destacado
CRÍTICA: Andor (Episodios 1, 2 y 3)
Publicado
hace 2 añosel
*ALERTA DE SPOILERS*
El caso de “Andor” es muy interesante. Es una serie de “Star Wars” que cuenta con un protagonista al que vimos morir en “Rogue One”, y que no se concentra en Jedis y Mandalorianos ni personajes cercanos a los que hemos visto en las películas de las sagas principales. Es un show, pues, que en teoría, ningún fan pidió… y que sin embargo está demostrando ser de lo mejor que ha producido Lucasfilm hasta ahora. Y no estoy bromeando; lo que Tony Gilroy y su equipo han logrado con “Andor” es bastante impresionante, adentrándonos en unan esquina nunca antes vista de la galaxia, poblada por gente desagradable y obsesiva y empecinada en simplemente… sobrevivir.
Fue muy buena idea, además, estrenar la serie con los primeros TRES (¡!) episodios, ya que “Andor” se toma su tiempo a la hora de desarrollar a sus personajes y el contexto en el que se desenvuelven. Al comenzar el primer episodio, por ejemplo, nos encontramos con un Cassian Andor (Diego Luna) distinto al que vimos en el spin-off dirigido por Gareth Edwards. Se trata de un hombre que simplemente está intentando sobrevivir en un planeta lleno de criminales y miembros de una fuerza policíaca particular. No está interesado en ninguna rebelión, y parece tener pocas interacciones con el Imperio. Claramente, el arco de Cassian a lo largo de la temporada, lo obligará a ser más consciente de lo que está pasando en el resto de la galaxia.
El inicio del show, sin embargo, deja bien en claro que esta será una serie de “Star Wars” muy diferente. Lo primero que Cassian hace es ir a lo que parece ser un club de strippers (o incluso un prostíbulo), y luego lo vemos asesinado a alguien a sangre fría (lo cual trae consigo ciertas consecuencias, por supuesto). Es un inicio brutal y oscuro para la serie, dando a entender inmediatamente que “Andor” manejará un tono muy distinto al de las películas. Además, a pesar de haber cometido un acto bastante despreciable, uno entiende por qué Cassian tuvo que hacer lo que hizo, lo cual ayudará a que su arco de crecimiento sea más digerible.
Felizmente, sin embargo, él no es el único personaje importante. También tenemos a Bix Caleen (Adria Arjona), una de sus aliadas más cercanas, y dueña de un taller de algún tipo. Ella representa a la ciudadana de a pie, al tipo de personaje que intenta no involucrarse en temas demasiado turbios… por más de que tenga amigos como Cassian. Pero más interesante es la presencia de Syril Karn (Kyle Soller), un oficial de la fuerza policíaca ya mencionada, y uno de los antagonistas más particulares del show. No se trata de alguien maligno, necesariamente, si no más bien de un hombre que parece estar INTENTANDO (quizás demasiado) hacer lo que supuestamente tiene que hacer en su trabajo, esforzándose por inspirar a los demás y por hacer lo que se supone es lo correcto. Se trata de una caracterización interesante, en un personaje que espero siga apareciendo en el futuro (por la manera en que termina el tercer episodio, no estoy seguro de que eso vaya a suceder).
Es así, pues, que los primeros dos episodios van estableciendo los roles de estos personajes y otros más en un planeta desagradable, que parece no haber sido controlado del todo por el Imperio (al menos no hasta ahora). Pero no es lo único que nos ofrece “Andor”. También resulta fascinante ver los flashbacks a la infancia de nuestro protagonista, en donde parece haber estado viviendo con otros niños en un planeta que sufrió de un terrible accidente minero. Y resulta interesante ver la manera en que es adoptado (¿secuestrado?) por Maarva (Fiona Shaw), una mujer aparentemente bienintencionada. Algo me dice que su historia juntos tendrá repercusiones en el resto de la serie… ¡espero ese sea el caso!
Lo más interesante de “Andor”, en todo caso —y es algo en lo que se parece a “Rogue One”—, es que está lidiando con personajes que se encuentran en una zona moral gris. Acá no hay héroes ni villanos —los protagonistas cometen actos despreciables, y personajes como Karn, a pesar de estar en el lado incorrecto de la historia, son humanizados hasta cierto punto, como para dar más pena que rabia. “Andor” no está interesado en el lado místico o simplificado de la galaxia de “Star Wars”. Es por eso que ya varios fans han dicho que no se siente como cualquier otra serie de la franquicia —al menos por como se han desarrollado los primeros tres episodios, el show podría haberse llevado a cabo en cualquier otro universo sin mayores cambios narrativos o de caracterización.
Lo cual, lo crean o no, no es algo malo, y de hecho ayuda a otorgarle una identidad propia a “Andor”. A diferencia de las otras series de Lucasfilm para Disney Plus, Gilroy y su equipo no parecen haber abusado de las famosas pantallas LED del “Volume”, y más bien, han usado más sets, locaciones reales, y hasta pantallas verdes para traer esta historia a la vida. Esto resulta en un producto final más táctil, menos artificial y menos sintético, que se siente coherente con la propuesta de estos primeros tres guiones. “Andor” se siente como una serie elegante, muy distinta, quizás, a lo que George Lucas hizo —especialmente— con sus precuelas, pero no menos entretenida.
Las actuaciones ciertamente ayudan a pegar al espectador a la pantalla del televisor (o laptop… o tablet). Diego Luna interpreta a Cassian como un hombre que vive siempre al borde del peligro, consciente de que alguien lo podría matar en cualquier momento. Es una actuación sutil, que me recordó, lógicamente, a su trabajo en “Rogue One”, pero con suficientes diferencias como para que uno pueda intuir hacia dónde evolucionará y cambiará. Adria Arjona está muy bien como Bix, inyectándole carisma y energía; Stellan Skarsgard resalta como un agente de lo que, asumo, eventualmente se convertirá en la Alianza Rebelde, y Kyle Soller interpreta a Karn como un hombre nervioso y de poca autoridad, que sin embargo no carece de ambiciones. Va a ser interesante ver cómo estos personajes van cambiando a lo largo de la serie, especialmente cuando comiencen a interactuar con los que todavía nos falta ver (pero que ya han aparecido en los tráilers).
“Andor” me sorprendió muy gratamente. Es un show de “Star Wars” que no se ve limitado por temas de presupuesto, y que, a diferencia de “Obi-Wan Kenobi” (una serie que me gustó bastante, dicho sea de paso), no parece abusar de la tecnología nueva del “Volume”. Ha sido un gusto ver estos primeros tres episodios de “Andor”. Puede que sean un poco lentos para algunos (especialmente para los fanáticos más impacientes y jóvenes), pero quienes estén dispuestos a darles una oportunidad, se encontrarán con un show complejo y oscuro, que demuestra que la galaxia de “Star Wars” es lo suficientemente grande, como para entregarnos toda suerte de historias y protagonistas. Estoy esperando la salida del cuarto episodio con impaciencia; ¡que ya aparezca la Mon Mothma de Genevieve O’Reilly!
Cofundador y editor en NoEsEnSerie.com. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP, y miembro de la APRECI—Asociación de Prensa Cinematográfica. Integra el staff de la revista MasGamers, las webs de Nintendo Pe y Fans de Zelda Perú, el portal web Cinencuentro, y el portal de cine peruano FotografiaCalato.com. Adicionalmente, es YouTuber para el canal Aprieta Start, y formó parte del staff de prensa del 18 Festival de Cine de Lima. También trabaja como fotógrafo para Star Wars Fan Club Perú. Desde enero del 2012 publica críticas y comentarios de cine en el blog Proyectando Ideas (el cual forma parte de la Asociación de Blogs de Cine). Crítico oficial de RottenTomatoes.com. Cinéfilo y seriómano empedernido.
****½ sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
Llegamos al final de lo que podría considerarse como una de las mejores series del 2024. Y felizmente, “El Pingüino” ha concluido de manera satisfactoria —más que satisfactoria, de hecho. El personaje del título (Colin Farrell) por fin se ha convertido en el verdadero villano que siempre debió ser; Sofia Gigante (Cristin Milioti) ha regresado al asilo de Arkham, para volver a vivir su peor pesadilla. Pero más importante: lo que tanto nos teníamos, terminó pasando. Vic (Rhenzy Feliz), el eterno aliado de Oswald, es asesinado por este último luego de que tienen una breve conversación, en la que el primero le confiesa que lo considera como familia. El último cuchillazo en el corazón (no literal). El último paso que Oz tenía que dar para convertirse en lo que debía ser.
De hecho, lo que postula este último episodio de “El Pingüino”, es que Oz siempre fue así. Desde pequeño. No solo porque terminó matando a sus dos hermanos, como vimos en otro flashback, si no también porque siguió viviendo con su mamá después de eso, como si nada hubiese pasado. Para él, sus hermanos eran como obstáculo que le impedían estar con su madre, y que debían ser eliminados. Quería a su madre solo para él. Quería su aceptación. Quería darle la vida que siempre quizo tener. Pero como Oz no puede obtener todo lo que quiere, y mucho menos lo más importante para él, su madre termina teniendo un derrame, el cual la deja en estado vegetativo. Todo por lo que luchó, todo por lo que mató… se esfumó en pocos minutos. Y todo lo que queda es un Oz destruido, que lo tiene todo pero a la vez nada.
Es así, pues, que “El Pingüino” nos deja con una de las mejores construcciones de un villano que haya visto en un buen tiempo. A diferencia de lo que está haciendo Sony, la serie nunca trata de redimir a su personaje central ni mucho menos. No trata de convertirlo en un antihéroe. Lo que ha hecho es obligarnos a seguir a un personaje nefasto, a un psicópata al que entendemos, pero al que nunca llegamos a justificar. Es fascinante, y se cuelga de las excelentes actuaciones de Farrell, Milioti y Feliz. De hecho, si tengo una sola queja, es que “El Pingüino” no logra insertar suficientes referencias al mundo en el que sucede (¿cómo es que Batman ha ignorado todo lo que pasa en el show?) Y aunque me encantó la aparición de la Batiseñal al final, creo que pudieron haber puesto… más. Pero eso es lo único, ¡lo juro! Por lo demás, “El Pingüino” ha concluido muy bien, y ha demostrado ser, nuevamente, de lo mejor que hemos podido ver este año en streaming.
****½ sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
Ya nos vamos acercando al final. En el sétimo episodio de “El Pingüino”, llamado “El Jefe”, las cosas se tornan más complicadas para el personaje del título. Su madre, Francis (Deirdre O’Connell) ha sido capturada por Sofia Gigante (Cristin Milioti), y cuando llega a su casa en busca de Vic (Rhenzy Feliz), más bien se encuentra con Sal Maroni (Clancy Brown), quien le pide lo lleve a su base de operaciones en las alcantarillas. Después de todo, se quiere vengar de Oz por haber matado a su esposa, y de paso se quiere quedar con su operación de producción y distribución de drogas para compartirla con Sofia.
Es una situación compleja, pues, de la cual, para variar, Oz logra salir. Con la ayuda de un secuaz, logra apagar las luces de su base, se escapa de las garras de sus enemigos, y termina asesinando a Maroni… bueno, más o menos. Pelean, y este parece morir de un infarto, lo cual frustra a Oz, quien siempre quiere demostrar que es el ganador y es mejor de lo que el resto cree. Pero por su parte, en una conversación con Francis, Sofia se da cuenta de algo: todo este tiempo, quizo hacer algo nuevo, ser distinta. Pero ha estado jugando el mismo juego que su padre. Por ende, cuando Oz le pide que vaya a su base para entregar a su madre, hace algo diferente: le manda una bomba. Y aunque el Pingüino sobrevive (obviamente), para variar, los que pagan las consecuencias de la explosión son los residentes más pobres de la superficie. Al igual que con la inundación del Acertijo en “Batman”, son los más necesitados los que sufren por las acciones de estos villanos.
Es así que “El Pingüino” se va acercando a su final, sorprendiéndonos con giros narrativos interesantes y demostrando que ya se está acercando a un clímax potencialmente intrigante. Disfruté del flashback a la infancia de Oz con su madre (pues resulta que el pequeño Pingüino fue el responsable de la muerte de sus hermanos… o al menos eso parece), y disfruté de la escena entre Francis y Sofia, y de la intervención del Doctor Rush (Theo Rossi) en toda la situación. Sofia sigue siendo una antagonista formidable, dejando a Oz más solo que nunca. Aparentemente sin Vic (por el momento, asumo) y con un ejército muerto. ¿Qué pasará en el último episodio de la próxima semana? Tengo mis teorías, pero como siempre, estoy seguro que “El Pingüino” logrará sorprenderme.
destacado
CRÍTICA: Agatha en todas partes – Episodios 8 y 9 (FINAL)
Publicado
hace 3 semanasel
31 octubre, 2024EPISODIO 8
****sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
El octavo (¡y penúltimo!) episodio de “Agatha en todas partes” comienza con el breve retorno de Alice (Ali Ahn), quien al encontrarse con la Muerte (Aubrey Plaza) se entera de que ya cumplió con su misión en la Tierra; al ser una Bruja de Protección, murió protegiendo a alguien. Luego de eso, retornamos a donde Billy (Joe Locke) y Jennifer (Sasheer Zamata) escapando de la prueba anterior, y del sacrificio de Lilia (Patti LuPone). Eventualmente, se reencuentran con Agatha (Kathryn Hahn), y aunque tratan de avanzar por el Camino de las Brujas, al final se dan cuenta de que este es un círculo, y regresan a donde comenzaron.
¿O no? Porque sí terminan llegando a la última Prueba, donde Agatha se da cuenta que cada una de las brujas ha llegado al momento en donde puede (¿debe?) recibir lo que está buscando. Jennifer recupera sus poderes (resulta que era la mismísima Agatha las que los estaba bloqueando), Billy encuentra la manera de meter la consciencia de su hermano en el cuerpo de un niño que está a punto de morir, y Agatha… bueno, logra crear vida a partir de la tristeza, lo que la lleva a enfrentarse a la Muerte y, para sorpresa de muchos, autosacrificarse. ¡Resulta que no era taaaan mala después de todo!
Todo va culminando, pues, tal y como asumíamos que culminaría, pero lo más interesante ha sido reservado para el final del episodio. Ya de vuelta en casa (y luego de haber adquirido su propio traje de superhéroe y todo), Billy se da cuenta de algo, y el público es testigo de un giro bastante chocante. El Camino de las Brujas nunca existió; siempre estuvo basado en las experiencias y cosas que Billy tenía en su cuarto. Como buen hijo de Wanda Maximoff, creó su propia realidad, y trajo consigo a las brujas para meterse en ella (lo cual explica cómo es que la Muerte se va del Camino simplemente cortando un agujero en una pared falsa en el fondo… huh). Es un “twist” que funciona, pero que sí me dejó con una desagradable sensación, parecida a la del estereotípico final de “todo fue un sueño”. Y así termina, lo cual, por supuesto, me lleva a…
EPISODIO 9 (FINAL)
**** sobre *****
*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*
…el último episodio de “Agatha en todas partes”, por supuesto. Es aquí, pues, que nos enteramos —a través de un flashback bastante extenso— de la vida de Agatha entre 1750 y 1756, primero cuando dio a luz a su hijo Nicky, y luego cuando vivió con él hasta el día que la Muerte se lo llevó, engañando a brujas para luego matarlas. Pero más importante, es aquí que se complementa lo revelado en el episodio anterior, mostrándonos que la Balada del Camino de la Bruja nunca fue real —simplemente era la adaptación de una canción que al pequeño Nicky se le ocurrió mientras caminaba con su madre cerca al bosque.
Por ende, es Agatha quien se inventó todo el rollo del Camino, y como se muestra en un montaje bastante memorable, quien engañó por literalmente siglos a brujas, diciéndoles que les mostraría el Camino, para luego extraerles todo su poder. Es eso, de hecho, lo que planeaba hacer con Alice, Jennifer y Lilia al inicio de la temporada, en el sótano de su casa… hasta que Billy, con su propio poder, creó el Camino por primera vez en la historia. Es así, pues, que este episodio final nos muestra claramente el arco de personaje de Agatha: comenzó la temporada como alguien que simplemente quería seguir engañando a otras brujas, como siempre, y la terminó sacrificándose por Tommy, y convirtiéndose en una fantasmita.
Es ya en el presente que la vemos así, y que llegamos al final de la serie: con Agatha y Billy saliendo a la luz, en busca de Tommy. ¿Veremos el desarrollo y desenlace de dicha aventura? Sospecho que sí, pero no sé si en una segunda temporada de “Agatha en todas partes”, o en alguna otra serie. En todo caso, se puede decir que este show terminó siendo mejor que lo que muchos esperaban; correcto, en términos generales, y en el caso de algunos episodios un poco repetitivo, pero en el caso de otros, bastante memorable. No la he pasado mal con “Agatha en todas partes”, y ahora que el personaje del título es un fantasma, me gusta la idea de seguir a Billy Maximoff en la búsqueda de su hermano. ¡Apúrense y háganlo realidad, Marvel!