¿Cómo continuar con la historia de “Castlevania”, cuando la segunda temporada de la serie se deshizo del villano más importante, Drácula? Pues resulta que Warren Ellis (creador del show) tenía una gran idea en mente: hacer algo completamente diferente. Lo que comienza como “las aventuras de Trevor y Sypha” (un buen concepto, de hecho), culmina como algo bastante más ambicioso y emocionante, y es entrelazado con las historias de personajes quizás menos conocidos, pero no menos importantes, para convertir a la tercera temporada de “Castlevania” en, posiblemente, la mejor adaptación de cualquier videojuego al medio audiovisual. ¿De repente el futuro de estas historias está en la TV y el streaming, y no en las pantallas de cine?

Esta temporada comienza un tiempo después del final de la anterior. Vemos como Alucard (voz de James Callis) se está acostumbrando a la vida en el castillo de su padre, completamente solo y comenzando a perder la cordura. Y vemos también como Trevor Belmont (voz de Richard Armitage) y Sypha (voz de Alejandra Reynoso) van de pueblo en pueblo, acabando con Criaturas de la Noche, felices como pareja. Pero las cosas se tornan más imprevisibles cuando llegan a una nueva aldea, en donde El Juez (voz de Jason Isaacs) trata de mantener el orden, pero es desafiado por un grupo religioso liderado por Sala (voz de Navid Negahban). Es así que poco a poco nuestros protagonistas tendrán que develar el misterio detrás de la iglesia donde habitan Sala y sus hombres, tratando de ayudar a los habitantes del pueblo.

¡Pero hay más! A la vez, también seguimos a Hector (Theo James), quien ha sido capturado por la vampiresa Carmilla (Jamie Murray) y llevado a su castillo, donde es encerrado en un calabozo. Sin embargo, otra vampiresa, llamada Lenore (Jessica Brown Findlay) comienza a interesarse en él, lo cual podría traer consigo interesantes consecuencias. Y finalmente, tenemos también a Isaac (Adetokumboh M’Cormack), quien viaja por el mundo con su ejército de Criaturas de la Noche, asesinando humanos, y buscando al anteriormente mencionado Hector.

Sí la tercera temporada de “Castlevania” se siente menos “épica” que la anterior, es porque efectivamente lo es. Pero se trata de una decisión consciente por parte del equipo creativo, el cual claramente está tratando de desarrollar una historia de manera paulatina, sembrando semillas que, esperemos, florecerán en temporadas posteriores. Puede que los desafíos para nuestros protagonistas, entonces, sean menos apocalípticos, pero en muchos casos son más personales. El misterio que tienen que develar Trevor y Sypha, por ejemplo, se siente como una consecuencia directa de los eventos de los segunda temporada, y la manera en que Hector es tratado tiene su raíces más en su desarrollo como personaje, que en cualquier contorsión narrativa.

De hecho, me animaría a decir que una de las razones por las que esta tercera temporada de “Castlevania” funciona tan bien, es porque le da muchísima importancia al desarrollo de sus protagonistas. Vemos, por ejemplo, como Sypha se va haciendo menos naive, entendiendo cómo funciona este oscuro y terrible mundo desde la perspectiva de Trevor. Y este último, por su parte, trata de ver el mundo desde el punto de vista de Sypha, entendiendo que está bien ayudar a otras personas sin esperar cualquier tipo de recompensa, por más de que tengan que enfrentarse a enemigos terribles. Es la relación entre estos dos personajes —verosímil, nada gratuita— lo que le otorga un palpitante corazón a “Castlevania”, y lo que motiva, en parte, al espectador a que siga viendo la serie.

Consideren, también, a Isaac, posiblemente uno de los personajes más intrigantes y profundos de la serie. Me encantó un intercambio filosófico que tiene con un capitán de barco —el cual pinta de cuerpo entero al personaje y sus motivaciones—, así como el desenlace de su arco de temporada, en donde lo vemos batallar con un ejército de humanos controlados por un ser increíblemente poderoso. Isaac trae consigo bastante temas de interés —¿Qué propósito tiene un ser vivo en esta Tierra? ¿Qué pasa cuando un humano es “revivido” y convertido en una criatura completamente distinta a como era antes?—, los cuales son desarrollados de manera breve pero eficiente. Se trata de un personaje que, con justa razón, no cree en la humanidad, pero que poco a poco es convencido de que, de repente, existe una que otra persona que valdría la pena salvar.

Nada de esto quiere decir que “Castlevania” sea una serie lenta o aburrida, por supuesto. Simplemente denota el interés por parte de Ellis en convertir al show en algo un poco más ambicioso y redondo de lo que uno asumiría con solo leer el título. No obstante, esta temporada no carece de acción, la cual es, en general, animada de manera vistosa. Consideren, si no, una pelea rápida y furiosa que tiene Trevor con un trío de monjes en un callejón del pueblo, o la batalla climática anteriormente mencionada entre Isaac y sus monstruos, y un ejército de lo que vendría a ser, a falta de una mejor expresión, zombies. “Castlevania” mantiene un muy buen balance entre las escenas de desarrollo de personaje y las de violencia, en donde vemos mucha sangre, tripas y decapitaciones. Es un poco asqueroso, pero está suficientemente estilizado como para que no luzca demasiado realista.

Por otro lado, vale la pena mencionar otra suerte de clímax…. me refiero al episodio 9 de la temporada, el cual hace énfasis en el contenido sexual de la historia, para contrastar imágenes de desnudos y actos sexuales, con momentos de violencia y sangre. “Castlevania” no es un show hecho para excitar al espectador, y aunque podría argumentarse que estas secuencias comienzan de manera erótica, poco a poco van degenerando para demostrar que no son momentos de sexualización gratuita, si no más bien la conclusión de nueve episodios de desarrollo narrativo y de personajes. “Castlevania” utiliza el sexo y la violencia para denotar ciertas característica de sus personajes, lo cual genera más shock que emoción. Consideren, si no, la manera en que un personaje en particular manipula a otro casi como una maestra de marionetas, lo cual, lógicamente, concluye con un acto sexual puramente sin mayor involucramiento emocional.

A pesar de que la calidad de la animación durante las secuencias de acción es muy alta, esta misma sufre a veces durante los momentos más callados. No me tomen a mal; “Castlevania” no luce mal, y de hecho los diseños de los personajes (tanto los humanos como los vampiros y los monstruos) siguen siendo excelentes… pero los movimientos de los mismos pueden llegar a lucir algo robóticos, especialmente cuando conversan o se tienen que mover lentamente. No es algo que me llegó a fastidiar del todo, pero ciertamente contrasta con la animación fluida y vistosa de las peleas y persecuciones. Si ya de por sí “Castlevania” luce bastante bien, me encantaría que le den más presupuesto a Ellis para que la cuarta temporada se vea incluso mejor.

Por otra parte, la mayor parte de actuaciones de voz siguen siendo perfectas para sus respectivos personajes, desde los principales hasta los secundarios. La voz gruesa e intimidante de Richard Armitage (“El Hobbit”) sigue siendo ideal para Trevor Belmont, pero esta vez logra otorgarle algo de vulnerabilidad, especialmente cuando comparte momentos íntimos con Sypha. Y Alejandra Reynoso logra desarrollar a esta última como una gran hechicera; fuerte, poderosa, pero también algo naive y optimista y totalmente encantadora (definitivamente es mi personaje favorito). De los personajes nuevos, mis favoritos fueron el Saint Germain de Bill Nighy (gran actor) y el Juez de Jason Isaacs (Lucius Malfoy en “Harry Potter”). Como Sumi y Taka, Rila Fukushima y Toru Uchikado no me llegaron a convencer del todo, desgraciadamente; sus actuaciones suenan algo tiesas, sin motivación, incluso durante los momentos más intensos o sexualmente cargados.

No obstante, y fuera de un par de quejas verdaderamente pequeñas, disfruté enormemente de esta tercera temporada de “Castlevania”. El tener diez episodios a su disposición, le ha permitido a Ellis el poder desarrollar una historia con más paciencia, haciendo énfasis en las interacciones entre personajes y el desarrollo de los mismos. Con secuencias de acción brillantemente animadas (e increíblemente sangrientas), una trama intrigante y no menos interesante que la de la temporada anterior (¡y eso que ya no tienen a Drácula!), excelentes actuaciones de voz, y contenido sexual que no se siente gratuito (y que termina siendo más perturbador que erótico), “Castlevania” es una de las mejores adaptaciones de un videojuego que se haya visto en cualquier tipo de pantalla. Realmente me muero por ver cómo continua la trama en la cuarta temporada; ¡que venga ya!