Opinión
CRÍTICA: Star Wars: The Clone Wars (SÉPTIMA TEMPORADA)
Publicado
hace 5 añosel
“Star Wars: The Clone Wars”. Lo que comenzó con una película más bien mediocre y poco memorable —que en realidad debió quedarse como un arco para la televisión, en vez de proyectarse en la pantalla grande como un largometraje—, ha ido evolucionando a lo largo de los años, convirtiéndose, inesperadamente, en uno de los productos más queridos por los fanáticos de la saga galáctica, gracias al arduo trabajo de George Lucas y Dave Filoni. Sí, Lucas estuvo muy involucrado en la creación de esta serie y en el desarrollo de muchos de los arcos argumentales, dándole varias ideas a Filoni, quien se encargaría de expandirlas junto a su grupo de guionistas. Todo esto fue antes de Disney, antes de Kathleen Kennedy, y antes de la trilogía de secuelas.
Y es por todo eso, precisamente, que muchos fanáticos y fanáticas quedaron inmensamente decepcionados cuando Disney, por razones que nunca llegaremos a entender, decidió cancelar el show, dejándonos con seis temporadas de sólido entretenimiento, que sin embargo carecían de un final. Pero como hasta Disney puede darse cuenta de sus errores, eventualmente decidieron resucitar la serie, y darnos una séptima y última temporada, la cual hemos podido ver durante los últimos meses. La temporada 7 de “Star Wars: The Clone Wars” es una mezcla de lo excelente y lo inflado; de lo mejor que Filoni ha hecho para la serie, pero un poquito, también, de lo más redundante y tedioso. El balance general, sin embargo, es positivo, más que nada gracias a los últimos cuatro episodios. Estoy seguro que más de un fanático terminará llorando al verlos.
OJO: el presente texto incluirá algunos spoilers para la última temporada de “The Clone Wars”, por lo que si no la han visto todavía, sugiero que todavía no lo lean. Advertidos están.
Esta temporada de “The Clone Wars” se lleva a cabo poco tiempo antes Y durante la infame Orden 66, y está compuesta por tres arcos argumentales, de cuatro episodios cada uno. En el primero, vemos la llegada del Bad Batch, un grupo de clones de la República con defectos genéticos, con fama de ser particularmente aguerridos. Son ellos los que terminan aliándose a Rex, Cody (voces de Dee Bradley Baker) y la Fuerza de Clones 99 para recuperar un algoritmo estratégico para la República. Además, se enterarán, junto a Anakin Skywalker (Matt Lanter) de que el clon Echo sigue vivo, por lo que tendrán que aventurarse a rescatarlo de una base separatista.
El segundo arco es el más controvertido de la temporada. En él, seguimos a Ahsoka Tano (voz de Ashley Eckstein), quien ya ha renunciado a la Orden Jedi y a la República, haciéndose amiga de dos hermanas que viven en una de las zonas más peligrosas de Coruscant: Trace (voz de Brigitte Kali Canales) y Rafa Martez (Elizabeth Rodríguez). Es así que vemos cómo viven una serie de aventuras, involucrándose con la mafia de los Pykes, y eventualmente, librándose de sus perseguidores. Se trata de un arco que sirve para desarrollar la personalidad de Ahsoka de maneras inesperadas, pero que se extiende demasiado, sintiéndose algo redundante y repetitivo.
El último y tercer arco es el más fascinante, y definitivamente el que hace que valga la pena ver la temporada entera. Se trata, nada más y nada menos, que del Asedio de Mandalore, el cual comienza con Ashoka reuniéndose con Anakin. La primera la pide al segundo que la ayude a capturar a Darth Maul (voz de Sam Witwer) en el planeta Mandalore, lo cual termina siendo imposible, debido a que, al mismo tiempo, comienza la Batalla de Coruscant que vemos al inicio de “Star Wars Episodio III – La Venganza de los Sith”. Por ende, Obi-Wan (voz de James Arnold Taylor), Anakin y Ahsoka llegan a un acuerdo: mientras que los dos Jedi se van Coruscant a rescatar al Canciller Palpatine, Ashoka es enviada a Mandalore junto a un escuadrón de clones que la ayudarán. Pero como se deben imaginar, algo pasará durante el asedio que absolutamente nadie se esperaba.
El arco de The Bad Batch es una buena manera de comenzar la temporada. Nos introduce gradualmente al contexto en el que se lleva a cabo la serie, nos presenta —nuevamente— a viejos amigos como Anakin y Obi-Wan, y más importante incluso, desarrolla una historia que continúa con la humanización de los clones, la cual ha sido de extrema importancia durante todo el show. El rol de Echo en la historia, además, termina siendo muy relevante, especialmente considerando lo que sucede pocos episodios después. Y como suele pasar en “The Clone Wars”, la secuencias de batalla son bastante emocionantes, haciendo un bueno uso de los poderes de Jedi de Anakin, por ejemplo, y también de las tácticas de los Clones.
Y aunque el Bad Batch no aparece por tanto tiempo como a muchos les hubiera gustado, definitivamente causan un gran impacto, tanto en los personajes como en la narrativa. Después de todo, sirven para demostrar la importancia de la individualidad de los clones, y el hecho de que el que sean distintos, no quiere decir que estén “fallados”. Cada uno tiene personalidades bien definidas —algo arquetípicas, es cierto—, y convierten a algunas de las secuencias de acción en experiencias bastante originales. Disfruté particularmente del Clon grande y violento, y del que usa una bandana al más puro estilo de John Rambo. Es precisamente cuando “The Clone Wars” juega con sus referencias cinematográficas, que me termina divirtiendo más.
Desgraciadamente, y a pesar de que tiene buenas intenciones, el segundo arco de la temporada no llegó a capturarme de la misma manera. Entiendo la importancia de poner a Ahsoka en un contexto distinto, para que se dé cuenta de la manera en que el resto de la galaxia percibe a los Jedi y a la Guerra Clónica. De hecho, el hacer que los padres de las Martez hayan sido asesinados por Jedi —accidentalmente, por supuesto— me pareció una decisión arriesgada, pero que rinde sus frutos. Pero tampoco se puede negar que el arco de las Hermanas Martez se siente absolutamente redundante, haciendo que uno piense, más bien, en todas las otras historias que se hubieran podido contar en estos episodios, y no necesariamente en lo que se está viendo en pantalla.
El peor episodio de este arco —y de toda la temporada, de hecho— tiene que ser el séptimo. Más allá de los detalles, el simple hecho de que las tres protagonistas comiencen el capítulo en una celda, y lo terminen EN LA MISMA CELDA, es simplemente imperdonable. Podría argumentarse que la confesión anteriormente mencionada sobre los padres de las Martez hacen que el capítulo valga la pena ser visto, pero la naturaleza circular de la narrativa simplemente hizo que me pregunte: “¿cuál fue el punto de esto?” Si la idea de este arco era hacer que Ahsoka crezca y vea otras perspectivas por parte de los habitantes de la galaxia, creo que lo hubieran podido hacer de manera más entretenida, lógica y breve. El hecho de que las Martez se porten de manera ilógica e infantil a pesar de ser adultas, además —como cuando Trace decide expulsar las especias tan importantes para la misión en pleno viaje en el Hiperespacio— definitivamente no ayuda.
Felizmente, todo esto es compensado gracias a los últimos cuatro capítulos de esta última temporada de “The Clone Wars”, o mejor dicho, por el Asedio de Mandalore. Ver por fin este arco en pantalla, con Ahsoka en acción, con Darth Maul en su mejor momento, y más impresionante, incluso, con las repercusiones de la Orden 66 fuera de los eventos del Episodio III, fue simplemente magnífico. El primer duelo entre Maul y Ahsoka, por ejemplo, fue impresionante —gracias, adicionalmente, al trabajo de motion capture realizado por Ray Park, quien interpretó a Maul en “Star Wars Episodio I – La Amenaza Fantasma”—, así como la conversación que tienen en el cuarto del trono de la ciudad, donde Maul trata de aliarse con la joven Togruta. Estos episodios contienen algunos de los momentos más emotivos de la serie, en donde somos testigos de cómo estos personajes han crecido y evolucionado, y se han convertido en algunos de los favoritos de los fanáticos.
Y obviamente, una vez que comienza el penúltimo episodio y se SABE lo que está a punto de suceder, la sensación que uno tiene es del más absoluto pavor. La música de Kevin Kiner se torna minimalista, haciendo un sutil uso de varios de los temas de John Williams para las películas, y aunque vemos varias escenas de victoria entre Ahsoka y los Clones y los Mandalorianos, uno no puede evitar sentir que se trata del fin de algo. El hecho de que una serie de animación en 3D sea capaz de transmitir esa sensación de miedo y de tensión, gracias a la manera en que estos momentos están escenificados y animados y hasta combinados con la banda sonora, es realmente magnífico. Y por supuesto, es prueba de que “Star Wars” todavía es capaz de hacernos sentir algo.
El escuchar clips de audio de un par de momentos del Episodio III, además, fue una grata sorpresa. Y el ver una de las escenas de dicha película, recreada en el estilo de animación de “The Clone Wars”, y luego expandida gracias a la intervención de Ahsoka, fue también muy emocionante. Esta temporada —especialmente durante este arco— hizo un excelente trabajo incluyendo fan service de tal manera que tiene sentido, justificándose gracias a la manera en que la narrativa se va desarrollando. A diferencia de lo que hizo, por ejemplo, “Star Wars Episodio IX – El ascenso de Skywalker”, acá el fan service no está incluido de manera ilógica o gratuita. Lo que acá tenemos es la culminación de siete temporada de animación, la cual se puede entrelazar con los eventos del Episodio III de manera absurdamente fluida.
Visualmente, también, se trata de lo mejor que Filoni ha hecho para esta serie. Consideren, si no, las texturas de los vehículos —detalladas, realistas—, el tamaño de algunos de los escenarios, y los looks más realistas de personajes como Anakin y Obi-Wan, quienes se asemejan más a sus versiones live-action del Episodio III (lo cual tiene todo el sentido del mundo). O si no consideren, también, momentos como la explosión de una ventana al costado de Maul y Ahsoka en Mandalore; la vemos en cámara lenta, con los dos personales enfrentándose emocionalmente, la luz y los pedazos de vidrio flotando alrededor de ellos. Es en esta temporada, también, donde Filoni ha jugado más con su cámara virtual, haciendo cambios de foco, fueras de foco, y movimientos más naturales. La evolución visual de “The Clone Wars” —especialmente si se compara a esta temporada con la primera— es verdaderamente alucinante.
Si han visto el resto de la serie, sabrán que las actuaciones de voz son de primer nivel. De hecho, para varios fanáticos, los actores de “The Clone Wars” SON las verdaderas versiones de sus respectivos personajes, tanto así que algunos han regresado para darles vida en otros proyectos —Sam Witwer interpretó a la voz de Darth Maul en “Solo: una historia de Star Wars”, por ejemplo. Y es él, precisamente, quien brilla durante los últimos tres episodios de la temporada, convirtiendo a Maul en uno de los personajes más memorables y con más dimensión de la serie; intimidante, pero también llego de experiencias que pocos podrían entender. Matt Lanter y James Arnold Taylor son perfectos como Anakin y Obi-Wan, respectivamente —aunque agradecí que hayan incluido un audio de Hayden Christensen en el penúltimo episodio; ¡muy bien merecido!—, y Ashley Eckstein ha crecido increíblemente como Ahsoka (algunos dirían, en paralelo al personaje). Es impresionante que quien comenzó como alguien odiado y de quien muchos se burlaban, ahora sea uno de los personajes más queridos de toda la saga. Eso se debe a Filoni y Lucas, por supuesto, pero también al excelente trabajo de Eckstein.
No hay mucho más que pueda decir sobre la séptima y última temporada de “The Clone Wars”. Se trata de un magnífico final para una de las series de animación más sorprendentes de los últimos años, la cual ha contribuido con tanto al canon de “Star Wars”, que muchos fanáticos incluso la prefieren por sobre algunas de las películas de la saga principal. Sí, sí, el segundo arco argumental es redundante y algo aburrido, pero es compensado a sobremanera por el primero, y más que nada, por el último, el cual logra concluir el show de manera extremadamente emotiva. Solo diré que la última escena dell último episodio me dejó con la piel de gallina; es de lo más emotivo y visualmente espectacular que haya visto en una serie de este tipo. Extrañaremos a “The Clone Wars”, de eso no hay duda; pero siempre agradeceremos el que haya podido concluir de manera digna, y nunca nos olvidaremos de todo lo que nos dio a través de los años.
Cofundador y editor en NoEsEnSerie.com. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP, y miembro de la APRECI—Asociación de Prensa Cinematográfica. Integra el staff de la revista MasGamers, las webs de Nintendo Pe y Fans de Zelda Perú, el portal web Cinencuentro, y el portal de cine peruano FotografiaCalato.com. Adicionalmente, es YouTuber para el canal Aprieta Start, y formó parte del staff de prensa del 18 Festival de Cine de Lima. También trabaja como fotógrafo para Star Wars Fan Club Perú. Desde enero del 2012 publica críticas y comentarios de cine en el blog Proyectando Ideas (el cual forma parte de la Asociación de Blogs de Cine). Crítico oficial de RottenTomatoes.com. Cinéfilo y seriómano empedernido.
****½ sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
Llegamos al final de lo que podría considerarse como una de las mejores series del 2024. Y felizmente, “El Pingüino” ha concluido de manera satisfactoria —más que satisfactoria, de hecho. El personaje del título (Colin Farrell) por fin se ha convertido en el verdadero villano que siempre debió ser; Sofia Gigante (Cristin Milioti) ha regresado al asilo de Arkham, para volver a vivir su peor pesadilla. Pero más importante: lo que tanto nos teníamos, terminó pasando. Vic (Rhenzy Feliz), el eterno aliado de Oswald, es asesinado por este último luego de que tienen una breve conversación, en la que el primero le confiesa que lo considera como familia. El último cuchillazo en el corazón (no literal). El último paso que Oz tenía que dar para convertirse en lo que debía ser.
De hecho, lo que postula este último episodio de “El Pingüino”, es que Oz siempre fue así. Desde pequeño. No solo porque terminó matando a sus dos hermanos, como vimos en otro flashback, si no también porque siguió viviendo con su mamá después de eso, como si nada hubiese pasado. Para él, sus hermanos eran como obstáculo que le impedían estar con su madre, y que debían ser eliminados. Quería a su madre solo para él. Quería su aceptación. Quería darle la vida que siempre quizo tener. Pero como Oz no puede obtener todo lo que quiere, y mucho menos lo más importante para él, su madre termina teniendo un derrame, el cual la deja en estado vegetativo. Todo por lo que luchó, todo por lo que mató… se esfumó en pocos minutos. Y todo lo que queda es un Oz destruido, que lo tiene todo pero a la vez nada.
Es así, pues, que “El Pingüino” nos deja con una de las mejores construcciones de un villano que haya visto en un buen tiempo. A diferencia de lo que está haciendo Sony, la serie nunca trata de redimir a su personaje central ni mucho menos. No trata de convertirlo en un antihéroe. Lo que ha hecho es obligarnos a seguir a un personaje nefasto, a un psicópata al que entendemos, pero al que nunca llegamos a justificar. Es fascinante, y se cuelga de las excelentes actuaciones de Farrell, Milioti y Feliz. De hecho, si tengo una sola queja, es que “El Pingüino” no logra insertar suficientes referencias al mundo en el que sucede (¿cómo es que Batman ha ignorado todo lo que pasa en el show?) Y aunque me encantó la aparición de la Batiseñal al final, creo que pudieron haber puesto… más. Pero eso es lo único, ¡lo juro! Por lo demás, “El Pingüino” ha concluido muy bien, y ha demostrado ser, nuevamente, de lo mejor que hemos podido ver este año en streaming.
****½ sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
Ya nos vamos acercando al final. En el sétimo episodio de “El Pingüino”, llamado “El Jefe”, las cosas se tornan más complicadas para el personaje del título. Su madre, Francis (Deirdre O’Connell) ha sido capturada por Sofia Gigante (Cristin Milioti), y cuando llega a su casa en busca de Vic (Rhenzy Feliz), más bien se encuentra con Sal Maroni (Clancy Brown), quien le pide lo lleve a su base de operaciones en las alcantarillas. Después de todo, se quiere vengar de Oz por haber matado a su esposa, y de paso se quiere quedar con su operación de producción y distribución de drogas para compartirla con Sofia.
Es una situación compleja, pues, de la cual, para variar, Oz logra salir. Con la ayuda de un secuaz, logra apagar las luces de su base, se escapa de las garras de sus enemigos, y termina asesinando a Maroni… bueno, más o menos. Pelean, y este parece morir de un infarto, lo cual frustra a Oz, quien siempre quiere demostrar que es el ganador y es mejor de lo que el resto cree. Pero por su parte, en una conversación con Francis, Sofia se da cuenta de algo: todo este tiempo, quizo hacer algo nuevo, ser distinta. Pero ha estado jugando el mismo juego que su padre. Por ende, cuando Oz le pide que vaya a su base para entregar a su madre, hace algo diferente: le manda una bomba. Y aunque el Pingüino sobrevive (obviamente), para variar, los que pagan las consecuencias de la explosión son los residentes más pobres de la superficie. Al igual que con la inundación del Acertijo en “Batman”, son los más necesitados los que sufren por las acciones de estos villanos.
Es así que “El Pingüino” se va acercando a su final, sorprendiéndonos con giros narrativos interesantes y demostrando que ya se está acercando a un clímax potencialmente intrigante. Disfruté del flashback a la infancia de Oz con su madre (pues resulta que el pequeño Pingüino fue el responsable de la muerte de sus hermanos… o al menos eso parece), y disfruté de la escena entre Francis y Sofia, y de la intervención del Doctor Rush (Theo Rossi) en toda la situación. Sofia sigue siendo una antagonista formidable, dejando a Oz más solo que nunca. Aparentemente sin Vic (por el momento, asumo) y con un ejército muerto. ¿Qué pasará en el último episodio de la próxima semana? Tengo mis teorías, pero como siempre, estoy seguro que “El Pingüino” logrará sorprenderme.
destacado
CRÍTICA: Agatha en todas partes – Episodios 8 y 9 (FINAL)
Publicado
hace 3 semanasel
31 octubre, 2024EPISODIO 8
****sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
El octavo (¡y penúltimo!) episodio de “Agatha en todas partes” comienza con el breve retorno de Alice (Ali Ahn), quien al encontrarse con la Muerte (Aubrey Plaza) se entera de que ya cumplió con su misión en la Tierra; al ser una Bruja de Protección, murió protegiendo a alguien. Luego de eso, retornamos a donde Billy (Joe Locke) y Jennifer (Sasheer Zamata) escapando de la prueba anterior, y del sacrificio de Lilia (Patti LuPone). Eventualmente, se reencuentran con Agatha (Kathryn Hahn), y aunque tratan de avanzar por el Camino de las Brujas, al final se dan cuenta de que este es un círculo, y regresan a donde comenzaron.
¿O no? Porque sí terminan llegando a la última Prueba, donde Agatha se da cuenta que cada una de las brujas ha llegado al momento en donde puede (¿debe?) recibir lo que está buscando. Jennifer recupera sus poderes (resulta que era la mismísima Agatha las que los estaba bloqueando), Billy encuentra la manera de meter la consciencia de su hermano en el cuerpo de un niño que está a punto de morir, y Agatha… bueno, logra crear vida a partir de la tristeza, lo que la lleva a enfrentarse a la Muerte y, para sorpresa de muchos, autosacrificarse. ¡Resulta que no era taaaan mala después de todo!
Todo va culminando, pues, tal y como asumíamos que culminaría, pero lo más interesante ha sido reservado para el final del episodio. Ya de vuelta en casa (y luego de haber adquirido su propio traje de superhéroe y todo), Billy se da cuenta de algo, y el público es testigo de un giro bastante chocante. El Camino de las Brujas nunca existió; siempre estuvo basado en las experiencias y cosas que Billy tenía en su cuarto. Como buen hijo de Wanda Maximoff, creó su propia realidad, y trajo consigo a las brujas para meterse en ella (lo cual explica cómo es que la Muerte se va del Camino simplemente cortando un agujero en una pared falsa en el fondo… huh). Es un “twist” que funciona, pero que sí me dejó con una desagradable sensación, parecida a la del estereotípico final de “todo fue un sueño”. Y así termina, lo cual, por supuesto, me lleva a…
EPISODIO 9 (FINAL)
**** sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
…el último episodio de “Agatha en todas partes”, por supuesto. Es aquí, pues, que nos enteramos —a través de un flashback bastante extenso— de la vida de Agatha entre 1750 y 1756, primero cuando dio a luz a su hijo Nicky, y luego cuando vivió con él hasta el día que la Muerte se lo llevó, engañando a brujas para luego matarlas. Pero más importante, es aquí que se complementa lo revelado en el episodio anterior, mostrándonos que la Balada del Camino de la Bruja nunca fue real —simplemente era la adaptación de una canción que al pequeño Nicky se le ocurrió mientras caminaba con su madre cerca al bosque.
Por ende, es Agatha quien se inventó todo el rollo del Camino, y como se muestra en un montaje bastante memorable, quien engañó por literalmente siglos a brujas, diciéndoles que les mostraría el Camino, para luego extraerles todo su poder. Es eso, de hecho, lo que planeaba hacer con Alice, Jennifer y Lilia al inicio de la temporada, en el sótano de su casa… hasta que Billy, con su propio poder, creó el Camino por primera vez en la historia. Es así, pues, que este episodio final nos muestra claramente el arco de personaje de Agatha: comenzó la temporada como alguien que simplemente quería seguir engañando a otras brujas, como siempre, y la terminó sacrificándose por Tommy, y convirtiéndose en una fantasmita.
Es ya en el presente que la vemos así, y que llegamos al final de la serie: con Agatha y Billy saliendo a la luz, en busca de Tommy. ¿Veremos el desarrollo y desenlace de dicha aventura? Sospecho que sí, pero no sé si en una segunda temporada de “Agatha en todas partes”, o en alguna otra serie. En todo caso, se puede decir que este show terminó siendo mejor que lo que muchos esperaban; correcto, en términos generales, y en el caso de algunos episodios un poco repetitivo, pero en el caso de otros, bastante memorable. No la he pasado mal con “Agatha en todas partes”, y ahora que el personaje del título es un fantasma, me gusta la idea de seguir a Billy Maximoff en la búsqueda de su hermano. ¡Apúrense y háganlo realidad, Marvel!