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CRÍTICA – Peacemaker (Episodio 6)

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«Murn After Reading» es el nombre de este nuevo episodio de Peacemaker. Un juego de palabras entre la frase «burn after reading» («quémese después de leer) y el nombre del personaje que nos causaba más intriga por los finales de los capítulos anteriores. Ha sido un episodio que ha cambiado muchas cosas y ha abierto tantos frentes por resolver que parece que los capítulos restantes no van a alcanzar para desenmarañar todo. De hecho, podría ser que no todo deba resolverse en esta temporada.

Tan solo empezando este episodio tenemos un contragiro al plot twist que nos habían anunciado dos semanas seguidas. Murn sí es una de las mariposas alienígenas, pero es un disidente que trata de detener el plan de Goff, la líder de las mariposas que tenía Peacemaker en su poder y que es la que ha originado el mayor problema de este capítulo. Sophie y Larry, los policías que están tras Chris Smith, han logrado obtener, a pesar de los intentos de Locke por impedirlo, una orden del juez para liberar a Augee y capturar a Peacemaker. Estaba perdiendo un poco la fe, pero finalmente sí veremos al padre de Chris ponerse el traje de villano de White Dragon y seguramente intentará matar a su hijo.

Por otro lado, la pareja de policías va tras el héroe y se produce una secuencia de acción muy dinámica que viene a ser la persecución en medio del bosque a Peacemaker, Eagly y Vigilante. Locke llega a salvarlos pero la mariposa que Peacemaker tenía se escapa y toma el control del cuerpo de Sophie. Entendemos ahora que el diario que Adebayo había sembrado en la casa de Chris contiene información que puede comprometer a la misión, sin embargo Locke se asegura de llevarse la evidencia. Sophie, o mejor dicho, Goff, reúne un gran número de mariposas e infecta a todos los que se encontraban en la estación de policías, incluyendo a Larry, a Locke y a los criminales. Es una escena bastante épica la que vemos desde que Sophie invade el edificio y sale con todos los humanos ya controlados por los bichos alienígenas.

El final del episodio es muy del estilo Spider-Man: Far From Home, pues Locke, ya infectado, anuncia en la televisión que Peacemaker es una amenaza para el mundo y lo incrimina de haber asesinado a gente inocente por la información que contiene el diario que fue encontrado en su casa, lo que generará una persecución contra él y todo el equipo.

Sin embargo, lo más importante del episodio recae en otros aspectos más personales de los personajes. Peacemaker se siente sobrepasado por la situación y le comenta a Harcourt que ya no desea seguir asesinando personas. Lo cierto es que desde el episodio anterior el protagonista viene realizando con una evolución bastante orgánica a convertirse en una persona más sensible y, personalmente, estoy sorprendido por lo bien que John Cena está llevando su papel. Además, Murn explica que se vio obligado a invadir un cuerpo, pero decidió hacerlo en la persona más despreciable que encontró. Aquí se abre cierto debate respecto a si es que esa vida valía menos que cualquier otra y la capacidad que tienen las mariposas para modificar las conductas de los humanos, pero recordando la vida que la persona llevaba antes. Y por último, Adebayo se encuentra en un dilema, pues cualquier acción que lleve a cabo significará traicionar a su madre, Amanda Waller, o a su equipo, que han demostrado ser buenas personas con ella.

Los conflictos están planteados, la trama está en su punto más alto y todo indica que tendremos un desenlace frenético y repleto de acción, sin perder el humor que la serie ha mantenido a lo largo de todos los episodios.

Estudié Economía en la Udep, pero mi película favorita no es Wall Street ni mi serie favorita es Billions. En realidad no tengo ninguna favorita, por eso dedico todo el tiempo posible a ver la mayor cantidad de series y películas que pueda, y porque me gusta. Escribo también en estrimin.pe.

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CRÍTICA: La vida sexual de las universitarias – Temp 3, Ep 1

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**** sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

Si son fanáticos de las primeras dos temporadas de “La vida sexual de las universitarias”, seguramente ya sabrán que Reneé Rapp aparecerá menos en la tercera, habiendo decidido que prefiere dedicarle tiempo a su carrera de cantante en vez de actuar. Esto, claramente, resultará en la eventual desaparición de su personaje, Leighton, en la serie. ¿Pero cómo? Pues eso es algo que no nos demoramos en averiguar en el primer episodio. Resulta que su novia, Alicia (Midori Francis) se quiere ir de la Universidad de Essex para trabajar en Boston. Y (no tan) casualmente, el profesor de matemáticas de Leighton le ofrece hablar con un colega en MIT (¡en Boston!) para que se pase a dicha universidad a estudiar matemáticas, su verdadera pasión.

Conveniente, ¿no? O sea sí, pero es lo que la serie necesita —simplemente dará mucha pena ver a Leighton irse del show. Fuera de eso, sin embargo, este primer episodio hace un buen trabajo actualizándonos con las vidas de las chicas. Kimberly (Pauline Chalamet) y Whitney (Alyah Chanelle Scott) comienzan la historia peleadas debido a que la primera se metió con el ex de la segunda, Canaan (Christopher Meyer), pero felizmente terminan amistándose para el final. Whitney, además, tiene que acostumbrarse en la vida de una sorodidad. Y por su parte, Bela (Amrit Kaur) parece encontrar una nueva motivación para mejorar como persona, luego de enterarse de que no puede cambiarse de universidad por tener un GPA demasiado bajo: convertirse en mentora para los alumnos y alumnas de primer año.

Es bastante, especialmente considerando que el episodio es relativamente corto, pero como siempre, “La vida sexual de las universitarias” se mueve rápido y sin hacerse problemas, incluyendo todo tipo de diálogos graciosos y referencias a la cultura popular. Obviamente no todos los chistes funcionan, pero ninguno es demasiado estúpido, y ciertamente se ven beneficiados por el carisma de las protagonistas. Pero lo más importante de las dos temporadas anteriores, felizmente, sigue intacto: las buenas actuaciones, la química palpable y realista entre las actrices, y la franqueza con la cual temas relacionados a sexualidad y amistad son tratados por la creadora Mindy Kaling y sus guionistas. ¡Me muero por seguir con la temporada!

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CRÍTICA: El Pingüino – Episodio 8 (FINAL)

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****½ sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

Llegamos al final de lo que podría considerarse como una de las mejores series del 2024. Y felizmente, “El Pingüino” ha concluido de manera satisfactoria —más que satisfactoria, de hecho. El personaje del título (Colin Farrell) por fin se ha convertido en el verdadero villano que siempre debió ser; Sofia Gigante (Cristin Milioti) ha regresado al asilo de Arkham, para volver a vivir su peor pesadilla. Pero más importante: lo que tanto nos teníamos, terminó pasando. Vic (Rhenzy Feliz), el eterno aliado de Oswald, es asesinado por este último luego de que tienen una breve conversación, en la que el primero le confiesa que lo considera como familia. El último cuchillazo en el corazón (no literal). El último paso que Oz tenía que dar para convertirse en lo que debía ser.

De hecho, lo que postula este último episodio de “El Pingüino”, es que Oz siempre fue así. Desde pequeño. No solo porque terminó matando a sus dos hermanos, como vimos en otro flashback, si no también porque siguió viviendo con su mamá después de eso, como si nada hubiese pasado. Para él, sus hermanos eran como obstáculo que le impedían estar con su madre, y que debían ser eliminados. Quería a su madre solo para él. Quería su aceptación. Quería darle la vida que siempre quizo tener. Pero como Oz no puede obtener todo lo que quiere, y mucho menos lo más importante para él, su madre termina teniendo un derrame, el cual la deja en estado vegetativo. Todo por lo que luchó, todo por lo que mató… se esfumó en pocos minutos. Y todo lo que queda es un Oz destruido, que lo tiene todo pero a la vez nada.

Es así, pues, que “El Pingüino” nos deja con una de las mejores construcciones de un villano que haya visto en un buen tiempo. A diferencia de lo que está haciendo Sony, la serie nunca trata de redimir a su personaje central ni mucho menos. No trata de convertirlo en un antihéroe. Lo que ha hecho es obligarnos a seguir a un personaje nefasto, a un psicópata al que entendemos, pero al que nunca llegamos a justificar. Es fascinante, y se cuelga de las excelentes actuaciones de Farrell, Milioti y Feliz. De hecho, si tengo una sola queja, es que “El Pingüino” no logra insertar suficientes referencias al mundo en el que sucede (¿cómo es que Batman ha ignorado todo lo que pasa en el show?) Y aunque me encantó la aparición de la Batiseñal al final, creo que pudieron haber puesto… más. Pero eso es lo único, ¡lo juro! Por lo demás, “El Pingüino” ha concluido muy bien, y ha demostrado ser, nuevamente, de lo mejor que hemos podido ver este año en streaming.

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CRÍTICA: El Pingüino – Episodio 7

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****½ sobre *****

*CUIDADO QUE HAY SPOILERS*

Ya nos vamos acercando al final. En el sétimo episodio de “El Pingüino”, llamado “El Jefe”, las cosas se tornan más complicadas para el personaje del título. Su madre, Francis (Deirdre O’Connell) ha sido capturada por Sofia Gigante (Cristin Milioti), y cuando llega a su casa en busca de Vic (Rhenzy Feliz), más bien se encuentra con Sal Maroni (Clancy Brown), quien le pide lo lleve a su base de operaciones en las alcantarillas. Después de todo, se quiere vengar de Oz por haber matado a su esposa, y de paso se quiere quedar con su operación de producción y distribución de drogas para compartirla con Sofia.

Es una situación compleja, pues, de la cual, para variar, Oz logra salir. Con la ayuda de un secuaz, logra apagar las luces de su base, se escapa de las garras de sus enemigos, y termina asesinando a Maroni… bueno, más o menos. Pelean, y este parece morir de un infarto, lo cual frustra a Oz, quien siempre quiere demostrar que es el ganador y es mejor de lo que el resto cree. Pero por su parte, en una conversación con Francis, Sofia se da cuenta de algo: todo este tiempo, quizo hacer algo nuevo, ser distinta. Pero ha estado jugando el mismo juego que su padre. Por ende, cuando Oz le pide que vaya a su base para entregar a su madre, hace algo diferente: le manda una bomba. Y aunque el Pingüino sobrevive (obviamente), para variar, los que pagan las consecuencias de la explosión son los residentes más pobres de la superficie. Al igual que con la inundación del Acertijo en “Batman”, son los más necesitados los que sufren por las acciones de estos villanos.

Es así que “El Pingüino” se va acercando a su final, sorprendiéndonos con giros narrativos interesantes y demostrando que ya se está acercando a un clímax potencialmente intrigante. Disfruté del flashback a la infancia de Oz con su madre (pues resulta que el pequeño Pingüino fue el responsable de la muerte de sus hermanos… o al menos eso parece), y disfruté de la escena entre Francis y Sofia, y de la intervención del Doctor Rush (Theo Rossi) en toda la situación. Sofia sigue siendo una antagonista formidable, dejando a Oz más solo que nunca. Aparentemente sin Vic (por el momento, asumo) y con un ejército muerto. ¿Qué pasará en el último episodio de la próxima semana? Tengo mis teorías, pero como siempre, estoy seguro que “El Pingüino” logrará sorprenderme.

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