi) en toda la situación. Sofia sigue siendo una antagonista formidable, dejando a Oz más solo que nunca. Aparentemente sin Vic (por el momento, asumo) y con un ejército muerto. ¿Qué pasará en el último episodio de la próxima semana? Tengo mis teorías, pero como siempre, estoy seguro que “El Pingüino” logrará sorprenderme.

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