El episodio más emotivo de la temporada ha llegado en esta penúltima entrega. Si bien estamos acostumbrados a reír de principio hasta la escena post-crédito de cada capítulo con esta serie, esta vez debo confesar que he estado al borde de botar alguna lágrima. La escena inicial es tan desgarradora y tan devastadora emocionalmente que cuando cortan para el opening, que hasta ahora no me la había saltado en ningún episodio porque me parece bastante divertida, me sentía culpable y, en una especie de «luto», he presionado el botón de omitir.
En ese tono va casi todo lo que sigue en el resto del capítulo con escenas muy emotivas, desde luego, pero no tan duras como la de entrada, pues la revelación de cómo Chris mata a su hermano es chocante. Puede que James Gunn parezca ser conducido por la sola intención de crear series y películas de acción/comedia y eso a veces podría privarnos de admirar la increíble capacidad que tiene para construir momentos que tocan en la fibra sensible del espectador, como en la muerte de Yondu en Guardianes de la Galaxia Vol. II o en algunos pasajes de Super, la low cost movie que significó su segunda cinta como director, allá por 2010.
Este episodio, titulado «Stop Dragon My Heart Around» por la aparición del Dragón Blanco finalmente, logra emocionarnos con escenas que serían totalmente ridículas fuera del contexto, y aquí está lo realmente tragicómico de la serie. Por ejemplo, Murn es asesinado por Goff (en el cuerpo de Sophie) y cuando Harcourt llega, el plano que vemos es el de la mariposa moribunda. A pesar de que a Murn solo lo conocimos por su forma humana, la tristeza que transmite algo tan simple como ver a un insecto falleciendo es auténtica. Esto no es sencillo de lograr, pero es que en esta serie todo sale realmente natural, a pesar de lo descabellado que pueda sonar el argumento.
Lo mismo sucede con Eagly, quien logra recuperarse tras la batalla con el Dragon Blanco y abraza con sus alas a Peacemaker, igual que en el primer episodio. Otra vez, fuera de contexto sería algo meramente cómico, pero dentro de la trama, es un momento tan bien conseguido que emociona tremendamente la conexión del héroe con su mascota. Y ni qué decir del momento culminante de la pelea entre el Dragón Blanco y sus seguidores contra Peacemaker, Vigilante y Economos. Más allá de la decisión que toma Chris Smith y lo impactante que es esta por sí sola, lo que simboliza es el culmen de su transformación hacia una persona libre que ya puede formar su propia identidad y decidir su moral por sí mismo y no por lo que su padre erróneamente inculcó en él.
Casi fuera un episodio perfecto sino hubiera sido que reaparece Judomaster y el guion no sabe que hacer con él. Es un personaje secundario, por lo que el terrible arco que ha seguido este personaje mellará de manera casi insignificante en el resultado, pero lamento que no se haya podido manejar de forma más eficiente su historia. A quien sí han conducido muy bien es a Vigilante, quien ha ganado varios puntos de simpatía capítulo tras capítulo, a pesar que a veces podría caer en un exceso de ingenuidad en su afán de hacer cómica cualquier situación.
En términos generales, ha sido un gran episodio que ha brindado la cuota de emotividad que le permite tomar un respiro a la historia, sin que caiga en un bache pronunciado. Es, por supuesto, una gran decisión situar el capítulo justo previo al episodio final, pues todas las subtramas que incluían a Murn, Adebayo y el padre de Peacemaker han sido resueltas para dejar espacio al conflicto central de las mariposas, en el que avizoramos un cierre lleno de acción por todos lados.