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‘Squid Game’: Actores de la serie comentan sobre el origen de la muñeca
Publicado
hace 3 añosel
Las estrellas de la nueva serie oscura de Netflix, Squid Game (Juego del calamar en Latinoamérica y España), han explicado los orígenes coreanos de la gigantesca muñeca asesina del programa. El espectáculo de Corea del Sur se centra en un concurso de vida o muerte en el que un competidor de 456 puede llevarse a casa un premio equivalente a $38,448,894 millones de dólares (al cambio de hoy), pero las consecuencias son mortales, y los showrunners no rehuyen representar la violencia sádica que soportan los competidores por perder juegos sencillos para niños. Desde su estreno, se ha convertido en el programa de televisión número uno más visto en los EE. UU. Y el Reino Unido, generando una gran cantidad de discursos y memes en Internet.
Squid Game de Netflix cuenta con estrellas surcoreanas como Lee Jung-Jae, Park Hae-soo, Jung Ho-Yeon, Kim Joo-ryoung y O Yeong-su. Es una pesadilla distópica que muestra los extremos de la codicia humana y las divisiones de clase a través del uso de juegos en el patio de recreo. Uno de los momentos más memorables es el del primer juego «Luz roja, luz verde». Sin embargo, esta versión cuenta con una gigantesca muñeca robot asesina que dispara a cualquiera que se mueva cuando la luz «se vuelve» roja, que es más intensa que la versión típica del juego.
El elenco de Squid Game apareció en The Tonight Show con Jimmy Fallon para discutir el mayor impacto del programa. Además, Fallon mostró a la audiencia su versión bobblehead de la muñeca. Ho-yeon intervino para explicar que la muñeca es un personaje típico de los materiales escolares de Corea del Sur, como los libros de texto. La actriz dice que el nombre era Younghee y que tenía un homólogo masculino llamado Chulsoo.
Squid Game está lleno de simbolismo, huevos de Pascua y muchos presagios que casi requieren que lo mires dos veces para diseccionar sus capas. El uso de la popular muñeca que se ve en los libros escolares es solo eso: ayuda a ejemplificar la naturaleza infantil de los juegos, pero con un giro violento. Si bien el programa ha sido comparado con Los juegos del hambre, Squid Game es una versión incondicional de Corea del Sur con una descripción aún más oscura y sangrienta de la agitación económica.
Squid Game ha tomado al mundo por asalto, e incluso el proveedor de Internet de Corea del Sur, SK Broadband, presentó una demanda contra Netflix porque el programa «rompió» inadvertidamente Internet. Si bien hay esperanzas de una temporada 2, los fanáticos tendrán que esperar para ver si la muñeca espeluznante aparece en Squid Game en el futuro. De lo contrario, probablemente vivirá en las pesadillas de todos los espectadores durante las próximas semanas.
Philomena Cunk (no confundir su apellido con… otra palabra en inglés) es un personaje del que quizás no sepamos demasiado acá en Latinoamérica, pero que poco a poco ha ido ganando adeptos, más que nada gracias a las redes sociales. Originándose en la serie mockumental de Charlie Brooker Weekly Wipe, Cunk fue presentada al inicio —y hasta cierto punto, todavía— como una reportera no muy inteligente y de ideas curiosas, y a partir de ahí fue siendo desarrollada a través de nuevos proyectos. Es decir, poco a poco, Cunk fue cobrando más importancia, lo cual resultó en una miniserie como “Cunk on Britain” (la cual, desgraciadamente, no está disponible en Latinoamérica… legalmente).
La buena noticia, sin embargo, es que la segunda miniserie de Cunk fue coproducida entre la BBC y Netflix, lo cual quiere decir que sí está disponible en nuestra zona del mundo. Y para el agrado tanto de los fanáticos como de quienes recién estén descubriendo al personaje, “Cunk on Earth” es tan graciosa, ácida e imprevisible como su predecesora. Lo que tenemos acá, de hecho, es una sátira de miniserie documental en donde la buena Philomena pasa por diferentes lugares del mundo (ya sea de verdad, o con pantallas chroma… ya cada uno decidirá cuál es la verdad), hablándonos sobre la historia y el desarrollo de la humanidad. Comenzando con los hombres primitivos, pasando por la edad media, el renacimiento, la revolución industrial, y apropiadamente culminando en el presente, Cunk nos habla de mucho, lo cual puede resultar hasta un poco agobiante.
Pero no importa. Porque como se deben imaginar, “Cunk on Earth” funciona gracias al ritmo ágil que maneja —solo cuenta con cinco episodios de menos de media hora cada uno—, y por supuesto, al sentido del humor de su presentadora. Porque Philomena Cunk sigue siendo un personaje curioso, que por momentos actúa de manera muy estúpida, y en otros con una curiosidad digna de una niña que recién está descubriendo el mundo (apropiado para esta serie, además). Y Diane Morgan la interpreta con una seriedad perfecta, recitando diálogos francamente absurdos sin esbozar ni media sonrisa, dejando en claro que tanto ella como el creador de la serie, Charlie Brooker, saben que mientras más serio sea el tono de la cuestión, más risas causarán en el espectador.
Lo cual no quiere decir que Philomena sea un personaje plano o poco interesante. De hecho, todo lo contrario. Da risa no solo escucharla hacer las preguntas más estúpidas posibles a profesores de Cambridge o de Oxford, si no que también participa de secuencias físicamente entretenidas. Destaca, por ejemplo, una escena en la que se mete a un castillo medieval, y comienza a recrear una supuesta escena cotidiana de la época, señalando diferentes partes del ambiente mientras se incluyen los efectos de sonido apropiados en postproducción. Todo es resuelto en un plano secuencia, lo que ya de por sí es impresionante, pero además va escalando. Comienza de forma bastante verosímil (con Philomena mencionando a caballeros y reyes y súbditos), pero termina incluyendo elementos fantásticos que simplemente hicieron que llorara de la risa.
Y es ahí, obviamente, donde radica la genialidad de “Cunk on Earth”: es una excelente parodia, que maneja los mismos elementos narrativos y estilísticos de la serie documental promedio de la BBC, pero con una presentadora que poco o nada sabe del tema del que está hablando. No, no todos los gags funcionan —algunas referencias a cultura popular pueden sentirse forzadas, a decir verdad—, pero el ritmo de inclusión de chistes es tan rápido y furioso, que si alguno no funciona, uno no debe preocuparse: el siguiente viene pronto, y lo más probable es que sí dé risa. Consideren, si no, la múltiples malas pronunciaciones por parte de Cunk de palabras complicadas (o no tan complicadas, como “Biblia”), o ciertos comentarios sardónicos sobre problemas contemporáneos, muchos relacionados a la religión o la tecnología.
“Cunk on Earth” usa, además, ciertos recursos puramente audiovisuales para hacernos reír. Está la sección en la que Cunk habla sobre el islamismo, la cual es simplemente “cortada” de la emisión por ser ofensiva. O la frecuente inclusión de la canción “Pump Up the Jam” de Technotronic. O la aparición de cierto comercial para un resort mexicano en el que Cunk DEFINITIVAMENTE se quedó, porque DEFINITIVAMENTE estuvo grabando en México para la serie. Elementos como esos hay varios, y honestamente, la mayoría ayudan a que los cinco episodios del show pasen rápido, resulten inesperadamente informativos, y por supuesto, lo hagan matarse de risa a uno. “Cunk on Earth” es presentada, pues, como una miniserie de bajo presupuesto, y como una miniserie que sabe que tiene un bajo presupuesto.
Además, el show cuenta con algunos momentos inesperadamente humanos o hasta informativos, lo cual contrasta perfectamente con toda la ridiculez. Muchos de los invitados de Philomena —científicos, profesores, investigadores, ingenieros, y más… ¡todos reales!— son capaces de responder a sus preguntas absurdas con reflexiones bastante honestas, y la mayoría de episodios son capaces de decirnos algo interesante sobre la religión, la guerra, el desarrollo tecnológico, o la naturaleza humana. Y aunque sé que es parte de la parodia, me sorprendió cuando Cunk se puso a llorar al enterarse de que la perrita Laika murió cuando fue enviada al espacio por los rusos durante la Guerra Fría —un momento de inesperada humanidad para un personaje que, por lo demás, es una caricatura.
La pasé muy bien con “Cunk on Earth”. Me vi todos los episodios en menos de un día, no solo porque son pocos y porque son cortos, si no porque resultan adictivos. Cada uno maneja un tema y una época en específicos, lo cual lo motiva a uno a seguir viendo hasta el final. Y por supuesto, todos manejan un excelente estilo del humor y un nivel de calidad súper alto, lo cual ayuda a que uno siempre diga al final de cada episodio: “¿y si veo el siguiente?”. Nuevamente, no todos los gags funcionan, pero aquellos que no dan risa son la minoría, en realidad, y entre la excelente actuación de Morgan, el ocasional comentario social y político, la ridiculez de la premisa, y la seriedad del tono —y los invitados—, “Cunk on Earth” logra convertirse en una experiencia divertidísima, adictiva y altamente recomendable. Felizmente sabemos que esta no será la última aparición de Philomena Cunk en el mundo audiovisual; de lo contrario, no me quedaría más que protestar hasta que la BBC o Netflix me haga caso.
“Cunk on Earth” está disponible en Netflix.
“Warrior Nun” es una de esas series que vi con mucho entusiasmo durante el primer año de pandemia, emocionado por disfrutar algo durante el encierro por el que muchos estábamos pasando. En ese momento, necesitaba ver algo entretenido y sonso y que no me haga pensar demasiado, y eso es precisamente lo que me dio la primera temporada de “Warrior Nun”. Mezclando una historia apropiadamente loca, con peleas bien coreografiadas, y actuaciones sorprendentemente sólidas, “Warrior Nun” le hizo honor a su tan memeable nombre, dando a entender que las cosas se pondrían incluso más estrafalarias en la siguiente temporada.
Y no puedo decir que se hayan equivocado. La segunda temporada de “Warrior Nun” podría considerarse como más de lo mismo, sí, pero a la vez, también es una mejora en relación a lo que vino antes. Sí, el diálogo es de calidad inconsistente. Sí, el tono del show varía con demasiada frecuencia, mezclando violencia y gore y comentario social y religioso, con momentos francamente ridículos. Pero no podemos negar que nadie vería una serie con un título como “Warrior Nun” esperando una obra maestra. De hecho, lo que el título nos podría prometer, sería una experiencia bien de serie-B, como algo que produciría la gente de The Asylum, o Sy Fy. El hecho de que sea algo considerablemente mejor que dichas ofertas debería ser considerado como un pequeño milagro.
(Heh. Milagro).
La segunda temporada de “Warrior Nun” comienza un par de meses luego de la primera. Nuestra protagonista, Ava (Alba Baptista), la Monja Guerrera del título, está viviendo en los Alpes Suizos con su mejor amiga (y quizás algo más), la aguerrida Hermana Beatrice (Kristina Tonteri-Young, hipnotizante). Se están escondiendo, pues, de Adriel (William Miller), quien revivió al final de la temporada pasada, y ahora está cobrando fama, realizando milagros, y convenciendo a la gente de que es un ángel caído desde el cielo. Evidentemente, nuestras heroínas saben que eso no es cierto, pero también que deben entrenar y prepararse para el inevitable enfrentamiento con este potencial demonio.
Sus planes se aceleran, sin embargo, cuando Ava conoce a Miguel (Jack Mullarkey), quien dice estar trabajando para una organización secreta dispuesta a acabar con Adriel. Con ganas de por fin hacer algo, Ava decide unirse a Miguel, siempre bajo el cuidado de Beatrice. Mientras ellas piensan en un buen plan, la Madre Superiora (Sylvia De Fanti) y su mano derecha, la hermana Camila (Olivia Delcán) intentan encontrar una manera de acabar con Adriel; la doctora Jillian Salvius (Thekla Reuten) sigue buscando la forma de recuperar a su hijo, Michael, quien pasó por un portal a otra dimensión; y el traicionero Padre Vincent (Tristán Ulloa) trata de convencer a Ava y compañía de unirse a Adriel en su supuesta misión por traer paz al mundo.
“Warrior Nun” es una de esas series fantásticas que cuentan con un montón de trama. Tenemos varios personajes importantes, y ni siquiera se ha mencionado en los párrafos anteriores a figuras como la monja corrupta Lilith (Lorena Andrea), o al nuevo Papa, Duretti (Joaquim de Almeida). Es un show con un montón de lore, que va introduciendo con rapidez nuevas contorsiones narrativas y giros e historias de trasfondo basadas en mitos y situaciones reales. Consideren, si no, el rol que juega en la historia la corona de púas de Jesucristo (¡!), o la aparición de personajes ajenos a la hermandad de Ava, como una monja increíblemente entusiasta (¡siempre sonriente!) llamada Yasmine (Meena Rayann). “Warrior Nun” está siempre en movimiento, introduciendo novedades con frecuencia, como para que el público no se aburra.
Generalmente, este tipo de estrategias resultan en productos finales demasiado inflados o hasta incoherentes…. pero sorprendentemente, ese no es el caso de la segunda temporada de “Warrior Nun”. El creador Simon Barry y su equipo (que incluye a David Hayter como guionista; ¡sí, la voz de Solid Snake en los juegos de “Metal Gear Solid”!) hacen un buen trabajo balanceando todos los elementos de la historia, como para no perder de vista ni a la protagonista, ni al conflicto central entre ella y Adriel. Sí, se podría ahondar más en elementos más contemplativos, como el hecho de que Ava sabe como es estar muerta, o como la desaparición de ciertos personajes que fueron importantes en la primera temporada. Incluso hay cierto giro chocante que acaba con todo un grupo de personajes, y a nuestras protagonistas no parece importarles mucho.
Lo cual no debería sorprender, francamente. “Warrior Nun” no es una serie contemplativa en lo absoluto; es una historia que funciona en el momento, y que como se ha mencionado antes, está siempre en movimiento. Si uno la ve considerando eso —y considerando, además, que está basada en un personaje de cómics; ¡sí, en serio!— entonces la puede pasar de lo lindo. Los episodios se mueven a buen ritmo, los personajes son simples pero carismáticos y entretenidos, y la trama es de lo más alocada. Incluso me atrevería a decir que hasta a las personas más conservadoramente religiosas les costaría ofenderse con “Warrior Nun”. Sí, el show deja muy mal parada a la Iglesia como institución, pero no parece tener nada en contra de la fe o de las creencias de la gente. Todo lo contrario.
Aparte de eso, resulta (todavía) muy divertido ver a estas monjas patear traseros. Al igual que en la primera, esta segunda temporada de “Warrior Nun” cuenta con peleas muy bien coreografiadas y emocionantes. Destacan una trifulca que sirve para demostrar los nuevos poderes de Lilith (ahora más demonio que monja, valgan verdades), y un enfrentamiento entre la Hermana Beatrice, y un montón de fanáticos de Adriel en un pasillo. Se nota que las mismas actrices han entrenado para estas secuencias, y felizmente son filmadas con movimientos de cámara fluidos y sin abusar de los cortes rápidos, como para que se entiendan bien y emocionen a cualquier espectador. Impresionante, la verdad.
Lo cual no quiere decir que todo en “Warrior Nun” sea espectacular. De hecho, por más de que la mayoría de efectos visuales digitales sean de buena calidad, la temporada todavía cuenta con algunos momentos francamente impresentables. Consideren, si no, las alas con las que cuenta cierto personaje (lucen como algo extraído de un juego para PlayStation 3), o ciertos planos en chroma, que parecen sacados de una película de hace veinte años. “Warrior Nun” aprovecha muy bien sus locaciones reales por toda Europa (los Alpes, por supuesto, y ciudades como Madrid), pero a la vez, puede lucir un muy poco barata cuando comienza a depender demasiado de creaciones digitales. No es algo que malogre la experiencia, pero sí evita que la serie se sienta tan sofisticada como seguramente le gustaría a sus creadores.
Mucho de lo disfrutable en “Warrior Nun”, eso sí, viene gracias al trabajo de los actores. Como siempre, Alba Baptista está genial como Ava, inyectándole mucho carisma y personalidad a un personaje potencialmente plano. Me encanta el contraste entre su entusiasmo y sarcasmo, y la seriedad de los personajes que la rodean. Parece que la joven actriz está entrando poco a poco en el mainstream, y espero que siga así; ¡no me molestaría verla en una película de renombre para cines!
Por otro lado, Kristina Tonteri-Young está muy bien como Beatrice. Su química con Alba es palpable, y resalta tanto en las escenas más dramáticas, como durante las secuencias de violencia. Ayuda, además, que Beatrice como personaje sea adorable, y que haya crecido bastante en comparación a su aparición en la primera temporada. Por su parte, William Miller es suficientemente intimidante como Adriel, luciendo como un Fabio encantador y demoníaco. Thekla Reuten logra inyectarle algo de emotividad a la historia a través de su rol como Jillian; Tristán Ulloa es creíble como Vincent; la Madre Superiora Sylvia De Fanti demuestra ser la lideresa perfecta para nuestras protagonistas; Olivia Delcán destaca más que antes como la Hermana Camila, y Joaquim De Almeida (uno de los grandes actores secundarios de Hollywood) la está pasando muy bien interpretando al nuevo Papa.
Si se divirtieron con la primera temporada de “Warrior Nun”, entonces la pasarán de lo lindo con la segunda. La serie es lo que es, y dudo que vaya a convertir a los espectadores más cínicos; no busca ser nada más que entretenimiento puro, pues, aprovechando bien el potencial de su ridículo título. Pero si creen que no serán capaces de creerse una historia que involucra a Monjas Elegidas por una Aureola, Hermanas Que Saben Kung-Fu, demonios carismáticos, mujeres aladas, y portales a otras dimensiones, pues no le pongan play ni al primer episodio. “Warrior Nun” no es para todo el mundo, pero quienes estén sedientos de ver historias de género suficientemente bien contadas, y que no tienen miedo de ser absurdas, deberían darle una oportunidad a este show. Espero que puedan producir una tercera temporada; con Netflix nunca se sabe.
destacado
‘The Witcher’: Liam Hemsworth reemplazará a Henry Cavill para la cuarta temporada
Publicado
hace 2 añosel
31 octubre, 2022Netflix ha renovado The Witcher para una cuarta temporada con un giro.
Liam Hemsworth reemplazará a Henry Cavill en la épica serie dramática, tomando las riendas como Geralt de Rivia.
El movimiento se produce antes de la tercera temporada de la serie, que regresará en el verano de 2023. Una serie de precuelas de cuatro partes, The Witcher: Blood Origin, se lanza el 25 de diciembre de 2022.
Cavill, quien reveló a principios de esta semana que regresará en el papel de Superman, interpretó al sombrío Geralt de Rivia, la pesadilla de las bestias sobrenaturales en las primeras tres temporadas de la serie dramática.
The Witcher es una historia de los destinos entrelazados de tres personas en el vasto mundo de The Continent, donde humanos, elfos, brujos, gnomos y monstruos luchan para sobrevivir y prosperar, y donde el bien y el mal no se identifican fácilmente.
También está protagonizada por Anya Chalotra y Freya Allan.
Hemsworth, mejor conocido por protagonizar la franquicia Hunger Games, recientemente protagonizó el drama de Quibi Most Dangerous Game. Asumirá el cargo de Geralt de Rivia en lo que se cree que es un gran negocio.
Según las fuentes, Cavill había hecho un contrato a corto plazo para The Witcher y sintió que era hora de seguir adelante después de tres temporadas en el programa, que se filma en el extranjero y tiene un calendario de producción exigente. Ya tiene proyectos de cine y televisión en fila, incluido el recién anunciado The Ministry Of Ungentlemanly Warfare, además del regreso de Superman. Las coprotagonistas de Cavill’s Witcher renegociaron sus contratos antes de la temporada 4, dijeron las fuentes.
Lauren Schmidt Hissrich es showrunner y productora ejecutiva. Tomek Baginski, Jason F. Brown, Sean Daniel, Mike Ostrowski, Steve Gaub y Jarosław Sawko también son productores ejecutivos.
Cavill dijo: “Mi viaje como Geralt de Rivia ha estado lleno de monstruos y aventuras y, por desgracia, dejaré mi medallón y mis espadas para la temporada 4. En mi lugar, el fantástico Sr. Liam Hemsworth tomará el control. manto del Lobo Blanco. Al igual que con los más grandes personajes literarios, paso la antorcha con reverencia por el tiempo dedicado a encarnar a Geralt y con entusiasmo por ver la versión de Liam de este hombre tan fascinante y lleno de matices. Liam, buen señor, este personaje tiene una profundidad tan maravillosa, disfruta sumergiéndote y viendo lo que puedes encontrar”.
Hemsworth agregó: “Como fanático de Witcher, estoy encantado con la oportunidad de interpretar a Geralt of Rivia. Henry Cavill ha sido un Geralt increíble, y me siento honrado de que me entregue las riendas y me permita tomar las espadas del Lobo Blanco para el próximo capítulo de su aventura. Henry, he sido fan tuyo durante años y me inspiró lo que aportaste a este querido personaje. Puede que tenga algunas botas grandes que llenar, pero estoy realmente emocionado de ingresar al mundo de The Witcher”.